"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
. . .

07/05/2009

Un rato de nerviosismo.

Creemos que sabemos como somos. Creemos que sabemos por anticipado como reaccionaremos ante diversos estímulos. Nos imaginamos que sabemos dominar nuestras emociones. Creemos que lo tenemos todo controlado. Lo cierto es que nada hay mas lejos de la realidad.

Lo que me sucedió ayer es prueba inequivoca de ello. Veamos. Siempre he tenido un temperamento "aparentemente" tranquilo. Nunca me he alterado significativamente ante un partido de Fútbol. Eso si, me ha gustado verlo, disfrutarlo, y gozar de la compañía de los amigos con los que he presenciado el partido; pero ahí queda todo. Como un rato agradable. Durante la Liga mi actitud es tranquila, soy simple aficionado de a pie. Si gano, bien; y si no, mala suerte; ni me altero en exceso con lo primero ni me hundo con lo segundo. Además, pienso que solo es un deporte y, total, con lo que yo me echo al bolsillo con eso…no merece la pena amargarse en exceso ni pillar tampoco un subidón.

Por ello, lo que me sucedió ayer merece mi reflexión. Como el partido (Chelsea Barca) fue retransmitido por Canal +, y anoche no me apetecía demasiado salir, opté por oirlo por la radio. Mi reacción fue extrañísima: conecto la radio, veo que perdemos por 1 a 0, y la apago casi inmediatamente, asqueado. ¡Tranquilo, Cornelivs, solo es un partido de futbol! Sigo con mis cosas y empezamos a cenar tranquilamente, pero me noto a mismo nervioso. Mi mujer se queda sorprendida cuando de pronto me levanto de la mesa a medio cenar, doy un brinco y acudo casi corriendo a conectar de nuevo el aparato de radio. Está terminando la primera parte. Seguimos perdiendo 1 a 0.

Y asi todo el partido, nervioso, desasosegado, intranquilo, experimentando dentro de mi un absurdo sufrimiento, como si se tratara de un pariente mio que esta en el hospital, como si me fuera la vida en eso. ¿Eres tu, Cornelivs? Cada 10 minutos conecto la radio, veo que todo sigue igual y sin perspectivas de mejorar vuelvo a apagarla, para volverla a conectar a los siguientes 10 o 15 minutos. Poco a poco voy perdiendo la esperanza, y encima nos quedamos con diez jugadores, por expulsión. Cierto es que los últimos diez minutos fueron ininterrumpidos; pero como todo se estaba acabando, y las cosas pintaban muy mal para el equipo español, apago definitivamente la radio, aceptando lo inevitable.

Creo que todo ha terminado, pero no es asi. Estoy en el patio. Cierro los ojos y respiro hondo intentando tranquilizarme, y asumiendo lo inevitable. Me levanto con intención de conectarme y actualizar mi blog. Pero entonces, ¡Cual no será mi sorpresa cuando de pronto, contra todo pronóstico, desde el patio de luces oigo el grito mágico que algún vecino profirió, llevado de su entusiasmo: ¡Gooooool del Barça! Pero bueno ¿Qué es esto? ¡Existen los milagros! Conecto la radio a toda prisa y lo compruebo: estaremos en la final de Roma, el Barca sigue adelante. Examino mi pulso: acelerado. Mucha adrenalina. Me noto tenso, nervioso, angustiado, y con una sensación de incredulidad: ¿estaré soñando? ¡Dioses, que maravilla! Me siento feliz.

Al ratito, feliz por el triunfo de un equipo español, vuelvo al patio, me relajo un poco en la penumbra.

Luego, algo mas tranquilo, intento racionalizar lo sucedido. Hagamos un analisis frio de la situación, asi que piensa Cornelivs. ¿A la vejez viruelas, amigo? ¡Solo es un partido de futbol! ¿Cómo es posible que un simple partido de fútbol levante tal oleada de pasiones? Antes contemplaba con ironia las masas enfervorizadas celebrando este o aquel éxito; ahora las comprendo un poco. Porque a mi me ha pasado algo parecido ¿o no?. Lo que no termino de comprender es…por qué me ha pasado a mi tambien; precisamente a mí.

Largo camino el del "nosce te ipsum". Tarda uno una vida en conocerse a si mismo, y en dominarse tambien a si mismo. Dentro de nuestro corazón tenemos una explosiva caja: el mundo de los sentimientos. Quizás algun dia hable de ello.

Saludos.

44 comentarios:

josef dijo...

Nos tomamos demasiado en serio los deportes y sólo sondeportes, repito, solo son eso deportes sin trascendencia en nuestra vida. Eso no es lo importante porque dime amigo cornelivs qué te habría sucedido si hubiera perdido el Barsa? Nada, seguirías aquí como si tal cosa y tu vida seguiría avanzando. Creo que mucha gente hace del deporte mucho más d elo que en realidad es...Está sobrevalorado, cuando hay cosa mucho más bellas y emocionantes, por ejemplo el nacimiento de un bebé. UN abrazo!

Gizela dijo...

