He
esperado ocho dias para redactar esta pequeña crónica de lo que ha sido mi
segundo Maratón, a fin de que con el paso de los dias se serenaran mi ánimo y
se aplacara mi entusiasmo, y mi dolorido cuerpo se recuperase un poco.
Tras el
Maratón de Madrid (22/04/2012), primer maratón que he corrido en mi vida, y que finalicé
en 3h 53’ 35”, mi estado de entusiasmo desbordante hizo que, apenas
"terminado de sudar", como quien dice, me apresurara a apuntarme a otra
Odisea deportiva: Maratón Divina
Pastora, a celebrar en Valencia, el 18 de Noviembre. Me aguardaban en la capital valenciana otros 42.195 metros.
Y en
eso estaba, entrenando suave al principio, cuando
inopinadamentre sufrí a primeros
de Junio una peligrosa dolencia en el tendon de Aquiles derecho (justo en la inserción con el calcáneo) que me
tuvo apartado del entrenamiento durante mes y medio, seis semanas
concretamente. El maratón de Madrid pasaba su factura, inapelable, de modo que a descansar.
El trabajo a tope en el Despacho -por ahí
todo bien- ayudó a que me distrajera, olvidándome
un poco del deporte; pero mi animo estaba algo decaído con el running: ¿volveras a correr Cornelivs? Ya estas mas cerca de los
48 que de los 47, recuérdalo. Bicicleta, natación, y tres sesiones de EPI
(electrolisis percutánea intratisular), pero malas sensaciones, tristeza,
incertidumbre…
Respeto
escrupulosamente mi tiempo de descanso,
y a primeros de Agosto comienzo a correr de nuevo, cargado de dudas, muy suavemente, incorporándome
paulatinamente al entrenamiento. Bien, parece que el tendón no me duele, con lo
cual poco a poco voy cogiendo ánimo. Pero muy poco a poco. Marcho a Huelva de
vacaciones y por allí hago unas estupendas salidas corriendo por Punta Umbria y
sus aledaños: definitivamente mejor. Voy
recobrando la forma. Pero
aun no tengo, ni mucho menos, la forma física
necesaria para correr una Maratón. Y asi llega el dia 28 de Agosto: ¿comienzo el
entrenamiento para Valencia? Lleno de esperanza, mi ánimo contesta SI rotundamente, pero mi cuerpo contestó con un si a medias. Y asi, un
esplendoroso lunes, 27 de Agosto de
2012, comienzo mi entrenamiento de doce semanas rumbo a Valencia. Entrenamiento en soledad.
El entrenamiento
lo adobo con tres medias maratones (Puertollano, el 23 de Septiembre; Alcazar
de S. Juan, el 7 de Octubre y Granada, el 4 de Noviembre, esta ultima me la
tomo tranquila, como un entrenamiento, 1h49'03". Termina el entrenamiento, algo mas liviano que el
que hice para Madrid, pero siempre preocupado por no recaer en mi dolencia del Aquiles
y, acompañado de mujer e hijos, me
planto en Valencia en la tarde del pasado viernes 16 de Noviembre.
Una idea me
persigue: mejorar el tiempo de Madrid. Ahora se que fue un error, porque fué la causante de que no disfrutase de la carrera como podía haber gozado, y me quitó horas de
descanso y de sueño los dias previos, restándome energias que luego necesitaría
para la Maratón. Segundo contratiempo: humedad. Tras llover por la noche,
Valencia amanece el dia de la carrera con una humedad superior al 90%. Buf, malas sensaciones. En
fin, ya que estamos aquí, a correr. Mi mujer e hijos se van a la Ciudad de las
Artes y de las ciencias, a ver el Hemisferic y el Oceanografic, donde en la
mañana del sábado los acompañaría brevemente, a fin de recoger mi dorsal, y donde los dejo todo el dia, disfrutando y pasandoselo bien. Yo me
vuelvo a mi Hotel, solo, como los toreros antes de la Corrida. Preparandome
para lo que se me avecinaría al dia siguiente.
Amanece.
Marchamos para la la linea de salida. El ambiente es maravilloso. Mi mujer me
hace las fotos que podeis apreciar, con mi gorra azul (con la cual corri toda la carrera), y en las que muestro la mejor de mis sonrisas, escondiendo los peores de mis presagios. Me siento muy nervioso.
Nervios que se acaban con el disparo de
salida, Cornelivs comienza a correr la Maratón de Valencia. La primera
parte, bien, consigo quitarle segundos y mas segundos a Madrid, voy fenómeno, a un ritmo "alegre-sabrosón" que me gusta mucho. Pero correr una Maraton no es correr una Media Maraton; es decir, no solo vas a
esforzarte, vas a sufrir. Unos mas, unos
menos, pero el caso es que el sufrimiento, tarde o temprano, acompaña al maratoniano. Y yo lo veria a
partir del km. 25, adonde llego con la sensación de que no me siento tan fuerte como yo pensaba, de modo que reduzco
el ritmo a 5’30”/Km. Aquello me salvó, y asi rato despues, diviso el Km. 35, adonde
llego francamente cansado. Quedan aun 7 km. para la meta.
Comprendo entonces que es imposible mejorar crono de Madrid. Pero no pasa nada, de modo que ya que no
puedo mejorarlo, decido perder lo minimo posible. Tiro de coraje y
fuerzas, y veo a mi hijo y a mi mujer en
el km 36 (“animo Papi, tu puedes, eres el mejor”, los dioses los bendigan),
aquello para mi es un revulsivo, me hacen entonces justamente la foto que veis a la izquierda: me rehago como puedo, y mi mente energica doblega
como puede a mi cansado cuerpo. Llego al apoteosico final en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, y el cansancio desaparece, pero las emociones vuelven, esta vez no las puedo refrenar como en Madrid. Llego a meta con un tiempo, para mi, estupendo, pues he corrido
los 42 kilometros y 195 metros en un tiempo total de 3h 56’ 01”, solo he perdido 2’26” más que en Madrid, o sea, ciento
cuarenta y seis segundillos. (¡Parece que
lo he hecho adrede!)
Termino cansado
y quebrantado, esta vez he visto la cara del
sufrimiento, la he visto muy de cerca, pero muy feliz. Aprendo de mis errores,
y consigo digerirlos para la próxima ocasión. Y me emocioné, mucho, pero que
mucho. Lloré por Madrid y por Valencia, y eso es lo mejor de todo: me he convencido, por fin, de que Madrid no
fue “flor de un dia”. No. Ahora si que me siento Maratoniano, que ya llevo dos.
Y por
si fuera poco, tengo la suerte de que físicamente estoy entero, al menos eso creo.
Gracias sean
dadas a todos los dioses.