En este capitulo 51, El Dr. Pedro Recio sigue haciendo pasar hambre a Sancho, es obvio que los duques-verdugos lo van a hacer sufrir hasta el final. Sancho maldice su gobierno, yo creo que ya está completamente harto de pasar necesidad. Cervantes nos lo dice muy claro: “Con esta sofistería padecía hambre Sancho, y tal, que en su secreto maldecía el gobierno, y aun a quien se le había dado”.
Pero no por ello abandona Sancho su talento natural, el dilema del puente -que le plantean- es solucinado muy satisfactoriamente, porque se acuerda en el mejor momento del consejo que le dio D. Quijote: Que en caso de duda, se atuviera a la misericordia, “que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo”. Es curioso, pero esa frase se me quedó tan grabada que en algun alegato en alguno de mis juicios -sobre todo penales- la he usado, os lo juro, dado que es un claro antecedente de la presunción de inocencia y del principio "in dubio pro reo", y del principio general del derecho segun el cual siempre es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente. Me llamó mucho la atención que en aquella epoca de terrible Inquisición, de quema de herejes y de brujas en las plazas publicas, hubiera quien ya anticipara nuestro magnifico logro constitucional: la presunción de inocencia. Ello demuestra, una vez mas, la inteligencia y el talento de nuestro buen hidalgo manchego y el animo compasivo y misericordioso de nuestro universal escritor.
El cerco contra Sancho se va cercando: vemos que esto se acaba, parece que tenian pensado rematarle del cargo de gobernador aquella misma noche.
Por otro lado, la lactura de las cartas que se cruzan escudero y caballero se me antoja, sencillamente, deliciosa. Ambas son extraordinarias.
En la carta de Sancho a D. Quijote se ve que el gobernador es y será siempre fiel a D. Quijote, se queja de que pasa hambre, dice que apenas tiene tiempo para nada…en fin, una carta que no revela que Sancho sospeche nada. Eso si: por mucha hambre que pase, tenia tantas ganas de gobernar que le pide a D. Quijote que no se enoje con los duques, no sea que tal enojo vaya a redundar en su perjuicio. El interés, al fin y al cabo.
Pero si me dais a elegir, prefiero la carta que D. Quijote envia a Sancho. D. Quijote es muy consciente de que Sancho es su escudero, y es sincero con el, sabe que es hombre de pueblo y no renuncia a seguir adoctrinándolo, es maravilloso el inicio: “cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos…vístete bien, que un palo compuesto no parece palo...”
Pero atención, creo adivinar que la duda sigue rondando el ánimo de Alonso Quijano: es como si D. Quijote no las tuviera todas consigo, o no terminara de creerse del todo el éxito de Sancho como gobernador, pues el lapidario final de la carta me lo da a entender:
“Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima”.
En fin, nada es eterno, y Cervantes, sin misericordia, nos lo relata de modo inexorable:
“Juntándose los burladores de Sancho, dieron orden entre sí cómo despacharle del gobierno”.
Señoras y señores, el gobierno de la insula se acaba.
Saludos
El cerco contra Sancho se va cercando: vemos que esto se acaba, parece que tenian pensado rematarle del cargo de gobernador aquella misma noche.
Por otro lado, la lactura de las cartas que se cruzan escudero y caballero se me antoja, sencillamente, deliciosa. Ambas son extraordinarias.
En la carta de Sancho a D. Quijote se ve que el gobernador es y será siempre fiel a D. Quijote, se queja de que pasa hambre, dice que apenas tiene tiempo para nada…en fin, una carta que no revela que Sancho sospeche nada. Eso si: por mucha hambre que pase, tenia tantas ganas de gobernar que le pide a D. Quijote que no se enoje con los duques, no sea que tal enojo vaya a redundar en su perjuicio. El interés, al fin y al cabo.
Pero si me dais a elegir, prefiero la carta que D. Quijote envia a Sancho. D. Quijote es muy consciente de que Sancho es su escudero, y es sincero con el, sabe que es hombre de pueblo y no renuncia a seguir adoctrinándolo, es maravilloso el inicio: “cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos…vístete bien, que un palo compuesto no parece palo...”
Pero atención, creo adivinar que la duda sigue rondando el ánimo de Alonso Quijano: es como si D. Quijote no las tuviera todas consigo, o no terminara de creerse del todo el éxito de Sancho como gobernador, pues el lapidario final de la carta me lo da a entender:
“Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima”.
En fin, nada es eterno, y Cervantes, sin misericordia, nos lo relata de modo inexorable:
“Juntándose los burladores de Sancho, dieron orden entre sí cómo despacharle del gobierno”.
Señoras y señores, el gobierno de la insula se acaba.
Saludos
11 comentarios:
Hola Cornelivs:
El gobierno está acabado...
Feliz fin de semana,
Luis
Al margen de la intervención celestial, (del estiercol levanta.. de los tontos hace discretos) algo tiene que ver Sancho en las sentencias dictadas.
¡Estoy deseando que se acabe! porque solo es causa de sufrimiento para nuestro querido Sancho. Besotes, M.
El título, al pelo, con la diferencia que Sancho no siente la soledad del poder a la que esta crisis está llevando a los actuales gobernantes.
Sancho sigue los consejos de su amo que le recomendaba misericordia y humildad con el reo, qué poco se da esto en los jueces endiosados que tenemos. Aquí le ponen a uno una gorra y a mandar.
Las cartas, modelo de trato respetuoso, de igual a igual.
Un abrazo
Feliz fin de semana.
Afortunadamente se acaba porque si no iba a acabar Sancho en los huesos y con un genio de mil demonios.
Feliz finde, Cornelivs
¡Hola, Cornelivs! El título de la entrada me ha parecido muy sugerente, y dado que parece que a ti las "sugerencias" te van..., me he acercado a ver qué decías...
¡Qué decepción! Me quedo sin saber de tu opinión sobre el gobierno (je-je).
Salud para ti y los tuyos.
Si amigo...casi...lo que ocurre es que este le obligan... y el que tenemos lo merece...un abrazo
Es curioso: la misma frase se me quedó grabada en la memoria a mí tras la primera lectura: es toda una apuesta humana de Cervantes.
Biquiñosss y muy buen finde:))
El doctor Pedro Recio (no sé si recio por comer bien) quiere matar de hambre a nuestro Sancho: al final el estómago podrá más que las ansias de poder y ello hará dimitir a Sancho de su cargo.
Pues el pobre Sancho, al principio propone dividir por la mitad al encausado, y castigar una parte y liberar la otra. Salomónica decisión sin duda; pero el tío cascaría sin remedio. Menos mal que se acordó de los consejos de su amo que le dijo que en caso de duda que imperara la misericordia.
Desde este otro mar de olivos, aunque cordobeses, recibe un fuerte abrazo.
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