Me gusta eso de que en nuestro corazón tenemos una explosiva caja.jaja
Siempre creo es la misma, pero las diarias circunstancias de la vida, le dan matices.
Quien sabe que pasaría en ti, que ayer, te sentiste así.
No todos los días nuestra caja reacciona igual.A mi me pasa mucho, que una misma situación dependiendo de mi estado de ánimo,produce en mi caja, diferentes reacciones.
Los sentimientos son un misterio jaja
Y no sigo hablando, porque hoy los míos están a flor de piel
Muchos abrazos para ti y tu familia
Feliz fin de semana

Ericarol dijo...

has dado en el punto, es que asi como desconocemos a los demás, nos desconocemos a nosotros mismo. Nunca digas de esta agua no beberé.

Besazo!!!!!

Golem dijo...

Querido Cornelius:

En primer lugar te dejo constancia de que no me gusta especialmente el fútbol y de que me cuesta ver un partido entero. Pero si que me gusta seguirlos en cualquier página de Internet mientras navego por otras, y especialmente al Valencia, y al Barça. Ayer seguí el partido de una forma muy especial, mientras acompañaba a mi padre en urgencias en un hospital para que le hicieran una transfusión de sangre, y los dos , cada diez minutos o así, por un móvil de estos modernos, nos conectábamos para ver como iba la cosa. Y te puedo decir, que en esas circunstancias, también estuvimos nerviosos y casi resignados todo el tiempo, y especialmente contentos cuando Iniesta marcó al final. Y resultó que la alegría del buen final y la alegría de que el susto que nos había dado mi padre también se había solucionado, se mezcló con la tristeza de un viejo amigo que me encontré en ese momento, y que me contó que su padre se estaba muriendo. La vida es siempre tan casual y tan contradictoria.... A lo mejor por eso vale la pena vivirla.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

¿Esta mal sentir placer por algo? ¿Está mal sufrir o alegrarse inmerso bajo la bandera de algún club o algún deporte? ¿Se es menos o más por llorar por un gol agónico o reír de felicidad por la conquista de tu club? ¡¿Nadie nunca sintió pasión por algo!? A los que le gusta el fútbol la pasión le va por los colores de su club, por la formación de su equipo, y no solo a través de esa pasión te unís a los jugadores y dirigentes, sino también, y lo que es más importante, te unís a cada uno de los hinchas que junto a vos palpitan el partido. Somos hermanos por un momento entre miles de desconocidos, todos tirando para un mismo lado, olvidando diferencias, rencores, volviéndonos uno, el jugador (aunque ahora solo vean el negocio) y el hincha son uno mismo, uno sin el otro no puede vivir, y juntos pelean grandes batallas, recorren increíbles historias, y tratan a de salir airosos de la contienda. Entonces en esos 90 minutos (o lo que dure el deporte que elijas) el ritmo lo marca los jugadores y el resto lo sigue desde el lugar desde donde aliente o lo siga.

Fontanarrosa tiene muchos increíbles cuentos sobre el mundo del fútbol y los hinchas, el era uno de esos hinchas fanáticos, los que no se pierden un partido de su club, el que se pasa la semana con amigos analizando el partido del Domingo. Le gustaba tanto el fútbol que era parte fundamental de su vida y me parece increíble que fuera así. Por ejemplo podemos leer el cuento:


“Viejo con árbol

A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.

Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera gris algo raída, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por la tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga. Los muchachos primero pensaron que sería casualidad, pero al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban a la misma hora en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.

Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca, que desembarcaban en el predio con las mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.

—Ojo con la vía íalertaba siempre Jorge mientras se cambiaban.

—No pasan trenes, casi ítranquilizaba Norberto. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.

—¿No vino la hinchada? íya preguntaban todos al llegar nomás, buscando al viejoí. ¿No vino la barra brava?

Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo la radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores. Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.

—La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá íbromeó alguno.

—Por ahí es amigo del referí —dijo otro. Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.

Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse el Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros, mirando el partido. Cuando Eduardo entró a la cancha —casi a desgano, aprovechando para desperezarse— cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referíí, el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca, como nunca lo había estado: el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo.

El Soda pudo apreciar entonces que tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción.

—¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? —medio le gritó el Soda cuando recuperó el aliento, pero siempre recostado en el piso. El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.

—No ísonrió. Y pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatadoí. Música ídijo después, mirándolo de nuevo.

Algún tanguito? —probó el Soda.

—Un concierto. Hay un buen programa de música clásica a esta hora.

El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarles a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta pararse al lado del viejo.

—Pero le gusta el fútbol —le dijo—. Por lo que veo.

El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.

—Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte —dictaminó después—. Muy emparentado.

El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.

—Mire usted nuestro arquero —efectivamente el viejo señaló a De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra—. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales —se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba—. Bueno... Eso, eso es la escultura...

El Soda adelantó la mandíbula y osciló levemente la cabeza, aprobando dubitativo.

—Vea usted —el viejo señaló ahora hacia el arco contrario, al que estaba por llegar un córner— el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de Prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por la transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y Siena de los mulos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así... Bueno... Eso, eso es la pintura.

Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando al viejo arreció.

—Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio... Bueno... Eso, eso es la danza...

El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados, y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.

—Y escuche usted, escuche usted... —lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido—... la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí... Bueno... Eso, eso es la música...

