Para el grupo de lectura del Quijote en La Acequia.
Una primera y apresurada lectura, nos indica que si. Prima facie, parece que no hay duda: esta loco de remate. Cervantes nos dice claramente que nuestro hidalgo se volvió loco de tanto leer libros de caballerias:
Una primera y apresurada lectura, nos indica que si. Prima facie, parece que no hay duda: esta loco de remate. Cervantes nos dice claramente que nuestro hidalgo se volvió loco de tanto leer libros de caballerias:
“…se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leí , que para él no había otra historia más cierta en el mundo…”
Ya con 50 años a sus espaldas, decide hacerse…¡caballero andante! A quien se le ocurre…vamos, ni al que asó la manteca. Y para que no haya dudas, recién comenzada su andadura por los campos de Montiel, Cervantes nos insiste en ello:
“…caminaba tan despacio, y el sol entraba tan aprisa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera”.
Pero pronto comienzan a asaltarnos las dudas: ante los cabreros ya tenemos un primer aviso, el hidalgo manchego habla muy por extenso, con un discurso lucido e inteligente; nadie diria que esta loco. Luego, en las conversaciones con su escudero, D. Quijote se muestra prudente, maestro, amigo y consejero. Después de cada aventura, D. Quijote deja de ser D. Quijote para convertirse en Alonso Quijano, un gran conversador. Avanzada la acción de la primera parte, en la venta, D. Quijote hace un extraordinario discurso sobre las armas y las letras que deja completamente arrobados a quienes le oyen, y Cervantes nos dice esto:
“En los que escuchado le habían sobrevino nueva lástima de ver que hombre que al parecer tenía buen entendimiento y buen discurso en todas las cosas que trataba, le hubiese perdido tan rematadamente en tratándole de su negra y pizmienta caballería”
Parece que ya no esta tan loco como antes. ¿O si?
En la segunda parte de la novela, la inteligencia del inmortal hidalgo manchego se afina aún mas, resplandece la figura del héroe a gran nivel, y Cervantes comienza a mimar y a cuidar a su personaje, a D. Quijote, para distinguirlo del apócrifo de Avellaneda, aunque esto es otra historia. Cuando D. Quijote se hospeda en casa del caballero del verde gabán, D. Diego de Miranda, veamos la pregunta del hijo le hace a su padre y lo que éste le contesta.
"-¿Quién diremos, señor, que es este caballero que vuesa merced nos ha traído a casa? Que el nombre, la figura y el decir que es caballero andante, a mí y a mi madre nos tiene suspensos.
—No sé lo que te diga, hijo; solo te sabré decir que le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo y decir razones tan discretas, que borran y deshacen sus hechos: háblale tú y toma el pulso a lo que sabe, y, pues eres discreto, juzga de su discreción o tontería lo que más puesto en razón estuviere...”
El hijo de D. Diego de Miranda da su veredicto sobre D. Quijote muy rápidamente, quizás demasiado: piensa que es un loco con intervalos lúcidos. Me parece un diagnóstico incompleto, primero, por su manifiesta precipitación, dado que se basa unicamente en que D. Quijote cree a pies juntillas que existieron caballeros andantes en el mundo; y segundo, porque podria ser al revés, dado que ahora D. Quijote parece comportarse, digámoslo así, más bien como un lúcido (?) con intervalos locos, aunque, cuidado, no estoy diciendo que esté cuerdo. Creo que el hijo de D. Diego toma la parte por el todo y además, lo hace ignorando obviamente todas las circunstancias que rodean el actuar y el hablar de nuestro caballero, cuyo "trastorno mental" parece tener unas características y sintomatología mucho más complicadas que la de un simple loco con intervalos lucidos.
En la descomunal batalla que D. Quijote sostuvo contra los moros que perseguían a Gaiferos y a Melisendra, figurillas de Maese Pedro, pienso que la causa de todo está en que D. Quijote pudo reconocer quien era Maese Pedro (Gines de Pasamonte), pero guarda silencio y se venga luego de él. Ya está harto de sus burlas, de sus donaires y de su palabrería y da este espadazo de arriba abajo (muy sospechoso por la intencionalidad, por la dirección del golpe y también por la llamativa insistencia de Cervantes) que a punto está de herir al titiritero: “…que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán”. ¿Finge D. Quijote? ¿Si? Entonces no estaba tan loco como parece.
Y llegamos asi al capitulo 42 de la segunda parte, capitulo en el cual D. Quijote aconseja a Sancho panza sobre como gobernar bien su insula. Como de brillantes y de inteligentes seran esos consejos, que Cervantes nos dice:
“Quien oyera el pasado razonamiento de don Quijote que no le tuviera por persona muy cuerda y mejor intencionada? Pero, como muchas veces en el progreso desta grande historia queda dicho, solamente disparaba en tocándole en la caballería, y en los demás discursos mostraba tener claro y desenfadado entendimiento, de manera que a cada paso desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras…”
Conclusión: ¿estaba loco o no estaba loco? No seré yo quien de la solución. No soy psicólogo ni psiquiatra (Myr, escuchame, querida amiga: "te lanzo el guante": ¿para cuando un post tuyo sobre este tema?) Hay que tener en cuenta muchas cosas: habia que huir de la censura, en aquel tiempo no se podia escribir todo lo que uno quisiera, y Cervantes nos muestra como decir las cosas sin que la inquisición se pusiera "nerviosa"; quizás tambien Cervantes con el tiempo llegó a tomarle cariño a su propio personaje, cariño que Avellaneda contribuyó a incrementar; quizas es que...que se yo. Pero es que la brillantez del intelecto de nuestro querido hidalgo alcanza tales cotas que nos hace, forzosamente, dudar: Cervantes nos deja con la eterna duda (por lo menos, a mi) o al menos nos hizo un guiño... Si estaba loco...¡que loco mas entrañable y maravilloso!
En otro orden de cosas, Cervantes se delata a si mismo: posee una educación y una formación clásica, humanista, integra, honrada, leal y legal, uno de los mejores intelectos que la España imperial del XVII dio al mundo, que no está de acuerdo con la filosofía que impregnaba el actuar cotidiano de los gobernantes de su época, y se atreve a poner en boca de un "`presunto" pobre hidalgo loco por los libros de caballerias unos sabios y reales consejos.
En otro orden de cosas, Cervantes se delata a si mismo: posee una educación y una formación clásica, humanista, integra, honrada, leal y legal, uno de los mejores intelectos que la España imperial del XVII dio al mundo, que no está de acuerdo con la filosofía que impregnaba el actuar cotidiano de los gobernantes de su época, y se atreve a poner en boca de un "`presunto" pobre hidalgo loco por los libros de caballerias unos sabios y reales consejos.
Poco puedo añadir yo, humilde lector de esta inmortal obra. He intentado pensar con frialdad en este tema. ¿Me ciega la pasión por Cervantes y su obra? Si, lo reconozco. ¿Mi viejo cariño hacia D. Quijote? Seguro. Pero sé que cuento con una atenuante muy cualificada: esta novela es una de las mejores novelas de toda la historia de la literatura, estudiada, comentada, analizada y discutida hasta el paroxismo por los grandes de la literatura.
Saludos.