Para el grupo de lectura del Quijote en La Acequia.
Se acabó por fin el gobierno de Sancho, que ya estaba harto de pasar hambre y de dar opiniones y pareceres. En este capitulo 53 llega a su último término la crueldad de los burladores, de estos bellacos dirigidos por los malditos duques.
Si he de ser sincero, me he sentido aliviado leyendo el final del gobierno de Sancho porque representa el final de sus fatigas y de sus innumerables pesares. Y es que el pobre, desde que llegó a su “insula” no ha tenido ni un momento de sosiego.
Se conoce que como Sancho es mas sensato e inteligente de lo que habian previsto, y como no saben como despacharlo, inventan el suceso de la guerra con los invasores de la insula para procurar de una vez que el gordito escudero se marche. Y desde luego, lo consiguen.
Sabiamente decide volver a su vida anterior y por fin podemos los lectores respirar tranquilos: sus verdugos no se van a reir mas de él. Ya era hora. Sancho los manda a paseo: ¡adiós, verdugos! Ahora reiros de otro. Y Sancho, que comprende y digiere la experiencia, añora su pasada libertad dándose cuenta de las incomodidades que trae la soberbia y la ambición. Cervantes hace aquí un cántico a la vida sencilla y Sancho acude a ver a su rucio, a quien besa (podemos verlo en la inolvidable imagen de Gustavo Doré, arriba a la izquierda), y emocionándose, le dice:
“…después que os dejé y me subí sobre las torres de la ambición y de la soberbia, se me han entrado por el alma adentro mil miserias, mil trabajos y cuatro mil desasosiegos”.
Yo tambien me emociono imaginándome la escena. Recordemos que Sancho, en el fondo (y a pesar de sus defectos) es un bonachón a quien gusta la vida sencilla. Jamas de los jamases se ha olvidado de su rucio, de su alhaja, de su mejor amigo, hemos tenido ocasión de comprobarlo en toda la obra. A continuación, cuando se sube sobre el rucio, hace un discurso que siempre me ha fascinado y que, en mi humilde opinión, es un compendio de sabiduría.
“…bien se está cada uno usando el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de gobernador, más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre, y más quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas. Vuestras mercedes se queden con Dios y digan al duque mi señor que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas…”
Incluso contesta con mucha prudencia a los que le piden que dé cuentas de su gestion; pero lo que más me sorprendió fue la prudencia de Sancho (a pesar de lo rustico que es) en la contestación que le dio al Dr. Pedro Recio. Otro en su lugar quizás no se hubiera contenido tanto.
El mismo Sancho, con su prudencia, se ha retratado: un gobernador decente, con principios éticos y morales, que no se lleva ni un céntimo de su gobierno; que por fin parece que se conoce a si mismo; y que comprende, porque lo ha experimentado en carne propia, que “por su mal le nacieron alas a la hormiga”.
Si he de ser sincero, me he sentido aliviado leyendo el final del gobierno de Sancho porque representa el final de sus fatigas y de sus innumerables pesares. Y es que el pobre, desde que llegó a su “insula” no ha tenido ni un momento de sosiego.
Se conoce que como Sancho es mas sensato e inteligente de lo que habian previsto, y como no saben como despacharlo, inventan el suceso de la guerra con los invasores de la insula para procurar de una vez que el gordito escudero se marche. Y desde luego, lo consiguen.
Sabiamente decide volver a su vida anterior y por fin podemos los lectores respirar tranquilos: sus verdugos no se van a reir mas de él. Ya era hora. Sancho los manda a paseo: ¡adiós, verdugos! Ahora reiros de otro. Y Sancho, que comprende y digiere la experiencia, añora su pasada libertad dándose cuenta de las incomodidades que trae la soberbia y la ambición. Cervantes hace aquí un cántico a la vida sencilla y Sancho acude a ver a su rucio, a quien besa (podemos verlo en la inolvidable imagen de Gustavo Doré, arriba a la izquierda), y emocionándose, le dice:
“…después que os dejé y me subí sobre las torres de la ambición y de la soberbia, se me han entrado por el alma adentro mil miserias, mil trabajos y cuatro mil desasosiegos”.
Yo tambien me emociono imaginándome la escena. Recordemos que Sancho, en el fondo (y a pesar de sus defectos) es un bonachón a quien gusta la vida sencilla. Jamas de los jamases se ha olvidado de su rucio, de su alhaja, de su mejor amigo, hemos tenido ocasión de comprobarlo en toda la obra. A continuación, cuando se sube sobre el rucio, hace un discurso que siempre me ha fascinado y que, en mi humilde opinión, es un compendio de sabiduría.
