Voy a reflexionar en voz alta a la luz de los últimos
acontecimientos que se han desencadenado como consecuencia de la abdicación del
Rey Juan Carlos I, y el debate que se ha
suscitado por enésima vez sobre el mantenimiento de la Monarquía como forma de
gobierno en una Europa en la que la Monarquía es una institución minoritaria: la
mayoría de los países que conforman la Unión Europea son Repúblicas. Veo los periódicos y los telediarios, y contemplo manifestaciones
en muchas calles de nuestro país, pidiendo república, y/o solicitando un referéndum sobre tal cuestión; y también escenas más esperpénticas, como la
de algún dirigente político despistado
pidiendo que elijamos entre “democracia o Monarquía”, ú otros pidiendo que determinados
partidos apoyen o dejen de apoyar la sucesión (sin dar motivos ni explicaciones
para ello), y otros dislates semejantes.
.
Y yo creo que se impone hacer una reflexión serena.
La Monarquía prestó en su día un gran servicio a
este país, liderando la transición, y colaborando de modo muy principal al
establecimiento de la democracia y de la libertad en nuestro país. España salía
de una dictadura, y la reconciliación de las dos Españas, bajo la batuta de
Juan Carlos I y Adolfo Suarez, y la magnífica energía, fortaleza y
determinación del Rey frente a los golpistas el 23 F, fue el logro que,
definitivamente en mi opinión, consagró la Monarquía en España, y la hizo
venerable y respetada dentro y fuera de nuestras fronteras, y se gano el aprecio
y el cariño de mucha gente. Y hay
que ser agradecido, pues de ser bien nacido es ser agradecido, como suele decirse; de modo que a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es
del César.
No obstante, el tiempo no se detiene, todo
evoluciona, la sociedad ha cambiado muchísimo, la España de la transición queda
ya muy atrás, y afortunadamente este país se ha acostumbrado a vivir en libertad,
y quieran los dioses que siga siempre así. Pero la juventud del siglo XXI no comprende
muy bien el ius sanguinis y todo lo
que ello representa. Los jóvenes viven en democracia porque han nacido en
democracia, y así
desean seguir, lo cual me parece lógico y natural. La generación que
vivió su juventud bajo el “Rey que trajo la democracia” ha dado paso a otra
generación distinta, de una España muy distinta: la generación que siempre ha vivido
en democracia porque no ha conocido otra forma de gobierno, la generación que vive bajo una crisis terrible, en una
España que parece disgregarse territorialmente, y en la cual no parece estar
muy claro el papel de la Monarquía, ni la posible modificación o reforma de
nuestra Carta Magna.
Yo creo que no se puede vivir de las rentas, el
papel (importantísimo, encomiable y
digno de alabanza, insisto) que el Rey protagonizó en nuestra transición, su
valor y determinación cuando se enfrentó al golpe del 23 F, siendo un magnifico
activo para la Monarquía, no puede convertirse en caudal inagotable que legitime dicha institución en
el tiempo: las cosas han cambiado, España es otra sociedad distinta, la
sociedad evoluciona, y sociedades diferentes reclaman respuestas y soluciones también
diferentes. Y con el paso de los años, la Monarquía, en mi opinión, se ha ido
desinflando, como la rueda de una bicicleta que pierde aire, poquito a poco.
Y en cuanto al prestigio social, “la mujer de Cesar deber de ser buena, y
parecerlo”, dicen que dijo Cesar; de modo que resulta obvio que la Monarquía,
en consecuencia, que se dice tuteladora de los altos valores, tenia que haber tenido una honorabilidad fuera de toda
duda, y liderar la nobleza y altura de miras que la institución dice
representar. Pero, humano al fin y al
cabo, el Rey ha cometido varios errores (elefantes en Botswana y otros) al
tiempo que miembros de su familia han sido salpicados por problemas con la
Justicia. Cierto que pidió perdón, y eso le honra; pero ahí están esos errores, la sociedad los detecta y no olvida, y no han ayudado a la
Institucion precisamente, antes al contrario: han contribuido, en mi opinión a azuzar el
debate sobre Monarquia si o no. En todo caso, tales defectos NO se pueden consentir, y la Institucion Monarquica, si desea prolongarse en el tiempo, ha de ser buena, y parecerlo tambien, ha de dar ejemplo a todos los españoles, ha de ser mejor que todos y dar ejemplo de integridad moral, insisto. Y estos escándalos, intolerables, han dañado muy seriamente la imagen
de la Corona.
