¿Tu quoque, Brute, fili mi?"

La historia de la traición es tan vieja como el mundo. Y siempre el traidor es una persona muy cercana al traicionado, cuando no de su entera confianza. Antes y ahora.

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Cuando estalló la Guerra Civil entre Pompeyo y César, en el año 49 a. dC, Marco Junio Bruto se alineó junto con su antiguo enemigo y líder actual de los optimates, Pompeyo. Después del desastre de la BATALLA DE FARSALIA, Bruto escribió a César pidiendo clemencia, y Cesar inmediatamente le perdonó. César incluso le aceptó entre sus seguidores más cercanos y le hizo gobernador de la Galia. Al año siguiente, año 45 a. dC, César lo honró aún más, pues le nominó al cargo de Pretor. Por si fuera poco, César estaba muy encariñado con él, lo quería verdaderamente, como si fuera su hijo, y respetaba mucho sus opiniones. Sin embargo, Bruto, como muchos otros senadores, no estaba satisfecho con el estado de la República, pues era republicano por naturaleza. Así, el propio Bruto comenzó una conspiración contra César junto con su cuñado y amigo Cayo Casio Longino y otros senadores. El 15 de Marzo del año 44 a. dC, un grupo de senadores, con Bruto a la cabeza, asesinaron a César en la Curia. El gran Cesar, asombrado y perplejo, dirige sus famosas últimas palabras a Bruto: “¿Tu quoque, Brute, fili mi?” (“¿Tú también, Bruto, hijo mío?”)

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Ahora, en tiempos más actuales, la traición sigue viva; y en todos los Cuerpos, por muy respetables que sean, hay traidores, como los traidores a la Ley. La Ley normalmente es vulnerada por el delincuente, pero en ocasiones también parece que lo es por sus servidores, los servidores de la Ley, que además la conocen bien: aquellos que están obligados a vigilar permanentemente su cumplimiento, a perseguir al delincuente y a ponerlo a disposición de la Justicia. Os digo esto, porque veo noticias como esta (Detenido el jefe de policía de Coslada y otros 25 agentes por extorsionar a bares y comercios), o tambien como esta otra (Detenido un subinspector de Torrejón por venta de droga y blanqueo), que me entristecen y me sorprenden.

¡Hay que ver! Hasta incluso en un Cuerpo tan noble y tan respetable como la Policia (merecedora de todo mi aplauso y de mi sincero premio por su denodada lucha contra el crimen) hay algun que otro incalificable, como Bruto, que de cuando en cuando salta a la luz con noticias que me sobrecogen como las que os he reseñado antes; pues son personas que, insisto, son conocedores de la Ley y que tienen la misión (entre otras) de perseguir al delincuente y ponerlo a disposición de la Autoridad Judicial.

"¿Tu tambien, Bruto, hijo mio?"

"¿Vosotros tambien, Policias?"

El particular que comete un ilicito penal puede que alegue que no conocia la Ley, esto es, ignorancia de Ley; y aunque de poco le va a servir porque “la ignorancia de la Ley no excusa de su cumplimiento” según dice el Articulo 6.1º del Código Civil, puede que sea cierto que haya particulares que verdaderamente ignoren que determinados comportamientos sean delito, bien por no haber estudiado leyes, bien por moverse en entornos rústicos ó por mil otros motivos.

¡Pero esos Brutos modernos, maldita sea, sí que conocían la Ley!

Ellos sí que la conocian…

Saludos.
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P.D. Otra noticia más de última hora, un Guardia Real con 30 Kg. de hachís. Que estragos hace el calor....

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