"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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28/02/2023

El jardin de la mente (2ª parte)

El mundo tan loco y tan rápido en el que vivimos, nos impide estar pendientes de la belleza de cada momento que pasa, y en esta segunda parte me voy a centrar en un artilugio muy peligroso: el móvil, y no porque sea peligroso en si mismo, sino porque muy poquísima gente  hace  un uso adecuado de él.

Nací en 1965, de modo que mi generación fue de las ultimas que tuvo la suerte de crecer libre y feliz, sin teléfonos móviles: los amigos de la pandilla nos juntábamos y jugábamos en la calle, a la pelota, con las canicas, con las peonzas, nos íbamos con la bicicleta, etc…, había solo dos canales de televisión, y nuestra mente, en definitiva, creció y se hizo adulta sin ninguna sobre-estimulación acústica ni visual excesiva: la vida misma nos iba enseñando.

El problema lo veo en las nuevas generaciones, chicos y chicas que ahora tienen 20 o 25 años, jóvenes que, prácticamente, han crecido con un móvil en la mano, y que se han acostumbrado al mismo como a una segunda piel, de modo que ya no pueden vivir sin él.  A lo anterior se añade: la excesiva permisividad de los padres, que  regalan  móviles a los hijos cada vez a menor edad, y otro ingrediente explosivo:  que un teléfono móvil es algo sumamente adictivo. 

Mucho se ha escrito sobre la esta “generación de cristal” o el boom de las consultas de psicólogos y psiqsuiatras,  profesionales respetables que están mucho mas autorizados que yo para explicar las causas de esta ola de crisis psicológica colectiva que atenaza a una gran parte de nuestra juventud: inseguridades, ansiedades, etc. Yo no soy  Sigmund Freud, ni mucho menos, ni pretendo serlo; pero no renuncio a poner aquí mi granito de arena sobre las causas de esto.


Yo pienso que una de las principales causas es que no hemos enseñado los padres a aburrirse a los chicos/as,  si, y  me explico: no los hemos enseñado adecuadamente a estar a solas consigo mismos.  Desde que amanece hasta que anochece, se han estado empapando del móvil; videos de sus cantantes mas famosos/as, redes sociales, ”influencers” (a muchos/as  se los podria llamar  “influmierders”, al menos yo no veo que enseñen cosas utiles), y mil estímulos mas, y esto es lo grave, han aprendido a estar mas pendientes del mundo del móvil  que del mundo que les rodea y lo que es mucho peor:  mas pendientes del móvil que de  si mismos; han aprendido  muchas cosas inutiles  que no sirven para nada; y han llegado a desear  muchas cosas superfluas que no son necesarias en absoluto, p. ej.,  estar  a la moda como medio para no ser expulsados del grupo, el movil les ha causado que sientan necesides artificiales, de cosas superfluas, repito,  que el ser humano jamas ha necesitado; p. ej.,  que    si una cazadora, marca X, esta de moda, es ser un “desgraciado”  no tenerla,  aunque comprarla le cueste a los padres medio sueldo, esto es solo un ejemplo. Y asi sucesivamente.

