"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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08/09/2008

La eterna huida del dolor

El ser humano siempre ha huido de la calamidad, del dolor y del sufrimiento. Y se ha preguntado sin cesar el por qué suceden desgracias a hombres buenos o a criaturas inocentes, reputando siempre tales acontecimientos como intrínsecamente injustos, como errores de la naturaleza ó arguyendo otras mil hipótesis. Cientos de filosofos de todas las épocas han meditado esta cuestión, que ya fue estudiada en Roma; y no por cualquiera, sino por el más grande filosofo que dió al mundo: Lucio Anneo Séneca. Si sigues mi blog, ya sabes que es uno de mis oráculos.

Por ello me gustaría, estimado lector, que hoy leyeras tranquilamente, sin prisa, meditando un poco. Tómate tu tiempo. Te voy a regalar estas joyas incomparables de Séneca, con la sana intención de promover e incentivar la lectura de estas grandes obras. Son sus Tratados Morales, también conocidos como los “Siete Libros de la Sabiduría”. Familiarízate poco a poco con el lenguaje y con el estilo, y ten en cuenta que se escribieron hace dos mil años; pero no olvides, igualmente, que el corazón humano era, es y será siempre el mismo, de modo que algunas veces te parecerá que se han escrito ayer mismo.

Los libros son siete. Como no quiero cansarte, aquí te dejo párrafos sueltos del primero de ellos.

“Me preguntas, Lucilo, cómo se compadece que gobernándose el mundo con divina Providencia, sucedan muchos males a los hombres buenos. Te daré razón de esto con más comodidad en el contexto del libro…

“…yo quiero ponerte en amistad con los dioses, que son buenos con los buenos; porque la naturaleza no consiente que los bienes dañen a los buenos. Entre Dios y los varones justos hay una cierta amistad unida, mediante la virtud: y cuando dice amistad, debiera decir una estrecha familiaridad, y aun una cierta semejanza; porque el hombre bueno se diferencia de Dios en el tiempo, siendo discípulo e imitador suyo; porque aquel magnífico padre, que no es blando exactor de virtudes, cría con más aspereza a los buenos, como lo hacen los severos padres. Por lo cual cuando vieres que los varones justos y amados de Dios padecen trabajos y fatigas, y que caminan cuesta arriba y que al contrario los malos están lozanos y abundantes de deleite, persuádete a que al modo que nos agrada la modestia de los hijos, y nos deleita la licencia de los esclavos nacidos en casa, y a los primeros enfrenamos con melancólico recogimiento, y en los otros alentamos la desenvoltura; así hace lo mismo Dios, no teniendo en deleites al varón bueno, de quien hace experiencias para que se haga duro, porque le prepara para sí.

“¿Por qué sucediendo muchas cosas adversas a los varones buenos, decimos que al que lo es no le puede suceder cosa mala? Las cosas contrarias no se mezclan; al modo que tantos ríos y tantas lluvias, y la fuerza de tantas saludables fuentes no mudan ni aun templan el desabrimiento del mar, así tampoco trastorna el ánimo del varón fuerte la avenida de las adversidades, siempre se queda en su ser; y todo lo que le sucede, lo convierte en su mismo color, porque es más poderoso que todas las cosas externas. Yo no digo que no las siente; pero digo que las vence, y que estando plácido y quieto se levanta contra las cosas que le acometen, juzgando que todas las adversas son examen y experiencias de su valor. ¿Pues qué varón levantado a las cosas honestas no apetece el justo trabajo, estando pronto a los oficios, aun con riesgo de peligros? ¿Y a qué persona cuidadosa no es penoso el ocio? Vemos que los luchadores, deseosos de aumentar sus fuerzas, se ponen a ellas con los más fuertes, pidiendo a los con quien se prueban para la verdadera pelea que usen contra ellos de todo su esfuerzo: consienten ser heridos y vejados; y cuando no hallan otros que solos se les puedan oponer, ellos se oponen a muchos. Se marchita la virtud si no tiene adversario, y se conoce cuán grande es y las fuerzas que tiene cuando el sufrimiento muestra su valor. Sábete, pues, que los varones buenos han de hacer lo mismo, sin temer lo áspero y difícil y sin dar quejas de la fortuna. Atribuyan a bien todo lo que les sucediere, conviértanlo en bien, pues no está la monta en lo que se sufre, sino en el denuedo con que se sufre. ¿No consideras cuán diferentemente perdonan los padres que las madres? Ellos quieren que sus hijos se ejerciten en los estudios sin consentirles ociosidad, ni aun en los días feriados, sacándoles tal vez el sudor y tal vez las lágrimas; pero las madres procuran meterlos en su seno y detenerlos a la sombra, sin que jamás lloren, sin que se entristezcan y sin que trabajen. Dios tiene para con los buenos ánimo paternal, y cuando más apretadamente los ama, los fatiga, ya con obras, ya con dolores y ya con pérdidas, para que con esto cobren verdadero esfuerzo.

