Con el tiempo la vida te va enseñando. Yo creo que lo mejor de todo es mantenerse con la mente abierta y dispuesta a aprender.
El hombre se agobia por todo: por el exceso de trabajo y por la falta de trabajo; si tienes mucho dinero por el miedo a perderlo, y si no lo tienes por el ansia de tenerlo; si hace frio porque te hielas, y si hace calor porque te asfixias; si me sale bien un asunto estoy preocupado hasta que lo cobro; y si sale mal igualmente preocupado porque puede que no lo cobre; siempre tenemos la mente ocupada con nuestra disconformidad permanente con la realidad de las cosas, nos cuesta aceptar la vida como es; y ademas, tenemos la mente pre-ocupada por la clásica pregunta del “que comeremos, que beberemos”; la incertidumbre hacia el futuro.
El pasado ya no nos pertenece,
porque se fue; y el futuro aun no ha llegado, con lo cual es algo ignorado y
desconocido. Nuestra única posesión es el PRESENTE, este instante en el que
estoy escribiendo, este presente, esto sí que es mio y no lo que suceda mañana,
pues a lo mejor esta noche me da un infarto y me muero. Y ahí esta el problema:
no sabemos vivir el presente, que es lo único que tenemos.
“No estéis todo el dia preocupados por el que comeremos o que beberemos. Buscad el reino de Dios y su justicia; y el resto se os dara por añadidura”. Sabias palabras las de Jesus de Nazaret. Concibo esta famosísima frase como una invitación a buscar a Dios también dentro de nosotros mismos; es decir, esa chispa divina que hay dentro de nosotros. Encontrarnos a nosotros mismos, y luchar por ser cada dia mejores personas: ayudar a los demás, ayudarnos a nosotros mismos, y luchar contra los vicios que atentan contra la virtud, como diría Seneca, que para mi son los 7 pecados capitales clasicos: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza.
Tradicionalmente la idea dominante en el pasado es la de
considerar que esos pecados son ofensas contra Dios. Yo discrepo de dicha interpretación, pues a
mis 58 años muy bien cumplidos concibo dichos pecados capitales, no como pecados, sino como ofensas
contra nosotros mismos y contra la chispa divina que nos habita y como obstáculos/vicios que nos apartan de la
felicidad. De la verdadera felicidad. Y es que nos empeñamos en ignorar una
gran verdad: que venimos a este mundo
sin nada y que sin nada nos iremos, y además
nuestro tiempo es muy limitado. Y como decía mi abuelo, “hay que ver que tontos somos; para dos
ratos que estamos aquí, lo que nos gusta molestarnos los unos a los otros”, y es asi.
Ademas, pienso que ofender a Dios no es posible, pues solo un igual puede ofender a otro igual. Nosotros somos chispas diminutas, criaturitas insignificantes de muy corta duración, de modo que no concibo como podemos ofender a un Ser inmensamente sabio, poderoso y eterno. Salvando las distancias, creo que Dios, cuando contemple las locuras que a veces cometemos los seres humanos, se apenará, pero no se sentirá ofendido, lo mismo que un padre cuando contempla las locuras de su hijo pequeño se apena por él, pero no creo que se sienta ofendido. El mismo lo dijo en la Cruz: “Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen”.
Yo pienso igual, la mayor parte del tiempo no
sabemos muy bien lo que hacemos, y sálvese el que pueda: esta sociedad busca bienes secundarios, como placer y dinero, y se olvida del verdadero tesoro: la paz interior. Y siempre es nuestra propia injusticia la que se revela contra nosotros mismos. Luego es facil echarle la culpa al mundo, pero el mundo esta compuesto de personas, y los unicos culpables somos nosotros.
El soberbio es tan inseguro que tiene que estar continuamente demostrando a todos que es superior a los demas, lo cual le conduce a la infelicidad permanente.
Y nadie es mas que nadie: cada persona es única e irrepetible.
Avaricia. Otra tontería mas del ser humano. Usando un simil, la vida es como un parque de
atracciones donde hay muchas atracciones y juguetes diversos y ademas, la entrada es gratis. No tenemos que
pagar nada por entrar allí, podemos estar allí todo el dia disfrutando y
pasándolo bien, si bien se les advierte a los niños que a las 10 de la noche
cierra el parque, y tienen que regresar a sus casas, sin poderse llevar nada
afuera; todo se queda en el Parque de Atracciones. Y asi es la vida: unos niños
juegan y se divierten y pasan un dia fantástico, pero lamentablemente hay otros niños más
tontos que intentan acaparar los juguetes y demás enseres: se apropian de ellos
y no quieren compartirlos con otros niños, ni comen ni dejan, ni juegan ni dejan jugar. Finalmente, cuando
cierra el Parque de Atracciones se dan cuenta de que todo se queda allí, no han
disfrutado nada, y se van de allí vacíos, lo mismo que llegaron.
