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"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
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"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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09/02/2009

El viejo centurión.

Era de complexión fuerte y fibrosa, muy ágil de miembros y de movimientos y para el la Guerra y su Legión habían sido su vida. Ya tenia 43 años, pero a pesar de su edad, aún era capaz de recorrer 24 millas romanas en cinco horas, cargado con todo su equipo. Su puesto habia estado en la 4ª Centuria de la 1ª Cohorte de la Legio IX Hispana, que el divino Julio Cesar fundó. En Roma los Senadores gazmoños y afeminados vivian como los dioses; pero su vida, como soldado, habia sido muy dura y cada dia que habia visto amanecer había sido un auténtico regalo.

Por fin llegó el dia de su licenciamiento. Había servido a Roma durante 25 años de Servicio Militar. Y no se podía quejar: se dirigía a la Oficina de Reclutamiento, que estaba en Tarraco, donde obtendría su licenciamiento, y de allí a Roma, donde conseguiría su paga final, y su titulo de propiedad de una parcela de buena tierra en la Galia, como pago de sus servicios militares durante tantos años. Se lo tenia merecido.

Llegó a un mugriento y polvoriento burdel que se hallaba al borde del camino. Pidió comida, agua caliente y una mujer. Como era Centurión, y llevaba dinero, fue bien atendido. Al rato, algo más tranquilo ya, durmió una siesta y al levantarse, salió fuera, a sentarse en una piedra. Mientras mordisqueaba un tallito de hinojo, se deleitó en la contemplación del paisaje primaveral.

Pero esa sombra… volvió a cruzarse en su mente. Si, era ella. Y de pronto, su aparente alegría sufrió una estocada interna. Ahora, libre y desembarazado de su espada, de su casco y de sus obligaciones militares, tenia tiempo para pensar. Y se dio cuenta de que estaba solo, con una profunda tristeza, y sin ilusión. La guerra había destrozado su vida. Habia terminado harto de ver sangre, sudor, sufrimiento, muerte. Estaba saturado de ver el horror y el miedo de los soldados de la 2ª Cohorte, los más jóvenes, ante los primeros combates; estaba hastiado de ver a tanto bravo y noble adversario desparramar sus entrañas en el combate. Estaba aburrido de todo y de todos.

Aquel atardecer, sentado al borde del camino, justo al lado de aquel burdel barato rememoró su vida, intentando asi apartarla de su pensamiento. Le parecía un sueño. ¿Qué había sido de aquel joven imberbe e ilusionado, y lo que es peor, enamorado hasta los tuétanos de aquella mujer, que se alistó con 18 años en la legión?


Recordó mil batallas y diez mil anécdotas. Pero su mente, inevitablemente, volvió a pensar en ella, y comprendió la magnitud de su tragedia interna como nunca. Su dolor iba creciendo por momentos. La disciplina militar era durísima: los militares tenían prohibido casarse y tener hijos hasta después de cumplir el servicio militar y no había podido contraer matrimonio legalmente porque la Ley lo prohibia a los soldados. Pero, de modo clandestino, habia tenido mujer e hijos, una gala, Iulia, de la que se enamoró profundamente, y que le habia dado 2 hijos. Era guapisima, y muy inteligente. Durante las guardias habia sobornado muchas veces a sus superiores para que le dejaran pasar la noche fuera del campamento, con ella, en la aldea, que estaba cerca. Lo de sus hijos lo habia mantenido durante muchos años en riguroso secreto, como tantos y tantos otros militares, pero cuando se enteraron sus Superiores le recordaron el juramento de honor que todo militar hacia, y al cual estaba atado; asi como las consecuencias de su incumplimiento. Aquello debía de acabar.

Con deseo de ser fiel a su obligación como militar, habia luchado contra su corazón -su peor enemigo-, durante años, y se vió obligado a dejar a Iulia, a su gran amor, so pena de ser degradado con deshonor y acabar con sus huesos en la carcel. Y hacia ya tres años que no veía a Iulia, la ultima vez que pasó por su aldea le dijeron que marchó de allí con sus hijos, y que nadie había vuelto a saber de ella.

Y es que un militar no podía permitirse el lujo de tener sentimientos, pero el siempre los había tenido muy dentro, y estaba cansado de silenciarlos durante tantos años. Habia sido un militar muy valiente, pero noble, no se trataba del típico soldado miserable de la soldadesca, cruel y despiadado. Tenia bondad natural. Respetaba al enemigo valeroso y valiente. Ese grado de valentía y de coraje, pero también de nobleza, le ganó inmediatamente el cariño de sus superiores.

