"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
. . .

24/03/2023

Cuando la vida te da una segunda oportunidad

 

Te puede cambiar la vida en un segundo. El destino, ese extraño desconocido e inexorable nos depara  sorpresas como la que yo me llevé hace pocos dias.  Llevo  28 años ejerciendo la abogacía,  y además los últimos doce años haciendo deporte con regularidad y siguiendo una dieta saludable.  No obstante, la sombra de mi pasado  (hablo de mi pasado anterior al deporte, pues empecé a hacer deporte ya con 44 años) es alargada, y todo, absolutamente todo, deja su huella.  Acudo a mi cardiólogo tras un pequeño desmayo que me asustó un poco a mediados del pasado mes de Enero, y me prescribe un cateterismo, esto es, un examen de las arterias coronarias,  pues mis niveles de colesterol no son los mas adecuados  y  a mis 58 años, como suele decirse, estaba  “a punto de caramelo”.   

Yo pensaba que se trataría de una revisión normal y que el cateterismo iria bien.  Sin embargo, mi sorpresa  es mayúscula cuando me encuentro con que en vez de 20 minutos, estoy en el quirófano casi 2 horas, los cirujanos se encontraron con un panorama muy peligroso: la arteria cardiaca  circunfleja, a la altura del cruce con el TCI  estaba  “casi” completamente ocluida por el dichoso colesterol calcificado (vamos, a punto del infarto),  con lo cual salgo de allí con dos  stents coronarios colocados en dicha arteria cardiaca.  Tras el enorme susto, todo bien.

Al dia siguiente me dan el alta, y me explican que la arteria estaba “casi” completamente obstruida, si bien no llegó a obstruirse del todo gracias al deporte y al saludable cambio de dieta y habitos que hice hace doce años, doy gracias a Dios y a ese “casi” que me ha salvado la vida (mis carreras de atletismo).   Bendije de nuevo al deporte.  Y me dan una enorme alegría,  que dias despues confirmaria mi cardiólogo:  ¡Me dicen que puedo seguir corriendo…!, Ole, ole, y ole,  :) eso si,  tras un  periodo de dos  o tres semanas de adaptación con moderación a la nueva situación.  He tenido muchisima suerte.


Inicialmente afronté la intervención quirúrgica con entereza, y toda la fortaleza  estoica que pude; regrese a mi habitación, algo mas animado, pero aun con el susto en el cuerpo. No obstante, al amanecer del dia siguiente, en medio de mi soledad, cuando por fin comprendí y fui consciente del riesgo tan grande que se había cernido sobre mi,  dado que es tan delgada la linea que separa la vida de la muerte, y me di cuenta de que la vida me había dado una “prorroga” como segunda oportunidad,  experimenté una intensa alegria y emoción. Contemplé  el sol saliendo en un amanecer que no olvidaré; me pareció el amanecer mas bello que había visto nunca. Di gracias por esta nueva oportunidad. Luego regrese a mi domicilio y me reintegré a mi trabajo.

Llevo casi catorce años teniendo casi a diario  provechosas “conversaciones” con  mis amigos  estoicos: Seneca,  Marco Aurelio y Epicteto, y  con algun que otro invitado ilustre mas, como  Cicerón, con musica de Mozart y Bach de fondo.  No solo los leo, sino que me los tomo muy en serio, trato de ejercitar la coherencia: procuro que las palabras se conviertan en hechos,  intento a diario, con toda la humildad que puedo,  interiorizar y aplicar en mi vida practica  su doctrina.  El mensaje de estos hombres tan sabios que nos precedieron siempre ha sido para mi una luz que me ha alumbrado y guiado en medio de la oscuridad que proporciona la incertidumbre de la vida.

En esos momentos del amanecer en el hospital  al día siguiente del cateterismo, me di cuenta de que su doctrina está  mas viva que nunca.  Y constaté por enésima vez  que llevaban razón, y la siguen llevando dos mil años después.  En ese amanecer se me hizo más patente que nunca nuestra propia fragilidad. La fragilidad del ser humano. Nos creemos gran cosa, cuando la verdad es que somos una minúscula fracción, una insignificante partícula en medio del universo.  El mundo de hace dos mil años y el actual  no se diferencian grandemente (excepto por el avance tecnológico), el ser humano siempre ha tenido y tendrá los mismos defectos. 

En esos momentos tambien pensé que solo tenemos una vida, y perdemos mucho tiempo sufriendo inutilmente por cosas que, en el fondo, solo son tonterías. El orgullo, por ejemplo. Yo creo que nuestro estúpido orgullo es  muy pernicioso y dañino para nosotros mismos,  pues nos damos mas importancia de la que realmente  tenemos.  Sabemos que tuvimos un principio al nacer, y que tendremos un final al morir, pero pasamos por ese final de puntillas, nos sentimos muy incomodos hablando de él, la muerte es una inseparable y molesta compañera a la que nadie quiere acercarse; quizás nuestro orgullo innato provenga de que, en nuestro fuero interno, nos cuesta infinito trabajo aceptar que todo lo que tiene principio, tiene que tener forzosamente su fin.  Y la muerte es igual para todos; pero mientras que cuando muere un vecino decimos “cosas de la vida”, por el contrario cuando muere uno de los nuestros, decimos: “¡ay, que desgracia!”, nadie quiere tenerla cerca.  Es bueno meditar en esto con frecuencia, y mis estoicos me ayudan un montón en eso.

Hijo del anterior orgullo es nuestra codicia y nuestra falta de generosidad.  No nos damos cuenta de que nacemos desnudos, y que desnudos nos iremos, estamos muy apegados a lo material, al sentimiento de “lo que es mio”,  y se nos olvida con demasiada frecuencia que  ninguna posesión material nos podremos llevar de aqui.  Consideramos el dinero y las riquezas como un fin en si mismo (atesorar y  tener mas que el vecino, para que nos digan “don Tomas” y no “Tomas, na’mas”, como dice la canción de Lolita, parece ser una de nuestras metas principales en este mundo)  y  buscamos la riqueza fuera de nosotros cuando deberíamos de buscarla dentro,  si, dentro de nosotros: en explotar las cualidades que tenemos cuando nacemos y somos niños (generosidad, sinceridad, ayudar a los demás) y que los años y los consejos de nuestros mayores  nos van quitando poco a poco. “No llego a comprender porque siendo los niños tan inteligentes, los mayores son tan tontos, debe ser fruto de la educación”, dicen que decía André Gide, y yo lo digo también.

Si os dais cuenta he hablado de los dos primeros pecados capitales: soberbia y avaricia,  que muchos consideran como una ofensa a Dios.  Con el maximo respeto a todas las maneras de pensar, yo creo que Dios es algo demasiado grande e inmenso como para que nadie insignificante como nosotros pueda hacerle el mas minimo daño ú ofenderlo, y  creo firmemente que la soberbia y la avaricia son algo mas: son pecados contra nosotros mismos, son pecados contra nuestra propia humanidad; son pecados motivados por nuestra propia estupidez, avaricia e ignorancia: creemos que somos eternos y no es asi; creemos que vamos a gozar sin límite de los bienes, y tampoco es asi... ¡Que esto se acaba, señoras y señores!  En definitiva, no somos conscientes de nuestra propia fragilidad y finitud en el tiempo, sobre dimensionamos nuestra propia importancia, como antes decia. 

Y por si fuera poco, siempre estamos  amargados por el pasado, o bien agobiados y preocupados  por el futuro.  Afortunadamente, mi amigo Lucio Anneo Séneca  se  vino conmigo al Hospital y me dijo esto: (“Cartas a Lucilio”, y “Sobre la tranquilidad del animo”):

“ Si terminas de esperar, terminaras también de temer. No sabemos acomodarnos a las circunstancias presentes, sino que remitimos el pensamiento hacia adelante, a la idea de un futuro remoto.  Asi es como la previsión, bien supremo de la naturaleza humana, se torna en mal.  Las fieras huyen de los peligros que ven, y cuando han huido están tranquilas; nosotros nos atormentamos por el futuro y el pasado”.

Mire el sol del amanecer. Me pareció precioso. Sentí paz.   Y me dijo igualmente esto:

“El mal no esta en las cosas, sino en nuestra alma. Aquello mismo que nos hacia insoportable la pobreza nos hará insoportable la riqueza. Tal y como es indiferente que pongas a un enfermo en un lecho de madera o en uno de oro, pues donde sea que le acomodes llevara consigo la enfermedad, tampoco tiene ninguna importancia que un alma enferma se encuentre entre la riqueza o entre la pobreza: su mal le sigue por todas partes”.