Pero porque cuando pasemos más adelante con el discurso te haré demostración que no son males los que lo parecen, digo ahora que estas cosas que tú llamas ásperas y adversas y dignas de abominación son, en primer lugar, en favor de aquellos a quien suceden, y después en utilidad de todos en general, que de éstos tienen los dioses mayor cuidado que de los particulares, y tras ellos de los que quieren les sucedan males; porque a los que rehúsan los tienen por indignos. Añadiré que estas cosas las dispone el hado, y que justamente vienen a los buenos por la misma razón que son buenos. Tras esto te persuadiré que no tengas compasión del varón bueno, porque aunque podrás llamarle desdichado, nunca él lo puede ser. Dije lo primero, que estas cosas de quien tememos y tenemos horror son favorables a los mismos a quien suceden, y ésta es la más difícil de mis proposiciones. Me dirás: ¿cómo puede ser útil el ser desterrados, el venir a pobreza, el enterrar los hijos y la mujer, el padecer ignominia y el verse debilitado? Si de esto te admiras, también te admirarás de que hay algunos que curan sus enfermedades con hierro y fuego, con hambre y sed. Y si te pusieres a pensar, que a muchos para curarlos les raen y descubren los huesos, les abren las venas y cortan algunos miembros que no se podían conservar sin daño del cuerpo. Con esto, pues, concederás que he probado que hay incomodidades que resultan en beneficio de quien las recibe; y muchas cosas de las que se alaban y apetecen se convierten en daño de aquellos que con ellos se alegran, siendo semejantes a las crudezas y embriagueces, y a las demás cosas que con deleite quitan la vida.

Entre muchas magníficas sentencias de nuestro Demetrio hay ésta, que es en mí fresca, porque resuena aún en mis oídos. «Para mí, decía, ninguno me parece más infeliz que aquel a quien jamás sucedió cosa adversa»; porque a este tal nunca se le permitió hacer experiencia de sí, habiéndole sucedido todas las cosas conforme a su deseo, y muchas aun antes de desearlas. Mal concepto hicieron los dioses de éste; le tuvieron por indigno de que alguna vez pudiese vencer a la fortuna, porque ella huye de todos los flojos, diciendo: «¿Para qué he de tener yo a éste por contrario? Al punto rendirá las armas; para con él no es necesaria toda mi potencia; con sólo una ligera amenaza huirá; no tiene valor para esperar mi vista; búsquese otro con quien pueda yo venir a las manos, porque me desdeño encontrarme con hombre que está pronto a dejarse vencer.» El gladiador tiene por ignominia el salir a la pelea con el que le es inferior, porque sabe que no es gloria vencer al que sin peligro se vence. Lo mismo hace la fortuna, la cual busca los más fuertes y que le sean iguales: a los otros déjalos con fastidio: al más erguido y contumaz acomete, poniendo contra él toda su fuerza.

