Internet tiene muy buenas cosas: una de ellas el encontrarte a muy buenos amigos, a los que quiero bien, como por ejemplo Pedro Ojeda (a quien mando un cordialísimo saludo y abrazo desde estas líneas), con quien tuve la suerte de compartir aquella inolvidable ("y digna de felice recordación") velada quijotesca. Su comentario a mi entrada anterior da pie a esta entrada. Directamente al grano: el mundo quizás no nos ofrezca muchos motivos para ser buenos; pero creo que merece la pena intentarlo de todos modos. Aunque nos llamen ingenuos, aunque nos llamen ilusos. ¡Hemos de de intentarlo…! Intentaré explicarme.
Sé lo que es el mundo tan bien como cualquiera puede saberlo, porque la tierra ya ha dado 47 vueltas alrededor del sol desde que vine a este mundo: por esa misma razón esa ingenuidad recuperada (bendita sea), vale para mi su peso en oro. Si ser ingenuo o iluso es intentar construir un mundo mejor, bendita ingenuidad o ilusión; sobre todo, cuando esa ingenuidad se ha recuperado después de llevarte ya más de trece mil azotes en las espaldas, y no fingidos como los de Sancho, sino reales; y si no en la piel, en el corazón, que son los mas dolorosos. Y si, también conozco la opinión de Shopenhauer “(El mundo como voluntad y representación”), pero hoy hablaremos en un lenguaje mas coloquial; ademas, de Shopenhauer ya hablé en otra entrada.
Pregunta, mi querido y muy apreciado Pedro Ojeda, y asi os lo pregunto a todos, haciéndolo con la intención de plantear un sano debate entre todos: si no recuperamos nuestra ingenuidad, al menos en parte -en el sentido que voy a expresar en esta entrada- ¿en qué basaremos nuestra esperanza? ¿En la bondad del ser humano? ¿En su capacidad para hacer el bien? ¿En que el mundo un buen dia despertará de su ceguera materialista? ¿No es eso ser un poco ingenuo tambien? Entonces, ¿en qué basamos nuestra esperanza?
Todos tendemos a protegernos de las agresiones externas, algo consustancial con el instinto de protección de todo ser humano; pero lo que sucede –pienso- es que el fragor del mundo no solamente despierta nuestros instintos de autoprotección, sino que nos impide también ser generosos con los demás, lo cual ya no es tan correcto, en mi humilde opinión. Si el mundo no es generoso, ¿por qué voy a serlo yo?
Segunda pregunta que os hago: ¿No estaremos confundiendo ser ingenuo con ser incauto? Entiendo que no es lo mismo, el ingenuo es persona candorosa, sin doblez; por el contrario, ser incauto es no tener cautela, es la persona que no adopta precauciones. Yo estoy hablando de lo primero, no de lo segundo: se puede ser ingenuo en el mas noble e inteligente sentido de la palabra, pero no incauto, porque ser incauto es ir directamente a precipicio. Insisto: dejemos algo claro, una cosa es intentar hacer el bien y otra, harto diferente, es hacer el idiota. Y yo estoy hablando de lo primero, no de lo segundo. No se si me explico. Necesitamos un nuevo renacimiento ético, no porque el mundo nos de motivos para hacerlo, ni seguridad de hacer el bien sin lesionarnos, sino porque necesitamos hacerlo… ¡ para dar ejemplo…! El que ama solo a los que le aman ya ha recibido su recompensa. Lo bueno es amar incluso a quien no conoces. Es una batalla valiente, ya lo creo, pues muchas veces nos herirán, una y otra vez caeremos…pero hemos de seguir adelante. Si no, fijaros en los grandes héroes de la historia: Cristo, Buda, Confucio, Moises, Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, y todos los grandes hombres y mujeres que han hecho el bien. Tercera pregunta que os hago, amigos Pedro Ojeda y todos: ¿todos ellos han sido ingenuos, han sido tontos? ¿O mas bien tienen el aprecio y el reconocimiento del mundo por su comportamiento? ¿Merece la pena imitarlos?