Os juro que estas "conversaciones"  reconfortan mi alma, y me animan a seguir adelante. Solo tenemos una vida, que es un auténtico regalo.  ¿Por que no la aprovechamos para detenernos de vez en cuando en medio de nuestro frenesí diario  y meditar un poquito sobre todo esto? Quizas pudieramos ser un poco mas felices de lo que lo somos, acaso cometeríamos menos errores y viviriamos con mas alegria: yo creo que merece la pena.

Saludos.

28/02/2023

El jardin de la mente (2ª parte)

El mundo tan loco y tan rápido en el que vivimos, nos impide estar pendientes de la belleza de cada momento que pasa, y en esta segunda parte me voy a centrar en un artilugio muy peligroso: el móvil, y no porque sea peligroso en si mismo, sino porque muy poquísima gente  hace  un uso adecuado de él.

Nací en 1965, de modo que mi generación fue de las ultimas que tuvo la suerte de crecer libre y feliz, sin teléfonos móviles: los amigos de la pandilla nos juntábamos y jugábamos en la calle, a la pelota, con las canicas, con las peonzas, nos íbamos con la bicicleta, etc…, había solo dos canales de televisión, y nuestra mente, en definitiva, creció y se hizo adulta sin ninguna sobre-estimulación acústica ni visual excesiva: la vida misma nos iba enseñando.

El problema lo veo en las nuevas generaciones, chicos y chicas que ahora tienen 20 o 25 años, jóvenes que, prácticamente, han crecido con un móvil en la mano, y que se han acostumbrado al mismo como a una segunda piel, de modo que ya no pueden vivir sin él.  A lo anterior se añade: la excesiva permisividad de los padres, que  regalan  móviles a los hijos cada vez a menor edad, y otro ingrediente explosivo:  que un teléfono móvil es algo sumamente adictivo. 

Mucho se ha escrito sobre la esta “generación de cristal” o el boom de las consultas de psicólogos y psiqsuiatras,  profesionales respetables que están mucho mas autorizados que yo para explicar las causas de esta ola de crisis psicológica colectiva que atenaza a una gran parte de nuestra juventud: inseguridades, ansiedades, etc. Yo no soy  Sigmund Freud, ni mucho menos, ni pretendo serlo; pero no renuncio a poner aquí mi granito de arena sobre las causas de esto.


Yo pienso que una de las principales causas es que no hemos enseñado los padres a aburrirse a los chicos/as,  si, y  me explico: no los hemos enseñado adecuadamente a estar a solas consigo mismos.  Desde que amanece hasta que anochece, se han estado empapando del móvil; videos de sus cantantes mas famosos/as, redes sociales, ”influencers” (a muchos/as  se los podria llamar  “influmierders”, al menos yo no veo que enseñen cosas utiles), y mil estímulos mas, y esto es lo grave, han aprendido a estar mas pendientes del mundo del móvil  que del mundo que les rodea y lo que es mucho peor:  mas pendientes del móvil que de  si mismos; han aprendido  muchas cosas inutiles  que no sirven para nada; y han llegado a desear  muchas cosas superfluas que no son necesarias en absoluto, p. ej.,  estar  a la moda como medio para no ser expulsados del grupo, el movil les ha causado que sientan necesides artificiales, de cosas superfluas, repito,  que el ser humano jamas ha necesitado; p. ej.,  que    si una cazadora, marca X, esta de moda, es ser un “desgraciado”  no tenerla,  aunque comprarla le cueste a los padres medio sueldo, esto es solo un ejemplo. Y asi sucesivamente.

Yo tambien tengo mi experiencia con el móvil, chisme que llegó a “poseerme”  hace unos cuantos años, adueñándose completamente de mi atención,  y eso que soy de otra generación.  Llegué a estar pendiente del movil a todas horas, y no solo por el tema laboral (pendiente  de las llamadas en el trabajo, las notificaciones de los Juzgados por Lex Net, el correo electrónico de icajaen) sino que  también tenia mis grupos de watshapp y también en Facebook: aquello consistía en  estar todo el dia contra reloj.  Era un infierno, estaba todo el dia acelerado. Y cuando llegaba a casa, cansado del trabajo, después de cenar, en vez de tener una conversación agradable con mi esposa e hijos, o de leer, como hago ahora, me dedicaba a ver los videos de Facebook, revisar mis grupos, y procurar estar permanentemente al dia de todo, hacer comentarios, contestar comentarios, "me gustas", etc.  Agotador.  Hasta que un buen dia me llevé un terrible susto: en un momento dado sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, me  palpitaba tan fuerte que casi lo podía oir.  Llegué a mi casa,  serían sobre las 13,30 de la tarde, en la cocina no había nadie, y me senté allí; me dejé el movil en otra habitación, asqueado de ser siempre el esclavo de tan odioso cacharro,  y procuré estar cinco minutos a solas, conmigo mismo, sentado en la mesa de la cocina, sin más compañía que yo mismo. Solo 5 minutos.  Me di cuenta de que estaba temblando, atenazado,  con un ataque de estrés terrible, y en una situación psicológica lamentable.   Poco a poco las pulsaciones fueron bajando, me fui serenando, y me di cuenta  de que era un “movil/adicto”,  pero fue un bendito descubrimiento, fue lo mejor que me podía pasar  porque aquello fue un punto de inflexión que me ayudó a salir de alli; mi reacción inmediata fue llevarme el móvil al despacho, dejarlo allí, volver a casa,  destapar una botella de vino y tomarme una copa con una de las tapas  clásicas de mi añorado padre (tomate del terreno con un poquito de sal gruesa, y unas aceitunas del terreno, con patatas fritas),  relajate hombre, por supuesto sin television alguna,  y me obligué a mi mismo a no coger semejante "utensilio"  hasta que abrí el despacho a las 5 de la tarde. Recuerdo que, tras mucho tiempo de estres, conseguí dormi una siesta profunda y reparadora. Se hizo la luz en mi interior.

Ahora hago un uso mas racional del movil,  digamos que he conseguido un punto de equilibrio, y comprendo que el móvil esta a mi servicio,  y no yo al servicio del móvil.  El  movil   funciona cuando yo quiero, no soy yo el esclavo del dicho trasto. Esto puede parecer “perogrullesco”, pero os aseguro que ponerlo en practica es mas difícil de lo que parece, aunque con paciencia, uno lo consigue. P. ej, el los fines de semana   suelo estar desde el viernes por la noche hasta el domingo por la tarde sin ver el movil, y ni puñetera falta que me hace. Estoy la mar de agusto y de feliz, y a cada momento que comprendo que hay “vida después del movil”, mas agusto y feliz consigo mismo me siento.

Invito a los jóvenes, y no tan jóvenes, a que hagan o  intenten hacer algo parecido. No digo que tiren el móvil,  pero si los invito a que hagan un uso  mas racional de dicho trasto, y que limiten sus horas de exposición a semejante "ente".

La mente, como decía en mi anterior entrada, es uno de los instrumentos mas importantes, si no el que mas, que la evolución ha dado al ser humano para llegar a donde estamos; y obviamente, nos permite adaptarnos a las circunstancias cambiantes del tiempo, y del avance tecnológico. En honor a la verdad (y  esta afirmación no significa que haya dejado de recelar del móvil, ni mucho menos), reconozco que el móvil nos brinda unas posibilidades de conocimiento y de tecnología que las generaciones que nos precedieron no tuvieron jamás; tenemos todo el mundo en nuestras manos, toda la información  a un golpe de clic, es una herramienta muy poderosa. Si, es algo estupendo, y lo reconozco,  todo progreso tecnologico, el movil incluido,  debe de ser bienvenido, siempre que sea un instrumento que facilite la vida del ser humano y le ayude a vivir.  

Pero cuando dicha tecnologia causa problemas en la esfera psiquica de las personas,  como de hecho la esta causando, ¿como nos defendemos de ella?

 El problema, repito lo de antes,  no es su uso, sino su abuso irracional; es que es muy absorbente.  Además, la mente humana jamas ha sufrido una sobreestimulación tan atroz y tan inmensa,  con continuos anuncios, ofertas y millones de estimulos acusticos y visuales.  Creo que  hemos de ser muy cautelosos para hacer un uso adecuado, pues su abuso,  entendiendo como abuso sobreexposicion, como me paso a mi, puede conducir a  situaciones muy desagradables, y a causar mas perjuicio que beneficio, y en muchos ámbitos:

Familia. El móvil ha destrozado familias, impone a los padres la necesidad de comprar a lo hijos moviles caros de ultima generación, solo porque todo el mundo los tiene  si no queremos que señalen a nuestro hijo como un bicho raro,  y ha eliminado, o cuando menos, limitado terriblemente  el contacto padres/hijos, esposos/esposas,  hermanos/as, porque  mata  la conversación,  la comunicación familiar y la realización de actividades en grupo, ver una película, p.ej.