Las cosas prósperas suceden a la plebe y a los ingenios viles: y al contrario, las calamidades y terrores, y la esclavitud de los mortales, son propios del varón grande. El vivir siempre en felicidad, y el pasar la vida sin algún remordimiento de ánimo, es ignorar una parte de la naturaleza. ¿Eres grande varón? ¿De dónde me consta si no te ha dado la fortuna ocasión con que ostentar tu virtud? Viniste a los juegos Olimpios y en ellos no tuviste competidor: llevarás la corona olímpica, pero no la victoria. No te doy el parabién como a varón fuerte: te lo doy como al que alcanzó el consulado o el corregimiento con que quedas acrecentado. Lo mismo puedo decir al varón bueno, si algún dificultoso caso no le dio ocasión en que poder demostrar la valentía de su ánimo. Te juzgo por desgraciado si nunca lo fuiste: pasaste la vida sin tener contrario; nadie (ni aun tú mismo) conocerá hasta dónde alcanzan tus fuerzas; porque para tener noticia de sí es necesaria alguna prueba, pues nadie alcanza a conocer lo que puede sino es probándolo.

El intento de Dios es persuadir al varón sabio que las cosas que el vulgo apetece y las que teme, ni son bienes ni males. ¿Se conocerá el ser bienes si no los diere sino a los varones buenos, y ser males si no los diere sino a los malos? La ceguera fuera detestable si ninguno perdiera la vista sino aquel que mereciese le fuesen sacados los ojos. Carezcan finalmente de luz Apio y Metelo. Las riquezas no son bienes, pues téngalas Eliorufian, para que cuando los hombres consagraren su mejor dinero en el templo, le vean también en el burdel. El mejor medio de que Dios usa para desacreditar las cosas deseadas es darlas a los malos y negarlas a los buenos. Bien está eso; pero parece cosa injusta que el varón bueno sea debilitado, herido y maltratado, y que los malos anden libres y afeminados. Si eso dices, también seria cosa inicua que los varones fuertes tomen las armas, y que pasen las noches en la campaña, asistiendo en el batallón con las heridas atadas, y que en el ínterin estén sosegados y seguros en la ciudad los eunucos que profesan deshonestidad. Y tampoco parecerá justo que las nobilísimas vírgenes se desvelen de noche para los sacrificios, cuando las mujeres de manchada opinión gozan de profundo sueño. El trabajo cita a los buenos, y el Senado suele estar todo el día en consejo, cuando en el mismo tiempo el hombre más vil deleita su ocio en el campo, o está encerrado en el bodegón, o gasta el tiempo en algún liviano paseo. Lo mismo, pues, sucede en esta gran República del mundo, en que los varones buenos trabajan y se ocupan, y sin ser forzados siguen voluntariamente a la fortuna, igualando con ella los pasos, y si supieran a donde los encaminaba, se le adelantaran. También me acuerdo haber oído esta fortísima razón de Demetrio: «De solo esto me puedo quejar, oh dioses inmortales, de que antes de ahora no me hayáis hecho notoria vuestra voluntad, para que hubiera venido primero a estas cosas a que ahora estoy pronto. ¿Queréis quitarme los hijos? Para vosotros los crié. ¿Queréis algún miembro de mi cuerpo? Tomadle: y no hago mucho en ofrecerle, habiendo de dejarlos todos muy presto. ¿Queréis la vida?; ¿por qué no la he de dar? Ninguna detención habrá en restituiros lo que me disteis. Todo lo que pidiereis, lo recibiréis de mí, que con voluntad lo doy. ¿Pues de qué me quejo? De que quisiera darlo por voluntaria ofrenda, más que por restitución. ¿Qué necesidad hubo de quitarme lo que podíais recibir? Pues aun con todo eso no me habéis de quitar cosa alguna, porque no se quita sino al que la retiene. Yo en nada soy forzado, y nada padezco contra mi gusto, ni en esto os hago servicio: me conformo con vuestra voluntad, conociendo que todas las cosas corren por una cierta ley promulgada para siempre.»
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Saludos.
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20 comentarios:

RAMPY dijo...

Hola, Cornelius, tu post de hoy es muy interesante. Se nota que te gusta mucho Séneca. Y yo que soy un curioso impertinente, te doy las gracias por compartirlo.
El único ·"pero" que le puedo poner es que el artículo es demasiado largo para leer de un tirón ( al menos, en mi opinión).
Yo lo habría dividido en partes.
Saludos
Rampy.

