No es lo mismo.

Muchas veces utilizamos varias palabras para referirnos a la misma cosa o idea. Son los sinónimos. Pero hoy estoy pensando en dos palabras que, en mi opinión, no son sinónimos, a pesar de que vulgarmente suelan usarse como tales. Me refiero a los terminos “madre” y “progenitora”. Hablo obviamente de la especie humana, y he optado por no consultar el diccionario previamente (lo haré después), ya que no quiero escribir lo lingüísticamente correcto, sino lo que yo entiendo por ambos términos: lo que el corazón me dice a mi sobre esas dos palabras.

Progenitora. La defino como la criatura del sexo femenino que, tras haber concebido una nueva vida en su vientre, la lleva allí durante los preceptivos nueve meses del embarazo, dando finalmente a luz a esa nueva vida. Es un término puramente biológico. Cualquiera puede ser buena progenitora. Fin de la definición.

Madre. Para mi es una palabra mucho más amplia y hermosa, y por supuesto infinitamente más importante, y no cualquiera sabe serlo. Una madre no solo es la progenitora que te lleva dentro durante nueve meses y te cria, sino la persona que además de cuidar de la salud corporal de sus hijos, cuida de su alma, mente y espíritu, procurando incesantemente que vivan en paz, educándolos, dándoles una formación integral y preocupándose siempre por su bienestar y por su salud emocional.

Es la persona que está siempre pendiente de tus enfermedades cuando eres pequeño, y de tus problemas cuando eres mayor, y que sufre y se angustia cuando tu, hijo, estés sufriendo y angustiado; que ríe y goza si tu ríes y gozas; que ocultará su dolor o su preocupación para que tu no la notes, ofreciéndote siempre la mejor de sus sonrisas; y en definitiva, que te amará eternamente mientras ella viva, dándote toneladas de abrazos y de cariño sin pedir nada a cambio, del modo más desinteresado.

Jamás te echará nada en cara, jamás te pasará la factura por sus desvelos; jamás se le ocurrirá chantajearte emocionalmente; jamás pretenderá de ti una personalidad concreta, sino el libre desarrollo de la tuya, la cual respetará; y nunca le preocupará lo más mínimo su bienestar o comodidad, sino únicamente el de sus hijos. Jamás de los jamases será egoísta, sino más bien una eterna sembradora de amor, y lo podrá recoger por toneladas cuando sea mayor.

Una madre, en el sentido mas bello y hermoso del término, no solo es una progenitora, sino que es una heroína del amor para con sus hijos. Eso y mucho mas…es una madre; y por supuesto que, como ser humano, tendrá sus defectos: pero sus hijos percibirán que ha intentado, de todo corazón, hacerlo lo mejor posible. Y por cierto: jamás se jubilará de ese bello y amoroso oficio arguyendo motivos de edad o de enfermedad. Muchas progenitoras se han quedado en ese mero papel de progenitoras, renunciando asi a la posibilidad de llegar a desempeñar el bello e imprescindible oficio de madre, para lo cual hace falta algo más que poseer un cuerpo de mujer.

Por todo lo cual te digo a ti, amable lector o lectora: si además de tener progenitora tienes la suerte de tener madre, entonces eres muy afortunado/a. ¡Dale gracias a todos los dioses...!

Una vez escrito lo anterior, procedo a consultar el Diccionario de la Real Academia, y me llevo una gran desilusión. Utiliza el termino “progenitora” como sinónimo de “madre”, la cual a su vez es definida como “hembra que ha parido”, centrándose exclusivamente en el aspecto biológico.

Lamento no estar de acuerdo, en absoluto, con los Academicos de la Lengua: a mi me gusta más mi definición.

Saludos.

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