Se dio cuenta de que aquella cicatriz profunda e invisible, la del corazón, era la que más le dolia de todas las cicatrices que adornaban su cuerpo. A ella la había amado enormemente, con locura, con una pasión y un frenesí inenarrables, y hubiera preferido mil veces que ella se hubiera ido con otro hombre y lo hubiera dejado a él. Pero no: la vida le dejó al final la herida más profunda y dolorosa de todas, la que nunca se le cerraría: la de tener que abandonar un día aquello que más quería.

Se sentia cada vez peor. Ya anochecía y poca jornada podría hacer ya; además, su viejo caballo llevaba casi dos dias sin comer, y tenia que descansar. Volvió, pues, a entrar en el burdel. Pidió otra bota de vino. La tabernera lo miró con curiosidad; aquel no era sitio para todo un Centurión, sino solo para lo soldados rasos y pobres. Sin prestar atención alguna a su entorno, y deseando olvidar, bebió con ansia, en gran cantidad, en la mesa más mugrienta de todas, la del último rincón. Cuando se encontraba muy beodo ya, creyó divisar el rostro de Iulia, que se acercaba sonriente, pero solo era su imaginación. Ella no volvería. Y a la luz mortecina de aquel candil, nuestro bravo Centurión, el mas valiente de aquella Legión… comenzó a aprender a convivir con su pena.

Saludos.
.

47 comentarios:

Mariana Castrogiovanni dijo...

Por la gran labor realizada en el blog has ganado el Premio al esfuerzo personal, puedes pasar por
http://psicogym.blogspot.com/2009/02/premio-al-esfuerzo-personal.html
a retirar tu premio.
Enhorabuena!!!

Silvi (reikijai) dijo...

...Que hermosa historia Centurion, hombre de ley...de Gran Corazón, que sabe del amor...Te Felicito. Cornelivs.Espero pronto otra.Te dejo Un Beso.Silvi.

Isabel dijo...

Bonito relato, que engancha desde el principio por tu forma de narrar. Un beso

Rita dijo...

Muy bonito, refleja muy bien lo que es la vida del ser humano desde el principio del mundo, de una forma u otra la renuncia es nuestra compañera. Un beso

josef dijo...

Un relato espléndido sin duda, pero triste como la vida sabe serlo a veces... Un abrazo.

RAMPY dijo...

Estoy de acuerdo con la mayoría: Un relato triste, pero como la vida misma.
Un abrazo y feliz día
Rampy

josé maría dijo...

"...comenzó a apender a convivir con su pena." Profundas palabras que nos hacen reflexionar...
Precioso relato Cornelivs,

PAZ Y AMOR para ti, para todos...

Martine dijo...

Qué bien lo relatas todo Cornelivs, emotivo...
Te felicito.
Un abrazo, Amigo!

Esther dijo...

Una historia muy buen y triste..Te has metido muy bien en la piel de un centurión en lo que puede sentir..Qué pena que tuviera que renunciar al amor y a los hijos..

besitos

loose dijo...

Con tu permiso oso a entrar de nuevo en tu "lar" para pedirte disculpas por no haber podido ser partícipe de lo acordado por el manifiesto ya que algunos problemillas de salud me lo han impedido. Te felicito por el éxito que tuvo y espero que su trascendencia sea aún mayor.

Un beso enorme y mis más sinceras disculpas.

Amig@mi@ dijo...

Romanos, amor, psicología, costumbres, historía...
¡cuanta etiqueta para tu esperada vuelta!.
Besoss

Rosa dijo...

Una persona valiente, obtiene satisfacción de la vida cuando no sólo ha sabido salir adelante; sino cuando se tiene presente el sentimiento de haber aportado algo bueno a los demás. Por eso al concepto de valentía debe ir pegado siempre el de "generosidad y entrega".

TÚ ERES UN VALIENTE!

Un abrazo Cornelius.

Antón de Muros dijo...

Hola, Cornelivs.

Muy buena historia. ¿Sabes? no pude dejar de recordar imágenes de la película "Gladiador" mientras lo leía.

Un abrazo.

PD: todos debemos aprender a convivir con el dolor, como aquel bravo centurión.

salud equitativa dijo...

Cualquier parecido con la Iglesia Católica es una mera coincidencia... FELICITACIONES por el relato, amigo CORNELIVS. No sé si compartirás mi idea, pero yo sí comparto tu mensaje. Un abrazo andino. Víctor

Susana Peiró dijo...

Bravo Cornelivs!!!

