
Domingo 11 de Octubre. Nos vamos todos a Pozo Alcón a ver a mis suegros. Ahora solo se tarda unos 50 minutos en llegar, pues vez inaugurado el nuevo trecho de Huesa a Pozo Alcón no hay secreto alguno. Pero antes de inaugurarse esa nueva carretera (hace unos 6 años aproximadamente) ir desde Jódar a Pozo Alcón era una aventura, puesto que habia que cruzar el famoso Puerto de Tiscar. (CLICK EN LAS IMAGENES PARA AGRANDARLAS)
Tras deliberar, decidimos irnos por la ruta más larga, pero mas bella y pintoresca: por Tiscar. Ah, y me llevo a Linda, de modo que monto en la moto y yo voy delante, mi mujer con los niños en el coche por detrás. ¡No es la primera vez!

Salimos por la Carretera comarcal A-6105, hasta la altura de la Estación de Ferrocarril, girando al sudeste, buscando Peal de Becerro, localidad a la cual llegamos veinte minutos después y donde tomamos la comarcal A-315 que, diez minutos después, nos llevará hasta Quesada, donde recientemente se inauguró el Museo Zabaleta, en honor al famoso pintor que nació en esta ciudad. Nos detenemos brevemente y tras tomar un café y dar descanso a los niños reanudamos la marcha.
Apenas dejar Quesada, llegamos a un bellísimo paraje, a un maravilloso bosque de coníferas, tipico bosque mediterraneo: la
Sierra de Tiscar. Es un paraíso para ir en moto, de modo que disminuyo la velocidad y atravieso íntegramente todo el puerto con la visera del casco ligeramente entreabierta, deleitándome con la contemplación del paisaje y gozando con la cálida brisa que me da directamente en el rostro. La temperatura es agradable, y el sol de la tarde es realmente precioso.

Merece la pena irse por allí,
pues estamos atravesando uno de los parajes más bonitos y dignos de disfrutar de toda la provincia de Jaén: la Sierra de Tiscar, o lo que es lo mismo, la vertiente oeste de la gran Sierra de Cazorla. Para un motero sin prisa es una delicia, pero hay que ir despacio pues aunque el firme está en muy buen estado, la carretera es muy estrecha y serpenteante. Aquello está lleno de curvas y algunas son muy cerradas, y tanto, que tengo que tengo que tomarlas incluso en 1ª velocidad pues en 2ª se corre grave riesgo de caida, incluso para un conductor ya de cierta experiencia.

Al llegar a los 1183 metros de altura me encuentro con una torre medieval: una torre vigia, que ofrece una bella panorámica de toda la sierra y de los pueblos limitrofes, destacando el increible paisaje dominado por las cumbres del Rayal (1835 metros) y el Caballo (1460 metros).
En la tercera foto podeis ver la
Atalaya del Infante don Enrique: es una torre cilíndrica de los siglos XIII-XIV de mampostería regular y sillarejo, de estilo gótico, cuya misión era vigilar el movimiento de tropas en el camino del reino Nazarí de Granada. Fue mandada construir por el Infante don Enrique,
que era hijo y hermano de reyes: era hijo del Rey Fernando III el Santo de Castilla, y hermano del también rey de Castilla Alfonso X el Sabio.
Por cierto, veis en la siguiente foto a mi mujer y a mis tres hijos, mientras subian para ver el torreón más de cerca. Como no, allí esta "Linda" también.
He de haceros una pequeña confesión: muchas veces me he detenido allí, buscando paz, sosiego y soledad y no han pasado ni cinco minutos cuando algún conejo o alguna traviesa ardilla han hecho acto de presencia. Se está muy agusto alli; sobre todo en primavera, estación en la que, tumbado en la verde hierba, y con la unica compañía de mi moto, he pasado ratos deliciosos.

Pero hay que seguir, de modo que monto otra vez la moto y quince minutos después llegamos al Puerto propiamente dicho, el puerto de Tiscar. Es el paso natural desde la Loma de Úbeda y el gran valle del Guadalquivir hacia las llanuras de Baza y la provincia de Granada en general. En la quinta foto podeis ver el paso de Tiscar, arriba restos de su castillo, y abajo a la derecha asoma el Santuario. Lo atravesamos por el túnel y sin deternernos, nos sumerjimos en lo mas frondoso de la sierra. Algunos trechos de carretera no ven el sol jamás, pues altos y corpulentos pinos ocultan la luz del sol, abrazando la carretera, es como si quisieran devorarla.
Hay muchas casas rurales; buenos hoteles; se puede hacer rutas a pie, en bicicleta, senderismo… Nos detenemos brevemente en la famosa Cueva del Agua (un bellisimo capricho de la naturaleza, con estalactitas), pero está cerrada, de modo que reanudamos el viaje.

Por cierto, ahora que no fumo y que percibo los olores "
en estereo", he de deciros que el olor a verde, a vegetación, es indescripbiblemente relajante y agradable.
Diez minutos después, llegamos a Pozo Alcón, donde he estado muy agusto. Y hemos vuelto esta tarde a casa, de modo que todo este tiempo he estado desconectado de la blogosfera.
Pero ahí queda la ruta. Una de mis favoritas. Recomiendo a todo buen turista amante de lo bueno, que se pase por allí. No se arrepentirá.
Saludos.