Tomando
un rápido café ayer en el artesano con mi mujer y unas compañeras de trabajo, a quienes envío un cordial saludo desde estas lineas, surgió el tema de este post: las reflexiones que un ser humano puede hacerse
cuando ha atravesado el ecuador de su vida. Bueno, ya se supone que tenemos un bagaje vital de experiencias y acontecimientos que nos permiten tomarnos las cosas con mas serenidad, con animo mas tranquilo. Cierto que tenemos mas experiencia, conocemos mucho mejor lo que es el mundo y la vida y estamos en una edad estupenda (al menos yo lo siento así), que nos permite asumir retos y riesgos mas elevados, incluso, que en nuestra juventud. En una palabra: no le tememos a nada, o al menos tenemos esa sensación. Pero tambien corremos el riesgo de creer que ya lo sabemos todo, cuando lo cierto y verdad es que no sabemos tanto, o bien nuestro ego nos puede confundir y llevarnos a pensar que estamos de vuelta de todo, cuando lo cierto y verdad es que no hemos ido a tantos sitios; aunque afortunadamente, en momentos de sinceridad con nosotros mismos, nos damos cuenta de que muchas veces tenemos la sensación de que mientras mas mayores somos, menos sabemos, o por mucho amor que nos rodee en nuestra familia, en algunos momentos sentimos soledad.
Hablemos de ello.
Cuando me disponía a redactar esta entrada, buscando en internet y en mi base de datos jurisprudencia sobre cierto asunto, me topé por casualidad con la imagen de
Einstein, que podeis
ver a la izquierda, y me vino a la memoria una de sus frases:
"¿Que sabe el pez del agua en la que vive
durante toda su vida?"
Viene a colación esta frase por lo que he dicho antes. Apenas sabemos nada. Y en mi opinión, quizás esta frase encierre
muchas de las respuestas a las grandes preguntas que el hombre se ha formulado
durante toda su vida, si, esas preguntas que grandes sabios de todas las
épocas han buscado en su eterna búsqueda e investigación sobre la verdad. Pero ¿Quién la encontró? Tu también te has cansado en esa búsqueda, ¿verdad?
Bueno, el término cansado no es propiamente exacto, de
hecho siempre he sido consciente de que no encontraré la verdad, que siempre se hace esquiva, de modo que se
acostumbra uno a vivir así, y eso aleja
toda posible sombra de cansancio.
En todo caso todos tenemos nuestra
verdad, nuestra propia verdad, como yo, que también tengo la mía como
un lienzo en blanco que los diferentes acontecimientos y experiencias
vitales han ido pintando a lo largo de los años. ¿Y qué colores predominan en
ese lienzo? De todo hay aunque la base inicial, pintada en los lejanos tiempos
de mi niñez y primera adolescencia, es
oscura con predominancia de pardos y ocres, parece un cuadro tenebroso de
Goya propio de la Quinta del Sordo. No obstante, en los últimos trazos de ese
cuadro ya se adivinan colores vivos: amarillos, naranjas, azules intensos como
el cielo y verdes primavera profundamente evocadores y bellos. Poco a poco el cuadro
se va llenando de color, aunque de vez en cuando alguna sombra ocre vuelta a
brindar al lienzo ese aspecto general un poco lúgubre, aunque ya menos.
La verdad... ah si. A veces pienso que nos
hubiéramos ahorrado mas de uno bastante dolor si no hubiéramos perseverado en
esa búsqueda, tan aparentemente infructuosa. Al menos, eso puede parecer a
primera vista, un desgaste innecesario, pero con el tiempo
aprende uno que es un gasto muy conveniente: al fin y al cabo se trata de
ganar libertad. Tu libertad. Libertad de criterio, deseo de caminar por tu
propia senda y no por la que otros transitaron, y sobre todo olvidarte de los prejuicios que
te encadenan. Pero no olvidemos que "Es
mas fácil desintegrar un atomo que un prejuicio", y eso tambien
lo dijo Einstein, desintegrar un prejuicio es un esfuerzo individual
que lleva su tiempo, ya lo creo que si, es una lucha a veces agotadora,
que puede durar años. Pero cuando uno lo consigue… que calma, que paz
se alcanza... alcanzas asi la madurez y en sosiego.
Pero, mientras, sigo buceando en los ojos
tristes y caidos del gran Albert Einstein. ¿Por qué esa tristeza? Quien sabe… Acaso
se dio cuenta de que el ser humano es
una criatura muy curiosa. Somos capaces de lo peor, pero también de lo mejor.