Susana Peiró dijo...

Querido Amigo:

He leído con todo detenimiento los pasajes de Séneca que has elegido, y lo considero un "Regalo" para esta noche de domingo, y sobre todo para mañana.

Los lunes todo vuelve a comenzar, de nuevo la maquinaria se pone en marcha, y nosotros con ella.

Nos esperan las batallas y el dolor...ese dolor que tan bien explica nuestro viejo amigo.

GRACIASSSSS!!!! Un momento extraordinario en tu blog, otro más!

Mi enorme abrazote!!!

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Que increíble y escrito hace 2 mil años, me encanto todo el escrito y su reflexión de las vicisitudes de la vida adversa, de Dios y de los hombres.

No conocía de este escritor. Aún hoy en día muchas cosas acá escritas se pueden aplicar al pie de la letra.
Saludos

Esther dijo...

Hola! me he leído el texto de principio a fin y sorprende el pensamiento que tenían hace tantisimos años, tan sabios todos ellos. La conclusión que saco es que contra más curtido esté un hombre en la vida será más fuerte contra la adversidad,y la penuria no le parecerá tanta ,por lo que al hombre de bien sólo le irá la fortuna pues la vida como bien dicen es lucha y superarse cada día.

Es una buena forma de ver las cosas,pensar que nos ponen baches en nuestro camino para hacernos fuertes.

Por cierto tienes un regalito en mi blog y he leído que no te había llegado el correo te lo mandaré de nuevo a ver (se lo ha debido quedar el cartero jajaja)

Un beso muy grande

Ginebra dijo...

pués Cornelivs, tendremos en cuenta tus consejos sobre estos libros. Tendremos que buscar momentos de sosiego para estas lecturas, pero te agradecemos estos párrafos sueltos.
Besos y buen día!!!

Carlos LABARTA dijo...

Muy buenas Corne!
Acabo de ponerme a leer tu blog. Tras mis vacaciones no ha podido haber mejor reencuentro con la blogosfera que este último artículo tuyo. comparto tu afición, mejor diría que la comaprtí. Dejé de lado hace tiempo este tipo de lecturas y releer estas cosas que apuntas de Séneca me inspiran tantas cosas... No hay una filosofía de vida que me inspire tanto. Aciertas en los textos, cruciales y hondos, textos que recuerdo haber impreso en mi coleto, asumiendo la inteción y el mensaje... De todo esto hay alguna muestra en alguno de mis artículos del blog.
Un enorme abrazo renovado. Un gracias!

Silvia_D dijo...

De todo se aprende, de los tropezones se ha de levantar uno reforzado, en las cicatrices ver enseñanzas, toda una filosofía de vida...


Gracias por la reflexión, tú siempre tan acertado en tus post y tan cuidado en su redacción, felicidades

Besos y sonrisas, pasa buen día

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Estos textos de Séneca los tengo tan subrayados que ya no sé si he dejado alguna frase sin marcar.
Estoy contigo: Séneca nos da la la filosofía que mejor puede acompañarnos hoy. Cicerón, la ciencia.
Saludos.

Miry dijo...

Séneca...como te comenté una vez a mí también me encanta, aparte de ser un gran filósofo y cordobés :P, también es una de mis autores preferidos...qué grande es! jajaja.

Un beso^^!!

LoOla dijo...

Y pensar que ya me queda menos para meterle mano a Séneca... Y pensar que de aquí a nada tengo que empollar filosofía... ay, ay, ay...

¿Esto es un adelanto? No ha estado mal, pero dios cuánto pensamiento juntooooo.

Un besote brujo!

La sonrisa de Hiperion dijo...

Algunas veces pensamos erróneamente, que los avanzados somos los individuos actuales. Que antes sólo existía el caos. Que quitando a cuatro o cinco personajes de la historia, todo lo demás era terreno yermo. Es bueno que de vez en cuando, nos contremos cosas como estas... Pensadores universales.
Saludos

Haideé Iglesias dijo...

A grandes almas grandes pruebas.