Yo tambien tengo mi experiencia con el móvil, chisme que llegó a “poseerme”  hace unos cuantos años, adueñándose completamente de mi atención,  y eso que soy de otra generación.  Llegué a estar pendiente del movil a todas horas, y no solo por el tema laboral (pendiente  de las llamadas en el trabajo, las notificaciones de los Juzgados por Lex Net, el correo electrónico de icajaen) sino que  también tenia mis grupos de watshapp y también en Facebook: aquello consistía en  estar todo el dia contra reloj.  Era un infierno, estaba todo el dia acelerado. Y cuando llegaba a casa, cansado del trabajo, después de cenar, en vez de tener una conversación agradable con mi esposa e hijos, o de leer, como hago ahora, me dedicaba a ver los videos de Facebook, revisar mis grupos, y procurar estar permanentemente al dia de todo, hacer comentarios, contestar comentarios, "me gustas", etc.  Agotador.  Hasta que un buen dia me llevé un terrible susto: en un momento dado sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, me  palpitaba tan fuerte que casi lo podía oir.  Llegué a mi casa,  serían sobre las 13,30 de la tarde, en la cocina no había nadie, y me senté allí; me dejé el movil en otra habitación, asqueado de ser siempre el esclavo de tan odioso cacharro,  y procuré estar cinco minutos a solas, conmigo mismo, sentado en la mesa de la cocina, sin más compañía que yo mismo. Solo 5 minutos.  Me di cuenta de que estaba temblando, atenazado,  con un ataque de estrés terrible, y en una situación psicológica lamentable.   Poco a poco las pulsaciones fueron bajando, me fui serenando, y me di cuenta  de que era un “movil/adicto”,  pero fue un bendito descubrimiento, fue lo mejor que me podía pasar  porque aquello fue un punto de inflexión que me ayudó a salir de alli; mi reacción inmediata fue llevarme el móvil al despacho, dejarlo allí, volver a casa,  destapar una botella de vino y tomarme una copa con una de las tapas  clásicas de mi añorado padre (tomate del terreno con un poquito de sal gruesa, y unas aceitunas del terreno, con patatas fritas),  relajate hombre, por supuesto sin television alguna,  y me obligué a mi mismo a no coger semejante "utensilio"  hasta que abrí el despacho a las 5 de la tarde. Recuerdo que, tras mucho tiempo de estres, conseguí dormi una siesta profunda y reparadora. Se hizo la luz en mi interior.

Ahora hago un uso mas racional del movil,  digamos que he conseguido un punto de equilibrio, y comprendo que el móvil esta a mi servicio,  y no yo al servicio del móvil.  El  movil   funciona cuando yo quiero, no soy yo el esclavo del dicho trasto. Esto puede parecer “perogrullesco”, pero os aseguro que ponerlo en practica es mas difícil de lo que parece, aunque con paciencia, uno lo consigue. P. ej, el los fines de semana   suelo estar desde el viernes por la noche hasta el domingo por la tarde sin ver el movil, y ni puñetera falta que me hace. Estoy la mar de agusto y de feliz, y a cada momento que comprendo que hay “vida después del movil”, mas agusto y feliz consigo mismo me siento.

Invito a los jóvenes, y no tan jóvenes, a que hagan o  intenten hacer algo parecido. No digo que tiren el móvil,  pero si los invito a que hagan un uso  mas racional de dicho trasto, y que limiten sus horas de exposición a semejante "ente".

La mente, como decía en mi anterior entrada, es uno de los instrumentos mas importantes, si no el que mas, que la evolución ha dado al ser humano para llegar a donde estamos; y obviamente, nos permite adaptarnos a las circunstancias cambiantes del tiempo, y del avance tecnológico. En honor a la verdad (y  esta afirmación no significa que haya dejado de recelar del móvil, ni mucho menos), reconozco que el móvil nos brinda unas posibilidades de conocimiento y de tecnología que las generaciones que nos precedieron no tuvieron jamás; tenemos todo el mundo en nuestras manos, toda la información  a un golpe de clic, es una herramienta muy poderosa. Si, es algo estupendo, y lo reconozco,  todo progreso tecnologico, el movil incluido,  debe de ser bienvenido, siempre que sea un instrumento que facilite la vida del ser humano y le ayude a vivir.  

Pero cuando dicha tecnologia causa problemas en la esfera psiquica de las personas,  como de hecho la esta causando, ¿como nos defendemos de ella?

 El problema, repito lo de antes,  no es su uso, sino su abuso irracional; es que es muy absorbente.  Además, la mente humana jamas ha sufrido una sobreestimulación tan atroz y tan inmensa,  con continuos anuncios, ofertas y millones de estimulos acusticos y visuales.  Creo que  hemos de ser muy cautelosos para hacer un uso adecuado, pues su abuso,  entendiendo como abuso sobreexposicion, como me paso a mi, puede conducir a  situaciones muy desagradables, y a causar mas perjuicio que beneficio, y en muchos ámbitos:

Familia. El móvil ha destrozado familias, impone a los padres la necesidad de comprar a lo hijos moviles caros de ultima generación, solo porque todo el mundo los tiene  si no queremos que señalen a nuestro hijo como un bicho raro,  y ha eliminado, o cuando menos, limitado terriblemente  el contacto padres/hijos, esposos/esposas,  hermanos/as, porque  mata  la conversación,  la comunicación familiar y la realización de actividades en grupo, ver una película, p.ej.