Al mismo tiempo, la Monarquía no es un elemento o requisito sine qua non
para vivir en democracia, es
manifiestamente prescindible y sustituible; véase caso de Estados Unidos,
Francia, Italia, Alemania, Portugal, Irlanda, y la inmensa mayoría de los países democráticos
de la Union Europea: todos son repúblicas y son estados democráticos avanzados.
Pero si es asi, ¿Que opción tenemos? Decía antes que la sociedad evoluciona, y que
sociedades diferentes reclaman respuestas diferentes. La Constitución de 1.978
yo la llamo la Constitución de la transición y del consenso, por lo que antes
he expuesto: había que apaciguar a las dos Españas, y acostumbrarnos a vivir en
libertad. Cumplió su papel, un gran papel, por supuesto; pero no olvidemos que
la Constitución no es inmutable. Recordemos todos que la Constitución fue redactada por seres humanos, no dioses; por
la misma razón, hemos de tener la flexibilidad mental de poder y saber reformarla
cuando sea necesario. Y sentirnos capaces para ello. Y no pasaría nada.
Absolutamente nada. En España la palabra “reformista” causa temor, pánico
irracional y no puedo comprenderlo: si los legisladores de 1.978 fueron
inteligentes y sabios para solucionar los problemas de la España de la época, ¿Por qué no vamos a ser capaces nosotros,
bueno, nuestros políticos, de reformar la Constitución para intentar solucionar
los problemas de hoy, a saber, una posible redefinición de los papeles de la
Monarquia, y la organización territorial del Estado, entre otros?
A enfermedad vieja, medicina vieja; pero a enfermedad nueva, medicina nueva. En
definitiva: soluciones nuevas para problemas nuevos. Lo que no es admisible es
lo que parecen hacer los políticos actuales, salvese el que pueda, insisto; intentar solucionar un problema actual con
recetas que funcionaron hace 40 años, o con un texto que es hijo de una época pretérita,
eso demuestra una miopía política más
que preocupante: Estados Unidos, Inglaterra y otros países, han sido inteligentes y han sabido reformar y modificar
sus Constituciones, adaptándolas a los tiempos, a medida que pasaban las décadas,
y ahí están.
Si se modifica la Constitución no pasa nada. La
Constitución no es algo divino ni inmutable: fue redactada por personas, no por
dioses. De modo que, de miedo nada. Aunque, país de contradicciones al fin y al
cabo, en España por el contrario no las modificamos: las tiramos a la basura y
hacemos una nueva. Vease el historial
constitucional de España en el siglo XIX.
En consecuencia, reclamo un debate, serio, abierto y
honesto, y repito las tres palabras, serio, abierto y honesto, sobre el papel
de la Monarquía en el Siglo XXI, hacia una posible redefinición de sus
funciones a la vista de la sociedad actual, y sobre la (en mi opinión) necesaria modificación
de la Constitución, pues me parece
llegado el momento para ello y son problemas que están, en mi opinión, íntimamente
entrelazados, porque no debemos de olvidar que la Constitución regula la
organización territorial del Estado, esto es,
el Estado de las Autonomias, y las reivindicaciones territoriales de
alguna que otra Comunidad Autónoma constituyen
un nuevo dilema que merece una solución nueva;
al mismo tiempo, la Constitución proclama a la Monarquía como forma de
gobierno, en un momento histórico (1978) determinado, y es preciso ver si esa institución
ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, y si es o no es necesario, que yo
creo que si, promover un debate sobre su mantenimiento, y en caso afirmativo,
indagar si seria preciso una posible redefinición de sus funciones.
