Entramos en el capitulo XIX de la Segunda parte, en mi opinión un capitulo de transición que precede, como antesala o pórtico, a las fastuosas bodas de Camacho que veremos en las próximas jornadas.
Aparecen en escena cuatro personajes, dos labradores y dos estudiantes -Corchuelo y el diestro-. Venían montados sobre cuatro pollinas, o borricas.
De nuevo contemplamos a D. Quijote sosegado y prudente. Y se ve que le gusta la compañía de los demás. Recordemos que en capítulos anteriores paró al caballero del Verde Gabán, el cual inicialmente no quería detenerse por miedo a que con su yegua se alborotase Rocinante, tranquilizándolo Sancho Panza.
Ahora con estos cuatro personajes sucede lo mismo, D. Quijote les ofreció su compañía y les pidió que detuviesen el paso. Adelantándose D. Quijote a posibles reparos por su caballo, les dice que estén tranquilos, porque corren mas las pollinas que su caballo; e incluso para obligarlos les dijo quien era, a que se dedicaba, etc. Es curiosa la reacción de los caminantes: los labradores obviamente no se enteran de nada; pero sí los estudiantes, que conocen inmediatamente el mal que aqueja a D. Quijote, aunque ¡oh sorpresa! ahora los estudiantes no se burlan de él: lo miran con “admiración y respeto”. Eso es lo que ahora inspira D. Quijote, y lo vengo diciendo: admiración y respeto. Algo verían en él, acaso su modo de hablar, tan inteligente y tan concertado; acaso su grave ademán y continente; acaso su expresión y dominio de las situaciones. O quizás todo junto.
Pero desde luego, quien no sale muy bien parado es el pobre Rocinante, respecto del cual el propio D. Quijote dice que caminaban más las pollinas o borricas que su caballo. ¡Decirle eso a un caballo es hundir su reputación! ¡Pobre Rocinante! Si una borrica camina más que un caballo… ¡así será el caballo! y en consecuencia su pundonor masculino no queda muy bien parado que digamos. Aunque también puede ser que Cervantes juegue con la ironía, recordando la aventura de los yangüeses, en la cual para una vez que Rocinante se puso, digámoslo así, “cálido”, que también el pobre era de carne y hueso, hay que ver como acabó; o bien como queriendo decir que si tal cosa sucediera las borricas podrían escapar, porque caminaban mas que el caballo y no les seria dificil ponerse a salvo. Todo esto lo veo como una simpática anécdota que introduce Cervantes aunque, sea como fuere…lástima de Rocinante. Si Sancho Panza con su respuesta al caballero del verde Gabán ya había minado la reputación de Rocinante, ahora es el propio D. Quijote con su afirmación quien termina de dinamitarla. Y mas adelante hay más, ya lo veremos. ¡Que lejos quedan la los tiempos en los que, para D. Quijote, ni el Babieca del Cid se podia comparar con Rocinante!
El caso es que D. Quijote quería hacer camino con los cuatro caminantes, y lo consiguió. Estos le sugieren que se vaya con ellos a su aldea a ver las bodas de Camacho, a lo que D. Quijote acepta.
Ahorraré descripción sobre el episodio de esgrima de Corchuelo con el diestro. D. Quijote, prudente, se erige en árbitro de esta contienda, y la maña del diestro se impone sobre la fuerza de Corchuelo que, valientemente, reconoce su error, y al final ambos contendientes quedan amigos.
Entremos en los amores de Basilio y Quiteria, nudo de la acción en los próximos capítulos. Se trata de dos jóvenes de dos casas contiguas. Se crían juntos y se aman; pero la familia de Quiteria tiene más bienes de fortuna que la de Basilio, mas pobre, de modo que los padres de ella conciertan el matrimonio de la chica con el rico Camacho. Basilio se lo toma a mal, le viene la melancolía, y todo el pueblo está espectante acerca de cual será su reacción.
Sancho está que se sale. Inicialmente es espontáneo, simpatiza con Basilio y casi llega a maldecir a todos los que impiden que se casen los que bien se quieren. Pero D. Quijote, con su respuesta lúcida y magistral, desacredita al escudero. D. Quijote responde maravillosamente, con elegancia y con concertadas razones, aunque como hijo de su época, en la cual los padres tenían jurisdicción para casar a sus hijas -al margen del criterio de éstas- con quien querían. No me extraña que los estudiantes sientan por el admiración y respeto.
