El bien y el mal siempre han sido conceptos antagónicos. Lo bueno, lo malo han sido algo mutuamente excluyente: donde hay de lo uno, no puede haber de lo otro. Pero, ¿Qué es ser bueno? ¿En que consiste ser malo? A estas alturas de la vida no me atrevo a dar una respuesta. Pero consideremos dos opciones: veamos lo que sucede con fe y sin ella.
Si tienes fe decides ser bueno porque esperas obtener recompensa en el otro mundo. Se podrá estar o no de acuerdo, pero me parece un motivo tan legitimo y respetable como el que mas, recordemos que toda creencia es respetable al máximo.
Pero si no tienes fe, ¿Qué te impulsa a ser bueno? No lo se, amigo lector. Pero creo que de todos modos es muy saludable y conviene actuar conforme a una escala de valores, aunque solo sea por propio egoísmo personal, por comodidad, por vivir con tranquilidad; aunque solo sea para evitarnos malos rollos. Además, veamos: si hay algo al otro lado, tendremos el premio; y si no hay nada, al menos habremos evitado que esto se convierta en una triste locura, en un infierno terrenal, en una salvaje selva.
Recuerda que se recoge lo que se siembra. Si quieres ser amado, anticípate tu y ama: no pienses en mas cosas.
Creo que conviene desdramatizar las cosas. Hay quien considera a la maldad (llamalo pecado, si quieres) como un acto deliberado de rebeldia contra algo Absoluto. Es muy posible que asi sea; pero yo prefiero considerarlo como un simple error humano; como un error contra si mismo, porque al fin y al cabo siempre es el hombre el que yerra su propio camino y el que se enfrenta a las consecuencias de sus propias acciones. Todos necesitamos ser amados, amigos y amigas. Si queremos recogerlo, ¿por qué no sembrarlo antes? Que siempre se recoge lo que se siembra: siempre.
"Para cuatro dias que estamos en este mundo, hay que ver lo que nos gusta darnos por saco los unos a los otros", decian los viejos. Que razón llevaban.
Saludos.