Se puede conseguir: estoy convencido. Si, hemos de recuperar la inocencia, con todo lo difícil y aparentemente pueril que pueda sonar. Al menos intentarlo... Os juro que no se como expresarme. Como antes os decía, es comprensible perder la inocencia como medio de protegernos de las agresiones externas, pero quizás se nos pasó por alto que un exceso de autoprotección nos priva a nosotros mismos de nuestra oportunidad para ayudar a los demás: estoy tan dolido con el mundo, y conozco tanto a la gente que no me fio ya ni de mi sombra. Y es lógico este mecanismo de defensa, pero así estoy condenando a justos por pecadores: me estoy cerrando a mi mismo mi posibilidad de ayudar a los demás, porque hay aun mucha, muchísima gente buena por ahí, en el mas noble e inteligente sentido de la palabra.
En la entrada anterior hablaba de Jesús de Nazaret. Forzosamente he de volver a hacerlo en esta, a propósito de una de sus frases más conocidas: “Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas”. Fijaros que conceptos tan aparentemente antagónicos. Pues se puede hacer. Claro que se puede. Pero nadie dijo que nacer de nuevo fuera cosa fácil. Es como si dijeramos: se que el mundo es lo que es, pero creo en un mundo mejor, y esa creencia es mi modo de intentar cambiarlo: el hecho de que el mundo sea lo que es no me va a impedir amar (intentarlo, al menos) a mis semejantes. Lo contrario es algo asi como dar patente de corso a mi egoismo, justificandolo en la maldad del mundo, no encuentro las palabras adecuadas, no se si me explico, me queda la duda. Hay que luchar contra la inercia, es la lucha de la voluntad contra la inteligencia, recordemos a Gramsci. (“Frente al pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad”).
En cuanto a mi opinión personal sobre la frase de Jesús, podéis consultarla en mi entrada “Jesús de Nazaret dixit”, que publiqué en este blog mío el día 14 de Septiembre de 2009. En dicha entrada, en la cual (seguro) creo que me expresé mejor de lo que lo estoy haciendo hoy, os decía esto:
Mateo 10:16 "He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas."
Siempre he sido -y lo sigo siendo en la actualidad- un gran devorador de los textos religiosos, como todo buen escéptico que se precie. Tratándose del catolicismo, he leído, releído, meditado y rumiado durante años y décadas muchísimos textos, y como no, la Biblia, con un objetivo: buscar la verdad. Y no desespero en esa búsqueda, pues me da paz seguir mi propia senda. Para poneros en antecedentes, podéis consultar la entrada que publiqué el dia 13 de Julio de 2008 ("El hijo de la duda" ), en la cual narro más profundamente lo que pienso sobre la materia.
Hoy es fiesta local en mi localidad, se celebra la fiesta religiosa en honor al Cristo de la Misericordia, patrón de la ciudad. Es un crucificado. Hace un ratito lo he visto pasar en procesión. Y ello me ha dado pie para la redacción de esta entrada.
Sencillos como palomas. A pesar de los lobos. ¡Si! Esto es lo mejor de todo, porque el hecho de que seamos prudentes y adoptemos precauciones no ha de impedirnos hacer el bien, ni justificar nuestro egoísmo, sino que hemos de actuar dando el corazón a los demás.
Si algo no te gusta, no lo critiques: cámbialo, dice Ludwig, y lleva toda la razón. Si te encuentras con un egoísta, cárgatelo siendo generoso con el; si te encuentras con un soberbio, sé tu mas humilde aún de lo que eres. Si te encuentras con un avaricioso: dale el doble o el triple. Y asi sucesivamente.
Y si al final te traiciona, en ella estará el oprobio, no en ti: tu sí podrás dormir a pierna suelta. Porque dar amor no es cosa de tontos incautos o de cobardes...¡sino de valientes que se atreven a ello! ¡Alguien tiene que hacerlo...!
10 comentarios:
Yo ya no quiero ser inocente, Cornelivs, quiero que la experiencia me impulse a mirar con los ojos limpios. La inocencia, sin experiencia, nos llevará por los mismos derroteros. Pero ay de aquellos que hayan perdido la esperanza por la dureza de la vida. Están condenados a sufrir y hacer sufrir.
La Esperanza se quedó en la caja de Pandora.