Sancho aguanta. Pero después contraataca y se venga de su amo, al cual le dice “que el amor mira con unos anteojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza riqueza, y a las lagañas perlas.” Creo que es un golpe del escudero al caballero, y además un golpe bajo. Las lagañas… perlas... ¿se refiere Sancho al encantamiento de Dulcinea? Yo creo que si, porque D. Quijote inmediatamente lo entiende, y lo calla en seco (¿Adónde vas a parar, Sancho, que seas maldito?). Vaya con Sancho. Y parecía tonto.
Y sigue una primera descripción del escenario de las fastuosas bodas. Llegan de noche y todo el prado se ilumina con la luz de las luminarias. Antiguamente con motivo de la boda se enramaba -cubrir con ramas- el patio o la entrada de la casa de la novia, pero Camacho es tan rico que enrama todo el prado en el cual se va a celebrar la boda, en su integridad; tiene concertadas danzas, música, teatro…muchas actividades. Y de comida y viandas, no digamos nada. Sancho va a disfrutar.
Las bodas van a ser de autentico lujo, suntuosidad y esplendor.
Saludos.
Aparecen en escena cuatro personajes, dos labradores y dos estudiantes -Corchuelo y el diestro-. Venían montados sobre cuatro pollinas, o borricas.
De nuevo contemplamos a D. Quijote sosegado y prudente. Y se ve que le gusta la compañía de los demás. Recordemos que en capítulos anteriores paró al caballero del Verde Gabán, el cual inicialmente no quería detenerse por miedo a que con su yegua se alborotase Rocinante, tranquilizándolo Sancho Panza.
Ahora con estos cuatro personajes sucede lo mismo, D. Quijote les ofreció su compañía y les pidió que detuviesen el paso. Adelantándose D. Quijote a posibles reparos por su caballo, les dice que estén tranquilos, porque corren mas las pollinas que su caballo; e incluso para obligarlos les dijo quien era, a que se dedicaba, etc. Es curiosa la reacción de los caminantes: los labradores obviamente no se enteran de nada; pero sí los estudiantes, que conocen inmediatamente el mal que aqueja a D. Quijote, aunque ¡oh sorpresa! ahora los estudiantes no se burlan de él: lo miran con “admiración y respeto”. Eso es lo que ahora inspira D. Quijote, y lo vengo diciendo: admiración y respeto. Algo verían en él, acaso su modo de hablar, tan inteligente y tan concertado; acaso su grave ademán y continente; acaso su expresión y dominio de las situaciones. O quizás todo junto.
Pero desde luego, quien no sale muy bien parado es el pobre Rocinante, respecto del cual el propio D. Quijote dice que caminaban más las pollinas o borricas que su caballo. ¡Decirle eso a un caballo es hundir su reputación! ¡Pobre Rocinante! Si una borrica camina más que un caballo… ¡así será el caballo! y en consecuencia su pundonor masculino no queda muy bien parado que digamos. Aunque también puede ser que Cervantes juegue con la ironía, recordando la aventura de los yangüeses, en la cual para una vez que Rocinante se puso, digámoslo así, “cálido”, que también el pobre era de carne y hueso, hay que ver como acabó; o bien como queriendo decir que si tal cosa sucediera las borricas podrían escapar, porque caminaban mas que el caballo y no les seria dificil ponerse a salvo. Todo esto lo veo como una simpática anécdota que introduce Cervantes aunque, sea como fuere…lástima de Rocinante. Si Sancho Panza con su respuesta al caballero del verde Gabán ya había minado la reputación de Rocinante, ahora es el propio D. Quijote con su afirmación quien termina de dinamitarla. Y mas adelante hay más, ya lo veremos. ¡Que lejos quedan la los tiempos en los que, para D. Quijote, ni el Babieca del Cid se podia comparar con Rocinante!
El caso es que D. Quijote quería hacer camino con los cuatro caminantes, y lo consiguió. Estos le sugieren que se vaya con ellos a su aldea a ver las bodas de Camacho, a lo que D. Quijote acepta.
Ahorraré descripción sobre el episodio de esgrima de Corchuelo con el diestro. D. Quijote, prudente, se erige en árbitro de esta contienda, y la maña del diestro se impone sobre la fuerza de Corchuelo que, valientemente, reconoce su error, y al final ambos contendientes quedan amigos.
Entremos en los amores de Basilio y Quiteria, nudo de la acción en los próximos capítulos. Se trata de dos jóvenes de dos casas contiguas. Se crían juntos y se aman; pero la familia de Quiteria tiene más bienes de fortuna que la de Basilio, mas pobre, de modo que los padres de ella conciertan el matrimonio de la chica con el rico Camacho. Basilio se lo toma a mal, le viene la melancolía, y todo el pueblo está espectante acerca de cual será su reacción.
