<<Epicuro dijo que la honesta pobreza era una cosa alegre; y debiera decir que siendo alegre, no es pobreza; porque el que con ella se aviene bien, ese solo es rico, y no es pobre el que tiene poco, sino el que desea más; pues aprovecha poco al rico lo que tiene encerrado en el arca y en los graneros, los rebaños de ganado y la cantidad de censos, si tras eso anhela lo ajeno, y si tiene el pensamiento, no sólo en lo adquirido, sino en lo que codicia adquirir. Me preguntas cuál será el término de las riquezas. Lo primero es tener lo necesario, y lo segundo poseer lo que basta. No habrá quien goce de vida tranquila mientras cuidare con demasía de aumentar su hacienda, y ninguna aprovechará al que la poseyere, si no tuviere dispuesto el ánimo para la pérdida de ella. Por ley de naturaleza se debe juzgar rico el que goza de una compuesta pobreza, pues ella se contenta con no padecer hambre, sed, ni frío. Y para conseguir esto no es necesario asistir a los soberbios umbrales de los poderosos, ni surcar con tempestades los no conocidos mares, ni seguir la sangrienta milicia; pues con facilidad se halla lo que la naturaleza pide. Para lo superfluo y no necesario se suda; por esto se humillan las garnachas, y esto es lo que nos envejece en las pretensiones y lo que nos hace naufragar en ajenas riberas. Porque lo suficiente para la vida, con facilidad se halla; siendo rico aquel que se aviene bien con la pobreza, contentándose de una honesta moderación. El que no juzga sus cosas muy amplias, aunque se vea señor del mundo, se tendrá por infeliz. Ninguna cosa es tan propia del hombre, como aquella en que no hay útil considerable para quien se la quita.
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"En tu cuerpo hay muy corta materia para robos; pues nadie, o por lo menos pocos derraman la sangre humana por solo derramarla. El ladrón deja pasar al desnudo pasajero, y para el pobre aun en los caminos sitiados hay seguridad. Aquel abunda más de riquezas que menos necesita de ellas. Y si vivieres conforme a las leyes de la naturaleza, jamás serás pobre; si vivieres conforme a las leyes de la opinión, jamás serás rico; porque siendo muy poco lo que la naturaleza pide, es mucho lo que pide la opinión. Si sucediere juntarse en ti todo aquello que muchos hombres ricos poseyeron, y si la fortuna te adelantare a que tengas más dinero del que con modo ordinario se consigue, si te cubriese de oro y te adornase de púrpura, y te pusiere en tantas riquezas y deleites, que no sólo te permita el poseer muchos bienes, sino el hollarlos, dándote estatuas y pinturas y todo aquello que el arte labra en plata y oro para servir a la destemplanza, de estas mismas cosas aprenderás a codiciar más. Los deseos naturales son finitos, y al contrario, los que se originan de falsa opinión no tienen fin; porque a lo falso no hay límites, habiéndole para la verdad. Apártate, pues, de las cosas vanas, y cuando quieras conocer si el deseo que tienes es natural o ambicioso, considera si tiene algún término fijo donde parar, y si después de haber pasado muy adelante le quedare alguna parte más lejos a donde aspire, entenderás que no es natural..."
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"...Al modo que al enfermo no le es de consideración ponerle en cama de madera o de oro, porque a cualquiera que le mudes, lleva consigo la enfermedad; así tampoco hace al caso que el ánimo enferme en riquezas o en pobreza, pues siempre le sigue su indisposición. Para estar con seguridad no necesitamos de la fortuna, aunque se muestre airada; que para lo necesario cualquier cosa es suficiente. Y para que la fortuna no nos halle desapercibidos, hagamos que la pobreza sea nuestra familiar. Con más detención nos haremos ricos, si llegáremos a conocer cuán poco tiene de incomodidad el ser pobres. Comienza a tener amistad con la pobreza; atrévete a despreciar las riquezas ... yo no te prohíbo las posesiones; pero querría alcanzar de ti que las poseas sin recelos, lo cual conseguirás con sólo juzgar que podrás vivir sin tenerlas, y si te persuadieres a recibirlas como cosas que se te han de ir, aparta de tu amistad al que no te busca a ti por ti, sino porque eres rico. La pobreza debe ser amada, porque te hace demostración de los que te aman. Gran cosa es no pervertirse el ánimo con la familiaridad de la riqueza, y sólo es grande aquel que, poseyendo mucha hacienda, es pobre...>>
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Así comienza el libro "De la pobreza", de Lucio Anneo Séneca.
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Me recuerda el famoso refrán que decia: "fijate en aquel; murió tan pobre, tan pobre, tan sumamente pobre, que al final de su vida lo unico que le quedó era dinero".
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Salu2.
4 comentarios:
Séneca...que grande fue ese hombre, suerte de haber quedado en los albores de la historia para disfrutar de él...
Hice lo de la ducha, me relajé,me faltó la cerveza jajaja...
Un beso y Gracias!!
Seneca es un balsamo, miry, y coincido contigo plenamente de que es una suerte que haya quedado para gozar de la lectura de su libros. Que tio mas grande.
Me alegro que te relajara la ducha!!!
Otro beso para ti guapisima!!!
Este artículo da para mucha charla, como al igual que otro gran Seneca de Pemán.
Un nuevo amigo me honra con su visita, ¡bienvenido hiperión! Gracias por tu comentario. Ingenioso el comparar a los dos senecas, pero yo me atengo a lo que decia Rafael el Gallo: «Clásico es lo que no se pué hacé mejó». Me gusta mucho el de Pemán, pero prefiero al clásico de carne y hueso.
Espero verte a menudo.
Un cordial salu2.
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