Carta a las estrellas 1ª Parte (aquí).
Para mi añorado padre.
“Querido Padre. De nuevo te escribo. Partiste de aquí en la noche del 7 al 8 de Febrero de 2.007. Decidiste que había llegado el momento de marchar. Pronto se cumplirán tres años ya, y sin embargo tengo tan vivo en mi interior tu cariño y tu recuerdo es tan palpable que parece que te estoy viendo; algunas veces me imagino que al entrar en la casa te voy a encontrar alli, pero solo es una vana ilusión: ya no estas conmigo.
Cuando vivías éramos afortunados teniéndote con nosotros. Entonces jamás pude sospechar ni imaginar que llegaría a añorarte tanto. Y muy especialmente en estas fechas de difuntos. ¡Cuanto me gustaría estar contigo y contarte los ultimos acontecimientos que se han producido en mi vida! Echo de menos tu cariño, padre, y tambien tu presencia de ánimo ante las dificultades. Para mi eras un bálsamo, cuando algún problema me agobiaba tu pasmosa tranquilidad me relajaba, me daba confianza, me contagiabas tu seguridad.
Ahora que te has ido me ha quedado un gran vacio. Pero te doy las gracias porque, aún después de irte me sigues ayudando. ¿Recuerdas cuando te hablé de los estoicos? La frase que te gustó y que comentamos muchas veces…”no está la monta en lo que se sufre, sino en como se sufre”, es decir, hay que sobrellevar la dificultades con fortaleza de animo, estoicamente, con fuerza de carácter. Hablamos muchas veces de ello, y te gustó mucho esa actitud, porque era lo que tu siempre habías hecho. Y eso que nunca habias leido nada de los estoicos ¿verdad? Pero te era tan familiar...¡cuantas anécdotas, cuantas vivencias me contaste! Aquello si que eran tiempos duros.
No te olvido, padre, ni te olvidaré jamás. Superados ya los primeros y obvios momentos de dolor, y los meses iniciales en los cuales tu ausencia fue tan dura de digerir, me queda ahora la dulzura de tu recuerdo y el ejemplo de tu vida; todo lo que me enseñaste, todos los consejos que me diste y todos esos abrazos que recibí de ti. ¡Como los añoro! Gracias padre.
Por cierto, el otro dia una viejita de tu edad (X, tu sabes quien es), me dijo algo que me encantó: "¡Cada dia te pareces mas a tu padre!" Me alegró el dia, para mi fue el mejor piropo, brincó mi corazón. Te quiero.
Hasta siempre, padre”.
Saludos.
Para mi añorado padre.
“Querido Padre. De nuevo te escribo. Partiste de aquí en la noche del 7 al 8 de Febrero de 2.007. Decidiste que había llegado el momento de marchar. Pronto se cumplirán tres años ya, y sin embargo tengo tan vivo en mi interior tu cariño y tu recuerdo es tan palpable que parece que te estoy viendo; algunas veces me imagino que al entrar en la casa te voy a encontrar alli, pero solo es una vana ilusión: ya no estas conmigo.
Cuando vivías éramos afortunados teniéndote con nosotros. Entonces jamás pude sospechar ni imaginar que llegaría a añorarte tanto. Y muy especialmente en estas fechas de difuntos. ¡Cuanto me gustaría estar contigo y contarte los ultimos acontecimientos que se han producido en mi vida! Echo de menos tu cariño, padre, y tambien tu presencia de ánimo ante las dificultades. Para mi eras un bálsamo, cuando algún problema me agobiaba tu pasmosa tranquilidad me relajaba, me daba confianza, me contagiabas tu seguridad.
Ahora que te has ido me ha quedado un gran vacio. Pero te doy las gracias porque, aún después de irte me sigues ayudando. ¿Recuerdas cuando te hablé de los estoicos? La frase que te gustó y que comentamos muchas veces…”no está la monta en lo que se sufre, sino en como se sufre”, es decir, hay que sobrellevar la dificultades con fortaleza de animo, estoicamente, con fuerza de carácter. Hablamos muchas veces de ello, y te gustó mucho esa actitud, porque era lo que tu siempre habías hecho. Y eso que nunca habias leido nada de los estoicos ¿verdad? Pero te era tan familiar...¡cuantas anécdotas, cuantas vivencias me contaste! Aquello si que eran tiempos duros.
No te olvido, padre, ni te olvidaré jamás. Superados ya los primeros y obvios momentos de dolor, y los meses iniciales en los cuales tu ausencia fue tan dura de digerir, me queda ahora la dulzura de tu recuerdo y el ejemplo de tu vida; todo lo que me enseñaste, todos los consejos que me diste y todos esos abrazos que recibí de ti. ¡Como los añoro! Gracias padre.
Por cierto, el otro dia una viejita de tu edad (X, tu sabes quien es), me dijo algo que me encantó: "¡Cada dia te pareces mas a tu padre!" Me alegró el dia, para mi fue el mejor piropo, brincó mi corazón. Te quiero.
Hasta siempre, padre”.
Saludos.