Amigos:  el móvil lo ha invadido todo: ya no se si tenemos amigos de verdad, de carne y hueso, o son amigos virtuales o amigos fantasma.

Mundo del conocimiento: hemos perdido interés por leer, por aprender las cosas, porque   a  un golpe de clic  lo tenemos todo, y “tito google“ siempre nos dice lo que son las cosas… ¿para qué vamos a investigar?  

Lectura: mundo lamentablemente desaparecido, como los dinosaurios. Y leer  un libro es una aventura maravillosa, que me lo digan a mi, casi  todas las noches dedico un muy buen rato a estar con varios amigos maravillosos: Seneca, Marco Aurelio, Epicteto, Marco Tulio Cicerón y pocos mas.  La lectura enriquece el espíritu, y desafío amistosamente a todos  los jóvenes a que lo descubran por si mismos. No hace falta leer a filósofos antiguos; la literatura es un campo vastísimo (Cervantes, Julio Verne, los clásicos…)  donde se puede elegir, y puede uno/a pasar ratos deliciosos.

Nosotros mismos. Pero el peor peligro, con diferencia, lo veo en que impide o al menos limita el libre desarrollo de la personalidad de los jóvenes, y en muchos casos, de los no tan jovenes. No saben estar a solas consigo mismos, el móvil les está quitando la oportunidad de decidir por si mismos lo que les gusta y lo que no, sin necesidad de estimulo alguno; no compran las cosas porque les guste a ellos, sino por que esta “mas o menos de moda”, según la influmierder X y la red social Y;  y sobre todo, les impide pensar: no ven el mundo con los ojos de la mente y del espíritu, sino a través del móvil. Además  a tan tierna edad, 12-16 años, la personalidad de un/a joven aun no esta muy desarrollada, y  el móvil puede influenciarlo/a  muy negativamente  y   puede verse abocado a la toma de decisiones no lo suficientemente razonadas de las que mas tarde se arrepienta cuando ya no tenga solución, fíjense en los últimos telediarios, produciéndosele algún tipo de daño. Usando un símil, y salvando las distancias, es como la persona que se pone un collarín siempre y no se lo quita jamás: llega un momento en el que se atrofian los músculos del cuello, de suerte que ya no sabe andar sin collarín.

Por si fuera poco, es que se nos mete hasta en la sopa.  Hace poco estuve en Granada, con mi mujer y mi hijo menor, y cuando llegué  a mi casa y veo el móvil, me encontré con un bombardeo de publicidad de bares, restaurantes y sitios turísticos de allí. ¿Sera posible?

Deberiamos saber adaptarnos inteligentemente a la tecnologia movil,   no renunciar a las ventajas que nos ofrece,  pero sin dejarnos absorber demasiado por dicha tecnologia, y sin olvidar que lo importante es nuestro yo esencial, el libre desarrollo de nuestra personalidad y decidir por nosotros mismos. Y po rsupuesto, NO perder el contacto con la madre naturaleza.  Cuando nacemos, nacemos sin móvil, afortunadamente. La evolución natural no lo ha traido aqui: ha sido el desarrollo tecnologico. Y vuelvo a los clasicos: "todo abuso, aunque sea de cosa buena,  es malo". ¿Cuantas oportunidades de entablar una buena y provechosa conversacion con nuestros seres queridos, de darles un beso, de dar un paseo, o de decirles simplemente "te quiero" se han perdido por tanto uso y abuso del movil?  Aqui lo dejo.

Saludos. 

26/02/2023

El jardin de la mente

 Me encantan los domingos por la mañana: disfrutas de los tuyos, estas con los amigos, tienes tiempo para irte a correr o a dar un paseo, y tiene uno algo de relax para descansar de todo el frenesi de la semana. Y es que no se puede tener la máquina de la mente siempre encendida, es necesario tambien apagarla de vez en cuando a fin de que descanse un poco y se organice y ponga las cosas en su sitio. Me explico. Dejamos reposar al cuerpo cuando estamos cansados, pero ¿dejamos descansar también la mente? Yo creo que no lo suficiente; vivimos en el mundo de la “sobreestimulación”, recibimos continuamente estímulos visuales y acústicos por doquier, a todas horas, y considero que tambien es necesario detenerse y hacer un breve paréntesis en medio de tanta “vorágine de información ”, a fin de relajar la mente, estudiar y procesar los estímulos, calibrarlos y analizarlos bien, no cometer errores y quedarnos con lo que nos aporte algo, o nos motive o nos venga bien, desechando la información inutil, es decir, dejar la paja y quedarnos con el grano; o como diría Pablo de Tarso: “probarlo todo, y quedarnos con lo bueno”.

Lo digo porque vivimos en un mundo frenético, vamos tan deprisa a todos los sitios, con tanto móvil y con tanta tecnología, siempre quejándonos de que no tenemos tiempo para nada, que se os olvida lo mas importante: reflexionar de vez en cuando, y recordar que dos y dos son cuatro, si, porque creo que conviene recordar lo obvio de vez en cuando: lo damos tan por supuesto que, en realidad, se nos termina olvidando. Y eso es un grave problema. Es como la muerte: todo el mundo sabe que ha de morir, pero muy poca gente vive conforme a esa certeza: creemos que somos eternos, cuando lo cierto y verdad es que, esto…se acaba, no sabemos cuándo, pero se acabara. Solo es cuestión de recordarlo, para poder captar la belleza de cada dia que pasa.

La  mente, ha sido el mejor “regalo” que ha dado la evolución al ser humano para asegurar la supervivencia de la especie, y es un magnifico instrumento a nuestro servicio. La mente es como un escudo protector; cuando vivíamos en la prehistoria, rodeados de fieras y de una naturaleza hostil, nos servía para ver o anticipar el  peligro, y ponernos a salvo, y siempre os ha sido util para anticipar o previsualizar los posibles inconvenientes que la vida puede poner en nuestro camino.  Pero con la evolución, y el progreso y desarrollo tecnológico, los peligros de las fieras ya lo existen, ya no salimos a la calle con miedo de que un león nos devore o un cazador de la tribu de al lado nos tire una flecha; lo tenemos todo, comemos, bebemos y dormimos, rodeados de comodidades. Los peligros, aparentemente, han desaparecido;  pero la mente no puede estar en “paro” y  siempre cumple la función para la cual se diseñó, pero a veces se equivoca y si no encuentra peligros reales se los inventa, teniéndole miedo al futuro:  “Y si me quedo en paro”, “Y si me pongo enfermo”, “Y si me divorcio…”  El “y si…”  puede llegar a ser real y verdaderamente torturador, no hacemos mas que anticipar posibles peligros que luego, afortunadamente, no suceden nunca. Pero mientras estamos amargados y preocupados, estamos perdiendo un tiempo precioso, sufriendo inútilmente. Es el famoso “que comeremos, que beberemos”, que tanto nos preocupa, y que Jesús de Nazaret critico tan acertadamente.

Ahora hay otros peligros mas ocultos pero mas nocivos que las fieras o los cazadores de la tribu de al lado: la sobreestimulación mental que todos sufrimos,  y nuestra voluntaria esclavitud a la moderna tecnología: móviles, television, redes sociales, “tik tok” Wasap, Twiter, Facebook… estamos todos controlados por la tecnología, y lo que es peor, nos dejamos esclavizar por ella, dedicamos horas y horas y mas horas a estar más pendientes del móvil que de nuestra pareja, hijos, padres o amigos, olvidándosenos de que la maquina mas perfecta que tenemos es nuestra mente, y que esta tiene que descansar,  y que debemos evitar que esté sobrealimentada con tanta “basura tecnológica” que le estamos metiendo y que sin  un buen uso no sirve para nada.