Bellísimo relato, ciertamente te has metido bajo la piel del viejo centurión, y has recreado la época y costumbres en forma excelente.

También noto que incluíste una imagen de "Roma", la miniserie de HBO (sí Amigo, no me la perdí. De hecho la vi unas cuatro o cinco veces)

Un placer, como siempre!

ENORME ABRAZO AMIGO!

Silvia_D dijo...

El amor y la guerra están reñidos, amigo. Saber escoger a tiempo es una victoria.

Me gusta mucho como relatas :)

Besoss

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

MARIANA CASTROGIOVANNI: Mi estimada Mariana. Agradezco de todo corazón dicho premio, pero no puedo seleccionar solo a siete bloggers, discriminando a los demas, pues son muchos más los que me han ayudado. De todos modos, te doy mis más sinceras gracias. Un cordial saludo.

REIKIJAI: Me alegro que te gustara, Silvia, muchas gracias. Nuestro viejo centurión nos visitará de vez en cuando. Besos.

ISABEL: Gracias amiga, Un beso.

RITA: Hola amiga, asi es: siempre a lo largo de la vida hemos de renunciar a algo. Un beso.

MODERATO: ¡Hola amigo! Asi es, el corazón de este viejo Centurion es un corazon encallado en la tristeza, pero...aun tiene muchas cosas que contarnos! Volverá un dia de estos. Un abrazo.

RAMPY: Gracias amigo, otro abrazo para ti.

JOSE MARIA: Asi es, amigo, para reflexionar. Un abrazo.

SELMA: ¡Hola mi amiga! Gracias siempre por tu compañia, me alegro de que te gustara. Un beso.

ESTHER: Si; asi era, en general, la vida de aquellos soldados, fundamentalmente en tiempos de la Republica. Un abrazo.

LOOSE: Mi estimada amiga: bienvenida de nuevo! Ignoraba lo de tu enfermedad. Espero que te hayas restablecido y que te encuentres bien. Y no tienes que pedirme disculpa alguna: estás más que disculpada, lo primero es la salud. Cuidate, ok? Me he alegrado de verte de nuevo. Un beso.

AMIGA MIA: ¡No podia ser menos! Me alegro de que te haya gustado. Este viejo centurión, de vez en cuando, nos deleitará con sus historias. Un abrazo.

ROSA: Querida amiga: muchisimas gracias por ese lindo piropoque me dedicas, pero que no merezco. ¡Tu si que eres valiente, y además, un encanto! Gracias siempre por tu compañia y por tu amistad. Un ENORME abrazo.

ANTON DE MUROS: ¡Hola amigo! Bueno, tanto Gladiator como nuestro Centurión eran romanos, pero de personalidad muy diferente, como poco a poco veremos. Y si, todos debemos aprender a convivir con el dolor. Me alegro de que te guste mi relato, amigo. Un ABRAZO.

SALUD EQUITATIVA: ¡Hola Victor! Me alegra verte por aquí, y que te gustara mi relato. Un enorme ABRAZO.

SUSANA: Mi querida amiga. Me alegro que te haya gustado la recreación de epoca y costumbres y el relato en si. Este Centurión promete contarnos muchas cosas.

En cuanto a la serie Roma, obvia y logicamente, para mi es un tesoro divino que guardo como oro en paño. ENORME ABRAZO AMIGA!

DIANNA: Asi es; ambas cosas no se llevan bien amiga. Gracias y BESOS.

Isabel Barceló Chico dijo...

Una historia muy bonita. Es duro todo lo que Roma exigía (y siguen exigiendo todas las patrias). En particular, los soldados llevaban una vida desastrosa. Besos, querido amigo.

Unknown dijo...

Ave Cornelius… los que acaban de leerte te saludan.
Triste la vida del que bebe para olvidar sus penas. Sea centurión o el más raso de los soldados. Todos hacen de su desgracia buenos tragos y de sus virtudes –de tenerlas- algo ocasional y escaso.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

qué buena historia desde dentro: los historiadores se suelen olvidar que dentro de aquella máquina de matar había emociones y no suelen contarlas
Saludos.

allmaacuariana dijo...

Buen relato amigo, donde se juntan el deber y la renuncia.Espero la otra entrada, que bien narrado, ya siento estar en la Roma antigua..

Pedro Estudillo dijo...

Una bella y enternecedora historia. También hoy existen muchos guerreros que tienen que renunciar a una parte de su vida por mantener otra.
Lo peor es cuando se es consciente de ello y se comprueba la impotencia de la lucha contra el tiempo y contra el corazón. Ley de vida.

