Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda.
Para el grupo de lectura del Quijote en La Acequia.Este capítulo
XVII de la Segunda Parte empieza con el simpático detalle de los requesones que Sancho coloca con las prisas en la celada de D. Quijote, y consiguiente susto de éste último cuando se coloca la celada y le parece que
se le ablandan los cascos, o se le derriten los sesos. Me imagino la mirada de sorpresa de D. Diego, prudente y sagaz observador. Por cierto, Sancho sale bien parado y escapa muy astutamente de la cólera de D. Quijote.
Sigue D. Quijote haciendo gala de mucha más prudencia e inteligencia que en la primera parte, tal y como comenté en el capitulo anterior. Ve las cosas tal y como son en realidad (no como antes, que solo veia lo que se le representaba en su imaginación, los molinos eran gigantes) los leones son leones, la jaula es una jaula, y las banderas del carro son las banderas del carro. Parece que sabe a que se enfrenta.
Por eso ahora me encanta la nueva, cuidada, sofisticada e inteligente forma que tiene D. Quijote de acometer las aventuras, lo hace mucho más sosegadamente y cuando sus interlocutores intentan frenarlo no se enoja con ellos, como antes, sino que se detiene a calmarlos muy reflexivamente. A D. Diego le dice : “que deje a cada uno hacer su oficio. Éste es el mío”; al leonero le deja ponerse a salvo y le insinua ”Oh hombre de poca fe”; nuevamente a D. Diego le manifiesta: “si vuesa merced no quiere ser oyente desta que a su parecer ha de ser tragedia, pique la tordilla y póngase en salvo.”; y Cervantes nos recuerda que “a éstas añadió otras razones, con que quitó las esperanzas de que no había de dejar de proseguir su intento”.
Ahora bien, muchas veces me he hecho esta pregunta: ¿Hubiera emprendido D. Quijote esta aventura si hubiera ido solo por el camino con Sancho, y no hubiera aparecido en escena el caballero del Verde Gabán? En la primera parte quizás si; pero en esta segunda lo veo más dificil, quizas no; creo que la presencia de D. Diego, caballero y hombre letrado, lo motiva aun más, ante lo cual D. Quijote, hombre de armas y con esa pizca de orgullo de caballero, decide demostrar su valentía. Pero una valentia elegante.
Yo creo que D. Quijote solo tenia miedo a una cosa: a que lo tomaran por cobarde. Quería hacerse respetar y esta
aparentemente loca aventura de D. Quijote - no tan loca como parece- me lo confirma: el tiene que emprender una aventura tan desatinada y tan especial, que no sea propia de un loco corriente, sino de una persona que tenga un
animo inaudito. Cervantes, genio maravilloso, va suavemente desplazando en la mente y en el inconsciente del lector el concepto que tenia de D. Qujijote, el cual ahora no parece tanto como
loco, sino que va evolucionando hacia un hombre
temerario.
Mi opinión es que Cervantes pensó así, démonos cuenta de que el capitulo empieza con un aviso para navegantes en su titulo, Cervantes no habla de locura alguna, ni de espantable o loca o temerosa aventura, no, nada de eso. Habla de “inaudito ánimo” de D. Quijote.
Primero nos asusta un poco (los leones eran enormes, y no habian comido ese dia), y luego nos llama la atención (“Hasta aquí llegó el estremo de su jamás vista locura…”) , pero en el fondo Cervantes está orgulloso de D. Quijote: “Tus mismos hechos sean los que te alaben, valeroso manchego, que yo los dejo aquí en su punto por faltarme palabras con que encarecerlos”.
D. Quijote muestra su prudencia, antes, durante y después de la aventura, la cual una vez
felicemente acabada, le da pie de nuevo para que éste se excuse y quede bien con D. Diego. Oigámoslo.
-¿Quién duda, señor don Diego de Miranda, que vuestra merced no me tenga en su opinión por un hombre disparatado y loco? Y no sería mucho que así fuese, porque mis obras no pueden dar testimonio de otra cosa.¡Que loco más maravilloso…! ¡Le preocupa lo que piensen de él...! La opinión que se puede tener de una persona resulta del conjunto global de apreciar sus palabras y sus hechos. Hasta ahora sus palabras eran cuerdas y sus hechos eran locos, ¡pero ahora vemos que con sus palabras trata de justificar sus hechos! D. Quijote defiende su honor y su honra, porque ahora sabe que lo están viendo. Para estar loco, habla con mucha cordura.
“no puedo dejar de acometer todo aquello que a mí me pareciere que cae debajo de la juridición de mis ejercicios; y así, el acometer los leones que ahora acometí derechamente me tocaba"
Le está diciendo que no ha sido un disparate fruto de un momento de irreflexión suya, sino que se lo pensó bien antes de hacerlo, siendo una acción completamente propia y natural de su oficio. Trata de desdramatizar. Y para terminar de quedar como un auténtico caballero, reconoce que el ya sabia que le pareció una temeridad exorbitante el acometer semejante empresa. El loco sabia lo que hacia. ¿Cómo? ¿Qué un loco sabe lo que hace? Si. Lo dice él mismo:
“...puesto que (aunque) conocí ser temeridad exorbitante, porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad; pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario, que no que baje y toque en el punto de cobarde”.
“créame vuesa merced, señor don Diego, que antes se ha de perder por carta de más que de menos, porque mejor suena en las orejas de los que lo oyen «el tal caballero es temerario y atrevido» que no «el tal caballero es tímido y cobarde».
Si sabia a que se enfrentaba (y así era indudablemente) entonces es que era verdaderamente valiente, o temerario, si queremos. Hay que tener muchas agallas para hacer lo que hizo, y con la sangre fria con que lo hizo. Y en consecuencia, Alonso Quijano defiende su valentía ante D. Diego. Podrán acusarlo de loco, pero desde luego no de cobarde. Y humildemente opino que Cervantes, como antes he dicho, hace que paulatinamente vayamos viendo a nuestro heroe más como temerario que como loco, desplazando en el subconsciente del lector la opinión que antes teniamos.
D. Quijote se esta elevando de la vulgar locura irresoluta: ahora sus hechos son valerosos, nobles, altos, y su evolucionada locura es una locura reflexiva, serena, altiva, orgullosa, valiente. Inmortal.
Saludos