Muchas veces somos como esos
niños que acaparan juguetes; están preocupados por quedarse con la máxima
cantidad posible de juguetes, pero no juegan ni disfrutan, su único placer es
acaparar y tener mas, olvidando que cuando sean las 10 de la noche tendrán que
dejárselos allí, sin poderse llevar nada.
La avaricia, que también concibo como falta de generosidad, es uno de los peores vicios del ser humano. En vez de ayudarnos los unos a los otros, lo queremos todo; somos infeflices porque queremos mas y mas y mas; si se pudiera monopolizar el sol, querríamos que luciera solo para nosotros y no para los demás. En vez de estar agradecidos con lo que tenemos, queremos mas y mas, en una permanente insatisfacción que nos aparta de la felicidad. No nos limitamos a poseer cosas, sino que son las cosas las que nos poseen a nosotros. Por si fuera poco, el mundo, con su ceguera, no ayuda, recordad aquella canción: “Cuando yo tenia dinero, me decían Don Tomas; y ahora que no lo tengo, me dicen Tomás na'mas”.
Como decia Seneca, nuestro objetivo primordial deberia de ser tener el espiritu sano y paz interior. Las mismas razones que nos hacen aborrecer la pobreza, nos haran aborrecer a la riqueza; lo mismo que un enfermo que, viaje en un carro de madera o en un carro de oro, siempre lleva su enfermedad a cuestas; donde quiera que vaya lleva su mal a cuestas.
Mas vale ser que tener. El dinero esta sobrevalorado en esta sociedad.
Lujuria. Los hombres y las mujeres nacemos con el instinto de acoplamiento, que se desarrolla a partir de la juventud y hasta la edad adulta, el fin del mismo es la perpetuación de la especie, yo lo concibo como un bello “instinto natural”, valga la redundancia. La madre naturaleza lo ha puesto a nuestra disposición, para que lo usemos con cabeza y sentido común, no siendo recomendable caer en el exceso. Ademas, no concibo el sexo sin amor, puede sonar muy arcaico o trasnochado, pero hacer el amor por el puro y simple placer biológico de hacerlo, para mí es una solemne tontería pues despoja al amor humano de todo lo bonito y bello que tiene, y hace que no nos diferenciemos en exceso de las otras especies. Si no hay amor de por medio es un pobre sucedaneo; salvando las distancias, como una sardina en lata, se puede comer pero la sardina natural es mucho mejor y mas rica.
Mucho antes del Cristianismo,
Epicteto, Seneca y Marco Aurelio, con argumentos de muchisimo peso, ya recomendaban tener mucho cuidado con la promiscuidad sexual, y hago
mias todas sus palabras. Y si alguien me dice que un buen polvo, de vez en
cuando, es una delicia, yo estoy de acuerdo pero siempre que actuemos conforme a la razón, y que el instinto lujurioso sea
nuestro compañero esporádico de viaje y no nuestro guía permanente; debemos
luchar por ser buenas personas, generosos con los demás, y comprensivos con
todos nuestros semejantes y con sus defectos, pues todos los tenemos. Si en el
camino se nos presenta un dulce, pues no lo despreciemos, pero no estemos todo
el rato buscando dulces: actuemos con sentido común. No se si me explico, esto es como un campo sembrado de
trigo; ese es el cometido del hortelano, sembrar trigo. En medio del trigo de vez en cuando nacen
espontáneamente algunas amapolas y otras flores, que hacen mas bello el paisaje.
Pues vale, disfrutémoslas, pero sin olvidar que lo primero es lo primero, esto es, la paz
emocional interior, y no buscar el sexo simplemente por tener sexo: hay que
añadirle amor y sentimiento al tema. Repito, llamadme arcaico, antiguado, Tutankamón, o como queráis, pero yo pienso asi, que cada uno piense como quiera.
Ira. Otra tontería mas, que concibo como una pequeña locura
pasajera. Hay que relajarse, no dejarse llevar y meditar fríamente las cosas,
como decían los viejos, hay que contar hasta diez, el vicio de la ira es uno de
los que mas daño nos pueden hacer, porque suele hacernos cometer errores, a
veces, irreparables. Ademas, la ira nubla el buen juicio y nos impide apreciar
las cosas como realmente son.