Un abrazo.

mati dijo...

toc-toc ... se puede
hola cornelivs,
soy nueva por estos mundos, te felicito por tu blog, y con tu permiso seguire viniendo por aqui.
"para que el mal triunfe, solo hace falta, que las personas buenas no hagan nada"
un besazo para todos

amelche dijo...

Bueno, pero mañana es otro día y tiene que seguir camino. Mañana igual encuentra a la mujer de su vida, ¿quién sabe?

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

ISABEL ROMANA: Es todo un honor para mi que te haya gustado, mi querida amiga. Si, la vida de los soldados era bastante complicada. Un abrazo.

JAN PUERTA: Hola Jan! Si, triste la vida del que bebe para olvidar sus penas. Muy buena tu observación. Un abrazo!

PEDRO OJEDA: Asi es Pedro, los historiadores se olvidan de lo que habia dentro de cada soldado, al narrar solo los hechos frios. Bien, de vez en cuando este centurión nos contará mas cosas de su vida. Saludos.

ALLMAACUARIANA: Gracias por tu amabilidad amiga. Un abrazo.

PEDRO: Mi querido amigo. Ahi está, esa es una de las fibras sensibles de nuestro protagonista: el es consciente de ello, y comprueba la impotencia de la lucha contra el tiempo y contra el corazón. Un abrazo.

1MATI: Muy bienvenida seas, amiga.
Gracias por esa frase que todos compartimos. Un abrazo.

AMELCHE: No me tires de la lengua...¡quien sabe! Un abrazo.

Alijodos dijo...

que historia tan triste como tierna amigo cornelius...bravo el centurio tanto en el amor como en la guerra..estas de vuelta...bienvenido...

Señor De la Vega dijo...

Hermoso relato Cornelivs,
Ganó el Centurión su recompensa que se convirtió en prisión de sus miserias.
Tejer el honor de soldado, nunca fue comparable a trenzar el corazón de amores: amante, familia, hijos...
(Aunque lavasen el cerebro a conciencia)
Tremendo legado el de Roma, fueron las leyes de familia, casi iguales a las que hemos conocido, porque muchas aún tenemos, con sus bondades y sus miserias.
Aquel soldado soñaba con ejercerlas, lo había merecido. Pero no hay ley que nos de lo que queremos y mucho menos lo que amamos, aunque seamos hijos del Imperio.
Suyo, Z+-----

Myriam dijo...

UFFFFFFFF parece que llegue tarde cuando ya la mayoria habia hablado y a decir verdad, estoy de acuerdo con todos los comenatarios, asi que IDEM.

Refuerzo el hecho de que fuiste capaz de mostrar las emociones de este centurion! Me parecia estarlo viendo...

Al igual que el resto aqui, esperare la continuacion de la historia...

Un abrazo

Sophie dijo...

Un viejo centurión, triste, valiente...¿Qué hacemos para su consuelo?

Interesante blog!

Silvia dijo...

hola!excelente relato...un texto genial...
gracias por compartir..
besos.
silvia cloud

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Que terrible lo que la guerra le hace al amor, lo mata y lo prohíbe, y solo queda el dolor y la soledad. Han pasado miles de años y aún hoy en día las guerras destruyen corazones e ilusiones, claro ahora lo podemos ver en vivo por CNN en esta aldea globalizada.

Que dejo al final 25 años de fidelidad y de trabajo arduo, simplemente un corazón rodo y una familia perdida en la inmensidad del imperio que al final de cuentas jamás le devolvería todo ese tiempo perdido en el amor y en la soledad absoluta, su corazón quedo marcado para siempre.

La batalla más importante de su vida la había perdido y quedo fracturada su vida presente que la marco un pasado cruel y lleno de barbarie y sangre.
Saludos

Allek dijo...

que tal.. pasaba a dejarte un saludo... y un abrazo.!

Unknown dijo...

Que tristeza de vida.
Años y años de "servicio" para luego encontrarse únicamente con un trozo de tierra y la soledad como compañera.
Buen relato, Cornelivs. Da que pensar.
Un abrazo.

genialsiempre dijo...

Bienvenido de nuevo al mundo de los buenos relatos.
Es un gozo poder leerte.

José María

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

cuando hablamos de romanos, soleos ideificarlos como una coraza metalica por dentro y por fuera...y es que la historia se escribe más por guerras, victorias y batallas que por los sentimientos y vivencias personales de sus gentes...saludos

Poetas Anónimos dijo...