Amigos:  el móvil lo ha invadido todo: ya no se si tenemos amigos de verdad, de carne y hueso, o son amigos virtuales o amigos fantasma.

Mundo del conocimiento: hemos perdido interés por leer, por aprender las cosas, porque   a  un golpe de clic  lo tenemos todo, y “tito google“ siempre nos dice lo que son las cosas… ¿para qué vamos a investigar?  

Lectura: mundo lamentablemente desaparecido, como los dinosaurios. Y leer  un libro es una aventura maravillosa, que me lo digan a mi, casi  todas las noches dedico un muy buen rato a estar con varios amigos maravillosos: Seneca, Marco Aurelio, Epicteto, Marco Tulio Cicerón y pocos mas.  La lectura enriquece el espíritu, y desafío amistosamente a todos  los jóvenes a que lo descubran por si mismos. No hace falta leer a filósofos antiguos; la literatura es un campo vastísimo (Cervantes, Julio Verne, los clásicos…)  donde se puede elegir, y puede uno/a pasar ratos deliciosos.

Nosotros mismos. Pero el peor peligro, con diferencia, lo veo en que impide o al menos limita el libre desarrollo de la personalidad de los jóvenes, y en muchos casos, de los no tan jovenes. No saben estar a solas consigo mismos, el móvil les está quitando la oportunidad de decidir por si mismos lo que les gusta y lo que no, sin necesidad de estimulo alguno; no compran las cosas porque les guste a ellos, sino por que esta “mas o menos de moda”, según la influmierder X y la red social Y;  y sobre todo, les impide pensar: no ven el mundo con los ojos de la mente y del espíritu, sino a través del móvil. Además  a tan tierna edad, 12-16 años, la personalidad de un/a joven aun no esta muy desarrollada, y  el móvil puede influenciarlo/a  muy negativamente  y   puede verse abocado a la toma de decisiones no lo suficientemente razonadas de las que mas tarde se arrepienta cuando ya no tenga solución, fíjense en los últimos telediarios, produciéndosele algún tipo de daño. Usando un símil, y salvando las distancias, es como la persona que se pone un collarín siempre y no se lo quita jamás: llega un momento en el que se atrofian los músculos del cuello, de suerte que ya no sabe andar sin collarín.

Por si fuera poco, es que se nos mete hasta en la sopa.  Hace poco estuve en Granada, con mi mujer y mi hijo menor, y cuando llegué  a mi casa y veo el móvil, me encontré con un bombardeo de publicidad de bares, restaurantes y sitios turísticos de allí. ¿Sera posible?

Deberiamos saber adaptarnos inteligentemente a la tecnologia movil,   no renunciar a las ventajas que nos ofrece,  pero sin dejarnos absorber demasiado por dicha tecnologia, y sin olvidar que lo importante es nuestro yo esencial, el libre desarrollo de nuestra personalidad y decidir por nosotros mismos. Y po rsupuesto, NO perder el contacto con la madre naturaleza.  Cuando nacemos, nacemos sin móvil, afortunadamente. La evolución natural no lo ha traido aqui: ha sido el desarrollo tecnologico. Y vuelvo a los clasicos: "todo abuso, aunque sea de cosa buena,  es malo". ¿Cuantas oportunidades de entablar una buena y provechosa conversacion con nuestros seres queridos, de darles un beso, de dar un paseo, o de decirles simplemente "te quiero" se han perdido por tanto uso y abuso del movil?  Aqui lo dejo.

Saludos. 