Y algo muy importante: no dejarnos controlar por ella:  debemos procurar que nuestra mente  esté a nuestro servicio, y no  nosotros al servicio de ella; debemos de domesticarla poco a poco, entrenarla para que se concentre solo en lo positivo, evidando cualquier bucle de pensamientos negativos que no nos conducen a ningun puerto seguro. En esto, los filósofos orientales nos llevan miles de años de ventaja, y ya los antiguos romanos estoicos lo sabían: decían que  la mente es nuestro mejor servidor, pero que puede llegar a ser nuestro peor amo, esto es, que no debe de ser nuestro amo de ninguna manera;  debemos de ser conscientes de nuestro  propio yo, y calibrar nuestros pensamientos, desechando los malos y quedándonos con los buenos. Es decir, hemos de pensar:  Yo soy yo, y mis pensamientos son mis pensamientos; y soy yo quien ha de decidir que pensamientos positivos tengo que aceptar en mi mente, y que pensamientos negativos he de echar fuera. Según la filosofía oriental, Confucio fundamentalmente, la mente es como un jardín: solo debemos de procurar sembrar buenas semillas, y que arraiguen plantas buenas, y no ortigas ni malas hierbas.

Pensar un poco, reflexionar simplemente, alejándonos de tanta “contaminación y basura”  tecnológica que es una mala semilla en el jardín de la mente. Hay que descansar, apagar el móvil, tener una buena conversación con un amigo, irse a correr o con la bicicleta, o simplemente a dar un paseo… hay que dejar que la mente descanse, ese descanso considero que es absolutamente necesario, repito, absolutamente necesario para su correcto funcionamiento.  Cuando vamos conduciendo el coche en un viaje largo, de vez en cuando hay que parar en la gasolinera para repostar, descansar nosotros y que el motor del coche se enfríe un poco, ¿cierto? Pues ahí sucede lo mismo, y no hay mejor repostaje para la mente que la tranquilidad, el relax, y la paz de espíritu.  Imaginemos que el vehículo viaja las 24 horas sin parar, y que su conductor dice que no tiene tiempo para parar ni para echar gasolina: al final o arde el motor, o se duerme el conductor, o se detiene por falta de combustible.

Hay que parar de vez en cuando.

Esta mañana, y termino, voy a tomar mi cafe con  mis amigos Fernando, Juan Manuel y otros contertulios. Era temprano, sobre las 8,45 aproximadas de la mañana.  Nos saludamos (“Otro dia mas”, me dice Fernando) nos sentamos, y comenzamos a hablar de unas cosas y otras.  En ese momento, recordando a Séneca, pensé: “Si, otro dia mas que estamos aquí, otro regalo mas, respirando, viviendo, sonriendo, y es gratis, no hemos tenido que pagar nada “, y asi se lo he dicho a él.  Yo, por mi parte, he experimentado una gran paz, notando como la alegría y el optimismo se abrían paso dentro de mí, al tiempo que el agradecimiento por estar vivo y bien de salud.

Puede parecer una tonteria,  pero os aseguro que no lo es.  El secreto  esta en detenerse a meditar un poquito, y termino como empecé:  recordar de vez en cuando que dos y dos son cuatro, y prestar atención a las cosas que hay a nuestro alrededor, mirar la realidad con otros ojos; estamos rodeados de belleza, pero no lo vemos porque no nos damos cuenta, al estar tan pendientes del puñetero móvil. Muchas veces nos quejamos de vicio: se nos olvida que  estamos aquí gratis, no hemos pagado nada, cierto es que venimos desnudos a este mundo, lo mismo que nos iremos, pero el regalo de la VIDA es un maravilloso regalo por el cual nada hemos pagado; la vida es algo bello e inconmensurablemente precioso para estropearlo con pensamientos de mala calidad (Miedos al futuro del tipo “Y si…” y demás, o tantas basura tecnologica tipo tik tok, "influencers"  o Facebook, p. ej).  Estamos aquí, gratis. ¿Por qué no dejamos el móvil, televisión, estrés laboral, aunque sea un rato, pensamos  un poquito,  miramos la vida con otros ojos y nos damos cuenta de lo que tenemos?

¿Por qué no disfrutamos  algo mas de esta maravilla?

Saludos

16/08/2022

Conversaciones con un buen amigo.


Poco ha cambiado el ser humano a lo largo de la historia.  Yo creo que solo ha avanzado tecnológicamente, pues  el mundo de los sentimientos y emociones de la especie humana permanece inalterable a lo largo  del tiempo;  como especie somos lo que somos porque asi lo dispuso la naturaleza,  amamos y odiamos ahora lo mismo que hace dos o tres mil años.  Por eso, como al nacer el ser humano nace vacio de conocimientos, ha de aprender a vivir, y es forzoso que, generación tras generación, se cometan los mismos errores: “nadie escarmienta por cabeza ajena”, como decía mi abuelo. 

El ser humano, y yo no soy ninguna excepción, está atrapado entre las añoranzas del pasado, y el temor por el futuro, pero se olvida de vivir el presente.  El temor hacia el futuro llena hoy las consultas de los psicólogos y de los psiquiatras; y cuando hemos de tomar medidas, en vez de intentar serenarnos un poco y meditar sobre nuestro camino y como afrontar esas incertidumbres que nos corroen por dentro, cometemos otro error mas:  nos refugiamos en nuestro moderno narcótico (el móvil), pero este es un remedio transitorio, porque cuando terminamos de navegar por watahspp y por Facebook y similares, nuestra inquietudes no se han ido: siguen ahí.

Por eso, hay momentos en los que la vida te hace un regalo que vale su peso en oro: una buena conversación con un buen amigo.  Es un placer celestial el poder hablar libremente con un buen amigo, a quien confiarle tus preocupaciones, tus dudas y tus problemas, y con quien hablar con entera franqueza, como si estuvieras a solas contigo mismo.  Yo he tenido esa inmensa suerte; y en esos momentos en los que la inquietud me atenazaba, este verano, aprovechando mis cortas vacaciones, en vez de recurrir a navegar por facebook o de estar "toqueteando" el móvil, he optado por algo  muchisimo mejor: he tenido muchas conversaciones con un gran amigo, cuyo nombre luego os diré, que me ha dado muchos consejos, algunos de los cuales quiero compartir hoy con vosotros,  y  que para mi han sido un autentico bálsamo tranquilizador. 

Cuando le planteé la duda sobre si mis angustias tienen un fundamento real o son imaginarias, él me contestó lo siguiente:

“He aquí la regla para distinguirlas; o nos atormentamos por las cosas presentes o por las futuras, o por unas y otras. Por lo que se refiere a las presentes, el juicio es fácil: si tu cuerpo goza de libertad y de salud y no sientes el aguijón de injuria alguna, ya veremos lo que acontece mañana, pues por hoy no sentimos ninguna inquietud.”

Y por lo que se refiere a las futuras, me dijo que “los males quiméricos alarman mas, tal vez porque los verdaderos tienen medida; todo cuanto proviene de lo incierto queda a merced de conjeturas y fantasías del alma atemorizada. Por tal razón no existen terrores tan perniciosos e irremediables como los terrores del pánico, ya que los otros nos arrebatan la reflexión, pero los primeros aun la misma razón.”

Comprendiendo mi amigo mis agobios y temores, me exhortó a que no me precipitase:

“¡Cuantos males han caído sobre nosotros sin que los hayamos aguardado! ¡Cuántos que eran esperados no han llegado jamas! Y aunque un mal deba venir, no veo por qué precisa que le salgamos al encuentro.  Cuando haya llegado, bien presto te darás cuenta de ello; mientras tanto, prométete cosas mejores. Que ganaras con ello: tiempo…. Tal vez será, tal vez no será; pero como de momento no es, estate tranquilo, y piensa lo mejor.”

Sentí  alivio. No obstante, cuando le pregunté cómo afrontar la espera, si con esperanza o con temor, mi amigo acudió solicito a responderme:

“Pondera la esperanza y el miedo, y siempre que el resultado sea dudoso, inclínate a lo mas favorable, cree aquello que prefieras. Si el temor tiene mayores probabilidades, a pesar de todo, inclínate a favor tuyo y abandona la preocupación; no eches en olvido que la mayoría de los mortales, cuando no padecen desgracia alguna, ni ninguna ceguera les amenaza, se atormentan y agitan… nos dejamos arrastrar, tememos las cosas dudosas como ciertas, no guardamos la medida natural, al punto la sospecha se torna temor”.

Añadió:

“¿Que necesidad existe de llamar a los males que pronto acudirán a hacernos sufrir, de tenerlos que soportar antes de hora y de echar a perder el tiempo presente por temor al futuro? Es sin duda cosa necia ser ya desgraciado porque tendremos que serlo en lo venidero. Si quieres librarte de toda inquietud, cualquier mal que puedas temer imagínalo, ciertamente, como venidero, y, sea lo que fuese, pondéralo en tu consideración, compara con el tu temor, y bien pronto comprenderás que aquello que temes, o no es cosa grave, o no es cosa larga”.