El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla insólita con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.

—Y vea usted a ese delantero... —señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado—... ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente de dolor, reclamando histriónicamente justicia... Bueno... Eso, eso es el teatro.

El Soda se tomó la cabeza.

—¿Qué cobró? —balbuceó indignado.

—¿Cobró penal? —abrió los ojos el viejo, incrédulo. Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha—. ¿Qué cobrás? —gritó después, desaforado—. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te parió?

El Soda lo miró atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado repentinamente del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando al área, pero enseguida se volvió hacia el Soda tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.

—...¿Y eso? —se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo.

—Y eso... —vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra—... Eso es el fútbol.”



Entonces mi queridísimo amigo, será que estas dejando salir tus sentimientos, sin tanto prejuicio o menosprecio, ni tanto miedo, ni tanta culpa o racionalidad. Me parece que esta bien, uno tiene que darse esos tiempos para disfrutar de algo, y que sea el fútbol me parece de lo mejor.

Sobre el partido debo decir que la suerte estuvo de su lado, realmente jugaron mal, el Chelse fue mejor equipo y jugo mejor, pero como se dice acá, los goles no se merecen, se hacen, y por lo tanto, el Barcelona hizo el gol que necesitaba y ahí va rumbo a la final contra el Manchester.

Yo me pregunto, como alguien no se puede maravillar de ver a Messi encarar por la banda izquierda e ir dejando jugadores en el camino como si fueran conitos o banderines de eslalon.

De ahí otro cuento, este de Benedetti que dice así, aprovecho antes de mandarlo y por las dudas que no puedas leer tanto o te canses, quiero dejarte como siempre mi amigo un abrazo inmenso y fraterno, cargado de todos los buenos sentimientos que puedan existir, decirte que te quiero mucho, con este beso lleno de cariño. Ahora si, te dejo el cuento:

Puntero Izquierdo
A Carlos Real de Arzúa

Vos sabes las que se arman en cualquier cancha más allá de Propios. Y si no acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana. Los años que estuvo hinchándola desde el alambrado y, la fatalidad, justo esa tarde no pudo disparar por la uña encarnada. Y si no acordate de aquella canchita de mala muerte, creo que la del Torricelli, donde le movieron el esqueleto al pobre Cabeza, un negro de mano armada, puro pamento, que ese día le dio la loca de escupir cuando ellos pasaban con la bandera. Y si no acordate de los menores de Cuchilla Grande, que mandaron al nosocomio al back derecho del Catamarca, y todo porque le había hecho al capitán de ellos la mejor jugada recia de la tarde. No es que me arrepienta ¿sabés? de estar aquí en el hospital, se lo podés decir con todas las letras a la barra del Wilson. Pero para jugar más allá de Propios hay que tenerlas bien puestas. ¿O qué te parece haber ganado aquella final contra el Corrales, jugando nada menos que nueve contra once? Hace ya dos años y me parece ver al Pampa, que todavía no había cometido el afane pero lo estaba germinando, correrse por la punta y escupir el centro, justo a los cuarenta y cuatro de la segunda etapa, y yo que la veo venir y la coloca tan al ángulo que el golerito no la pudo ni pellizcar y ahí quedó despatarrado, mandándose la parte porque los de Progreso le habían echado el ojo. ¿O qué te parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo Yi, donde ellos tenían el juez, los línema, y una hinchada piojosa que te escupían hasta en los minutos adicionales por suspensiones de juego, y eso cuando no entraban al fiel y te gritaban: "¡Yi! ¡Yi! ¡Yi!" como si estuvieran llorando, pero refregándote de paso el puño por la trompa? Y uno haciéndose el etcétera porque si no te tapaban. Lo que yo digo es que así no podemos seguir. O somos amateur o somos profesionales. Y si somos profesionales que vengan los fasules. Aquí no es el Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y después ni se acuerden de vos. Yo sé que para todos estuve horrible y no precisa que me pongas esa cara de Rosigna y Moretti. Pero ni vos ni don Amílcar entienden ni entenderán nunca lo que pasa. Claro, para ustedes es fácil ver la cosa desde el alambrado. Pero hay que estar sobre el pastito, allí te olvidás de todo, de las instrucciones del entrenador y de lo que te paga algún mafioso. Te viene una cosa de adentro y tenés que llevar la redonda. Lo ves venir al jalva con su carita de rompehueso y sin embargo no podés dejársela. Tenés que pasarlo, tenés que pasarlo siempre, como si te estuvieran dirigiendo por control remoto. Si te digo que yo sabía que esto no iba a resultar, pero don Amílcar que empieza a inflar y todos los días a buscarme a la fábrica. Que yo era un puntero de condiciones, que era una lástima que ganara tan poco, y que aunque perdiéramos la final él me iba a arreglar el pase para el Everton. Ahora vos calculá lo que representa un pase para el Everton, donde además de don Amílcar, que después de todo no es más que un cafisho de putas pobres, está nada menos que el doctor Urrutia, que ése sí es Director de Ente Autónomo y ya colocó en Talleres al entreala de ellos. Especialmente por la vieja, sabés, otra seguridad, porque en la fábrica ya estoy viendo que en la próxima huelga me dejan con dos manos atrás y una adelante. Y era pensando en esto que fui al café Industria a hablar con don Amílcar. Te aseguro que me habló como un padre, pensando, claro, que yo no iba a aceptar. A mí me daba risa tanta delicadeza. Que si ganábamos nosotros iba a ascender un club demasiado díscolo, te juro que dijo díscolo, y eso no convenía a los sagrados intereses del deporte nacional. Que en cambio el Everton hacía dos años que ganaba el premio a la corrección deportiva y era justo que ascendiera otro escalón. En la duda, atenti, pensé para mi entretela. Entonces le dije el asunto es grave y el coso supo con quién trataba. Me miró que parecía una lupa y yo le aguanté a pie firme y le repetí que el asunto es grave. Ahí no tuvo más remedio que reírse y me hizo una bruta guiñada y que era una barbaridad que una inteligencia como yo trabajase a lo bestia en esa fábrica. Yo pensé te clavaste la foja y le hice una entradita sobre Urrutia y el Ente Autónomo. Después, para ponerlo nervioso, le dije que uno también tiene su condición social. Pero el hombre se dio cuenta que yo estaba blando y desembuchó las cifras. Graso error. Allí nomás le saqué sesenta. El reglamento era éste: todos sabían que yo era el hombre-gol, así que los pases vendrían a mí como un solo hombre. Yo tenía que eludir a dos o tres y tirar apenas desviado o pegar en la tierra y mandarme la parte de la bronca. El coso decía que nadie se iba a dar cuenta que yo corría pa los italianos. Dijo que también iban a tocar a Murias, porque era un tipo macanudo y no lo tomaba a mal. Le pregunté solapadamente si también Murias iba a entrar en Talleres y me contestó que no, que ese puesto era diametralmente mío. Pero después, en la cancha, lo de Murias fue una vergüenza. El pardo no disimuló ni medio; se tiraba como una mula y siempre lo dejaban en el suelo. A los veintiocho minutos ya lo habían expulsado porque en un escrimaye le dio al entreala de ellos un codazo en el hígado. Yo veía de lejos tirándose de palo a palo al meyado Valverde, que es de esos idiotas que rechazan muy pitucos cualquier oferta como la gente, y te juro por la vieja que es un amater de órdago, porque hasta la mujer, que es una milonguita, le mete cuernos en todo sector. Pero la cosa es que el meyado se rompía y se le tiraba a los pies nada menos que a Bademian, ese armenio con patada de burro que hace tres años casi mata de un tiro libre al golero del Cardona. Y pasa que te contagiás y sentís algo adentro y empezás a eludir y seguís haciendo dribles en la línea del córner como cualquier mandrake y no puede ser que con dos hombres de menos (porque al Tito también lo echaron, pero por bruto) nos perdiéramos el ascenso. Dos o tres veces me la dejé quitar pero ¿sabés? me daba un calor bárbaro porque el jalva que me marcaba era más malo que tomar agua sudando y los otros iban a pensar que yo había disminuido mi estándar de juego. Allí el entrenador me ordenó que jugara atrasado para ayudar a la defensa y yo pensé que eso me venía al trome porque jugando atrás ya no era el hombre-gol y no se notaría tanto si tiraba como la mona. Así y todo me mandé dos boleos que pasaron arañando el palo y estaba quedando bien con todos. Pero cuando me corrí y se la pasé al Ñato Silveira para que entrara él y ese tarado me la pasó de nuevo, a mí que estaba solo, no tuve más remedio que pegar en la tierra porque si no iba a ser muy bravo no meter el gol. Entonces, mientras yo hacía que me arreglaba los zapatos, el entrenador me gritó a lo Tittaruffo: "¿Qué tenés en la cabeza? ¿Moco?". Eso, te juro, me tocó aquí dentro, porque yo no tengo moco y si no preguntale a don Amílcar, él siempre dijo que soy un puntero inteligente porque juego con la cabeza levantada. Entonces ya no vi más, se me subió la calabresa y le quise demostrar al coso ése que cuando quiero sé mover la guinda y me saqué de encima a cuatro o cinco y cuando estuve solo frente al golero le mandé un zapatillazo que te lo boliodire y el tipo quedó haciendo sapitos pero exclusivamente a cuatro patas. Miré hacia el entrenador y lo encontré sonriente como aviso de Rider y recién entonces me di cuenta que me había enterrado hasta el ovario Los otros me abrazaban y gritaban: " jPa los contras!", y yo no quería dirigir la visual hacia donde estaba don Amílcar con el doctor Urrutia o sea justo en la banderita de mi córner, pero en seguida empezó a llegarme un kilo de putiadas, en la que reconocí el tono mezzosoprano del delegado y la ronquera con bitter de mi fuente de recursos. Allí el partido se volvió de trámite intenso porque entró la hinchada de ellos y le llenaron la cara de dedos a más de cuatro. A mí no me tocaron porque me reservaban de postre. Después quise recuperar puntos y pasé a colaborar con la defensa, pero no marcaba a nadie y me pasaban la globa entre las piernas como a cualquier gilberto. Pero el meyado estaba en su día y sacaba al córner tiros imposibles. Una vuelta se la chingué con efecto y todo, y ese bestia la bajó con una sola mano. Miré a don Amílcar y al delegado, a ver si se daban cuenta que contra el destino no se puede, pero don Amílcar ya no estaba y el doctor Urrutia seguía moviendo los labios como un bagre. Allí nomás terminó uno a cero y los muchachos me llevaron en andas porque había hecho el gol de la victoria y además iba a la cabeza en la tabla de los escores. Los periodistas escribieron que mi gol, ese magnífico puntillazo, había dado el más rotundo mentís a los infames rumores circulantes. Yo ni siquiera me di la ducha porque quería contarle a la vieja que ascendíamos a Intermedia. Así que salí todo sudado, con la camiseta que era un mar de lágrimas, en dirección al primer teléfono. Pero allí nomás me agarraron del brazo y por el movado de oro le di la cana a la bruta manaza de don Amílcar. Te juro que creía que me iba a felicitar por el triunfo, pero está clavado que esos tipos no saben perderla. Todo el partido me la paso chingándola y tirando desviado o sea hipotecando mis prestigios, y eso no vale nada. Después me viene el sarampión y hago un gol de apuro y eso está mal. Pero ¿y lo otro? Para mí había cumplido con los sesenta que le había sacado de anticipo, así que me hice el gallito y le pregunté con gran serenidad y altura si le había hablado al delegado sobre mi puesto en Talleres. El coso ni mosquió y casi sin mover los labios, porque estábamos entre la gente, me fue diciendo podrido, mamarracho, tramposo, andá a joder a Gardel, y otros apelativos que te omito por respeto a la enfermera que me cuida como una madre. Dimos vuelta una esquina y allí estaba el delegado. Yo como un caballero le pregunté por la señora, y el tipo, como si nada, me dijo en otro orden la misma sarta de piropos, adicionando los de pata sucia, maricón y carajito. Yo pensé la boca se te haga un lago, pero la primera torta me la dio el Piraña, aparecido de golpe y porrazo, como el ave fénix, y atrás de él reconocí al Gallego y al Chiche, todos manyaorejas de Urrutia, el cual en ningún momento se ensució las manos y sólo mordía una boquilla muy pituca, de ésas de contrabando. La segunda piña me la obsequió el Canilla, pero a partir de la tercera perdí el orden cronológico y me siguieron dando hasta las calandrias griegas. Cuando quise hacerme una composición de lugar, ya estaba medio muerto. Ahí me dejaron hecho una pulpa y con un solo ojo los vi alejarse por la sombra. Dios nos libre y se los guarde, pensé con cierta amargura y flor de gusto a sangre. Miré a diestro y siniestro en busca de S.O.S. pero aquello era el desierto de Zárate. Tuve que arrastrarme más o menos hasta el bar de Seoane, donde el rengo me acomodó en el camión y me trajo como un solo hombre al hospital. Y aquí me tenés. Te miro con este ojo, pero voy a ver si puedo abrir el otro. Difícil, dijo Cañete. La enfermera, que me trata como al rey Farú y que tiene, como ya lo habrás jalviado, su bruta plataforma electoral, dice que tengo para un semestre. Por ahora no está mal, porque ella me sube a upa para lavarme ciertas ocasiones y yo voy disfrutando con vistas al futuro. Pero la cosa va a ser después: el período de pases ya se acaba. Sintetizando, que estoy colgado. En la fábrica ya le dijeron a la vieja que ni sueñe que me vayan a esperar. Así que no tendré más remedio que bajar el cogote y apersonarme con ese chitrulo de Urrutia, a ver si me da el puesto en Talleres como me habían prometido.

