Cuando yo estudiaba la Carrera de Derecho (hace ya muchísimas
lunas, que dirían los indios norteamericanos), concretamente en 1º de Carrera,
año 1983, Facultad de Derecho de la
Universidad de Sevilla, tuve la fortuna de asistir a las clases de Derecho Político que magistralmente impartía
nuestro catedrático, y luego Rector, Javier Perez Royo, uno de los hombres mas inteligentes que he
conocido, guardo muy grato recuerdo de él.
La Constitución de 1.978 llevaba vigente solo cinco años y los alumnos de 1º éramos
críos de 18 años. En clase debatíamos sobre el modelo
de estado que había instaurado la –entonces- reciente Constitución.
¿Federal? ¿Unitario? Eran los dos modelos entonces vigentes en la mayoría de los países, y mas conocidos,
y el nuevo modelo español era algo nuevo: un nuevo tipo, el estado de las autonomías. Era algo asi como un invento, y no sabíamos muy
bien como funcionaría… Para que lo comprendiéramos nos puso un dia un ejemplo,
grafico pero esclarecedor, de que el
estado unitario era como una
manzana, y el estado federal era como un racimo de
uvas. Cuando le preguntamos con que
fruta compararíamos el recién nacido estado
de las autonomías, nos dijo en una ocasión, con alguna duda, que era algo asi
como una naranja… aparentemente unitaria, como un todo, pero compuesta de
diferentes gajos, como los de la naranja,
que serían las diferentes autonomías.-
Bien es cierto que la
Constitución de 1978 nos ha brindado o ha contribuido a brindarnos el periodo
de mayor paz y prosperidad que ha conocido España en toda su historia, goce de
derechos y libertades fundamentales, la
lucha por la igualdad de genero, tranquilidad, paz, prosperidad, y etc muy
largo… yo me hice hombre, comencé a trabajar, me case, tuve hijos, y he llegado
a la mitad de la cincuentena bajo la vigencia de la Constitucion, Norma Fundamental del Estado. Y no concibo nuestro
sistema legal sin esa Norma fundamental.
Un aporía es una paradoja o dificultad
lógica insuperable. Y, salvo que alguien me demuestre que estoy en un error y me lo aclare (cosa que agradecería muy sinceramente) la
Constitucion “parece” tener esa aporía, pues de un lado proclama la unidad indisoluble de España, pero por
otro lado reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las “nacionalidades” que la integran. Aparentemente proclama como realidades dos modelos incompatibles. Proclama la unidad,
lo cual en principio parece entrar en contradicción con la diversidad autonómica;
pero al mismo tiempo, garantiza la
diversidad autonómica, lo cual puede
suponer la muerte del estado unitario. ¿En que quedamos? Que si, que fue un
simple esbozo y los Estatutos de Autonomía vendrían después. Pero, ¿acertó o
fracasó ese modelo?
Aquello dio mucho que hablar.
¿Funcionará esto? Preguntábamos sin cesar los alumnos en la Facultad.
El tiempo ha demostrado que en su
aplicación práctica, ese modelo ya ha generado algunos problemas. La Constitución podía haber diseñado otro modelo; o acaso también
nos podríamos preguntar si con políticos de calibre (¿Dónde están? ¿Dónde han
estado?) que de veras hubieran sabido
mantener incólumes dichos dos principios (la unidad se entiende sin perjuicio
de la diversidad, y la diversidad sin perjuicio de la unidad), todo habría
ido bien o mejor de lo que ha ido.
¿Problemas prácticos que han
aparecido con el tiempo? Muchos, como la dispersión normativa, diecisiete parlamentos
autonómicos dictando normas diferentes sobre las mismas materias, como educación,
etc…; de otro lado, el enorme gasto en infraestructuras y personal que ello conlleva; por supuesto,
muchas comunidades Autónomas interpretan o enseñan la historia a su manera… la historia que enseñan
en alguna CCAA puede no coincidir con la que se enseña en otra. Y asi sucesivamente.
En definitiva, lo que echo de menos en la Constitución de 1978 es algún mecanismo que fragüe la Unidad
del Estado, algún mecanismo vertebrador
de lo español (sin beligerancia, y con todo el respeto a todas las comunidades autónomas),
que hubiera sabido fraguar simultáneamente el amor a nuestro país y el amor a
nuestra comunidad, sin ponerlos en conflicto,
en contradicción o en lucha… algún mecanismo o sistema que preservase la pureza
de la unidad, y al mismo tiempo la pureza de la diversidad, sin poner en conflicto
la una con la otra, si es que tal cosa es posible. En una palabra, se añora en la
Constitución de 1978 un mecanismo claro, y taxativo que hubiera marcado los
limites: ¿hasta donde puede llegar la
diversidad, sin que resulte amenazada la unidad? En esto, me parece que la Constitución es y ha sido manifiestamente mejorable.
