xExceso de trabajo y diferentes acontecimientos personales, de muy desafortunada catadura, me han tenido apartado de la blogosfera, a la cual vuelvo con la alegria de saber que aqui me encuentro con muchos y buenos amigos. En consecuencia, y solicitando vuestra comprensión y disculpas por mi larga ausencia, espero que hayais podido pasar unas felices fiestas navideñas, y aprovecho la ocasión, antes de que sea demasiado tarde, para desearos a todos un muy prospero y feliz año 2013, en el que, ojalá, todos podamos divisar el principio del fin de la crisis. De todo corazón.
Los zarpazos que el ser humano se va llevando en su deambular por este valle de lágrimas le van ayudando a conocer su entorno y su actitud hacia el mismo, y en consecuencia, a madurar, valorando lo verdaderamente importante. Esa será mi primera oración de hoy: Ruego a los dioses que me concedan espiritu de discernimiento. Si, he pasado dias verdaderamente duros, pero no he querido reflejar nada en la blogosfera, a fin de no molestaros, pues todos tenemos nuestros problemas y a cada uno le basta con lo suyo: el silencio y la meditación han sido mis acompañantes todos estos dias. Sigo entrenando, lo cual tambien ha sido un buen bálsamo que ha venido en mi socorro, de modo que aparte de mi esposa e hijos, que han sido mi principal apoyo, el running tambien me ha ayudado bastante.
Y esos zarpazos -tan hirientes a veces- que todos recibimos, puedo decir sin temor a equivocarme que a veces ocasionan que en dos meses aprendas mas cosas que en dos años. Digerir y asumir la realidad de la vida es, a veces, muy dificil, y por ley natural, o lo consigues, o tus perspectivas no son muy buenas. Entiendo que es eso, precisamente, es parte de lo que me ha pasado a mi en estas ultimas fechas navideñas, de modo que formulo asi mi segunda oracion a los dioses: Ruego a los dioses que me concedan siempre sabiduria suficiente a fin de no hacer daño a las personas que quiero. Y comprendo, cada dia mas, una verdad elemental, queridos amigos y amigas: desnudos nacemos, y desnudos nos iremos. Nada nos podremos llevar de aquí.
Obvio, elemental, todos lo sabemos. De modo que, la pregunta, es esta: ¿como quieres vivir? Fijaros que sencillo, pero que complicado al mismo tiempo. Cuantos problemas se arreglarian en este mundo si, de vez en cuando, recordasemos todos que dos y dos son cuatro, y supieramos perdonar, mejor, si verdaderamente quisieramos perdonar, y esa es mi tercera oración: que los dioses me concedan el poder de perdonar.
Cordiales saludos.
Cornelivs.