Ahora si, te dejo amigo.

HologramaBlanco

genialsiempre dijo...

Haré un comentario cortito para compensar el anterior a mí. Somos humanos, con flaquezas, debilidades, aficiones, nervios, etc, etc., simplemente seres humanos.
Claro que si eres seguidor del Barsa entonces lo anterior hay que cuestionarlo, pero ahí estará mi Athletic para poner las cosas en su sitio el próximo miércoles

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

me quedé sin palabras... no se si será un despropósito o no ...pero a mi no me gustó... volvamos al post... a mi me ocurió casi igual...salvo que lo escuché a través de internet haciendo un trabajo del cole...en fin me alegré a pesar de que ellos se consideren lo que no son...un abrazo

Luis dijo...

Hola Cornelius:
Me considero culé desde mi más tierna infancia. Ayer estuve viendo la TV y escuchando la radio al mismo tiempo y como hay un pequeño desfase entre ambas escuché el gol antes de verlo y solté un grito que quienes estaban a mi alrededor se asustaron...
A veces la des-adrenalización puede ser una buena terapia para remediar otras penas.
De todas formas, lo de ayer, fue impresionante al final, después de una caída de 93 minutos.
Visca el Barça!
Luis

David Alonso dijo...

El vaivén de las emociones, son muy complicadas de definir y de controlar, casi imposible...

Me alegro del final feliz y aunque no soy yo de mucho futbol te felicito, siempre es mejor que estén ahí los que lo merecen y mejor deporte hacen, más limpio y más nuestro.

