"El soldado mas bien parece muerto en la batalla, que vivo en la fuga", dijo Cervantes. Y llevaba razón, ahora lo comprendo. Me ves derrotado y herido, pero mis heridas son el espejo de tu cobardía. Tu te sientas a hacer punto, como las comadres en la Place de la Concorde, en pleno 1.789, cuando veian caer las cabezas en la guillotina para matar su anorgasmia y su hastio, ¿verdad?
En el pecado llevas la penitencia. Lástima te tengo: tu nunca sabrás lo que es eso, tu nunca seras protagonista de nada: solo un ácido espectador. No sabes construir: solo destruir. Y encima eres envidioso: no puedes tolerar tu propia mediocridad, te resulta insoportable: por eso destruyes y arrojas ácido al rostro de quien tiene narices suficientes como para atreverse a algo grande, aunque caiga en la lucha, ¿verdad?
Tienes lo que te mereces. Y si, ya lo creo: en el pecado llevas la penitencia.
Saludos
21 comentarios:
Una historia bien contaba en pocas líneas, la cual dice más de lo que sólo leemos.
Cuantos perdedores hay como ese protagonista del relato tuyo. Yo desde luego, me identifico con él. He perdido mucho, pero ha sido para ganar otras cosas.
a veces es mejor un derrota digna que una victoria traicionera...un abrazo
No hay nada peor que una derrota sin lucha.
Excelente perspectiva, amigo.
Cada derrota templa el espíritu para lograr la victoria..Y la dignidad lo mantiene en el camino..!
Mi gratitud por compartir y mi abrazo inmenso,Cornelivs.
M.Jesús
La vida es una lucha desde el nacimiento.
El envidioso pobre ser que vive con el peso de sufrir los triunfos de a quien envidia. Digno de lástima.
Cariños
¡Contundente!!!!!
Me ha encantado!!!!!
Besos muchos
Ojalá supiésemos valorar el fracaso en su justa medida. Qué grandes lecciones sacaríamos de él.
Saludos.
Gracias Cornelivs, acabo de ver mis derrotas de otra manera, y me alegro de haber luchado, aunque haya caído en el intento en algunas.
Saludos.
Es una misiva que se puede dirigir a tanta gente.........porque desgraciadamente casi todos tenemos a alguien a quien se la enviaríamos, lo cual demuestra que no hay tantas variantes de los seres humanos. Yo me quedo con aquel que siempre arriesga y lucha aunque pierda
un besote
Sí señor. La amargura de la derrota es otro sabor más que hay que conocer para distinguir el dulzor de la victoria. En cada derrota contra el contrincante siempre está la victoria sobre uno mismo. Pero todo ello sólo se puede conocer luchando.
Abrazos
Como suelo decir a menudo: en el mundo hay dos clases de personas, los que hacen y los que critican a los que hacen.
Una derrota sólo es un paso más hacia la gran victoria, aquella que ni olerán de lejos los que no se arriesgan a perder.
Un abrazo.
No es vida la del que se queda sentado en el portal de su casa...
Para poder ganar hay que luchar, aun cuando existe el riesgo de perder.
Un beso
Qué terrible que es la envidia...
Si, hay que luchar, pero primero, contra los demonios internos.
Besos
Querido amigo, dices una cosa muy importante: has aprendido de la derrota. Y me parece importante porque mucha gente no aprende, ni de las derrotas, ni de las victorias ni de las tablas. Pelear por aquello en que uno cree, aunque no consiga sus objetivos, no es necesariamente una derrota, creo yo. Porque se vence con el corazón, con el alma, con la propia estima. Se crece en el aprecio de los demás y en el respeto de suscitamos. Nadie puede ser criticado por empeñarse en algo en lo que cree.
Un abrazo muy fuerte y mucho ánimo. Para mí, sea cual fuera tu lucha, has vencido.
La comodidad de no tomar riesgos es una loza que debemos evitar. No hay peor fracaso que el de no hacer nada. Admiro esa valentía, que, a veces me falta.
Un abrazo
... ... ...
¿Estás bien????
Besos
Es difícil aceptar que el peor enemigo que tenemos somos nosotros mismos y por eso los pusilánimes viven de y por la crítica a los actos de los demás.
La verdadera victoria radica en aceptarse finito y limitado (como vimos en tu entrada anterior, amigo).
Agradezco estos minutos de reflexión contigo (con todos)
abrazos, ¡guapo!
Querido Amigo:
En el juego de la vida, como sabemos, derrotas y victorias son resultados parciales. Cuántas veces mordemos el polvo, para luego levantarnos y volver a la batalla con más ímpetu y redoblado coraje. Muchas. Y hasta alguna vez llegamos a agradecer a aquel adversario que sin querer, nos regalò una lección.
Pero claro, hay distintos tipos de adversarios, y algunos ni siquiera merecen que los llamemos así.
Mi Abrazo, con todo cariño Pablo Querido!
Ya lo dijo José de San Martín: "Una derrota peleada vale más que una victoria casual"
Un abrazo Cornelivs
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