Gula. Otro vicio que se
comete por exceso, y que, junto con el anterior, si se buscan de modo
desenfrenado (por el intento del hombre
de procurar la felicidad o momentos de placer)
nos pueden acarrear problemas. Recordemos que el placer que proporciona
una buena comida o un buen polvo es
pasajero; en su mejor momento se acaba y
se va, y el breve chispazo de placer que nos ilumina se apaga pronto, volviendo
a la oscuridad inicial.
Además, estos excesos, sin
moderación ni precaución, pueden traernos las enfermedades que todos conocemos:
la lujuria, enfermedades de transmisión sexual; la gula, diabetes, obesidad,
etc.
Mejor buscar la luz interior de
la paz del alma: aceptar la vida como es y vivir agusto con nosotros mismos.
Envidia. Una de las mas
profundas gilipolleces del ser humano, que nace de nuestro continuo intento por
ser más que los demás, o de tener o acaparar más cosas que los demás, y que
proviene de que nos cuesta mucho trabajo aceptar que la vida es muy breve, y
que todo lo que comienza, forzosamente ha de terminar. ¿Para que quieres tantas cosas, si al final
has de marchar sin nada? Se rico en
felicidad y paz interior, y en comprensión con los demás, y te ira mejor.
Además, la envidia también viene
porque queremos ser mas felices que los demás, y eso es dificilísimo porque
siempre nos los imaginamos mas felices de lo que en verdad son.
Pereza. Para mi, uno de los
peores vicios, pues es la madre de todos los demás. Hay que estar siempre
ocupado, bien en el trabajo, bien buscando buenos amigos/as y gozando de su
compañía, estudiando, una buena lectura,
una buena película; hacer footing, ciclismo, gimnasio, lo que sea, pero hacer
cosas; y sobre todo, intentar tener fuerza de voluntad y animo para terminar
las tareas que nos propongamos hacer.
En la antigua Roma, cuando tras una guerra un general entraba victorioso en la ciudad en su carro triunfal, marchaba detrás de él un esclavo que tenia el encargo de recordarle, durante todo el desfile, esta frase: “¡Respice post te, hominem te esse memento mori!” que en latin significaba: “¡Mira tras de ti, y recuerda que solo eres un hombre, y que has de morir!”.
Esta frase es uno de los mejores disolventes que conozco contra el orgullo humano, y cuando la leí, me gustó tanto que me la tatué en la parte externa de mi antebrazo derecho (es la foto que veis abajo), en letra de latin medieval y para mi dicho tatuaje cumple una funcion semejante a la del esclavo de antaño: es un permanente y diario recordatorio de lo que realmente somos, minúsculas partículas, muy efimeras, en medio de la inmensidad del universo, pero con la inmensa suerte de que tenemos una chispa divina en nuestro interior. Somos unicos, pero muy efímeros, y recordar lo obvio en este sentido es un ejercicio muy saludable que recomiendo a todo el mundo. Si; porque si bien todos sabemos que hemos de morir, lo cierto y verdad es que vivimos de espaldas a esa evidente realidad, de vez en cuando en algun entierro o funeral lo tenemos presente, pero por poco tiempo, porque cuando salimos a la calle se nos olvida y volvemos a nuestros quehaceres, cayendo de nuevo en el error de que siempre vamos a estar aqui.
Hasta aqui la teoria.
Luego viene lo dificil, que es la practica, es decir, el dia a dia, procurar que nuestras palabras se conviertan en hechos. Tropezaremos y nos caeremos mil veces, porque asi somos los seres humanos, pero nos volveremos a levantar y seguiremos caminando y aprendiendo, y ahi esta la belleza de este caminar: el luchar dia a dia para llegar a ser mejor persona.
Lo anterior no quita para que tengamos fe en nosotros
mismos, y luchemos con decisión, coraje y todas nuestras fuerzas por conseguir nuestros objetivos, pero cambiando el chip mental: comprender que el placer es efímero, y que merece mucho la pena apartarse un poco de los vicios/obstáculos que nos apartan de la felicidad que nos reporta tener paz emocional. Es un camino que merece mucho la pena emprender, pues nos conduce a que por fin podamos ser dueños de nosotros mismos; y sobre todo, que miremos con mejores ojos a todos nuestros semejantes.
Ademas, la vida es maravillosa. Cada dia es un regalo; amanece, abrimos los ojos y respiramos, y es gratis, se nos ha dado todo sin pedir nada a cambio. Deberiamos de estar mas agradecidos con lo que tenemos, y no complicarnos la vida con tonterias. No olvido nunca el consejo contenido en el viejo proverbio indio:
“Cuanto naciste, tu llorabas y el
mundo se regocijaba. Vive de tal manera que, cuando mueras, sea el mundo el que
llore y tu el que te regocijes”.
Saludos.
Pablo Jesus Gamez Rodriguez