E inmediatamente,  me exhortó a que tuviera valor y animo:

“Me avergüenza hablarte en un lenguaje parecido y de tratar de fortalecerte con tan endebles medicinas. Que sea otro el que diga: “Tal vez no será”. Tu tienes que decir: “Y si es, ¿qué? Veremos quien vencerá; tal vez será para mi un bien."

Finalmente, me exhortó a buscar la sabiduría antes que la riqueza, como medio para llegar a ser libre, pues con ella ganaremos un inmenso premio:

“La libertad perpetua,  y no vernos obligados  a obedecer a  ningun dios ni a ningun hombre. Hemos de alcanzar esta meta aunque sea pasando hambre…pues para muchos haber ganado riquezas no fue acabamiento de sus miserias,  sino cambio de unas por otras”.

Y por último, me aconsejó no temer a la muerte:

“No temas a la muerte, pues finalmente habra de llegar; y no tiene sentido ninguno estar temiendo toda la vida a aquello que sucede en un solo instante ...  pues aquel que ignore o no quiera aceptar  que al nacer firmó su capitulación, ignora gran parte de la naturaleza. Ademas, la muerte o nos aniquila o nos despoja. Si salimos del cuerpo, abandonando el peso, nos queda la mejor parte; si somos aniquilados, no nos queda nada;  bienes y males, todo nos ha sido quitado. ¿Que temes, pues?"

Se me olvidaba.  Este buen amigo, que tan buenos consejos me ha ofrecido este verano, como seguramente ya habrás adivinado, responde al nombre de Lucio Anneo Séneca,  y estos sabios consejos, escritos hace dos mil años,  están tomados, entre otros, de su libro “Cartas a Lucilio”, cuya lectura recomiendo a todo el mundo, y especialmente a ti, lector amigo;  si lo lees, notaras alivio inmediato; que en mi opinion, no solo el cuerpo necesita alimento: el alma tambien necesita su cuidado; pero vivimos tan deprisa que apenas nos damos cuenta de ello. Séneca habla en estas cartas de numerosos temas; el culto al cuerpo, el miedo a la enfermedad o a la muerte, como sobrellevar nuestras pasiones, nuestros exitos y fracasos, etc; y afortunadamente estan a disposicion de todo el que quiera leerlas.

Parece mentira que estas sabias razones hayan sido escritas hace dos mil años...

Saludos.

Pablo J. Gamez Rodriguez.

 

16/07/2022

Tempus fugit (Conversaciones relajantes 2ª Parte)


Tenemos todos mucho estrés, mucha ansiedad, mucho nerviosismo, las consultas de los psicólogos están llenas, y la gente ha perdido un poco la brújula.  Muchas personas disfrutan de la vida pero, por desgracia, parece ser la gran mayoría sufrimos con la vida: hacemos todos los dias exactamente lo mismo, las mismas costumbres, las mismas 8 o 10 horas de trabajo, los mismos horarios de partida y regreso a la casa, y siempre estamos cansados, agobiados, irascibles y deseando que nos toque la lotería para mandarlo todo a paseo.

Por si fuera poco, cuando estamos nerviosos y seria bueno que tuviesemos un poco de reflexión y de tranquilidad, o buscaramos un largo paseo o una conversación tranquila, no se nos ocurre otra idea que coger nuestro narcótico favorito del S. XXI,  que es el movil, pues nos aparta de los demás, y nos dedicamos a navegar horas enteras por Instagram, Facebook, etc... Y conste que el móvil  no tiene culpa de nada: la culpa es nuestra, solo y exclusivamente nuestra, pues no usamos el movil, sino que abusamos del movil –que no es lo mismo-,  no podemos ya  vivir sin él, nos ha desbordado. Yo creo que merece la pena  hacer un esfuerzo y usarlo solo para lo que lo tenemos que usar, sin abusar; y sobre todo, que no anule nuestra mente ni nuestra capacidad de pensar, ese es uno de los peores peligros que entraña dicho chisme.  Es conveniente pasar ratos “tecnológicamente desnudos”, como dije en mi anterior entrada, para que la mente no pierda la costumbre de  meditar. Desde luego, generaciones y generaciones enteras han vivido sin móvil, y ni puta falta que les ha hecho.

Y es que el estrés de nuestra sociedad es tal que  llega un momento en el que estas tan mal, pero tan verdaderamente mal, que forzosamente tienes que pararte y reflexionar; o este estrés acaba contigo, o tu acabas con él. Te das un topetazo con el sufrimiento; te das cuenta que esto se acaba, que solo tenemos una vida, que solo tenemos esta oportunidad,  que estamos desperdiciando cada dia haciendo y pensando las mismas cosas,  y tomas la decisión inteligente: hacer un paréntesis, o como decía el anuncio, un “kit-kat”, y reflexionar.  Comenzamos a usar la cabeza para lo que siempre teníamos que haberla usado, para meditar,  y la vida te da un vuelco cuando te preguntas:  ¿Pero a que hemos venido aquí? ¿A esto?

Y te das cuenta de que no nos podremos llevar nada al otro mundo,  ni prestigio social ni ninguna posesión material,  recuerdas que nacemos desnudos y nos iremos igualmente desnudos;  y fijaros que cosas, todo el mundo sabe esto, pero actuamos como si no lo supiéramos, esa es nuestra tragedia.  Comprendes  que no somos dueños de nada, sino meros poseedores temporales de bienes materiales,  y empiezas a divisar donde ha estado nuestro gran error: hemos buscado fuera lo que solo tenemos dentro. Hemos buscado la  felicidad en bienes materiales, en tener cosas,  en viajes, cruceros y excursiones, en que tengan buena imagen de nosotros, en actividades que, aparentemente, nos hacen felices,  y se nos ha olvidado completamente que lo mas importante lo tenemos dentro de nosotros: nuestro ser interior, nuestra alma, me estoy refiriendo a la paz interior, a la paz mental,   a la serenidad de espíritu, a la “tranquilidad del animo”, como la definió mi añorado Séneca y tambien Epicteto.

Te das cuenta de que lo importante no es lo que llegues a tener, o a ser,  sino como quieres vivir aquí. Te das cuenta tambien de que lo importante no es el aplauso de los demás, ni el concepto o reconocimiento publico que se tenga de ti, sino en el concepto que tu tienes de ti mismo. Te das cuenta de muchas cosas.  En mi caso, hace ya algunos años de esto,  un dia estaba tan mal, pero tan rematadamente mal, que pensé: “no puedo seguir viviendo conmigo mismo asi”, y eso para mi fue una revelación, porque me di cuenta de que había muchas cosas en mi vida que tenía que cambiar, y asi lo hice.  Disminuí grandemente el uso del móvil,  el cual ya no uso nada mas que para lo que está,  y afortunadísimamente comencé a leer a nuestros clásicos: Epicteto, Seneca, Cicerón, los libros del Dalai Lama, y, en fin, libros en lo cuales se recuerda al ser humano que el objetivo de la vida no es ser o tener  mas que nadie, sino ser feliz contigo mismo y con los demás, ser feliz con lo que tu eres y con lo que tienes, e  intentar ser mejor persona cada dia.

Lo valioso siempre ha sido lo valioso, y siempre ha estado dentro de nosotros. Lo único que tenemos que hacer es abrir los ojos y darnos cuenta de ello.  

Hay muchas frases que me hicieron pensar, aquí voy a citar solo algunas que quiero compartir con vosotros.

La primera es la oración de Salomón, lo podéis leer en la Biblia.   Yahvé, el Señor, se  aparece al joven Rey Salomón,  hijo del rey David, recién llegado al Trono,  y le dice:  “pideme lo que quieras que te de”. La respuesta de Salomón no tuvo desperdicio: no  pidió oro ni plata, sino inteligencia para saber gobernar un pueblo tan grande.  Me conmovió esta petición, cuando la leí cuando era mas joven, por lo que significa y por lo que representa.

Sin embargo, otra frase que me ha conmovido mas recientemente es respuesta que cierto cantautor famoso,   y muy querido por los españoles dio a alguien que le preguntó:  ¿A que venimos a este mundo?  Su respuesta fue demoledora : “Yo creo que lo  mas sensato es venir a este mundo a querer a los demás y a que nos quieran;  si vienes a otra cosa… te has equivocado”. Y lleva razón: ¿a que hemos venido? ¿A presumir de que somos o de que tenemos? No merece la pena.

Otra frase, y esta es anónima: “ murió tan pobre  que lo único que le quedó fue dinero”. Lo dice todo.

