Queridos amigos y amigas. Lo primero que quiero deciros es que hoy siento una gran tranquilidad. Me siento como el que ha estado un concierto de AC/DC, estilo años 80 (ya sabéis, de esos que se celebraban en un macroestadio con mas de cien mil espectadores) y lo pasaba bien hasta que, harto de todo ese mundanal ruido, de pronto marcha a un bar con veinte o treinta amigos (sus intimos, sus habituales), a tomarse una copa tranquilamente, y hablar de la vida con ellos
¡Que gusto…! ¡Que tranquilidad!
No sabía cómo describir lo que siento, pero eso es lo más parecido. Mi blog, Diario de Cornelivs, nació como un Diario Personal, un vehículo -sin grandes pretensiones- en el que yo desahogaba y desahogo mis emociones, sentimientos, preferencias, gustos, aficiones, etc. Bueno, ya me conoceis. Nació como un amigo: como un instrumento que conoce mucho de mi interior, de mi corazón y de mis sentimientos; de ese Cornelivs niño que me habita y que, de vez en cuando, me hace estremecer; de ese sencillo ser humano que disfruta con las cosas sencillas, como una cervecita y un tomate oloroso de la tierra, partido con la mitad y adobado con sal gorda, o con un buen puñado de aceitunas aliñadas; de ese Abogado inquieto y nervioso, y decidido a sacar a su familia adelante; de ese amigo, a veces feliz, y a veces triste que es Cornelivs. Porque todos esos…soy yo.
En esto que, un buen día, se me ocurrió la idea del Manifiesto, y todo se desbordó: llegamos a contabilizar casi dos millones y medio de entradas en Internet. Mi blog se hizo mucho más conocido, rompiendo la barrera del entorno normal en el que me desenvolvía, había días que tenía casi trescientas visitas, que bárbaro, y ni os cuento los emails que recibía. Innumerables.
Pero todo tiene un “pero”. Si bien al principio me agradaba tener tanta visita, con el tiempo me di cuenta de que yo estaba perdiendo espontaneidad en lo que escribía. Mi subconsciente sabia que no solo mis habituales, mis íntimos, mis amigos –vosotros- me leíais y me comprendíais, sino que también –y ahí viene el pero- muchísima gente que no conocía de nada tendría acceso a esa misma información; muchos posts eran muy personales, hablaban de vivencias muy mías, muy personales. Hubo un momento en el que llegó a incomodarme compartir mi intimidad con tanto desconocido.
Por si fuera poco, en el entorno en el que me muevo –mi ciudad y mi provincia-, uno tiene amigos pero también enemigos, algunos abiertos y otros ocultos, y el hecho de ser público mi blog ponía a disposición de cierta gente -que no me quiere bien- extremos de mi vida que, definitivamente, es mejor preservar.
De modo que me presento hoy ante vosotros al natural: desprovisto del aura de “creador del manifiesto”, o ”personaje con una increíble capacidad de movilización” de masas, o análogos. No, amigos, todo pasó. Sigo siendo el mismo, soy yo, no he mutado; pero soy más Cornelivs que nunca, es decir, mas privado y mas intimo que nunca.
Ese ser humano que me habita siente enormes deseos de contaros muchas cosas, pero la presencia de tanto desconocido cohibía algunas veces mi lengua. Ahora no será asi; porque como no os considero solo lectores, sino amigos (y con un amigo la sinceridad es la norma general de conducta), Cornelivs será más humano que nunca; mas sincero que nunca. Más yo mismo que nunca. Al menos, hablare con la libertad y con el gusto de quien sabe que está rodeado de amigos y amigas de los que nada tiene que temer, y esa confianza me da una tranquilidad increíblemente deliciosa.
Lejos del protagonismo de los focos, lejos del mundanal ruido, mi blog será lo que siempre quise que fuera: un Diario Personal, que, como es obvio, leerá su autor, los amigos del autor, y quienes éstos le aconsejen, que también en eso me encomiendo a vosotros (si alguien consideráis que debe de tener acceso a mi Diario, por favor, enviadme su correo y lo invito inmediatamente), pero no el gran público.
Estoy encantadísimo de estar con vosotros. Y os pido un favor: yo siempre he sido sincero, y ahora lo seré más que nunca, de modo que pagadme con la misma moneda, ¿de acuerdo? Me explico. Si en algo no estáis de acuerdo conmigo, si no os parezco sincero en algo, si cualquier cuestión no os cuadra, por favor, decídmelo abiertamente, como un amigo haría con otro, con franqueza y naturalidad, siempre he preferido una verdad dolorosa antes que una mentira piadosa, para mí la sinceridad vale su peso en oro. Mis mejores amigos han sido siempre aquellos que han tenido narices para oponerse a mis postulados, y además, creo que soy lo suficientemente humilde como para darle la razón a quien la tenga. Y además, agradecido: si contradiciéndome en algo me ha demostrado que yo estaba en un error, y su actitud me ha sacado del error…¡que todos los dioses lo bendigan!
Segundo favor que os pido: seguro que alguien se ha quedado fuera. He intentado invitarlos a todos, pero seguro que me he olvidado de alguien. Por favor, indicádmelo y lo subsano inmediatamente, ¿de acuerdo?
Gracias a todos, amigos y amigas. Gracias a todos por vuestra compañía y por el afecto que siempre me habéis brindado; y, por favor, disculpad los posibles –y por otra parte, inevitables- errores que pueda cometer, ¿ok?
Enormes abrazos para vosotros, amigos, y enormes besos para vosotras, amigas.
Ya lo sabéis: Cornelivs os quiere.