Y también nuestros gobernantes
son/han sido manifiestamente mejorables, hablo en abstracto, pues entiendo que
en muchas ocasiones no han estado a la
altura, no anticipándose a los acontecimientos, no habiendo sabido calibrar y
valorar el peligro de la deriva secesionista que lenta pero
inexorablemente se iba abriendo paso, no habiendo sabido o querido detectar ese
peligro que amenaza la unidad nacional, por intereses no se de que tipo. ¿Por
qué no se ha puesto remedio, por que no se anticiparon, poniendo coto a
todo mensaje de odio o animadversión?
Salvando las distancias, cuando un padre observa que uno de sus hijos pequeños
habla mal del otro, o no esta agusto en casa, ha de intentar poner coto a ello
inmediatamente, ha de tener capacidad de reacción, adaptarse, suavizar el
ambiente, todos son hermanos, y ha de procurar por todos los
medios que se lleven bien. Si cuando son
niños el padre no interviene a tiempo, y lo deja todo como esta…luego será tarde,
cuando sean mayores esos niños, ya no tendrá solución el problema. Es solo un
ejemplo.
Dicho sea con ánimo
constructivo, el tiempo todo lo muda,
todo lo cambia, y hay que saber adaptarse a las circunstancias. Hay que tener
cintura para maniobrar, y capacidad de reacción.
Nada es inmutable, y la Constitución no vino del Cielo, como las Tablas de la
Ley que según el Genesis Yavé dio a
Moises en el Sinai: la Constitución es un obra humana, la redactaron personas, y por tanto, ante
las dificultades que su aplicación practica puede generar con el paso de los
años, puede ser perfectamente modificada por las personas para adaptarse a las nuevas circunstancias, caso de que se aprecie la necesidad de
hacerlo. Y no pasaría absolutamente nada. Alguien dijo que en España no sabíamos modificar
Constituciones, sino suprimirlas y cambiarlas por otras nuevas: y que razón han
llevado hasta ahora. Pues, bien, ojala ahora se equivoquen en sus pronósticos:
una reforma constitucional puede abordarse con decisión y responsabilidad, con
criterio, sabiendo muy bien que hay que reformar (que muchos políticos de
cierto sector no lo saben), pero sin el
miedo recalcitrante que otro sector parece tener cada vez que se habla de este
tema: si algo no funciona se mejora, o se modifica, o se cambia. Y aquí no pasa
nada. Ejemplo: las enmiendas a la
Constitucion de los EE.UU.
A nuestros gobernantes hace mucho
tiempo que los veo despistados. Entre el
pánico de unos a abordar la reforma constitucional, y la inseguridad de otros
que quieren abordar dicha reforma sin saber que quieren cambiar ni como, apañados vamos.
Creo que en España cabemos todos, y
podemos estar muy bien, de hecho asi ha sido hasta ahora. Pero me preocupa mucho lo que sucede ahora, porque
el futuro no lo veo claro. Recordemos de nuevo lo que le pasó a Pompeyo con
Cesar: Pompeyo creía que Cesar no se atrevería a cruzar el Rubicón (nadie lo había
hecho hasta entonces, y solo por esa razón, según Montesquieu, Pompeyo pensó
que no se atrevería a cruzarlo), y Cesar lo hizo; y en segundo lugar,
infravaloró las legiones de Cesar, porque eran inferiores en número, olvidando
que estaban muy experimentadas en
combate (venían de haber conquistado las Galias…), y Cesar, finalmente, ganó la
guerra Civil con Pompeyo.
¿Paralelismos con los personajes políticos actuales? Son muy
fáciles de hacer… a poco que el avezado lector se lo proponga.
Miro con preocupación los tiempos que se avecinan. Hay un dicho de los
ingleses que parece estar de moda, lamentablemente, que dice en algunas ocasiones, para que algo se
empiece a arreglar, primero…hay que esperar a que termine de romperse del todo.
Sin embargo, me parece un error fatal de cálculo, porque primero y antes que
nada, lo principal que hay que hacer es intentar prevenir, me gusta más la anticipación, y el dicho español: más vale
prevenir que curar. Si finalmente no se
puede arreglar, que se estropee, pero que no sea por nuestra desidia o porque
no hemos intentado (al menos) evitar el desastre. Voto por ello, si es que aún
estamos a tiempo.
Aquí si hemos fallado en algo. Todos.
Y no se si ello obedece a defecto insuperable (aporia) del propio modelo
constitucional, (no se puede sostener una cosa y la inversa al mismo tiempo), o
a su aplicación práctica, o bien error/desidia/que se yó, de los políticos encargados
de darle cumplimiento. Que entre todos lo mataron, y el solo se murió.
Cordiales saludos
Pablo J. Gamez Rodriguez.