Tu piensas que eres buena persona. ¿De verdad que eres así? O tú, que piensas que nunca te equivocas, o que estas siempre en lo correcto. ¿Te has detenido a pensar que otras personas tienen creencias o ideologias distintas a la tuya, pero que también piensan que son infalibles? ¿De verdad te gusta estar con esa persona porque es tu amigo/a, o es que en el fondo lo único que hay es una comunidad de intereses? ¿Quieres a tu mujer, o es que, en el fondo, te has “acostumbrado”, o te ha “institucionalizado” el matrimonio? ¿Has meditado, fundamentado y racionalizado tus creencias, o las admites a pies juntillas sin un minimo de analisis? Dices que eres fuerte, ¿como lo he de saber, si la fortuna no te ha deparado ninguna desgracia porque siempre has tenido de todo?¿Posees de veras las cualidades que tú crees? ¿En serio? ¿O se trata simplemente de un mecanismo de defensa?
Todas estas cuestiones llevan cientos y miles de años estudiándolas los grandes filósofos y las religiones mayoritarias, y todas dan formulas más o menos válidas. Lo que si está claro es que cada persona es un mundo, y el conocerse a si mismo es una aventura maravillosa pero, también, la aventura más difícil que jamás pueda emprender ser humano, porque se trata de que tu cerebro, tu Ego, al que has acostumbrado a tantas cosas, se quede desnudo consigo mismo y se autoanalice. Eso es muy difícil.
Librenme los hados de dar consejos ni lecciones a nadie. Pero la humilde tecnica que yo sigo es esta. Lo primero que hago es aislarme un poco, pues vivimos en un mundo en que las emociones, la rapidez y la falta de tiempo nos embargan por completo, y nos impiden pensar con claridad. Hay que tener tiempo, tomarse un ratito, dejarse de televisión, o de cine, y buscar un poco de soledad y meditar alguna que otra vez.
Y empezar pensando que hay que distinguir claramente a la voluntad (las emociones) de lo que es el intelecto (pensamiento frio y analitico). Nosotros, los seres humanos, parece que estamos tan imperfectamente hechos que la voluntad es siempre lo primordial y lo esencial, mientras que el intelecto es solo lo secundario, lo accesorio.
Si, lo he escrito bien, y me explico. El intelecto solo puede realizar bien su función mientras la voluntad guarda silencio al hacer una pausa, porque cualquier manifestación notoria de la voluntad perturba la función del intelecto y la intromisión de la voluntad adultera los resultados del intelecto.
La ira, el miedo, alegria, el fervor, el susto son acontecimientos de la voluntad, emociones, que impide que el intelecto pueda funcionar bien. Por eso decia antes que lo principal es la voluntad, dominarse a si mismo, para que el intelecto, lo secundario, funcione. De ahí que la sangre fria y la presencia de animo (¡ay mis estoicos!) sean la mejor aptitud ante un peligro repentino, asi como tambien para luchar contra adversarios y enemigos. La sangra fria consiste en el silencio de la voluntad, para que el intelecto pueda actuar, y la presencia de animo consiste en la imperturbable actividad del intelecto, es decir, permiten utilizar el intelecto justo en los momentos en que más se le necesita, y por eso confiere una decisiva superioridad. Por ello, en los momentos malos intento (ay, otra cosa es conseguirlo) dejar el corazón frio y pensar con la mayor tranquilidad posible. Despojarse de todas las emociones, estar sereno y tranquilo.
La segunda parte es la más difícil: despojarse de tus complejos, tanto positivos como negativos, “formatear el disco duro” de tu cerebro, de tu Yo, de tu Ego, es decir, quitarle toda la información que tienes de ti mismo, dejarlo a cero, esto es muy difícil y no se si sabré explicarme. Personalmente pienso que la voluntad (las emociones), embadurnan nuestro intelecto con una especie de capa o barniz, son los pre-conceptos o los perjuicios, y “creemos que somos así”. Pensamos que tenemos las cualidades W, X, Y, Z, y los defectos H, I, J, y K. Pero a lo mejor esas cualidades o defectos que creemos tener son hijas de nuestra emoción y no de nuestro intelecto. Bien, pues fuera todo eso.
Merece la pena este “viaje”, aunque, claro, hay que tener tiempo y ganas de hacerlo. Pero cuando uno va “descubriendo” como es realmente, en mi opinión, no es que te hagas dueño del universo (como decia cierto autor, del cual discrepo), pero poco falta. Al menos, te va invadiendo una sensación de paz y de tranquilidad muy difícil de explicar. Te gustará lo que descubras o no te gustará, pero así eres tú, y yo creo es el primer paso para estar tranquilo y seguro en este mundo.
Luego, otra cuestión de origen tan antiguo como el mundo es la soledad del que quiere conocer, y el sufrimiento al que lleva el conocimiento…tanto del mundo como de uno mismo. Recordad que en la famosa frase “el que aumenta el conocimiento, aumenta también el sufrimiento” van unidas ambas cosas, y no solo por el esfuerzo y tiempo que requiere el conocimiento, o aprender, sino porque el que sabe algo más que los demás, el que es consciente de que sabe algo más, sufre porque los demás no sepan eso, y sobre todo cuando descubre que los demás no están interesados para nada en eso. Se siente solo.
Salu2.
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