"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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16/07/2022

Tempus fugit (Conversaciones relajantes 2ª Parte)


Tenemos todos mucho estrés, mucha ansiedad, mucho nerviosismo, las consultas de los psicólogos están llenas, y la gente ha perdido un poco la brújula.  Muchas personas disfrutan de la vida pero, por desgracia, parece ser la gran mayoría sufrimos con la vida: hacemos todos los dias exactamente lo mismo, las mismas costumbres, las mismas 8 o 10 horas de trabajo, los mismos horarios de partida y regreso a la casa, y siempre estamos cansados, agobiados, irascibles y deseando que nos toque la lotería para mandarlo todo a paseo.

Por si fuera poco, cuando estamos nerviosos y seria bueno que tuviesemos un poco de reflexión y de tranquilidad, o buscaramos un largo paseo o una conversación tranquila, no se nos ocurre otra idea que coger nuestro narcótico favorito del S. XXI,  que es el movil, pues nos aparta de los demás, y nos dedicamos a navegar horas enteras por Instagram, Facebook, etc... Y conste que el móvil  no tiene culpa de nada: la culpa es nuestra, solo y exclusivamente nuestra, pues no usamos el movil, sino que abusamos del movil –que no es lo mismo-,  no podemos ya  vivir sin él, nos ha desbordado. Yo creo que merece la pena  hacer un esfuerzo y usarlo solo para lo que lo tenemos que usar, sin abusar; y sobre todo, que no anule nuestra mente ni nuestra capacidad de pensar, ese es uno de los peores peligros que entraña dicho chisme.  Es conveniente pasar ratos “tecnológicamente desnudos”, como dije en mi anterior entrada, para que la mente no pierda la costumbre de  meditar. Desde luego, generaciones y generaciones enteras han vivido sin móvil, y ni puta falta que les ha hecho.

Y es que el estrés de nuestra sociedad es tal que  llega un momento en el que estas tan mal, pero tan verdaderamente mal, que forzosamente tienes que pararte y reflexionar; o este estrés acaba contigo, o tu acabas con él. Te das un topetazo con el sufrimiento; te das cuenta que esto se acaba, que solo tenemos una vida, que solo tenemos esta oportunidad,  que estamos desperdiciando cada dia haciendo y pensando las mismas cosas,  y tomas la decisión inteligente: hacer un paréntesis, o como decía el anuncio, un “kit-kat”, y reflexionar.  Comenzamos a usar la cabeza para lo que siempre teníamos que haberla usado, para meditar,  y la vida te da un vuelco cuando te preguntas:  ¿Pero a que hemos venido aquí? ¿A esto?

Y te das cuenta de que no nos podremos llevar nada al otro mundo,  ni prestigio social ni ninguna posesión material,  recuerdas que nacemos desnudos y nos iremos igualmente desnudos;  y fijaros que cosas, todo el mundo sabe esto, pero actuamos como si no lo supiéramos, esa es nuestra tragedia.  Comprendes  que no somos dueños de nada, sino meros poseedores temporales de bienes materiales,  y empiezas a divisar donde ha estado nuestro gran error: hemos buscado fuera lo que solo tenemos dentro. Hemos buscado la  felicidad en bienes materiales, en tener cosas,  en viajes, cruceros y excursiones, en que tengan buena imagen de nosotros, en actividades que, aparentemente, nos hacen felices,  y se nos ha olvidado completamente que lo mas importante lo tenemos dentro de nosotros: nuestro ser interior, nuestra alma, me estoy refiriendo a la paz interior, a la paz mental,   a la serenidad de espíritu, a la “tranquilidad del animo”, como la definió mi añorado Séneca y tambien Epicteto.

Te das cuenta de que lo importante no es lo que llegues a tener, o a ser,  sino como quieres vivir aquí. Te das cuenta tambien de que lo importante no es el aplauso de los demás, ni el concepto o reconocimiento publico que se tenga de ti, sino en el concepto que tu tienes de ti mismo. Te das cuenta de muchas cosas.  En mi caso, hace ya algunos años de esto,  un dia estaba tan mal, pero tan rematadamente mal, que pensé: “no puedo seguir viviendo conmigo mismo asi”, y eso para mi fue una revelación, porque me di cuenta de que había muchas cosas en mi vida que tenía que cambiar, y asi lo hice.  Disminuí grandemente el uso del móvil,  el cual ya no uso nada mas que para lo que está,  y afortunadísimamente comencé a leer a nuestros clásicos: Epicteto, Seneca, Cicerón, los libros del Dalai Lama, y, en fin, libros en lo cuales se recuerda al ser humano que el objetivo de la vida no es ser o tener  mas que nadie, sino ser feliz contigo mismo y con los demás, ser feliz con lo que tu eres y con lo que tienes, e  intentar ser mejor persona cada dia.

Lo valioso siempre ha sido lo valioso, y siempre ha estado dentro de nosotros. Lo único que tenemos que hacer es abrir los ojos y darnos cuenta de ello.  

Hay muchas frases que me hicieron pensar, aquí voy a citar solo algunas que quiero compartir con vosotros.

La primera es la oración de Salomón, lo podéis leer en la Biblia.   Yahvé, el Señor, se  aparece al joven Rey Salomón,  hijo del rey David, recién llegado al Trono,  y le dice:  “pideme lo que quieras que te de”. La respuesta de Salomón no tuvo desperdicio: no  pidió oro ni plata, sino inteligencia para saber gobernar un pueblo tan grande.  Me conmovió esta petición, cuando la leí cuando era mas joven, por lo que significa y por lo que representa.

Sin embargo, otra frase que me ha conmovido mas recientemente es respuesta que cierto cantautor famoso,   y muy querido por los españoles dio a alguien que le preguntó:  ¿A que venimos a este mundo?  Su respuesta fue demoledora : “Yo creo que lo  mas sensato es venir a este mundo a querer a los demás y a que nos quieran;  si vienes a otra cosa… te has equivocado”. Y lleva razón: ¿a que hemos venido? ¿A presumir de que somos o de que tenemos? No merece la pena.

Otra frase, y esta es anónima: “ murió tan pobre  que lo único que le quedó fue dinero”. Lo dice todo.

Por mi parte, lo que yo pido a los Dioses es sabiduria para discernir que es lo verdaderamente importante, fuerza de carácter para ponerlo en práctica con mis acciones,  y coherencia para vivir con arreglo a ello.

Saludos.

 Pablo J. Gamez.

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