Tras la maratón de Madrid, el pasado 28 de
Abril de 2013, tomé la decisión de descansar, pero esta vez en serio, es decir,
entendiendo la palabra “descansar” como sinónimo de no correr, ni siquiera un
breve trote, durante al menos diez dias, y asi lo he hecho, de modo que en lo
que a deporte se refiere he guardado una abstinencia total de running durante este
tiempo. El cuerpo ha de recuperarse, al fin y al cabo y bien merecido se tiene
un descanso. Eso si, al undécimo dia, que fue el pasado, dia 9 de Mayo, hice un
ratito de trote. Bien, me siento un
poquito flojo, pero nada anormal,
mejorando de la paliza madrileña. Al dia siguiente, sensiblemente mejor. Pero
por la tarde noto algo de sobrecarga en las piernas, y es que, como dicen los
entendidos, el cuerpo tarda un mes en
recuperarse de la carrera.
Pues nada, chico, a descansar y a incorporarse paulatinamente a tu hobby que
es el running. Pero soy hombre de acción, y no me gusta pensarme mucho las
cosas, de modo que cuando tomo una decisión procuro ejecutarla rápidamente. El
viernes por la tarde hizo una tarde esplendida, parecía que el campo te
invitaba a darte un paseo; y recordé que en algún lugar guardaba mi bicicleta
de montaña. Ademas también recordé que el ciclismo esta muy recomendado para el
maratoniano que descansa, debido a que
el impacto de la musculatura contra el suelo, propio del running, en el
ciclismo no existe, y es una manera alternativa de que descanse el cuerpo sin
perder la forma. ¿Ah, si? Pues nada, dicho
y hecho: voy al trastero, cojo la bicicleta, la pongo a punto, y se me ocurre
una idea: ¿y si este domingo hago una ruta en bici? Definitivamente, sí.
El sábado por la mañana monto en la bici y
busco a Juanjo, compañero y amigo del club. A
Juanjo también le gusta la bicicleta (desde mucho antes que yo, además), y le
propongo la idea. Como yo esperaba, su
respuesta fue un sonriente si, de modo que quedamos para hoy domingo, a las 8
de la mañana.
Amanece hoy un poquito fresco, y me voy para
su casa. No llevo en la puerta ni dos minutos, cuando, puntual, asoma Juanjo,
sonriente. Alegres, salimos de Jódar y nos dirigimos por la carretera de Granada
hacia lo que en el Siglo XV fue frontera con el reino nazarí de Granada,
adentrándonos en tierra de moros hacia Belmez de la Moraleda, que es nuestro
destino, un pueblo ubicado a 20 Km de Jódar. Hoy toca una ruta cortita. Vamos tranquilos, conversando
animadamente, cuando viene un coche nos metemos en el arcen, y cuando se va
volvemos a rodar en paralelo. Y a mí me
invade una sensación de paz, de tranquilidad, de alegría. El campo está,
sencillamente precioso, un autentico
“collage” de belleza, una sinfonía de colores y de olores agradables e
inenarrables que te acaricia dulcemente el corazón. Que gusto, que alegría, que
dicha la de poder hacer unos cuantos kilómetros gozando de todo el paisaje, y
lo que es más importante, en compañía de un buen amigo. De modo que repecho a repecho, y bajada a
bajada, nos vamos acercando hasta el cruce, esta a tres kilómetros de la
población, y giramos hacia la derecha, buscando nuestro destino. Me avisa
Juanjo de que esos son los repechos mas complicados, y asi es, pero no pasa nada, cambiamos atrás a piñon
grande y poquito a poco llegamos al pueblo, donde una mujer muy amable, con mi
móvil, nos hace la primera foto que podéis
apreciar, y en la que veis a Juanjo con su maillot amarillo y casco blanco, y a
este humide blogger que os escribe a su lado.
Luego nos dirigimos al centro del pueblo,
donde en la plaza de la fuente donde nos hacemos las otras dos fotos que podéis
apreciar también, veis a Juanjo, y en la foto de abajo, quien suscribe.
Y de vuelta para Jódar. Tranquilos, sin
prisa, gozando de la mañana primaveral, yo diría que casi deleitándonos con el
verde primaveral tan bello y la mañana de luz y sol tan luminoso que hemos
tenido la suerte de poder contemplar. Nos encontramos con algunas higueras por
el camino, y es que pronto será la temporada de las brevas, tomo nota de tu sugerencia, Juanjo,
volveremos para San Juan y nos comeremos unas cuantas para desayunar.
Llegando a la partición, me noto alegre,
optimista, nada como salir al campo un domingo por la mañana, es algo que
aconsejo a todo el mundo. Es una vivencia acariciadora y benévola para el espíritu. Paz, alegría, luz, color, primavera…vida.
Gracias a los dioses que nos han permitido gozar de esta mañana.
Contabilizo: un total de 42 Km. Ha sido un
placer tu grata compañía, amigo Juanjo. Y ya sabes: espero que no sea la ultima
ruta ciclista que hagamos juntos.
Por cierto, quien me iba a decir a mi que,
cuatro tras publicar en este blog mio mis crónicas sobre ”Rutas Moteras” (ahí
podéis verme como era yo físicamente antes , cuando no hacia deporte y tenia
moto), cuatro años después iba a publicar otra crónica sobre “Rutas Ciclistas”.
Y no será la ultima, si los dioses quieren, y si tiempo no lo impide.
Saludos.