Asi se escribe en griego el término "politica".
Nunca ha formado parte de mis aficiones la politica. Desde pequeño me enseñaron en la escuela que la politica era un arte noble; era “el arte de servir a los demás”. Quizás sea una acepción muy primaria, pero para mi, eso es lo que "debe de ser" la politica. Y ahora, con mis 43 años a cuestas, lo creo aún más firmemente. Para mi sorpresa, he comprobado que la wikipedia define la politica como “la actividad humana tendente a gobernar o dirigir la acción del estado
en beneficio de la sociedad”. Con más placer aún, observo que sigue diciendo lo siguiente: “Así entonces podemos entender el término de política en la actualidad, como la actividad de quienes procuran obtener el poder, retenerlo o ejercitarlo con vistas a un fin. Debe tenerse presente que esta es de carácter instrumental;
desde una perspectiva moral, la política debe ser vista como una de las actividades más nobles del ser humano ya que implica una labor de servicio hacia los demás, viendo a éstos como la generalidad o pueblo.”Lo anterior es lo que, según mi opinión, “debe de ser” la politica. Pero, ¿lo “es” realmente? Obviamente, no.
Siempre ha habido y habrá abusos. Pero pienso que nadie deberia de usar esa verdad histórica como excusa para su conformismo o su apatia, pues yo le responderé, con datos históricos en la mano, que si es vieja la corrupción, más vieja aún es la lucha contra la corrupción, lo que pasa es que hay que preocuparse un poco por las cosas.
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Un breve repaso por la historia nos indica que en mi adorada Roma antigua, la política era un noble arte: los romanos se ocupaban de la "res publica", de la cosa publica. Era noble arte servir a su pueblo y hacer que se engrandeciera. Y lo consiguieron, por supuesto. Eran politicos vocacionales. Los cónsules solo podian estar un año en el cargo, se renovaban anualmente, asi no se acostumbraban a mandar; ademas, tenian derecho de veto el uno sobre las decisiones del otro, lo cual evitaba arbitrariedades. Y funcionaba bien el sistema: desde el año 494 a.C hasta los primeros años de nuestra era en que se inauguró el Principado con Augusto. Total: una vigencia de quinientos años.
El tribuno de la plebe (tribunus plebis) defendia a las clases bajas frente a los abusos de poder. ¡Incluso tenia derecho de veto sobre las decisiones de los Cónsules y de los Comicios! Su persona era completamente inviolable y sagrada. Y las magistraturas romanas, como decia Montesquieu, fueron (más que la guerra incluso) la primera causa de la grandeza de Roma, pues sabiamente se detenian y frenaban unas a otras. No se; pero algunas veces pienso que o bien estaban mucho mas avanzados que nosotros, o bien tenian mas valores éticos que nosotros, o ambas cosas a la vez.
Corramos hacia adelante dos mil años y situemonos en el momento actual. La opinión mas general de la sociedad es que ahora los politicos (sálvese el que pueda, hablo en general) no son vocacionales, sino profesionales. Salvo honrosas excepciones, la clase politica en general goza de mala reputación en el común de los mortales, y ello es obvio, a la vista de conocidos acontecimientos, crisis, desfalcos, casos de corrupción y otras extravagancias que suceden en todos los ambitos y sectores de este mundo y que todos conocemos.
Y el caso es que al principio la cosa parecía ir bien. Este es el Preámbulo de nuestra Constitución, norma fundamental del Estado Español: “”La Nación Española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: - Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. - Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. - Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. - Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. - Establecer una sociedad democrática avanzada, y colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.””
Indudablemente, es una bella declaración de principios y debemos aspirar a que se convierta en una realidad. Pero, ¿se cumple? ¿No? Entonces ¿Qué pasa? Que tendrá el poder, qué sustancia diabólica penetrará en el torrente sanguíneo de muchos miembros de la clase política, que apenas salen elegidos, y apenas comienzan a mandar, se olvidan de promesas, de nobles fines, en fin, del noble arte que la política debe de ser?
Lo primero que debería recordar un político es que es un “servidor publico”. Están ahí porque nosotros los hemos elegido en unas elecciones. Le recordaría que el art. 1.2 de nuestra Constitución dice que “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.”
Bien es cierto que el ciudadano común se preocupa de los políticos cada cuatro años, cuando tenemos que elegirlos. Solo entonces somos real y verdaderamente libres: el dia de las elecciones tenemos en nuestra mano la “vida” o “muerte” politica de Fulanito, de Menganito o de Zetanito. A partir de ahí, al dia siguiente ya es otra historia. La soberbia los llena, el aroma dulce pero diabolico del cargo parece que los embriaga, y una amnesia terrible hace que se olviden de muchas de sus promesas.
Conclusión: sobreviene el inevitable desencanto ciudadano, puesto que comprobamos una y otra vez que algunas o muchas veces los políticos no responden al fin para el cual los hemos colocado ahí: ¡para arreglar problemas con efectividad y con eficiencia!
Pero, ¿Es valiente nuestra sociedad para denunciar esas situaciones? Yo creo que podemos mejorar mucho. Si; porque ¡cuantas personas al enterarse de algún caso de corrupción no se han sonreído, y han dicho o han pensado eso de que “todos los políticos son iguales”, “son del quítame tu para ponerme yo”, e incluso algún lumbrera intelectual (de esos "genios" (?) que nacen cada cien años) añade tranquilamente y sin inmutarse que “hacen bien, yo haría igual, para eso están”! Muchas veces pienso que no nos falta más que aplaudir. Todo el mundo se calla, ¡claro, no sea que lo vayan a quemar a uno en la hoguera, o le vayan a sacar un cuarto de carne como al Mercader de Venecia, faltaría mas! Silencio y mirar para otro lado, aquí no pasa absolutamente nada.
Por ello, quizás parte de la culpa la tengamos nosotros, la sociedad. Si estuviéramos más pendientes y vigilantes de su gestión, si fuéramos más exigentes con ellos y mas valientes para denunciar las irregularidades que presenciemos, y no recurriéramos al típico y tópico "todos son iguales", quizás todo fuera distinto.
Y que conste que pienso que hay buenos politicos. Pero deberia de haber más. Porque muchas veces pienso que a algunos "otros"miembros de la clase politica les interesa eso: que nos olvidemos de ellos, y por muchas razones. Craso error por nuestra parte el que estamos cometiendo, si asi actuamos, porque quizás les estamos haciendo el juego.
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Deberíamos de ser más exigentes. Tenemos todo el derecho del mundo.
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Saludos.
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