Por mi parte, lo que yo pido a los Dioses es sabiduria para discernir que es lo verdaderamente importante, fuerza de carácter para ponerlo en práctica con mis acciones,  y coherencia para vivir con arreglo a ello.

Saludos.

 Pablo J. Gamez.

08/07/2022

Conversaciones relajantes


 Que poco han cambiado las cosas en dos mil años... Ahora tenemos el increible avance tecnologico del S. XXI:  relojes digitales, movil, internet, aviones, etc, pero el corazón humano sigue siendo el mismo. Nos enamoramos, odiamos, envidiamos, añoramos,  somos generosos, y en fin experimentamos los sentimientos humanos de la misma manera que se hacia hace dos mil o diez mil años, poco hemos cambiado en eso.  Si cada generacion pudiera aprovecharse de las enseñanzas de la anterior, seria otra cosa; pero como cuando nace un nuevo ser humano nace completamente en blanco, hay que empezar de nuevo, y se cometen los mismos errores y aciertos generacion tras generación. Por eso, os voy a proponer un pequeño ejercicio de post-modernidad: probar un dia a salir a la calle y estar una mañana, o mejor, todo un dia, sin móvil y sin reloj, y quedaros a solas con vosotros mismos. Se que es dificil, pero se puede conseguir. Yo de hecho, lo practico con toda la frecuencia que puedo.

¡Merece la pena! Voy a  hacer aqui una pequeña confesión.  De Lunes a Viernes trabajo en mi Despacho,  y estoy pegado al ordenador, al movil, al telefono fijo, al fax  y a Lex Net, pero cuando llega el Sabado por la mañana, salvo que tenga alguna gestion urgente que hacer, procuro liberarme: me pongo mi camiseta y mis pantalones cortos, con mis zapatillas de verano, y me voy a la plaza de mi pueblo a tomar un cafe,  sin prisas, y lo que es mas importante,  desnudo tecnogicamente hablando, es decir: sin reloj, sin móvil.  A veces hasta me dejo las gafas y todo.  Me pido un cafe, me siento alli, con Fernando, o Juan Manuel ú otros amigos o conocidos, o a veces tambien solo, y disfruto tomandome uno o dos cafes relajado a la sombra en una buena conversación,  sin prisas, sin agobios; desembarazado del odiado movil y del tambien odiado reloj, y juro que lo hago adrede: pongo en marcha el reloj biologico del cuerpo, que para eso lo tenemos tambien. El resto del fin de semana, afortunadamente, estoy sin movil y sin reloj: libre como un pajaro en lo que a tecnologia se refiere. Cuando tengo sueño echo una cabezadita,  cuando tengo hambre como algo, cuando me apetece  correr  me voy  a correr y me hago mis 10 o 12 Km al  ritmo sabrosón (no muy exigente, pero alegre)  que me gusta.  Os juro que es una experiencia liberadora para mi: te alejas del estress de toda la semana, te invade la paz mental, y vas cargando pilas para la semana siguiente.

Y te da tiempo a pensar en las cosas de la vida.  El ser humano lleva milenios añorando el pasado, lamentandose de lo que fue y jamas tenia que haber sido  o no le hubiera gustado que hubiera sido, con  olvido de que el pasado es inmutable y no hay quien lo cambie;  preocupandose del futuro, que comeremos, que beberemos, como si  fueramos a vivir eternamente; y  comete el mismo error fatal de siempre: olvidarse de vivir el presente, de sentir y vivir su presencia viva en el AHORA.  Dejamos que nuestra mente vague libremente hacia el pasado y hacia el futuro,   no ponemos ningun control a los pensamientos que nos perturban,  y no nos preocupamos de sentir nuestra presencia ahora.  Millones de personas han atravesado su existencia discurriendo de esta forma, y yo no he sido una excepción, obviamente. Afortunadamente, con los años vamos aprendiendo a controlar a nuestra mente, y a evitar  que nuestra mente nos controle a nosotros. La mente es un buen sirviente; pero un mal amo, y hemos de domarla, domesticarla, obligarla a que se concentre en lo que nosotros queremos que se concentre: es un vehiculo magnifico, pero está a nuestro servicio, no estamos nosotros al servicio de ella.  La juventud, bendita juventud divino tesoro,  es todo irreflexion y pasion; con los años, viene la reflexión serena.

Tambien deberiamos de dejar de intentar controlar las cosas que no dependen de nosotros (salud, posesiones, opinion de los demas, etc), y controlar solamente lo que SI depende de nosotros: nuestros deseos y aversiones, acciones ú omisiones y juicios, es decir, como calibramos, evaluamos e interpetamos la realidad de lo que percibimos.

Con el tiempo va aprendiendo uno a relajarse, y si encima tienes la suerte de que caigan en tus manos  libros de grandes filosofos y pensadores,   mejor que mejor. Lo digo porque si os dais cuenta, estoy citando ideas, no mias, sino ajenas: el padre -o uno de ellos- de la primera -vivir el ahora-  se llamaba Lucio Anneo Seneca; y el padre de la segunda idea -lo que depende y no de nosotros- Epicteto. He leido el Manual y las Disertaciones de Epicteto, y los siete libros de la sabiduria de Seneca, ademas de las maravillosas Epistolas a Lucilio, de este ultimo; y os juro por lo mas sagrado que siempre han ejercido en mi una influencia de lo mas benéfico.   Con mi mejor buena fe, recomiendo a todo el mundo  y en concreto, a quien atraviese una mala racha, que lea a Séneca o a Epicteto antes de tomarse una pastilla de antidepresivos, porque estoy seguro de que es mejor, es un autentico consuelo para el alma;  la pastilla cesa en su efecto pasadas unas horas, pero la enseñanza de estos sabios filosofos se  queda dentro, y no se te pasa el efecto tan pronto; y si encima haces un esfuerzo por asimilar su doctrina, eres afortunado/a.  A mi me han producido una inflencia muy benefica, maravillosa, he descubierto la maravilla del estoicismo, una doctrina que ha influido en los mejores pensadores que han discurrido por la tierra durante los ultimos dos mil años, y que le recuerda al ser humano quien es, de donde viene, y a donde va.  

A mi me ha relajado  y enseñado enormemente  la lectura de estos dos autores, con quienes sostengo ultimamente muchas y muy provechosas conversaciones, y tambien, como no, Ciceron y nuestros clasicos; ves la vida como lo que es.  Centrarse en la vision de las cosas, y concentrarse en despojar nuestra imagen mental de cualquier juicio de valor e intentar ver las cosas como son de verdad, es un ejercicio relajante y maravilloso que recomiendo encarecidamente.

Vamos cumpliendo años y nos vamos dando cuenta de que tenemos que partir algun dia de aqui,  esto se acaba.  La muerte me asustaba antes; ya no, la considero como una puerta. Y tampoco me preocupa excesivamente la existencia o no existencia del mas alla. ¿Por que?  La idea es de Seneca: "la muerte, una de dos:  o te despoja o te aniquila; si te aniquila, te lo quita todo, con lo cual nada hay que temer; y si te despoja del cuerpo, te deja lo mejor, que es el alma", de modo que cuando llegue el momento, lo comprobaremos y saldremos de dudas; si no hay nada, se acabó, hay que aceptarlo, mientras tanto, disfrutemos de este maravilloso regalo que es la vida; y si hay algo, fantástico, por fin lo conoceremos.  En mi caso, opino como Ciceron: prefiero creer en la inmortalidad del alma.

Saludos.

Pablo J. Gamez Rodriguez.

25/12/2020

Reflexiones de Navidad


A veces pienso que la vida es como una pelicula. Al principio cuando llegas al cine te imaginas que la Sala es indescriptiblemente maravillosa, sin embargo, bien pronto abres los ojos y te vas dando cuenta de la realidad: las butacas no son muy cómodas, la pantalla es en blanco y negro, no en color, y ademas es mas pequeña de lo que te habias creido; la Sala, en cuestión, tampoco es muy grande, está mal iluminada,  y de vez en cuando hasta crees percibir un desagradable olor a tabaco y a sudor de las personas que te rodean; y para colmo de males,  el argumento de la pelicula no parece muy atrayente.  Muy de cuando en cuando algun espectador sale de la Sala, pero la mayoria, con mayor o menor atención,  sigue alli, firme, viendo la pelicula.  No obstante, poco a poco te vas acostumbrando a la penumbra de la Sala, y la imagen de la pantalla se va volviendo más nitida, vas percibiendo los colores;   los malos olores van desapareciendo; hasta te sientes cómodo en tu butaca   y el argumento de la pelicula empieza a seducirte. En una palabra: quizás hayas  tardado un poco en acostumbrarte, pero ahora es cuando (unos antes y otros despues)  disfrutas de la pelicula de veras, y pasas unos minutos de autentica delicia, disfrutando. Pero, ¡ay! Cuando por fin has aprendido a gozar del espectáculo, te das cuenta de que el fin está cerca. That's the End. 


