La tarde de antes recogemos el
dorsal en el Pabellón, foto que podeis
apreciar a la izquierda. Cena frugal, y a la
cama, empiezo a estornudar, mala cosa, me tomo un Frenadol.
Una maraton es muy dura, no solo por los 42 kilometros que tienes que correr, sino tambien, y fundamentalmente, por la mentalización necesaria. En mi caso, creo que tengo ya suficiente experiencia en maratones, pero nunca se puede bajar la guardia. Y eso fue lo que me sucedió. El Domingo pasado, dia 19.02.17, dia de la Maratón, amanece en Sevilla con
dia ventoso y frio, malas sensaciones. 8,00 dela mañana: llego a la Avda. Carlos
III, de Sevilla, lugar de salida de la Maratón.
Me levanto mejor de lo que esperaba, el Frenadol me ha venido bien, y
puedo respirar. Pero desde el primer momento tengo una sensación extraña… lo achaco a los nervios lógicos pre-carrera. Primer error. Caliento un poco,
breve visita a las letrinas portátiles, un cuidado menos; sigo calentando
brevemente, busco a Juanjo y a Fran, pero no los veo. Intento sonreir, foto de la derecha. 8,15. Me meto en el cajón del
tiempo previsto (4,00), Buf, ahora si que empieza esto. Centrate, y a correr.
Pistoletazo de salida. Comienzo a correr la Maraton de Sevilla. Los
primeros kilómetros intento llevar un ritmo tranquilo, 5,53-6,00, y asi lo
hago, no hay problema, asi llego al kilometro 5 aunque me siento un poco pesado, ligerísima molestia
en el pie derecho, no le hago caso, sigo corriendo alegre. La sensación de frio es mas intensa, tenia
previsto quitarme mi segunda camiseta, pero ni
hablar, me viene muy bien.
Kilometro 15. Empieza a molestar el pie, pero me doy cuenta de que ese no es el único problema, me sigo sintiendo algo pesado y justo de fuerzas ¿y ahora que? Los últimos 4 dias no han sido, precisamente, los mas propicios para la preparación de una maratón (mucho trabajo y muchos problemas), no he tenido la tranquilidad necesaria, de modo que comprendo que no voy a poder lograr mi objetivo de las 4,00 horas. Reajusto el gps y el ritmo, y bueno, adelante, a correr, pero ya sin la motivación que yo llevaba. Si el objetivo principal falla hay que tener uno secundario, y ese fue mi segundo error.
Kilometro 20. Sigue molestando el
pie, y las malas sensaciones no se van,
y así llego a la calle Alcalde Juan Fernández, kilometro 26, sitio
emblemático para mi (allí viví 5 años de mi vida, haciendo la Carrera de
Derecho), pero las sensaciones eran
malas, e incluso pensé en la posibilidad de retirarme de la
carrera, cuando de pronto, sucede algo mágico… Juanjo y Fran, vienen por detrás,
y se reunen conmigo, tirando de mi para adelante.
-Oye, Juanjo, que no voy bien…
Agradecí enormemente el animo de mi amigo. Aquello fue un revulsivo para mi, ahí me cambió la carrera, ese fue mi punto de
inflexión. Lo que aparentaba terminar
como desastre, terminaría de muy distinta manera. Me fui con ellos. Poco a poco
me fui sintiendo mejor, mas relajado, no
es lo mismo correr solo que con dos amigos, misteriosamente las fuerzas regresan
poco a poco a mi cansado cuerpo, y, más misterioso todavía, el dolor del pie
empezó a remitir…
Asi llegamos al kilometro 30, nos encontramos con mi mujer, con Mari Carmen (la mujer de Juanjo) y con Inma (la mujer de Fran… que aleghria… ¡¡¡venga, adelante!!! Juanjo seguia fuerte, estupendo.
Plaza de España, y, oh, milagro,
noto que voy cómodo, tranquilo, ¡las
fuerzas han vuelto…! aunque ya estabamos muy cansados, paso
por mi Facultad, San Fernando, Puerta de Jerez, la Catedral, Dios mio, que
recuerdos… al llegar a la Campaña veo el bar favorito de mi añorado padre, y nuestros sitios mas recordados, donde tantos y tantos buenos ratos compartimos juntos… que emoción... que maravilla... es mucho más bonito de lo que yo lo recordaba... regreso mentalmente a la carrera, voy bien, pero
ahora es Juanjo el que parece venirse un poco abajo, lógico, por eso, freno en seco y me quedo con el, espero a mi amigo, iremos
juntos los tres hasta el final. Fran y yo lo vamos animando… ya
queda poco Juanjo...venga. Y asi es… poco a poco, paso a paso, bebiendo
en cada punto de avituallamiento, vamos acercándonos al Estadio, donde entramos
los tres juntos, Fran, Juanjo y yo.
Se acabó. ¡Lo hemos conseguido...!
Se acabó. ¡Lo hemos conseguido...!
Mismo tiempo para todos: 4,23.
Que alegría mas grande. Me voy para Juanjo y le doy un abrazo. A tus 60 años, has rematado tu primera maratón. ¡Enhorabuena…! Ya eres maratoniano.
Conclusión. Mi objetivo era hacer 4 horas. Al final no
pudo ser, no me salió una buena carrera, se quedó la cosa en un discreto 4,19. Me falló la mentalización, organo fundamental
en la maratón, salí presionado y preocupado, pero bueno, conseguí rehacerme y terminar
la carrera en un tiempo discreto, y lo mas importante de todo, terminé entero,
contento, alegre, feliz por mi pie, que ha aguantado perfectamente. Bueno, eso es la vida, vas pasando acontecimientos, en este caso, carreras y mas carreras, como de un libro vas pasando páginas y aprendiendo capitulo a capitulo. Lección
aprendida, y bien aprendida, para la próxima.
Juanjo quería, simplemente
terminar, pero salió a correr alegre, mentalizado, con ganas de disfrutar, y
asi le fue, le salió una buena carrera, tal y como yo le había pronosticado.
Fran, el mas joven de todos, como siempre, fuerte, pensando ya en Madrid. Alli nos reuniremos para la maraton de la capital... Fran, Cipri, y un humilde servidor.
Guardaré el recuerdo de que
la Maraton de Sevilla ha sido una Maratón preciosa, ha sido un gusto correr por
sus calles, sin embargo me quedo con esa espinita de que ha sido la Maratón más extraña que he corrido.
Bueno, animo y adelante...! Ahora, cuando escribo esto, me siento optimista, contento y feliz. Estoy muy animado, y voy a ver si me saco esa espinita en mi próximo destino: Maraton de Madrid, el proximo 23 de Abril, será mi décima Maratón, número mágico y especial para mí. Si Dios y el tiempo no lo impiden, como antes he dicho, la haremos Cipri, Fran y yo. Juanjo se queda en la media, y lo echare de menos, pero me esperará en Meta. Ya sabes, Juanjo, cuento con tus animos y con tu apoyo a partir del km. 35, hasta la meta, alli nos vemos, y nos iremos todos juntos a comer unos bunenos callos, regados con un buen vino.
Por cierto, Juanjo, recuerda: cuidado con las maratones, que son muy, pero que muy adictivas... Jejej
Abrazos.