Seamos ingenuos, tengamos esperanza, vistamos todos los dias de verde.
Feliz verano, Pablo.
Amigo Cornelivs, creo en la ingenuidad aunque te den más tundas que a una alfombra, creo que es un ir sin los ojos llenos de prevenciones, creo que un puntito de inocencia vale, y no infantil que los niños a veces son muy crueles, digo esa que se nutre de curiosidad. Afirmo que la mayoría de seres humanos somos decentes, la mayoría que manda es corrupta por algo manda y el poder siempre corrompe. Conozco muy buenas personas, no hace falta citar a Cristo, como él muchos hablaron, si es que él dijo lo que le atribuyen, es otro cantar. Jejeje, me pongo cínica, que tampoco sobra sentido del humor, es básico para encarar la vida, lo único cierto que tenemos.
En la duda nadamos, y despejándola aparecen otras, es infinito el dudar, pero así se avanza o se procura no tropezar más de dos veces en la misma piedra.
Seamos optimistas !!qué digo!! dioses, ¿me he vuelto majara e inocente a la vez? Puede ser que un poco, lo justo para ir tirando.
Besitooo y gracias por tu visita.
Basamos nuestra esperanza en la ilusión.
Pero el mundo no será mejor si no lo hacemos mejor. La esperanza no es sino un norte o un sur, una dirección hacia una meta que nunca alcanzaremos. Pero a pesar de esto nos ponemos en camino. Y es en ese momento cuando lanzamos la flecha de nuestra existencia mas allá de donde nunca llegarán nuestros pasos.
Quien planta árboles a cuya sombra sabe que jamás habrá de sentarse ha comprendido el sentido de la vida.
Un saludo
Hay que recuperar la verdadera inocencia. La de los niños; que creen que todo es posible, no importa cuán absurdo, ridículo o irreal parezca...ellos no tienen las inhibiciones de los adultos a la hora de creer en algo. Supongo que en parte es porque no tienen mucho sentido del espacio, del tiempo...y de tantas otras cosas de las que valoramos tanto que acabamos olvidando las que realmente importan. Tampoco tienen problemas para demostrar cualquier sentimiento o para ser sinceros.
Supongo que a eso debió referirse Jesucristo cuando nos invitaba a ser como los niños.
Si es cierto que ha estudiado tanto la Biblia seguramente ya lo sabe y yo solo estoy mostrando mi ignorancia y algo que, aun pudiendo parecer soberbia no lo es.
pues yo creo que no fueron tontos, creo que siguieron sus principios, su fe, su forma de pensar... y lo siguieron hasta el final.
yo sí quiero seguir siendo inocente todo lo más que pueda pero con los ojos bien abiertos.
biquiños,
bien podríamos basar nuestra esperanza en hechos. En el hecho cierto y comprobable de que no lo hemos hecho, ni intentado todo.... si asi hubiera sido.. pues sencillamente no habría esperanza alguna....es en la verificación de que la creación no esta terminada ni mucho menos, en lo que basamos las esperanzas... ya que cada día estamos siendo contruidos, renovados,ampliados, y mejorados... es de esperar que el futuro traiga entonces buenas cosas.... ¿porque darle crédito al miedo?....¿Porque esperar que algo malo suceda?...¿ nos hemos tragado en el biberón las leyes del señor Murphi?.... ¿y si no sucede lo peor que?...¿Nos sentiremos desencantados?... bueno, creo que merecemos sentirnos mejor..... un feliz dia del amigo pablo para ti... un abrazo desde buenos aires. argentina... juank.
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Buscar hacer el bien a nosotros mismos y a nuestros semejantes debería ser uno de los motores de nuestras vida. Otro, crecer en nuestro autoconocimiento y mejorar todo lo posible nuestra calidad humana.
Besos, Cornelius y jamás perdamos la esperanza de crear entre todos un mundo mejor, para y por nuestros hijos.
Lo malo es dejar de hacer el bien por temer lo malo. Un punto de ingenuidad es necesaria para seguir creyendo en la bondad del ser humano, aunque la palabra tiene connotaciones peyorativas.
Un abrazo cordial.
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