Sancho está que se sale. Inicialmente es espontáneo, simpatiza con Basilio y casi llega a maldecir a todos los que impiden que se casen los que bien se quieren. Pero D. Quijote, con su respuesta lúcida y magistral, desacredita al escudero. D. Quijote responde maravillosamente, con elegancia y con concertadas razones, aunque como hijo de su época, en la cual los padres tenían jurisdicción para casar a sus hijas -al margen del criterio de éstas- con quien querían. No me extraña que los estudiantes sientan por el admiración y respeto.
Sancho aguanta. Pero después contraataca y se venga de su amo, al cual le dice “que el amor mira con unos anteojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza riqueza, y a las lagañas perlas.” Creo que es un golpe del escudero al caballero, y además un golpe bajo. Las lagañas… perlas... ¿se refiere Sancho al encantamiento de Dulcinea? Yo creo que si, porque D. Quijote inmediatamente lo entiende, y lo calla en seco (¿Adónde vas a parar, Sancho, que seas maldito?). Vaya con Sancho. Y parecía tonto.
Y sigue una primera descripción del escenario de las fastuosas bodas. Llegan de noche y todo el prado se ilumina con la luz de las luminarias. Antiguamente con motivo de la boda se enramaba -cubrir con ramas- el patio o la entrada de la casa de la novia, pero Camacho es tan rico que enrama todo el prado en el cual se va a celebrar la boda, en su integridad; tiene concertadas danzas, música, teatro…muchas actividades. Y de comida y viandas, no digamos nada. Sancho va a disfrutar.
Las bodas van a ser de autentico lujo, suntuosidad y esplendor.
Saludos.
17 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, en lo que dices de Roci ¡pobre! Excelente, como siempre, tu resumen. Besotes, M.
Estoy de acuerdo...un episodio de transición, de relleno...de antesala a lo que llegará...
El Rocinanate esque estaba para pocos trotes...es un jamelgo famélico...lo leimos por ahí...saludos
Muy interesantes tus entradas Cornelivs, siempre un placer pasar por aquí
Un abrazo.
Qué puede decir una manchega del Quijote? Sólo puedo agradecer tu entrada dedicada al genial caballero.
Gracias
Un abrazo
Excelente perspectiva la que adoptas. Como siempre, advierto sobre estos capítulos que parecen de transición y, sin embargo, sin ellos, el receptor no entraría igual en los asuntos centrales, como bien has visto en tu entrada. Me gusta mucho cómo has visto la participación de Sancho: irá en aumento.
Saludos.
un post muy ilustrativo de lo que acontece en este nuevo capitulo del quijote, sin duda, una de las obras de referencia de este país..un abrazo amigo...
Aunque no sea para mí, te dejo un besote y feliz finde.
Recuerdos a Linda.
;)
jjejeje si si de relleno este capitulo, el cual nos has analizado perfectamente amigo...
Pues nos vamos de Boda... y yo con estos pelos!!!
jejejee
UN FUERTE ABRAZO AMIGO
Yo no soy capaz de decir eso, yo sólo leo... jajajaj
Saludos y un abrazo!
Estupendo y ameno resumen querido amigo, feliz fin de semana, un abrazo
Excelente resumen y buen post.
Un abrazo y feliz fin de semana amigo mío.
Un rampyabrazo
Genial, Corne :) jajajaja
Besos, querido niño.
Muchos besotes y feliz finde!!!
El capítulo de Las Bodas de Camacho es uno de los clásicos, pero éste está lleno de enseñanzas.
El camino generador de amigos y enemigos, de todo hay por La Mancha. En esta segunda parte predominan los primeros.
Con la edad Rocinante se nos vuelve pasicorto.
Buena reflexión de un capítulo interesante. A este paso no retachamos ninguno, todos tienen algo que reseñar.
Querido amigo que hermoso es compartir éste fragmento tan propio del libro y con la reflexion.No sé si me gusta Don Quijote como joya de la literatura de habla hispana o yo que me siento tan quijotezca.Abrazos y feliz fin de semana!!!
hola!es genial compartir este espacio tuyo dedicado al Quijote ...como se aprende de vos ...gracias....
besotes.
silvia cloud
Romántico Sancho, Romántica yo...
Excelente post Pre-boda ;-)
Un Bisou, Cornelivs!
Estupenda manera que tienes para meternos en las letras del Quijote.
Un abrazo!
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