Un abrazo

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

jajajaja pensaba que ibas a decier que te paso algo al final, menos mal que no....
besitos y amor
je

Antonio Abad Diaz Ortega dijo...

Creo que somos como esponjas y nos vamos empapando sin percibirlo, de todo lo que nos ponen por delante.

De vez en cuando tenemos que darnos un apreton y escurrirnos para ir dando paso a nuevos fluidos.

¿Hasta que punto somos responsables de lo que absorvemos?

La verdad no lo se, pero si hay consciencia hay eleccion.
Gracias por tu franqueza. Un saludo.

Amig@mi@ dijo...

Eso demuestra que simplemente eres humano, y tienes las emociones y sentimientos de cuaquier ser humano...
Hasta mi marido que normalmente es antibarsa, chilló como un loco,de la alegría...
jaja
besos

Unknown dijo...

En espera que nos hables de los sentimientos, me voy a vestir de corto y dar cuatro patadas a una cebolla por aquello de si me ve un cazatalentos y me ficha, aunque sea en el Chelsea.
Un abrazo

Kyara Athena dijo...

Nas!!

Somos seres extraños que muchas veces nos cuesta entendernos a nosotros mismos, pero es interesante el reflexionar nuestras diferentes y variadas racciones a distintas situaciones como la que has experimentado tú.

El deporte es una actividad saludable, y que brinda además de salud física, también mental. Pero el exceso es lo que viene a tirar todo por la borda, el Fanatismo sobre todo, que en lo personal si me molesta.

Más específicamente con el futbol, yo por ejemplo nunca he sido de verlo, siempre dije que prefería jugarlo pues no le encontraba sentido a solo contemplar como alguien más jugaba, me parecía tonto y absurdo, más sin embargo, en el mundial pasado tenía tiempo de sobra y me propuse verlo porque uno de mis lemas es no juzgar lo que no conoces.... en fin, simpatizé con el equipo de alemania y seguí con atención especial todos sus juegos, emocionándome cuando ganaban y lamentando sus derrotas.

Con todo ésto, concluí que el seguimiento de algún deporte/equipo en especial puede ser entretenido, quizá un hobby, igual hay gente que le gusta coleccionar estampillas (aunque paresca no tener propósito alguno) y nadie los critica ¿no? PERO, el fanatismo no lo tolero en absoluto, el que se peleen "defendiendo" a "sus" equipos, que se obsesionen con las victorias o derrotas, etc. Éso si raya en lo ridículo.

Bueno, no desvarío más, fue un buen texto que nos permite reflexionar sobre lo mucho que nos queda por aprender de nosotros mismos.

Nos estamos leyendo, hasta entonces...

CarmenS dijo...

En mi casa se oyen gritos cuando hay partidos de fútbol, pero yo permanezco absolutamente tranquila. Nunca pierdo los nervios. ¿Por qué será?

lys dijo...

Tardamos una vida en conocernos a nosotros mismos y cuando lo hacemos no nos queda ya tiempo para opinar.( no tengo ni idea de quien escribió esto) Te comprendo, yo soy como tu para el futbol no suele dejarme ningún sabor de boca ni para un lado ni para el otro, eso sí, si puedo me gusta verlo pero no lo antepongo a otras actividades. Pero hijo, ver el partido con mi padre es el no va más joío (perdón papá)contagia más que la gripe A esa. Anoche fue una noche de sufrimiento y yo me digo, como si no hubiera ya bastante por que sufrir... pero ná. esto es algo irracionable.

Un beso.
el

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Estas cosas siempre deparan sorpresas, querido amigo. Y aun tenemos puertas que no hemos abierto...
Saludos.

salud equitativa dijo...

Querido amigo CORNELIVS: estoy muy lejos de mi terruño. Ingreso para darte las gracias y reverenciar tu gesto... y me encuentro con esta reflexión que coloca en el embudo de la vida a una expresión de la pasión chocando con la racionalidad y está claro, es así... y uno se siente representado más por la circunstancia que por la capacidad para entender que la partida es un juego donde se gana o se pierde dependiendo de un patadón... también me ha sucedido en relación a Boca Juniors o a la Argentina como selección, o al Barcelona o a España como Selección, o a la Fiorentina de Batistuta o a Italia como selección, o al Borusia Dortmund o a Alemania como selección... qué nos une, vaya a saber que química de la simpatía, pero que hay unión de átomos la hay... y ya que es bueno que a uno le aflore el alma y el corazón que guarda las afinidades ancestrales que ya ni siquiera se reconocen en los genes, pero están ahí... y viva el Barça claro. Un abrazo querido amigo, un abrazo, Víctor

Drago dijo...

Tema controvertido. ¿Por que nos gusta el deporte? ¿Que tiene que nos atrae a casi todos?
Si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo del deporte se inclinará la misma al lado del deporte. No todos los días se juega un equipo estar en una final europea, es normal que nos emocionemos. El logro, el objetivo, la meta no la consigue solo el equipo sino todos los seguidores.
Espero que la UD Las Palmas vuelva pronto a primera para poder disfrutar con equipos como el Barcelona.
Saludos

GerardoA dijo...

