Menos que ayer, pero aún me duelen los gemelos como consecuencia de mi participación en la media maratón de Córdoba a Almodóvar del Río, carrera que tuvo lugar en la mañana de ayer, 2 de Octubre. Mis planes eran muy humildes: como era mi primera media maratón (21 km), conseguir terminar la carrera, haciendo alrededor de 2 horas, o lo que es lo mismo, 120 minutos. Sin embargo, he superado mis propias expectativas muy ampliamente, estoy contentísimo, ahora os cuento. Cuando esto escribo, día y medio después, aun estoy en la nube, como flotando; no se si lo de ayer fue un sueño o sucedió realmente. ¿Será verdad que estuve allí? Pero no adelantemos acontecimientos, luego os contaré como quedé. ¡Yo no me lo creo todavia…! :)
La noche anterior (la del sábado al domingo), fue imposible conciliar el sueño, parecía que tenia pulgas y serpientes en la cama. Conté todas las horas del reloj (“y me dieron las diez y las once, las doce y las una, las dos y las tres…"), los nervios estaban desatados y no había quien me durmiera. Había quedado a las cinco de la mañana con Antonio, Cristóbal, Fernando y Oscar, y luego a las seis con Antonio Lopez y los otros; pero opté por levantarme a las 4,30 de la madrugada, hora en la que me tomé tranquilamente una buena tostada con aceite de mi tierra y un generoso tazón de colacao, más un café solo de postre. A las seis nos vamos a buscar a Antonio lopez y los otros, (el propio Antonio, su mujer, Juan José, Fran Velasco) y salimos los dos coches para Jaén (a recoger a otro compañero, Javier Palomino). Una vez juntos todos, salimos a las 7,00 para Córdoba, adonde llegamos a las 8,15, una y hora y cuarto antes de la carrera. El otro Fran ya estaba en Cordoba.
Recogemos los dorsales, y nos encargamos de calentar un poquito. La emoción nos embarga a todos: es nuestra primera media maratón, excepto para Antonio Lopez (maestro de maestros, el del pelo cano, en la foto con su mujer, que ha participado en miles de carreras, y que nos ha enseñado a todos a correr) y Javier Palomino, que tienen mucha más experiencia. Repito: son veintiun kilómetros y noventa y siete metros, que ya está bien la broma.
Ultima visita a los servicios del bar (una suerte, un cuidado menos) y diez minutos despues sueña el ruido mágico: pistoletazo de salida. Me pongo mi pañuelo de motero -negro- en la cabeza (es mi insignia), con el me podeis ver en la primera fotografia. Beso la medalla de mi añorado padre (casualidades del destino, la noche anterior di con ella, buscando otra cosa y decidí correr con ella), y mil corredores comenzamos a correr. He localizado un video de youtube en el cual podeis vernos (los primeros minutos, fugazmente) a algunos de los miembros del Club de Atletismo Jódar: pinchando aquí.
Los dos primeros kilómetros van bien. Observo, no obstante, que Juanjo y Fernando llevan un ritmo demasiado rapido para mi gusto: 4,46 el kilómetro. Les digo reiteradas veces que dosifiquen, que queda mucha carrera, pero prefieren seguir para adelante. Yo, inicialmente, los sigo. Pero el momento mágico sucede en el kilómetro 10. Me miro el cronometro: 49’ 36“. Sigo a Juanjo y Fernando hasta ese kilómetro, pero siguen fuertes y yo, a pesar de sentirme bien, prefiero dosificar, de modo que reduzco un poquito y dejo que se vayan para adelante, poco a poco los pierdo. Si: fue el momento mágico: aquello me salvó. Desde entonces sigo a mi ritmo, me veo entero, contento, sin la presión de tener que seguirlos, aquello es una completa gozada. Increible, maravilloso…y de pronto viene la sorpresa, vemos el precioso castillo de Almodóvar a lo lejos: ¡ parece que se acerca pero nunca termina de llegar…!
De pronto me encuentro con una sorpresita muy agradable. Estamos en el kilometro 19, y ¡no me lo puedo creer! Alli cazo a Fernando que se me habia escapado antes, y se queda atrás; y en el kilometro 20 cazo también a Juanjo, que iba un poco mas lejos. Yo sigo a mi ritmo, me siento bien, y entro en la meta. Juanjo me dice de esprintar, pero lo veo cansado, yo no quiero, al final entramos juntos el y yo. Me miro el cronometro: 1h, 48 min, 25 seg.
Ese momento fue magico. No pude evitar emocionarme (sabeis que soy un poquillo emotivo), y grandes lagrimones corrieron por mis mejillas. Di por bien empleado todos estos meses: el calor, el frio, la lluvia, el viento…todo. Cogí la medalla de mi padre: la besé. Va por ti, padre. Estés donde estés.
Inolvidable momento…uno de los dias mas felices de mi vida. Bendito deporte.
Llego bien, tras franquear la meta y dominar un poco mis emociones incluso me permito el lujo de hacer un pequeño trotecillo. Hasta me quedé con ganas de mas. Luego me examino: salvo dos pequeñas rozaduras sin importancia, me encuentro bien, extrañamente entero. El bajon vendría por la tarde, ay esos gemelos… Comprensible: soy supinador de pie cavo, y uso plantillas. ¡Pero bueno, ha merecido la pena…! Además, no estoy tan mal, asi que hoy a descansar, al mediodía me he dado a mi mismo un premio: un entrecot de ternera (¡a reponer proteinas se ha dicho!) y mañana sesenta minutos suavecillos.
Mil corredores tomamos la salida a las 9,30 de la mañana, pero solo 871 conseguimos terminar la prueba. Yo quedé en el puesto 562 de la Clasificación General, con el ya dicho tiempo de 1h,48min.25seg. Podeis consultar la clasificación haciendo click aquí:.
¡Oh Dioses..! Para mi es un triunfo. ¡No me lo puedo creer! ¿Quién me iba a decir a mi esto hace dos años? Despues, volvemos en autobús a Cordoba capital, desde Almodóvar, y en el parque que veis nos hacemos las fotos con las cuales he adornado esta entrada. Por cierto, para los que no me conozcan: una vez que me quité el pañuelo negro, soy el calvo de cabeza rapada con camiseta blanca. El otro calvo de cabeza rapada con camiseta roja es Juanjo. Ambos calvetes, como he dicho, entramos juntos.
Mando un fuerte abrazo a todos mis amigos, miembros del Club Atletismo de Jódar, y a todos vosotros/as, amigos y amigas, al tiempo que os agradezco de todo corazón vuestro apoyo y por vuestros ánimos. Cornelivs os quiere.
Abrazos para todos.