Hola!!!Te invito a participar de un nuevo espacio, seria un gusto tenerte entre los usuarios y/o entre los comentaristas,
intentamos crearlo en comunidad de escritores(POESIAS, CUENTOS, ETC).
la direccion es http://poetasanonimossa.blogspot.com
en la pagina esta como registrarte para poder publicar, espero tu respuesta, muchas gracias.
El mail por cualquier duda es poetasanonimossa@ymail.com

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

ALIJODOS: ¡Hola! Gracias por esa cordial bienvenida, amigo. Volveremos pronto a saber de ese viejo centurión. Un abrazo.

SEÑOR DE LA VEGA: Cierto tu comentario, amigo. Llevas razón: que no hay ley que nos de lo que queremos y mucho menos lo que amamos, aunque seamos hijos del Imperio. Esa pequeña tragedia fue muy comun a muchos soldados. Un abrazo y gracias por tu visita y por tu compañía.

MYR: Gracias siempre por tu amabilidad amiga.

FIGCHEN: Mi mas cordial bienvenida. Gracias por tu visita y un cordial saludo.

SILVIA: Gracias a ti por tu visita. Un abrazo.

ROY JIMENEZ: Asi es, amigo. Seria muy centurion y muy valiente, pero al fin y al cabo, tambien era un hombre, que, efectivamente, quedó marcado para siempre, como tantos otros. Gracias y un cordial saludo.

ALLEK: Pues muchas gracias, otro saludo y abrazo para ti.

LUDWIG: Gracias amigo Ludwig. Ya lo creo que da para pensar. Un abrazo.

GENIALSIEMPRE: ¡Hola! Gracias por tu amable bienvenida. Un abrazo amigo.

MANUEL DE LA ROSA: Asi es, amigo; tambien habia carne, hueso y sentimientos debajo de la coraza metalica. Un abrazo.

POETAS ANONIMOS: ¡Hola! Estimados amigos: mucha gracias por vuestro amable ofrecimiento. Os contestaré en breve. Un cordial saludo.

momo dijo...

Como me gusta leerte, y haber contactado con tu manifiesto gracias a Edgardo.
Aquí estamos.
Un abrazo

María dijo...

Me alegra volver a leer, de nuevo, "Diario de Cornelivs", volver a la normalidad, con tus posts tan bien narrados, como el que hoy compartes con todos nosotros sobre el viejo centurión, hermosa pero triste historia. Un placer estar aquí y leerte.

Un abrazo, amigo.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

MOMO: ¡Hola! Me alegra de verte por aqui. Un abrazo.

MARIA: Gracias Maria, siempre, por tu amabilidad y por estar. Un beso enorme.

Lycans Laqueus dijo...

Vaya, cuantos centuriones me han pasado por la cabeza. Centuriones de esos de andar por casa que meten la cabeza en el trabajo cual aveztruz asalariada.

Quiero saber como y cuando vuelve ese centurión a casa... si la tiene-.

Siento mi ausencia noble romano.

Un lobo con gladius

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

No he podido evitar el pensar en Tito Pullo el inseparable compañero de Lucio Voreno de la serie Roma, buena historia por un momentito me metí en el personaje, un asludo.

Alimontero dijo...

Mucho gusto Cornelivs!...así que tú eras...;-)
Me ha gustado tanto la recreaciòn tan real...Una muy hermosa historia que muestra la vida misma...
Te dejo un gran abrazo y encantada de conocer a este Cornelivs en Su Diario...
...soy de aquí! ;-)

Ali

liver dijo...

Joe...que dura era la vida de esos centuriones... en todos los sentidos vaya...
Claro que para sus mujeres no era mucho mejor...

Saludos

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Perdoname. Te saludo, no puedo leer, Besitos y amor
je

La Gata Coqueta dijo...

Hoy he entrado en este tu apartado tan singular y me he perdido, en este mundo que tratas que conozcamos, por medio de una historia muy bien narrada.

Cuando digo que conozcamos, es un decir puesto que son las cosas que siempre por suerte o por desgracia nos mueven desde que tenemos uso de razón y ello es el amor.

Pero tratado de la forma que tu lo has echo le das otro rumbo y lo dulcificas un poco más debido al puesto que ocupa en la corte el protagonista.

Mis felicidades por ello y ha sido un rato muy singular y entretenido.

Recibe un cálido abrazo de esta que te escribe.

Anónimo dijo...

Estupendo relato.

Tengo mucho pendiente de leer, sólo iba a echar un ojo, pero lo he tenido que leer del tirón. Parece que te lo hayas arrancado del corazón.

Salu2