¿Demasiado corta, verdad? Nos hemos quedado con ganas de mas... pero eso es todo, amigos. Espero que hayan disfrutado de la funcion. Bueno, lo siento por esa pareja de despistados que ha estado peleandose durante toda la pelicula, no se ha enterado del argumento, han ido al cine y han salido igual que han llegado. O lo mismo que esa otra pareja que se ha dedicado toda la pelicula a acaparar bolsas de palomitas, y refrescos, lo querian todo para ellos,  querian cada uno poseer mas que el otro,  quizás pensaban que la pelicula era eterna;  no se daban cuenta de que, al final, todo se queda en la Sala, y que todos salimos igual que entramos: vacios, en cuanto a bienes materiales se refiere. Tambien me da pena de ese espectador que se ha pasado toda la pelicula durmiendo, no sabemos muy bien a que demonios a ido alli. Pero bueno, alla él. O ese otro espectador que al principio de  la pelicula hablaba mucho contigo, incluso te comentaba los detalles,  pero luego te  ignora: parecia que era muy amigo tuyo, y luego si te vi no me acuerdo.  En fin, "por sus hechos los conocereis"; y esto es cierto, que  las palabras y los hechos...no siempre se ponen de acuerdo. Bueno, tampoco tiene mayor importancia, uno se encoge de hombros, y sigue su camino.

Yo ahora me encuentro en ese momento de la pelicula en el que estoy comprendiendo el "argumento" y, con sus mas y con sus menos, como cualquiera de nosotros,  estoy empezando a pasarmelo digamos "bien". Al principio me incomodó la Sala del Cine, y la pantalla, y el argumento,  y las butacas, y los malos olores, como a todos; sin embargo, poco a poco  he aprendido a ver lo bueno de la pelicula, y estoy en ese momento en el cual, por fin, disfrutas.  Y doy gracias a los Dioses inmortales por todo ello,  y les ruego igualmente que me permitan disfrutar de este bello espectáculo, indudablemente bello por lo efímero que es, el maximo tiempo que pueda, ahora que, afortunadamente, soy consciente de su belleza. Y sobre todo: que me concedan el don de la coherencia, esto es, vivir conforme a los valores en los que creo: tener la bendita osadia de saber ponerlo en practica, y de enseñarlo a las personas que quiero.

Pero que tontos somos, a veces, los humanos: para dos ratos que estamos aqui, es curioso como nos gusta molestarnos los unos a los otros: envidias, criticas, peleas por futilidades, y malos rollos, en general, cuando era para que estuvieramos todos ayudandonos mutuamente, los unos a los otros.  ¿Merece la pena estar peleando y perdernos el argumento de esta bella pelicula que es la vida? Yo creo que no. Por eso, como la pelicula es muy breve,  quizás fuera bueno prestar atención y disfrutar de su argumento todo lo que se pueda, porque, ojo, todo lo que tiene inicio, por suerte o desgracia, tambien tiene su fin. Tarde o temprano esto se acaba.

Entramos desnudos a la Sala, y desnudos nos iremos. ¿A que hemos ido, pues al Cine? ¿A disfrutar de la pelicula, no es cierto? Pues eso. Es cuestion de tener claro el orden de prioridades. Que al final de la funcion, podamos decir: he reido, he llorado, he amado, he sufrido, he disfrutado; he tropezado muchas veces, pero me he levantado siempre y he seguido adelante. En una palabra: confieso que he vivido, como decia Pablo Neruda.  La vida, la misma pelicula, es en si misma el mejor regalo.

Con mis mejores deseos, para tod@s mis familiares, amig@s y conocid@s: ¡Feliz Navidad!.

Pablo Jesús Gamez

18/05/2020

Sobre el sentimiento de "lo español"



Ser o sentirse español no tiene nada que ver con la ideología política que cada cual tenga, ni con las derechas, ni con las izquierdas, así que, querido lector, te animo a que sigas leyendo sin prejuicio alguno, hasta el final.  Siento  sana envidia (si es que ésta puede ser sana) de los norteamericanos en algunos aspectos, pero fundamentalmente en uno concreto: en el amor que sienten por su país.  Alli hay dos partidos: el Republicano, mas de derechas o conservador,  y el Demócrata, quizás mas a la izquierda , digamoslo asi salvando las distancias,   y cada uno, obviamente, tiene su ideología; sin embargo, cuando un americano ve su enseña nacional, la bandera con las barras y las estrellas, se olvidan de sus diferencias y todos se cuadran como si fueran uno solo. ¿Por qué en España,  en nuestro gran pais,  no podemos tener ese sentimiento?

Reivindico ese sentimiento aquí también.  Ser español, o sentirse español, para mi y para muchísimos ciudadanos es una alegría permanente, y además, un gran orgullo. Yo presumo de ser español, y lo digo alto y claro: presumo de mi patria, de mi tierra, de mis amigos y de mi gente;  de mis costumbres;  de aquellos y aquellas que lucharon  por este pedazo de tierra  que nos vio nacer y que  algún día nos vera morir.   Ser español es recordar nuestra historia  (nuestra gran historia) y lo repito, estar orgulloso de ella sin avergonzarse de nada; durante dos siglos España fue dueña del mundo, y ahí esta nuestro legado histórico y la inmensa contribución que España brindó al mundo; desde los reyes godos, pasando por Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid Campeador, hasta los Reyes Catolicos, pasando por la gesta de Colon y el descubrimiento de America, la posterior  guerra de independencia contra el invasor francés (guerra que ganó el gran pueblo español),  y asi llegamos, tras atravesar una dictadura, al perdón, al abrazo fraterno de 1978, que nos condujo afortunadamente hasta la democracia el dia de hoy.  ¿Qué ha habido luces y sombras en nuestra historia? Puede ser, como en cualquier otro país (ninguno es una excepción); pero España tiene una gloriosa y maravillosa historia, y pocos pueden presumir de ella. Generaciones enteras de españoles y españolas, hombres y mujeres valientes,  han  dado su vida por nuestro país, por nuestra nación, por nuestra patria, si prefieres, por su gente, por su modo de vida y por sus costumbres; y han dado la vida igualmente por nuestra bandera, y  por ello merecen siempre ser recordados; ellos forjaron el sentimiento de “lo español”: bendito sentimiento que nos une a todos.

Ser español es darse un abrazo de concordia, tras la guerra Civil de 1936, guerra de hermano contra hermano;  es  tambien   la desgracia de haber tenido que marchar de aquí, en 1939, y no haber podido volver a España hasta la democracia; es, como Machado,  ser enterrado en Colliure, sin haber podido ver de nuevo el sol de su infancia; es haber vivido 30 o 40 años en Alemania, en Mexico, o en otro país, y acordarse a cada instante, a cada hora, con lagrimas en los ojos, de la tierra que te vio nacer, repito, independientemente de la ideología que cada uno tenga. Esto tambien es ser español; y a mucha honra.

Nuestra bandera NO pertenece a ningún partido político: es de todos, cualquiera que sea su ideología, derecha o izquierda, que mas da;  todos somos españoles.  Si miramos para atrás, pertenece a todos,  a aquellos que sufrieron la persecución republicana, y  a aquellos que padecieron despues la posterior represión.  La bandera española, la rojigualda, que por cierto, no inventó Franco, sino que lleva siendo la enseña nacional desde que asi lo estableciera Carlos III en 1.785, representa a todos los españoles: a todos los que, tras los luctuosos días de Mayo de 1.808 lucharon contra las tropas francesas para procurar nuestra independencia;  a Calvo Sotelo  y a Antonio Machado; a Ramiro de Maeztu y a Federico Garcia Lorca…a todos.

Ser español es ser muy afortunado.  La bandera española es de todos. Parece que se nos ha olvidado.