26/02/2023

El jardin de la mente

 Me encantan los domingos por la mañana: disfrutas de los tuyos, estas con los amigos, tienes tiempo para irte a correr o a dar un paseo, y tiene uno algo de relax para descansar de todo el frenesi de la semana. Y es que no se puede tener la máquina de la mente siempre encendida, es necesario tambien apagarla de vez en cuando a fin de que descanse un poco y se organice y ponga las cosas en su sitio. Me explico. Dejamos reposar al cuerpo cuando estamos cansados, pero ¿dejamos descansar también la mente? Yo creo que no lo suficiente; vivimos en el mundo de la “sobreestimulación”, recibimos continuamente estímulos visuales y acústicos por doquier, a todas horas, y considero que tambien es necesario detenerse y hacer un breve paréntesis en medio de tanta “vorágine de información ”, a fin de relajar la mente, estudiar y procesar los estímulos, calibrarlos y analizarlos bien, no cometer errores y quedarnos con lo que nos aporte algo, o nos motive o nos venga bien, desechando la información inutil, es decir, dejar la paja y quedarnos con el grano; o como diría Pablo de Tarso: “probarlo todo, y quedarnos con lo bueno”.

Lo digo porque vivimos en un mundo frenético, vamos tan deprisa a todos los sitios, con tanto móvil y con tanta tecnología, siempre quejándonos de que no tenemos tiempo para nada, que se os olvida lo mas importante: reflexionar de vez en cuando, y recordar que dos y dos son cuatro, si, porque creo que conviene recordar lo obvio de vez en cuando: lo damos tan por supuesto que, en realidad, se nos termina olvidando. Y eso es un grave problema. Es como la muerte: todo el mundo sabe que ha de morir, pero muy poca gente vive conforme a esa certeza: creemos que somos eternos, cuando lo cierto y verdad es que, esto…se acaba, no sabemos cuándo, pero se acabara. Solo es cuestión de recordarlo, para poder captar la belleza de cada dia que pasa.

La  mente, ha sido el mejor “regalo” que ha dado la evolución al ser humano para asegurar la supervivencia de la especie, y es un magnifico instrumento a nuestro servicio. La mente es como un escudo protector; cuando vivíamos en la prehistoria, rodeados de fieras y de una naturaleza hostil, nos servía para ver o anticipar el  peligro, y ponernos a salvo, y siempre os ha sido util para anticipar o previsualizar los posibles inconvenientes que la vida puede poner en nuestro camino.  Pero con la evolución, y el progreso y desarrollo tecnológico, los peligros de las fieras ya lo existen, ya no salimos a la calle con miedo de que un león nos devore o un cazador de la tribu de al lado nos tire una flecha; lo tenemos todo, comemos, bebemos y dormimos, rodeados de comodidades. Los peligros, aparentemente, han desaparecido;  pero la mente no puede estar en “paro” y  siempre cumple la función para la cual se diseñó, pero a veces se equivoca y si no encuentra peligros reales se los inventa, teniéndole miedo al futuro:  “Y si me quedo en paro”, “Y si me pongo enfermo”, “Y si me divorcio…”  El “y si…”  puede llegar a ser real y verdaderamente torturador, no hacemos mas que anticipar posibles peligros que luego, afortunadamente, no suceden nunca. Pero mientras estamos amargados y preocupados, estamos perdiendo un tiempo precioso, sufriendo inútilmente. Es el famoso “que comeremos, que beberemos”, que tanto nos preocupa, y que Jesús de Nazaret critico tan acertadamente.

Ahora hay otros peligros mas ocultos pero mas nocivos que las fieras o los cazadores de la tribu de al lado: la sobreestimulación mental que todos sufrimos,  y nuestra voluntaria esclavitud a la moderna tecnología: móviles, television, redes sociales, “tik tok” Wasap, Twiter, Facebook… estamos todos controlados por la tecnología, y lo que es peor, nos dejamos esclavizar por ella, dedicamos horas y horas y mas horas a estar más pendientes del móvil que de nuestra pareja, hijos, padres o amigos, olvidándosenos de que la maquina mas perfecta que tenemos es nuestra mente, y que esta tiene que descansar,  y que debemos evitar que esté sobrealimentada con tanta “basura tecnológica” que le estamos metiendo y que sin  un buen uso no sirve para nada.