“…bien se está cada uno usando el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de gobernador, más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre, y más quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas. Vuestras mercedes se queden con Dios y digan al duque mi señor que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas…”
Incluso contesta con mucha prudencia a los que le piden que dé cuentas de su gestion; pero lo que más me sorprendió fue la prudencia de Sancho (a pesar de lo rustico que es) en la contestación que le dio al Dr. Pedro Recio. Otro en su lugar quizás no se hubiera contenido tanto.
El mismo Sancho, con su prudencia, se ha retratado: un gobernador decente, con principios éticos y morales, que no se lleva ni un céntimo de su gobierno; que por fin parece que se conoce a si mismo; y que comprende, porque lo ha experimentado en carne propia, que “por su mal le nacieron alas a la hormiga”.
Saludos.
13 comentarios:
Hola Cornelivs:
Tu eres el culpable de que consiga leer el Quijote!
Cordiales saludos,
Luis
Hasta el final, Sancho ha dejado muestra de su buen hacer.
En efecto, Cornelivs: todos los lectores sentimos ese mismo alivio. Aunque aun le quedan penalidades, Sancho ha recobrado su libertad, como bien dice.
Un abrazo.
Gracias amigo por tu visita y comentario dejado en mi blog , feliz fin de semana para ti .
Volveré por tu blog con más tiempo a leer tus entradas nuevas.
Besos de MA .
Hasta entonces las burlas no habían llegado al maltrato físico, habían sido pruebas de ingenio que Sancho había pasado con solvencia. Después de la inmovilización cual tortuga y el molimiento de la refriega a Sancho le queda claro que su tiempo de mandamás ha terminado. Se marcha antes de que lo echen. Al menos en esto el autor no estuvo tan cruel. Le da la oportunidad de desquitarse con su altura moral, que deja en mal lugar a los urdidores de la farsa.
Estas palabras de Sancho, qué bien le vienen a tanto juez estrellático.
Un abrazo
yo como tu esperaba un final mas doloso...la permanencia fue peor que la salida...salud
Yo también me siento aliviada.
Ese último párrafo que destacas es de lo más sabio. Se lo deberían aplicar muchos políticos actuales que se aferran al sillón sólo por llenarse los bolsillos.
Un beso
Leyendote.
Te dejo mis deseos de un hermoso fin de semana
Cariños
¡Qué contenta estoy de que Sancho ya se haya marchado de esa tortura de ínsula! Pobrecito ¡lo que ha sufrido! Estupendo tu comentario. Muchos besotes, M.
ES que la libertad no tiene precio y Sancho la aprendió ahora a valorar aún más. ¡Qué alivio!
Los pingos se conocen en la cancha.
Sancho fué un muy buen Gobernador.
Besos
Veo en mi lista de actualizaciones las frases de un hermoso prohíbo, pero no lo encuentro aqui
Pero aprovecho dejar besos y lindo finde
He leído el Quijote por vez primera a mis 12 años de edad obligada por la maestra, a lo cuál había que analizarlo!
Qué calidad la enseñanza de ese entonces!!!!
Aún conservo en mi haber ese libro del quijote que re leo en vez en vez.
A lo largo de mi vida he comprado otras ediciones y que tristeza me ha causado ver las traducciones mas contemporáneas y por ello me quedo con ese áquel primer quijote.
Gracias por compartir tal y llevarme a mis 12 años bastante felices.
Agradecida por tus otroras visitas ricas en decires te dejo...........
... mi huella en un termino de semana con profundos sentires he cosechado hermosos decires y en ellos desde el corazón del alma ha surgido esta hermosa amistad.
Por ello invito a pasar por mis blogs y si gustan retirar los dos poemas dejados en
www.cosechadesentires.blogspot.com
Os saludo dejando
Un cariño
UN abrazo,
Una rosa
Mi paz
Marycarmen
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Mis Blogs
www.caminoalhorizonte.blogspot.com
www.panconsusurros.blogspot.com
www.lasrecetasdelaabuelamatilde.blogspot.com
www.newartdeco.blogspot.com
www.cosechadesentires.blogspot.com
La palabra libertad es muy querida para Cervantes, ex presidiario y ex secuestrado. Volver a su libertad, es lo que ansía Sancho."Adiós , verdugos", como tú dices. Mejor el hambre y la sed de los caminos, los estacazos, las aspas el molino,los manteamientos...
Un abrazo, Cornelivs
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