¿Qué si presumo de ser  español? Por supuesto, y nada ni nadie debería de quitarnos la legitima satisfaccion que podemos sentir de nuestra gran nación, ni el  orgullo que en mi caso concreto – y aquí que cada uno ponga lo suyo-, siento  por mi pueblo, por la sangre que corre por mis venas,  por  mi familia, por mis ancestros; por mi tierra y  mi  gente, y, hablando ya en general por todas las generaciones de hombres y mujeres valientes que ya se fueron,  de cualquier estatus político y social, y que tantas fatigas, penas y dificultades tuvieron que vencer, y que tantas lagrimas y a veces sangre tuvieron que derramar, y a los que tanto trabajo les costó dejarnos una democracia en la que, afortunadamente, todos vivimos en paz;  y que, ojala, podamos y sepamos dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. 

Ser español es luchar por la unidad de nuestro gran pais,  luchar por preservar  nuestras variopintas tradiones y costumbres;  y tener igualmente en cuenta que dentro de nuestro hermoso país, unido, hay muchas variantes y peculiaridades regionales;  cada uno tiene su patria chica; ser español también es ser de  Galicia, de Aragón, de Cataluña, de La Rioja, de Valencia, de Euskadi,  de Navarra,  de Castilla, de  Andalucia, etc, mi cariño y respeto para todas ellas.  En mi caso, Andalucía, y dentro de ella, Jaén, ese “mar de olivos” que me vio nacer y algún día me dirá su ultimo adiós.  Pero todo es España.

Por ello siento malestar cuando veo a algunos que denigran o intentan denigrar a  nuestro hermoso sentir patrio, y al patriota lo critican o desprecian, llamandolo “patriotero”, intentando quizás  avergonzarlo,  o  excluirlo, asociándolo inmediatamente con las derechas: si llevas una bandera española te dicen que eres un facha; y eso es un grandísimo error, porque la bandera es de todos,  como también resulta impresentable, pueril  y absurdo el comportamiento de algunos “políticos” , como algun presidente de alguna CCAA, que dijo recientemnte que la bandera española no vale para nada, o a aquellos vicepresidentes que dicen -o decian- que no pueden pronunciar la palabra España, o como aquellas presentadoras radiotelevisivas que dicen que no pueden decir “buenos días España”, como si se avergonzaran de ser de aquí, o de haber nacido aquí;  como si fueran apátridas (personas que no tienen nacionalidad), como si no hubieran nacido en ningun sitio, como si ser español fuera un oprobio o una ofensa.  Y los españoles ya estamos cansados de tanta tontería. ¿Por qué no devuelven el DNI si tan mal les sienta ser español? Pues, no, miren ustedes, ser español o española  no es una cuestión de ideología política (insisto y reitero en que la bandera es de todos),  sino un motivo de  legitimo orgullo y alegría.

Ante semejantes ataques hacia el sentimiento de lo que es o representa algo español,  siendo sincero,  siento pena y lastima por ellos, porque se pierden  un motivo de permanente alegría que  es sentir el cobijo de tu segunda madre: la madre patria , tu país, tu nación, llámalo como quieras.  Quizás el origen de ese sentimiento hostil hacia lo español pueda deberse al hecho de que bajo la dictadura se hizo un uso demasiado exclusivo y abusivo de la bandera española, de modo que ahora a quien lleve una bandera española se le llama “fascista”, o, automáticamente, se le considera de derechas o se le desacredita, y eso querido lector,   es un  craso error; pues tan español era Calvo Sotelo como Federico Garcia Lorca; tan español era Adolfo Suarez como Julio Anguita.  Franco solo fue un episodio en la historia, pero nuestra bandera es mucho mas que eso, y mucho mas antigua:  nació 150 años antes que la dictadura, y afortunadamente, ya en democracia, medio siglo despues, aqui sigue, con nosotros. 

Cualquier partido politico tiene derecho a usar la bandera española, como hacen los democratas y republicanos americanos: ved que piensan distinto, pero todos usan la misma bandera. Lógico.  Los partidos de izquierdas tambien tienen derecho a usar nuestra enseña, que es de todos, y les animo a que lo hagan; lo que no me vale es alegar que no se sienten representados por nuestra enseña nacional, so pretexto de que los partidos de derechas la usan: ¡ pues que la usen ellos tambien, porque la bandera tambien es suya! El hecho de que algunas personas, o alguna corriente politica con la que no estemos de acuerdo use la bandera, no nos da legitimidad alguna para abandonarla o dejar de sentirnos representados por ella: la bandera tambien es mia, tuya, de todos. Vuelvo a poner el ejemplo de los norteamericanos: democratas y republicanos opinan de modo muy diferente, pero TODOS usan la misma bandera. Ojala aqui hicieramos lo mismo.

Y desde luego, lo que no es admisible bajo ningun concepto es que nadie use los pretextos anteriores, ú otros, para que nos acomplejen por nuestra bandera, como parece que algunos pretenden:  ¡Es como si quisieran acomplejarnos por ser españoles! ¿O acaso pretenden diluir el sentimiento de lo español? Pues bien,  no lo van a conseguir. No nos avergonzamos de ser españoles, ni de las generaciones pasadas  de españoles y españolas que lucharon por dejarnos este bello país, y esta hermosa democracia en la cual nuestra conveniencia en paz y armonía es un valor añadido.  ¿Qué tendrá que ver la nacionalidad, tu patria, el lugar donde naciste, con la ideología de cada uno?  Mirad a los norteamericanos; y Estados Unidos no existía aun como pais cuando España ya era dueña del mundo. ¿Por qué vamos a ser nosotros menos?

Querido ciudadano/a compatriota que me lees: cualquiera que sea tu ideología, derecha, izquierda,  da igual, por favor, que nadie te quite tu orgullo de ser español o española, con todo lo que eso representa.

Todos los países tienen su días nacional, todos presumen de su bandera, y en ningun sitio, salvo aquí, he visto a nadie quemando su bandera. ¿Por qué vamos a ser nosotros menos que nadie?

Algunos políticos se muestran injustificadamente intranquilos o nerviosos ante el tema de las banderas; y yo, desde estas líneas, les digo que este sentimiento es mucho mas; trasciende nuestra bandera; parece que les molesta el sentimiento de lo español, y eso es NO querer a tu país.  Dicen que primero hay que luchar por otras cosas, antes que por el tema de las “banderitas”,  y me parece muy bien, pero no se enteran (porque o no quieren o no pueden), que una cosa no quita la otra, y que se puede luchar, por ejemplo, por la igualdad y por las conquistas sociales, al mismo tiempo que por defender la esencia de lo español, como sentimiento de identidad nacional: hay tiempo para todo, claro, si hay ganas.  Y a ver si se enteran de una vez: que ser español no es ser un simple patriotero barato, es mucho más, es estar orgulloso de tu tierra  y reitero, de todos  los que ya se fueron y tanto trabajaron y sufrieron en su vida para dejarte el grandísimo placer de poder decir que eres español y vives en España: el mejor país del mundo, porque su gente es maravillosa, a pesar de nuestros políticos.

Y si, termino repitiéndolo de nuevo, por si alguno de estos políticos que tenemos no se ha enterado todavía;  que ser español es una alegría, un gozo permanente, cualquiera que sea tu ideología, derecha o izquierdas, eso es igual, todos somos españoles. ¿Qué si podemos presumir de ser españoles? Por supuesto que si; y luego, que cada uno vote a quien le de la gana.

Y no solo eso, sino que debemos de proteger nuestra bandera, y exigir de nuestros políticos que lo hagan. 

Si  haceis click en este enlace:

Vereis que Alemania va a sancionar con pena de prisión la quema de cualquier bandera, incluyendo la española, por ser un delito de odio y me parece perfecto que lo hagan. Esto merece reflexión; es una pena que la bandera española se proteja más fuera que dentro; me apena  que un alemán proteja la bandera española más que un propio  español… no lo puedo entender; como tampoco puedo entender que en España se pretenda mostrar tolerencia hacia  los ultrajes a nuestra bandera,  cuando allende nuestras fronteras  se protege nuestra enseña nacional.  Para mi la bandera no es solo una bandera; es un símbolo de nuestra identidad nacional, de nuestra unión como país, como nación; y recuerda a tanta persona buena y trabajadora, de cualquier ideología, que sufrió y murió porque nosotros viviéramos ahora en democracia, como vivimos afortunadamente, en un régimen que consagra la igualdad para todos los españoles, independientemente de su ideología.

 El que quema una bandera española te ofende a ti,  a mi,  a todos.  A ver si toman buena nota los políticos, y se lo repito por si alguno sigue sin enterarse:  ser español es una alegría y un motivo de orgullo permanente que NOS PERTENECE A TODOS LOS CIUDADANOS Y CIUDADANAS de este gran pais que es España.

Pablo J. Gamez Rodriguez
Abogado. Colegiado num. 1574 del I.C.A. de Jaén.