Podemos verter hacia los demás nuestros más oscuros deseos y dar rienda suelta
a nuestros más bajos y detestables instintos; pero también somos capaces de
derramar infinito amor sobre los demás, estando realmente interesados en el
bienestar ajeno. Podemos destruir y construir; matar y sanar. Podemos engendrar
a seres como Hitler, Mussolini, Pol Pot o Stalin; pero también la raza humana
ha sido capaz de engendrar a criaturas como Gandhi, Buda, Julio Cesar,
Confucio, Jesucristo…
Tenemos en nuestras manos el dominio de
nuestras acciones; somos dueños de nuestro destino, gozamos de libre albedrío;
podemos elegir (no diré ya entre el bien y el mal, esta maniquea distinción
cada vez me gusta menos) entre el egoísmo y la generosidad, entre el mirarnos
siempre a nuestro propio ombligo o mirar a los demás. Y hay de todo:
gente que quisiera captar para si hasta los rayos del sol no dejando escapar
ninguno, y también otros que gozan (realmente gozan) al ver que su luz nos
ilumina a todos. ¿Dónde esta la diferencia? ¿En la escala de valores
individual? ¿Por que éste elige hacer la vida feliz a los demas,
y aquel otro de mas allá opta por hacerse la
vida feliz solo a si mismo, incluso aunque sea a costa del bienestar ajeno?
¿Qué es lo que lleva a uno y a otro a elegir tan distintos caminos? Ah, si, el
libre albedrío de antes. Pero no es tan sencillo. ¿Qué otro factores influyen en
esa decisión? ¿Personalidad? ¿Educación?
Pero que incautos podemos llegar a
ser...porque al final de cuentas tendremos que partir de aquí, queramos o
no, recordémoslo; y lo mejor de todo: nada material podremos llevarnos allá. "Polvo eres…" pero
te empeñas en ignorarlo y en actuar como si fueras eterno. Y lo cierto es que
esta vida es como un corto
permiso de la mili, que
decían los viejos.
Y en nuestra búsqueda no nos ayuda precisamente
ésta maldita sociedad en la que vivimos que, al contrario, nos enseña a ser competitivos, a brillar más
que el otro, a ganar más que el otro, a tener más que el otro, a muchos les
hace gozar eso: porque piensan que asi son felices: acumulando bienes
materiales, teniendo mejor coche que tu, mejor casa que tu, mejor mujer
que tu; mejor reputación social que tu. Hasta cuando llegan a la tumba procuran
lo mismo: tener mejor nicho que tú. ¡Menudo banquete para los gusanos…! Incluso llamamos "tonto" o
"desfasado" al que intenta hacer feliz a los demás, y hay que ser
malvado -o acaso inconsciente- para ello: ni comemos ni dejamos comer; ni
somos buenos ni dejamos que otros lo sean. Pero también los hay que, ignorando
comentarios u opiniones ignominiosas, optan por la caridad con el prójimo. En
mi opinión, eso es el amor: dar. Con mayúscula.
Por lo que a mi respecta, cada vez
comprendo mejor a aquel que dijo: hace
falta tiempo, mucho tiempo para aprender a vivir. Y asi, vamos
madurando, van pasando los años, te vas dando cuenta de las cosas; los pocos consejos buenos de los amigos y
seres queridos, y las muchas heridas que
la vida te deja en el corazón hacen que madures y despiertes a la realidad del
mundo. Pero…que pena que cuando medio hemos aprendido el duro oficio de
saber vivir (porque nunca se aprende del
todo), ya es demasiado tarde. Pero bueno, seamos positivos; nunca es tarde para darse cuenta de un
error, asumirlo, y cambiar de actitud. Dicen
los sabios orientales que “el mejor
momento para plantar un árbol fue hace 30 años, el segundo mejor momento para
plantarlo, es ahora”. Plantémoslo, pues.
Y ademas, es el mejor momento: ahora, si bien esa decisión ha de venir precedida de una serena reflexión que quiero hacer en compañía de todos vosotros, amigos y amigas lectores/as. Si, cuando llega tu primera madurez, décadas
de las 40 o 50, es un momento estupendo para plantearte muchas cosas, recapitular, y preguntarte: ¿He
cogido el camino correcto? ¿Ha merecido la pena lo vivido hasta ahora? ¿Qué he
hecho bien? ¿Qué es lo que funciona mal y he de cambiar? ¿Por qué me siento solo a veces? ¿Cómo puede
ser que mientras mas años tengo, en ocasiones siento más inseguridad? Todas
estas preguntas entiendo que son normales a estas alturas de la vida, y tienen
una causa y una explicación muy sencilla, y muy concreta.
Pero ya basta por hoy. Aqui me he limitado a plantear el problema. Y lo desarrollaremos, amigos y amigas, en la próximas entradas.
Saludos.
1 comentario:
Pablo, la búsqueda de la verdad posiblemente nos lleve a comprender que no existe una única verdad, es decir, que no existe ese concepto como algo absoluto.
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