"De amicitia"

Que en español se traduce: “De la amistad”. Esta es otra joya literaria de la antigüedad, una obra de impostergable lectura. Marco Tulio Cicerón, su autor, vuelve a dirigirse al hombre intemporal, el de todas las epocas.

En esta corta pero extraordinaria obra Cicerón nos requiere para que antepongamos la amistad a todas las cosas humanas. Insiste en que sólo puede haber amistad entre los buenos y manifiesta su superioridad sobre el parentesco, dando numerosas y convincentes razones. El pariente lo impone la sangre; pero el amigo nos lo impone la naturaleza de nuestro corazón, esa predisposición del ánimo que nos hace querer al amigo. El verdadero amigo esta mas preocupado por la salud, bienestar y buen nombre de su amigo que por el suyo propio.

Y nos pregunta Ciceron: ¿Qué cosa más dulce que tener con quien te atrevas a hablar de todo igualmente que contigo? ¿Cómo disfrutarías tanto en las prosperidades si no tuvieras quien de ellas se alegrase igual que tú mismo? También comunicando las adversidades al amigo se hacen éstas más llevaderas.

El autor nos recuerda que nunca debe uno pretender de un amigo algo que no sea recto, ni tampoco concederlo, y nos indica claramente que hay que servir y dar consejos al amigo, sugiriendonos que sean comunes entre amigos las costumbres, pareceres y voluntades. Entre las amistades hay que elegir a las firmes, estables y constantes.

Hay también cierta desventura a veces necesaria en tener que deshacer una amistad, pero nada es más vergonzoso que hacer guerra a aquel con quien se vivió amistosamente y, por tanto, hay que evitar que las amistades se conviertan en enemistades de las cuales nacen querellas, injurias y ultrajes.

No olvida Cicerón recordarnos que primero hay que ser bueno, antes de pretender la bondad en los amigos, y quel la amistad no ha de ser compañera de vicios, sino auxiliadora de virtudes. La amistad es la única cosa entre los humanos acerca de cuya utilidad todos estan de acuerdo.

Ademas, destaca como cosa cierta que entre amigos hay que decir aún aquella verdad que amonesta y reprende: que el que amonesta que lo haga sinceramente, con libertad, pero no con aspereza, y que el otro lo reciba con paciencia, no con disgusto. Y nos avisa: la adulación y la lisonja son vicios de hombres falaces que todo lo dicen para complacer y nada para decir la verdad.

Como resumen, y según Cicerón, la amistad no deriva ni proviene de la necesidad o la utilidad, sino de la naturaleza. La virtud es la que concilia las amistades y las conserva; y cuando se descubre su luz y se ve y se reconoce en otro, se recibe el resplandor que el otro posee, con lo cual se enciende el amor y la amistad, pues una y otra palabra son derivadas de amar: tener dilección por aquel a quien ames sin buscar utilidad; la cual, sin embargo, florece de la amistad aunque tú no la hayas buscado.
Termino con algunas frases celebres del incomparable Cicerón, sobre la amistad:

Et monere et moneri proprium est verae amicitia (es propio de la verdadera amistad dar por una parte consejos y por otra recibirlos).

In amicitia nihil fictum est, nihil simulatum et quidquid est, id est verum et voluntarium (en la amistad nada hay ficticio, nada simulado, y lo que hay en realidad es verdadero y voluntario).

Quae potest esse vital iucunditas, sublatis amicitiis? (¿Qué hay de agradable en la vida si no hay amistades?).

Veram amicitiam in adversa fortuna videbamus (Veremos la verdadera amistad en los momentos de mala suerte).

Veri amici non prava exempla, sed bona concilia dant (Los buenos amigos no dan mal ejemplo, sino buenos consejos).

Verus amicos est tanquam alter idem (El verdadero amigo es como otro yo).

Saludos.