Buen maestro, escuchalo con el corazón, el te quiará hacia la ecuanimidad, no importa que oficio se tenga en la vida pero, si es importante dejar de juzgar.
La empatía es buena consejera, te hace ponerte en el lugar del otro siempre. Se comienza entonces a hablar desde la reflexión-proactividad no desde la reactividad, esta llena de confusión y ofuscación, te encamina hacia la precipitación en los juicios hacia ti mismo y hacia los otros, si porque también nos juzgamos a nosotros mismos y lo hacemos tan mal, que acabamos confusos, pudiendo entonces exigir a los demás que sean aquello que nosotros deseamos ser, pero que no alcanzamos. Me viene a la mente lo del "chivo expiatorio".

La serenidad nace del conocimiento y superación del sufrimiento.

Ya no sé si me expliqué, hay días que todo fluye, otros, una parte de mi cerebro hace de las suyas, y salen faltas, frases incoherentes, en fin... menos mal que para mi el mapa ya no es el territorio, gracias a que mi autoestima está bien alimentada...
Un cariñoso abrazo, Cornelivs.

el piano huérfano dijo...

cierto es y sigo diciendo que contigo aprendo mucho y tambien es cierto que de vez en cuando podemo ser abogados pero nunca juez que juzgar no nos pertenece, protestar hata aliviar el dolor es el proceso sano y natural.

De todas esa historias que tu relatas encuentro la parte realista y mi parte,personal, que no la puedo eviatr , que entiende que saca sus concluciones

en un dia de lunes como hoy ;a pocas ganas de volver al trabajo, me lo tomo como un regalo porque me encanto y me guiño no parte idetificada.

un beso querido amigo . amigo con ,mayusculas

el piano huérfano dijo...

tambien te digo que la hida del dolor se convierte en sufri-miento. si mientras el dolor no sale y intentamos controlarlo sufrimos

Anónimo dijo...

es curioso, acabo de comentar a SYL, y su comentario me sirve para tí también, ella dice que tiene mucha suerte, y su hermana le contesta que no es la cantidad de suerte lo que cuenta, si no el positivismo con que vive las cosas, y me hace pensar...
De todos modos cuando ves los huracanes, los accidentes... tambien pienso como todos en el por qué de "a ellos", que podría ser un por qué "a mi"?
Puff, que me lío con tanto pensamiento.

Besos

Ronini dijo...

Esta mañana ya encontré tu post de hoy , y al ver su extensión, pensé en dejarlo para cuando tuviese tiempo. Ahora, fue el momento con un café, un chocolate y el mejor hueco en mi sofá. Tras leerlo, no fue el momento el que lo hizo mejor, fue el contenido de tu post. Llevo unos días con un pesar, con un dolor y cuestionándome el por qué y cuál fue mi error.

Mucho es lo que me aporta Séneca, mucho lo que me hace cuestionar y reflexionar. Gracias.
Y tanto es así que lo primero que me estoy cuestionando es hacerme con los Siete...

Gracias, ha sido un auténtico placer

amelche dijo...

Me gustó esta frase que cita de Demetrio: "«Para mí, decía, ninguno me parece más infeliz que aquel a quien jamás sucedió cosa adversa»; porque a este tal nunca se le permitió hacer experiencia de sí, habiéndole sucedido todas las cosas conforme a su deseo, y muchas aun antes de desearlas." Me parece bien que haya que experimentar lo malo para poder apreciar más lo bueno de la vida. Sin embargo, preferiría no tener que conocer lo malo, que siempre me pasaran sólo cosas buenas.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me alegro enormemente de que os haya gustado Séneca. Si alguien lo desea, puedo remitirle por email el texto completo de los libros, o bien le indicaré la pagina web donde los puede encontrar.

BESOS Y ABRAZOS, AMIGOS.

Ronini dijo...

cornelius , te agraddecería la molestia.

un saludo y gracias de antemano

Anónimo dijo...

"¿creéis que lo siete sobre los que cayó la torre de siloé eran más merecedores de la muerte que otros? yo os digo que no, pero si no os corregís pereceréis..."

(cito de memoria, del evangelio)