Y algo muy importante: no dejarnos controlar por ella:  debemos procurar que nuestra mente  esté a nuestro servicio, y no  nosotros al servicio de ella; debemos de domesticarla poco a poco, entrenarla para que se concentre solo en lo positivo, evidando cualquier bucle de pensamientos negativos que no nos conducen a ningun puerto seguro. En esto, los filósofos orientales nos llevan miles de años de ventaja, y ya los antiguos romanos estoicos lo sabían: decían que  la mente es nuestro mejor servidor, pero que puede llegar a ser nuestro peor amo, esto es, que no debe de ser nuestro amo de ninguna manera;  debemos de ser conscientes de nuestro  propio yo, y calibrar nuestros pensamientos, desechando los malos y quedándonos con los buenos. Es decir, hemos de pensar:  Yo soy yo, y mis pensamientos son mis pensamientos; y soy yo quien ha de decidir que pensamientos positivos tengo que aceptar en mi mente, y que pensamientos negativos he de echar fuera. Según la filosofía oriental, Confucio fundamentalmente, la mente es como un jardín: solo debemos de procurar sembrar buenas semillas, y que arraiguen plantas buenas, y no ortigas ni malas hierbas.

Pensar un poco, reflexionar simplemente, alejándonos de tanta “contaminación y basura”  tecnológica que es una mala semilla en el jardín de la mente. Hay que descansar, apagar el móvil, tener una buena conversación con un amigo, irse a correr o con la bicicleta, o simplemente a dar un paseo… hay que dejar que la mente descanse, ese descanso considero que es absolutamente necesario, repito, absolutamente necesario para su correcto funcionamiento.  Cuando vamos conduciendo el coche en un viaje largo, de vez en cuando hay que parar en la gasolinera para repostar, descansar nosotros y que el motor del coche se enfríe un poco, ¿cierto? Pues ahí sucede lo mismo, y no hay mejor repostaje para la mente que la tranquilidad, el relax, y la paz de espíritu.  Imaginemos que el vehículo viaja las 24 horas sin parar, y que su conductor dice que no tiene tiempo para parar ni para echar gasolina: al final o arde el motor, o se duerme el conductor, o se detiene por falta de combustible.

Hay que parar de vez en cuando.

Esta mañana, y termino, voy a tomar mi cafe con  mis amigos Fernando, Juan Manuel y otros contertulios. Era temprano, sobre las 8,45 aproximadas de la mañana.  Nos saludamos (“Otro dia mas”, me dice Fernando) nos sentamos, y comenzamos a hablar de unas cosas y otras.  En ese momento, recordando a Séneca, pensé: “Si, otro dia mas que estamos aquí, otro regalo mas, respirando, viviendo, sonriendo, y es gratis, no hemos tenido que pagar nada “, y asi se lo he dicho a él.  Yo, por mi parte, he experimentado una gran paz, notando como la alegría y el optimismo se abrían paso dentro de mí, al tiempo que el agradecimiento por estar vivo y bien de salud.

Puede parecer una tonteria,  pero os aseguro que no lo es.  El secreto  esta en detenerse a meditar un poquito, y termino como empecé:  recordar de vez en cuando que dos y dos son cuatro, y prestar atención a las cosas que hay a nuestro alrededor, mirar la realidad con otros ojos; estamos rodeados de belleza, pero no lo vemos porque no nos damos cuenta, al estar tan pendientes del puñetero móvil. Muchas veces nos quejamos de vicio: se nos olvida que  estamos aquí gratis, no hemos pagado nada, cierto es que venimos desnudos a este mundo, lo mismo que nos iremos, pero el regalo de la VIDA es un maravilloso regalo por el cual nada hemos pagado; la vida es algo bello e inconmensurablemente precioso para estropearlo con pensamientos de mala calidad (Miedos al futuro del tipo “Y si…” y demás, o tantas basura tecnologica tipo tik tok, "influencers"  o Facebook, p. ej).  Estamos aquí, gratis. ¿Por qué no dejamos el móvil, televisión, estrés laboral, aunque sea un rato, pensamos  un poquito,  miramos la vida con otros ojos y nos damos cuenta de lo que tenemos?

¿Por qué no disfrutamos  algo mas de esta maravilla?

Saludos