De joven querias vivir mucho, tener muchas cosas, leer muchos libros, saber mucho y aprender mucho. Tu no lo sabias, pero la vanidad te corroía. Te enseñaron muchas cosas y además tu también has aprendido experiencia de la vida. Pero alguien cometió un fallo contigo: nadie te enseñó a vivir, ni a sonreir, y tampoco a ser feliz. Tu soledad interior no te daba respiro.
Pero todo cambió para ti aquel lejano dia en el que, en medio de la opulencia, se abrió la luz en tu corazón. Tu orden de prioridades empezó a cambiar cuando aquel dia llegaste a envidiar, muy sinceramente, a aquella mirada de paz y de felicidad: la de aquel niño de aquella familia pobre pero digna, que apenas tenia lo que necesitaban para sobrevivir, pero a la que, no obstante, la felicidad habia elegido como su morada. Tambien el amor moraba allí. Aquella mirada irradiaba tanta paz y tanto amor que de pronto caiste en la cuenta de lo erróneo del camino que habias seguido: aquello sí merecia realmente la pena. ¿Lo recuerdas Cornelivs? Claro que si.
Ahora, mientras mas viejo eres, vas dejando atrás la vanidad, paulatinamente estás soltando amarras con todo ese duro lastre y te conformas con esos pequeños pero tan deliciosos ratos de amor y felicidad que la vida nos depara de vez en cuando ¿verdad?
Vas aprendiendo.
Saludos.
Pero todo cambió para ti aquel lejano dia en el que, en medio de la opulencia, se abrió la luz en tu corazón. Tu orden de prioridades empezó a cambiar cuando aquel dia llegaste a envidiar, muy sinceramente, a aquella mirada de paz y de felicidad: la de aquel niño de aquella familia pobre pero digna, que apenas tenia lo que necesitaban para sobrevivir, pero a la que, no obstante, la felicidad habia elegido como su morada. Tambien el amor moraba allí. Aquella mirada irradiaba tanta paz y tanto amor que de pronto caiste en la cuenta de lo erróneo del camino que habias seguido: aquello sí merecia realmente la pena. ¿Lo recuerdas Cornelivs? Claro que si.
Ahora, mientras mas viejo eres, vas dejando atrás la vanidad, paulatinamente estás soltando amarras con todo ese duro lastre y te conformas con esos pequeños pero tan deliciosos ratos de amor y felicidad que la vida nos depara de vez en cuando ¿verdad?
Vas aprendiendo.
Saludos.