Cornelivs, amigo en el tiempo y la distancia. Mi profesor de psicología decia "...si quieres conocer las emociones de un ser humano en plenitud; entra y entregate al deporte, entra y entregate en la cancha..." no importa si estás frente al Tv o la Radio; estás conectado aunque pasivamente a miles de perosnas que vibran de emociones, en este caso por el juego de futbol; pero igualmente tocado y afectado en tu interior, por la fuerza que emana de quienes entregan todo por el todo. Los seres humanos por naturaleza admiramos y coreamos la entrega total, no importa de donde venga. un abrazo. y ¡grita salta y baila! más a menudo. es magnífico para la salud. Un abrazo Kadosh.G.A.

Pequeños Soles de Noe dijo...

Mi querido Cornelivs, eso le sucede a todo el mundo incluídas las mujeres en donde me anoto. Es una forma de que tenemos de canalizar otros momentos críticos que a veces pasamos y en el fútbol (pasión de multitudes) es el lugar ideal para descargar.
Me alegro que el Barca siga adelante
Un abrazo mi amigo
Noe

Alimontero dijo...

Querido amigo, creo que no nos conecemos del todo!.. somos capaces de tantas cosas.. tantas querido amigo!

un gran abrazo y que gane tu equipo y puedas salir en moto..;-)

Ali

nurimoon dijo...

Bueno finalmente gano. Y disfrutalo.
Disfruta las cosas cotidianas y que dan placer.
bienvenido al sentimentalismo.
Mi papa desde aca lloro de emocion por ese triunfo.

saludos y un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Cornelius! cuántos comentarios ha generado esta entrada! jejeej...el que se lleva las palmas es Edgardo! jejeje te ha dejado unanovela! ajjaja

Sobre cómo reaccionamos en determinadas ocasiones es así de cierto. Muchas veces nos sorprendemos nosotros mismos de la forma inesperada en que lo hacemos. Tal vez sea que nos ponemos grandes filtros para "andar en sociedad" y reprimimos gran parte de nuestra espontaneidad, ya sea para bien como para mal.


un abrazo!

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Estimado Cornelivs, pero estas fuera de si, que ansiedad apagar y encender la radio, no creías en tu equipo amado, que paso contigo que no tenias la fe de un gane.

Debes dominar ese amor por el futbol, te podes enfermar de emoción, y veo que ese partido para ti fue a nivel de infarto, y es muy cierto a veces creemos que siempre sabemos como vamos a reaccionar ante x o y situación y al final cualquier cosa que digamos es mera especulación, hay que vivir ese momento para saber verdaderamente quienes somos en verdad.
saludos

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

De hoy en adelante sé que mis comentarios son como un telegrama híper cortos, comparado a ese comentario híper largo ja.
Saludos

loose dijo...

Somos seres dinámicos, todo es dinámico, hasta nuestra conducta,actitudes, emociones, sentimientos, ante ciertas situaciones. Nunca reaccionaremos de la misma manera ante un mismo estímulo, aunque parezca lo contrario, siempre hay algo que lo diferencia, alguna variable que la vez anteiror no se encontraba o no se contaba con ella.
Lo cierto es que, a veces, por lo más insignificante, salen a la luz nuestras inseguridades, inquietud y angustia.

Lo bueno de todo esto es que supiste reconocerlo, lo analizaste, lo entendiste y asimilaste. eso es estar en contínuo crecimiento, amigo.

Besos.

Juan Duque Oliva dijo...

Afortunadamente somos humanos y tenemos pasiones

Un abrazo

Gabiprog dijo...

A veces lo más intrascendente resulta un gran alimento para el alma. Aunque conviene cuidar toda dieta!

Buen fin de semana.

Rosa Sánchez dijo...

Somos un misterio para nosotros mismos, amigo Cornelivs.
Nuestra evolución como personas no termina nunca.
Cada día se aprende algo nuevo.
Si echamos la vista atrás tal vez nos sorprendamos por estar haciendo cosas impensables por nosotros mismos hace años.
Somos un universo por descubrir. Lo importante es no detener esta evolución.
Un saludo.

Juan Luis G. dijo...

Vamos Sr. Cornelivs, que ya es usted mayorcito para que se tome esos sofocos por ver a un puñado de tíos en calzones jugando a la pelotita....

;-)))))


Un abrazo.

Fernando Manero dijo...

Decía Freud que mientras sintamos las emociones nos sentiremos vivos. Lo que te ha ocurrido, dilecto Cornelivs, es lo más natural del mundo. Es la reacción propia de una persona curiosa, aficionada al deporte, entusiasta de lo que ocurre a su alrededor, preocupada por lo que pasa.Normal. Tu actitud es la propia de una persona joven, inquieta y viva. El adocenamiento, la indiferencia, la falta de interés, la indolencia... son síntomas preocupantes. Tramnquilo, Cornelivs. Con esto lo que has demostrado es que sigues siendo jove. Un abrazo, campeón.

Josep dijo...

Hola.
Estoy de acuerdo con la explicación de FERNANDO MANERO, pero creo que para ello tiene que existir un vínculo entre el deportista y el aficionado.
Yo casi nunca grito, ni por supuesto tampoco salgo a la calle cuando gana el Barça, Considero que aunque me guste, tampoco es para tanto.

