Regreso de Semana Santa.

Tras casi un mes sin escribir, querido Diario mio, vuelvo a tus páginas. En mi última entrada ya te hablaba de que necesitaba pensar, meditar, y reflexionar. Y creo que me ha venido muy bien este tiempo. Ha sido duro, pues tenia bastante trabajo acumulado, y casi me he puesto al día, de modo que, por ese aspecto, bien.

En el terreno personal, y en cuanto a actividad fisica, continuo con mi entrenamiento diario. Sigo corriendo todos los dias (excepto sabados, que descanso), rutas de 10 km o de 12 km, y los domingos tiradas largas de 15 o 17 km, de modo que me siento bien. Según el dia y las vibraciones que sienta en ese momento, el kilometro me sale a una media de entre 4’50” el mas rápido o  5’30” el más lento, y aunque de todo hago en la semana, éste último ritmo es, con diferencia, el que más me gusta y con el que hago las tiradas largas: no sufres, te recreas viendo el paisaje y vas la mar de agustito, con sensación de no cansarte nunca.

Pero ¿Como estas por dentro? No se que decirte, querido Diario. En el viaje de la vida a veces hay subidas y bajadas, curvas a uno y a otro lado, y demás imprevistos que hacen que tu espíritu oscile, como una débil llama ante un soplo inesperado de aire; pero en general estoy en un punto de equilibrio. Aguanto lo más firme y estoicamente que puedo los embates de la vida, y suelo refugiarme mucho en mi familia.

También me preguntas por la Semana Santa, querido Diario. Bueno, en Pozo Alcón he estado tres dias, pero no he visto procesion alguna, porque la lluvia me lo ha impedido. Solo el Viernes Santo la meteorología dio una pequeña opción, y presencié la Procesión General. Y en ese momento un pensamiento me turbó y me inquietó sobremanera. Te cuento. Estaba viendo el paso del Nazareno, con su cruz a cuestas ayudado del Cirineo, y momentos antes en la TV habia visto un programa sobre la teoria del Big Bang, con Steven Hawking a la cabeza y otro más sobre la Sabana Santa de Turín y su imagen, que podéis apreciar en la fotografía. Mi mente trataba de asociar y conciliar unos y otros fenómenos, y me pareció completamente imposible. “Ojala fuera verdad todo esto”, pensaba mi mente mientras veía al Nazareno pasar. Pero me sentia inquieto por dentro, no sé por qué. Y sin embargo, al ver la devoción de la gente, las lágrimas de muchos fieles, el esfuerzo de los costaleros, y el ambiente general, sentí un terrible sobresalto interior. ¿Y si fuera verdad? Porque lo que es incuestionable es que la ciencia descubre cosas nuevas día a día, y el hecho de que algunos fenómenos sean científicamente indemostrables, no significa que no puedan ser verdad o que algún día algún científico dé con la clave: puede deberse a nuestra ceguera de conocimientos, y quizás con el tiempo y el avance de la Ciencia puedan demostrarse cosas que hoy por hoy, son indemostrables. 

¿Pero son indemostrables porque NO existen o porque nuestro nivel de conocimiento aún está en pañales?

¿No será que el hombre niega lo que no puede comprender?

¿Pero bueno, que te pasa Cornelivs? ¿De veras eres tan escéptico como dices? ¿No sera que dentro de ti algo pugna por conocer la verdadera imagen del Nazareno que, como en la foto que has puesto en esta entrada, se ve borrosa? ¿Es esto una nueva ofensiva interior de tu corazón, o de tu mente analitica y agnóstica? No, tranquilo querido Diario, sigo siendo yo. Pero recuerda que mientras hay vida hay inquietud y afan por saber y conocer.  Los que me conocéis ya sabéis que suelo estar muy seguro de mi modo de pensar, aunque siempre admito la posibilidad de estar equivocado, debido a que nadie está en posesión de la verdad absoluta. Y eso es lo que me ha hecho reaccionar un tanto en esta Semana Santa. Siempre habia pensado que “Lo que científicamente no se puede demostar no existe o no es cierto”. Ahora ya no tanto: la Ciencia avanza poco a poco, pero no perdamos nunca de vista que hay infinidad de cosas en el mundo y en el universo que existen desde mucho antes de que la Ciencia llegue algún día a descubrirlos. Algún día. Pues quizás la Ciencia sea la sombra de nuestra propia ignorancia.

Siempre he huido de lo que yo llamo “fundamentalismo intelectual” y por ello he estado y estaré siempre abierto a cualquier planteamiento que venga desde la verdad. Asi me defino: como un buscador de la verdad.  No busco consuelo ni paz interior sino la libertad de la verdad. ¿Otra vez con esas inquietudes, Cornelivs? Bueno, solo se trata de un episodio mas de la larga guerra entre fe y razón. Y como ya está uno acostumbrado, y el alma se libera con los años de las pasiones y del sufrimiento de la juventud, mi mente, escéptica y agnóstica, pero también receptiva y abierta, está preparada para aceptar lo que venga, por lo cual este nuevo capitulo de mi lucha interior se me antoja especialmente interesante y placentero. Y mi espíritu está expectante.

Encantado de regresar con todos vosotros, amigos y amigas bloggers. He de ponerme al dia con vuestros blogs, y poco a poco lo haré. Y gracias enormes por vuestros comentarios a mi ultima entrada. Gracias a todos y a todas.

Saludos.