Me fui de vacaciones, descansé en semana santa, volví y heme aquí de nuevo. He estado fuera de la blogosfera durante todo este tiempo, necesitaba meditar y apartarme al máximo del mundanal ruido. Disculpadme, amigos y amigas, si estos días he estado apartado de todo y de todos. Os he echado de menos pero, insisto, he preferido guardar silencio para serenarme y ordenar mis ideas.
Es como si mi vida estuviera atravesando una encrucijada ante la que se abren diversos caminos, hay que serenarse y no perder el Norte nunca. Pero ¿dónde hallarlo?
Es como si mi vida estuviera atravesando una encrucijada ante la que se abren diversos caminos, hay que serenarse y no perder el Norte nunca. Pero ¿dónde hallarlo?
Por ello, creo que en muchas ocasiones, refugiarse en el silencio es la mejor forma de oír las voces de tu interior; esas voces que, naturalmente, salen de dentro, de tu alma; pero que a veces son silenciadas por las conveniencias de este mundo, los oscuros intereses, los diabólicos manejos de los poderosos, nuestra indecisión o mil y una causas más, y a veces incluso en contra de tu voluntad.
También están esos falsos ídolos que te pueden confundir con sus vanos destellos; por un momento te encandilan, pero luego se quedan…en nada.
Silencio…
Escucha tu voz interior, óyela, préstale atención. Aíslate de todo y de todos, y de toda clase de estímulos, serénate, relájate, y piensa en tu voz interior. ¿Qué te dice, que te susurra?
Y no te engañes, Cornelivs; trata de ser sincero: primero contigo mismo.
También están esos falsos ídolos que te pueden confundir con sus vanos destellos; por un momento te encandilan, pero luego se quedan…en nada.
Silencio…
Escucha tu voz interior, óyela, préstale atención. Aíslate de todo y de todos, y de toda clase de estímulos, serénate, relájate, y piensa en tu voz interior. ¿Qué te dice, que te susurra?
Y no te engañes, Cornelivs; trata de ser sincero: primero contigo mismo.
Espero no confundir el camino.
Saludos.