Si la soberanía emana del pueblo, el pueblo debe de
decidir como solucionar un problema de hoy, que no estaba en 1978. Ahora bien, ¿tienen nuestros políticos la
altura de miras, sagacidad, inteligencia y valentía suficiente para ello, como la que tuvo el legislador de
1978?
8 comentarios:
Tú lo has dicho, todo evoluciona, todos los sistemas también. No reformar la Constitución sería quebrarla por inundación y cuando esta llegue se va al traste el sistema entero. No entiendo este miedo a las reformas. Estoy convencido de que no hubiéramos llegado a las tensiones independentistas si hubiéramos negociado en serio la reforma constitucional hace unos años. Para eso elegimos y pagamos a nuestros políticos.
Un muy analítico artículo. Claro y escrito con fundamento. Ahora les toca a ustedes, como sociedad, debatir y decidir qué hacen.
Saludos.
Interesante e inteligente texto
Alegra leerte, de nuevo en tus disertaciones
Pienso que no debe existir miedo en acometer reformas constitucionales y adecuar la Carta Magna a nuevos escenarios, en cualquier país
Y tienes razón, se requieren políticos con altura de miras
pero también ciudadanos con altura de miras. Ciudadanos, que no sean un nudo de ideologías, y solo conforme a ellas reacciones y piensen
En cuanto a Monarquía Parlamentaria y República en España, siento que no hace daño un debate serio. Tengo entendido que la misma Constitución otorga formulas para ser reformada y esa reforma consultada a todos los ciudadanos.
Igual, creo que ser un país con monarquía o ser un país Republicano, no ofrece per se ninguna garantía de mejor funcionamiento y mejor entrega de beneficios a la sociedad
Existen monarquías en países bien desarrollados desde el punto de vista social, como son Suecia, Holanda
Y monarquías que desde mi punto de vista dejan mucho que desear como Suazilandia o Arabia Saudita
Y de Repúblicas, también hay un crisol de ejemplos buenos y malos
Me viene a la mente la República Bolivariana de Venezuela o la República Popular de China o de Correa del Norte...
Besosssssssss
Hola. Mucho tiempo que no pasaba por aquí. Nosotros de este lado del mundo no entendemos eso de monarquía. Saludos!
Muy interesante tu análisis, Cornelivs, en esta entrada que he elido con mucha atención, como así también las anteriores. Te felicito por la cuarta maratón y por que tu familia y amigos estuvieron contigo en Madrid.
Yo acabo de regresar de un largo viaje, gracias por venir a mi casa a saludarme. Un beso y un abrazo y me alegra mucho tu regreso.
Dice, que te he leído, por supuesto. Más besos
El papel del Monarca tiene que ser muy diferente al del Gobierno pero tiene que estar junto al Gobierno, a los diferentes gobiernos. Tal y como se encuentra el país ahora, necesitamos precisamente un referente estable y no un debate de no se sabe qué. Yo, desde luego, no quiero otros políticos más. No olvidemos que los que están ahora también los hemos elegido. No olvidemos tampoco la Historia de España.
El problema, más que en los sistemas, se encuentra en las personas. En el caso de España, todavía más claro lo veo. La Constitución es un marco nada más y no veo nada malo en ella, apenas nada negativo.
El papel de Rey aporta, puede aportar, muchísimo a una sociedad, a un país. Se trata de un papel conciliador, conseguidor, mediador. Se trata de un papel muy importante que no cambia, que permanece. Y es importante ese referente estable de cara al exterior y de cara también a los ciudadanos.
Reconozco, Cornelius, que me gusta cómo lo has expresado pero no me convences. No me ha convencido nadie aún de lo contrario.
Veo todo muy verde en el otro lado. Veo muy malas intenciones.
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