
Para el grupo de lectura del Quijote en
La Acequia.Recuerdo perfectamente mi emoción y mi sorpresa cuando, allá por el año 1.977, leí por primera vez este
capitulo 42 del Quijote. A esas alturas yo ya sentía gran devoción hacia D. Quijote, pero cuando leí este capitulo, y el siguiente, mi devoción llegó hasta el extremo de la adoración. Definitivamente D. Quijote era mi ídolo.
Asi era. Bueno, corrijo: asi es. Alonso Quijano ofrece a Sancho una serie de consejos, tan sensatos, tan ponderados, tan inteligentes, y tan llenos de sabiduría, de sentido común y de lógica que cualquiera podría preguntarse cómo era posible que un loco como D.Quijote hablara y pensara así. Cervantes mismo se lo preguntó -y perdóname, querido Pedro Ojeda, por adelantar la primera frase del siguiente capitulo-:
“Quien oyera el pasado razonamiento de don Quijote que no le tuviera por persona muy cuerda y mejor intencionada? Pero, como muchas veces en el progreso desta grande historia queda dicho, solamente disparaba en tocándole en la caballería, y en los demás discursos mostraba tener claro y desenfadado entendimiento, de manera que a cada paso desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras…”
Ahora, mucho tiempo después, y con 45 años muy bien cumplidos, prosigue mi adoración y devoción hacia D. Quijote; pero fundamentalmente hacia su autor, hacia D. Miguel de Cervantes, que se atreve a poner en boca de un “presunto” loco unos consejos que revelan claramente el cómo gobernar con sabiduría, honradez, y ética. Cervantes se delata a si mismo: posee una educación y una formación clásica, humanista, integra, honrada, leal y legal, uno de los mejores intelectos que al mundo dio la España imperial del XVII; no está de acuerdo con la filosofía que impregna el actuar cotidiano de los gobernantes (no se si llamarlos “gerifaltes”) de su época, de modo que se atreve a poner en boca de un pobre hidalgo loco por los libros de caballerias unos sabios y reales consejos.
Poco puedo añadir yo, humilde lector de esta inmortal obra, a este capitulo. ¿Me ciega la pasión por Cervantes y su obra? Es muy posible que si. ¿Mi viejo cariño hacia D. Quijote? Seguro. Pero sé que cuento con una atenuante muy cualificada: esta novela es una de las mejores novelas de toda la historia de la literatura, estudiada, comentada, analizada y discutida hasta el paroxismo por los grandes de la literatura.
De modo que Cornelivs callará aquí, y dejará que el inmortal maestro, Cervantes, nos haga disfrutar. “Podráse” decir del mismo mil cosas, y efectuarse de este capitulo diez mil análisis: pero el mejor análisis de este capítulo es el capitulo mismo.
Y no faltando voces mas autorizadas que la tuya, como la de nuestro propio maestro, “maese Pedro”, al decir de nuestro querido Antonio Aguilera…cállate Cornelivs. Lee el capitulo... y…¡disfruta!
Saludos