Con todos mis respetos y sin ánimo de crear una polemica, me gustaría que me aclarasen una palabra que escucho de vez en cuando por los medios de comunicación. Como a ellos me es imposible preguntar, lo hago al señor MANUEL DE LA ROSA
ya que es él quien tambien lo escribe.

"....en fin me alegré a pesar de que ellos se consideren lo que no son...un abrazo"

Señor MANUEL, me gustaría que usted fuese un locutor de la COPE, o de la SER, es a ellos a quien preguntaría, ya que estoy seguro que usted no lo escribe ni con ironia ni mala fe.
...¿Un equipo español es español y el Barça son ellos.?

O como funciona esto, cuando hablamos de un club catalán?
Salutacions/Un saludo.

Silvia dijo...

hola!que alegría me producen dos cosas...1 que tu Barca halla ganado.2 que hayas experimentado las emociones futbolisticas(bienvenido al mundo futbolero)!!
estas joven.no es malo sentir cosas que nunca creímos podríamos sentir..
dejate llevar ....nos mantiene vivos!!,
besotes!!silvia cloud

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Enhorabuena a los aficionados del Barça, muy bien puntualizado lo de gol del Barcelona por tu vecino, que muchos hubieran celebrado de igual manera uno de los ingleses jejeje.
Me alegro por el futbol español estamos en racha pero eso no quita el paro.

Un saludo.

Rita dijo...

Es que nunca podemos estar seguros de como reaccionaremos, nuestro corazón o cerebro no nos obedece siempre, además que.....vamos cambiando amigo Cornelivs, no sabes tu las sorpresas que te esperan a lo largo del camino. Pero además te dire que......se trataba del Barça no? venga, un beso

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Con tu permiso Cornelivs... y por alusiones, a el sr. estrued:
para mi tan españoles son los catalanes, los vacos, los castellsno y todos los que nacieron /(por supuesto los que adquirieron la nacionalidad)... Y buena parte de de los seguidores "culés" no se consideran... esas eran mis palabras... mientras estén en España para mi son españoles...y por eso me alegré de que el Barça ganase al Chelsea...si no, me hubiese dado igual....en fin entiendo que en algo asi como un blog, falto de expresión se puedan malinterpretar las palabras...salud y saludos

Pedro Estudillo dijo...

Interesante reflexión amigo. Como bien dices, nunca terminamos de conocernos del todo (algunos nunca empiezan).
Yo trato de evitar todo aquello que me altere o me cree dependencia, pero... nunca se sabe.

un abrazo y enhorabuena por al victoria.

Francisco O. Campillo dijo...

Si Pep Guardiola fuese otro, hubiese dicho:

Vidi, vini, vinci...

... y luego se hubiese fumado un puro.

En cuanto a ti, háztelo mirar. A esas edades, esos cambios tuyos pueden provocar graves transtornos ;-)

La Gata Coqueta dijo...

AMIGO Y COMPAÑERO, ME PARECE QUE EL LUNES CUANDO TE VISITE, NO TE INVITE SE ME DEBIO DE PASAR, QUE ACERCASES POR CASA CUANDO PUDIESES A TOMAR UNA COPICHUELA VIRTUAL, YA QUE ESTAMOS DE CUMPLE.

UN ABRZO DE DOY Y TE DEJO UNA SINRISA, PARA QUE LA REGALES A TODO AQUEL QUE LA NECESITE Y NO SABE ENCONTRARLA.

Hada Isol ♥ dijo...

Pues mira yo lo viví con mucha emoción porque estoy a la espera de ver mi primera copa como culé,cuando empecé en este mundo de internet me presentaron al Barça y es mi equipo favorito! Nunca lo ví ganar una copa,ese día pongo en mi blog el himno del Barça!
No soy de gritar los goles,disfruto el fútbol,sobre las emociones que afloran en momentos asi y nos sorprenden,eso nos pasa a veces,siempre somos de un modo y un buen día casi nos infartamos por un partido,es porque las pasiones están alli!dominadas pero de tanto en tanto salen!!!!!!!!!un abrazo y buen fin de semana!

Marinel dijo...

¡Qué bueno!
Tú; sorprendido ante ti mismo y tus sentimientos, que creías conocer a la perfección...
¡Aynssss, el fútbol!
¿Será verdad que es como la Fe, como dicen algunos?
A mí, desde luego, me es indiferente, precisamente por lo que tú comentas en un principio, que para lo que me da a los bolsillos!...
Y caramba, con lo que gana un jugador de este deporte...¡cuántas bocas se llenarían durante toda su vida!
Pero en fin, que no dejo de sonreír cuando veo vuestras reacciones...
Siento no entenderlo,pero sonrío.
Besos.

Ronini dijo...

je, hace tiempo que me di cuenta de estas sensaciones y sentimientos en los hombres ante los partidos de fútbol,
sí,
concretamente desde q conozco a los hombres,
y eso que he visto muchos partidos, pero nunca he visto (ni he sentido) eso mismo en una mujer,
o si? quizás en una tarde de compras, jejej, sí , corne , emociones descontroladas, y eso tb es bello, porque somos como somos, besos