Muchas
cosas han pasado desde la ultima vez que escribí en este querido blog mio, y me
dispongo a reanudar estas pequeñas crónicas
de mi vida. Comenzando estaba la primavera cuando un fatídico 28 de Mayo me
levanto con dolor en el pie derecho. Apenas puedo andar. El dolor, con el avance del dia,
va disminuyendo, pero no termina e irse del todo, y todas las mañanas, apenas
poner el pie en el suelo, me duele: no puedo andar. Decido ir al Hospital,
donde una radiografía confirma mis temores: tengo una fisura en el tercer
metatarsiano del pie derecho. Fisura por estrés. Hija legitima de mi pie cavo, y de tres maratones y cuatro medias maratones en tan solo 365 dias … que pasaban su inapelable
factura. Bueno, amigo, a descansar. Me
escayolan durante 4 semanas, un mesecito entero, y tengo que andar con dos
muletas durante esas 4 semanas de
autentica tortura, pues yo quiero correr, mi mente desea correr, pero mi cuerpo
no me deja. Los fines de semana me tomo una
cervecillas con mis compañeros del club de Atletismo Jódar pero…me siento
fatal.
Obviamente,
dejo de entrenar, pero sigo trabajando, inexorablemente, todos los dias. Voy a
mi Despacho a diario con muletas, y cuando tengo juicio voy al Juzgado con mi toga y mis
muletas y todo, que la mente, afortunadamente, está fresca. El reposo me da para embarcarme en otra aventura intelectual de la que os informaré en breve. Trabajo bien,
familia bien, todo bien, excepto el deporte: no puedo correr y me siento mal. Resignación.
Así va
pasando el tiempo y llega el salvador día 11 de Julio. Revisión en el Hospital.
Me quitan la escayola, menos mal, Antonio Parra y el Nieves, un abrazo para los dos, me llevan en su coche al Hospital, donde me hacen la correspondiente placa y se observa que el
hueso ha soldado bien, ya se ha formado callo y puedo volver, lentamente, a mis
ocupaciones habituales. Que gustazo
poder desplazarse sin muletas y sin escayola, me siento mas autónomo, pero tengo bastantes molestias, en
el pie, he perdido además mucha masa muscular en dicha pierna, y estoy cargado
de dudas, temor, incertidumbre… me da miedo hacerme la pregunta del millón, no
quiero ni pensarlo, estoy atemorizado: ¿volveré a correr?
Bueno,
primero comienza a andar. Voy cojeando
al principio, pero nada, poco a poco van
desapareciendo las molestias, y así, en
tres semanas, puedo andar y desplazarme libremente sin molestia ninguna.
He recuperado algo de masa muscular, y estoy mas animado, pero no se me ocurre todavia
correr. Asi estoy, hasta que llega el dia 1 de Agosto: ¿y si pruebo a dar un
trote? Dicho y hecho, muy suave, 2 minutos trotando y 2 andando, y asi
sucesivamente durante media hora. Llego a mi casa radiante: ¡no me duele…! Fantástico.
Asi, tras el
forzoso parón, me reintegro lentamente a mi ritmo de entrenamiento,
paulatinamente, con mucha prudencia, lentamente, y sin prisa, pero sin pausa,
no dejo de mirarme y observarme mi pie derecho, pero parece que aguanta bien.
He perdido mucha forma, dos meses y pico sin correr son una eternidad, pero
bueno, aquí sobra corazón, animo y ganas, de modo que a entrenar se ha dicho.
Poco a poco voy cogiendo algo de forma, y llega el dia 8 de Septiembre, carrera
de Jódar, es la primera foto que veis.
Para mi es un reto, 12 km, y participo en la carrera como prueba, solo
para probar mi pie: quiero terminarla tan solo, me olvido del crono. Y asi fue:
adopté un ritmo mediano-cómodo, y me fue bien, terminé la carrera sin
complicaciones. Y vuelvo a comprobar algo maravilloso: ¡no me duele el pie! ¡Fantástico…! Doy gracias a todos los dioses, me siento
feliz, y lo celebro con mis compañeros del club atletismo Jódar.
Poco a
poco la lesión y el trauma psicológico que la misma conllevó, van quedando
atrás. Y vienen los desafíos: la época otoñal, la de las carreras de medio maratón
(21 Km). Son muchos kilómetros esos.
¿Aguantará mi pie?
No te fíes Cornelivs, prueba con otra media maratón antes. Dicho y hecho: Jaén, 27 de Octubre, otros 21 km. Es la mas dura de las tres, y curiosamente tardo casi tres minutos menos que en Granada, la corro a un ritmo comodo, 5,38/Km, que aun no es cuestión de lanzar las campanas al vuelo. Cuarta foto que veis. Termino la carrera y ahora si que me lo creo: Cornelivs, estás curado. Ahora si. La lesión ha sido una lección, un episodio doloroso que me ha enseñado que no conviene forzar la maquina. El cuerpo humano, al fin y al cabo, no tiene repuestos y hay que cuidar lo que tenemos. Asi que prudencia y...a disfrutar.
De modo que la esperanza a anidado firmemente en mi
ánimo. Me siento bien, me cuido, el pie me responde, y ahora estoy
haciendo entrenamiento para 10 km, su autor Antonio Lopez, nuestro maestro (otro abrazo para ti, amigo), fondo ya tengo, pero ahora quiero coger algo
de fuerza, series cortas (300-400 mm), farlek, cambios de ritmo, cuestas, etc…
todo con vistas al año que viene. Mmm...bueno, ya veremos. Hasta ahora siempre he entrenado fondo,
carrera continua, kilómetros y kilómetros y series largas; pero en el deporte, como ante una buena mesa, “hay
que comer de todo”, de modo que a correr variado. Y me estoy alegrando: cada dia que pasa me siento mejor,
mas confiado, mas seguro de mi mismo, y estoy recuperando rápidamente el
ritmo que tenia antes de la lesión, de hecho hoy, por ejemplo, he hecho un entrenamiento de cuestas que me ha salido de rechupete, ni yo me lo creo. Estoy muy esperanzado y prudentemente optimista.
Mi cuerpo, afortunadamente, parece que por fin funciona de nuevo, como un reloj suizo.
Pero,
¿y mi mente, y mi espíritu? Numerosas ocupaciones e inquietudes
intelectuales me rodean, de hecho, os confesaré que ahora estoy embarcado en un proyecto que comencé el mes que estuve escayolado (pronto hablaremos, querido Antonio Agulilera, un abrazo ti y para todos mis amigos del Espolon de Priego), los
poquitos ratos que mi abogacía me deja libre, los estoy dedicando a trabajar en
ese proyecto ilusionante…pronto lo compartiré con todos vosotros; que no todo va a ser deporte en esta vida, ¿no os parece?.
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