Esta mañana he estado repasando mi entrada de ayer, y sobre todo me he detenido en vuestros comentarios, que, por supuesto, agradezco muy sinceramente. He reflexionado profundamente sobre todos ellos y, corregidme si me equivoco, pero creo percibir una doble idea: todos aplaudís ese bello sueño; pero todos, igualmente, lo reputáis como un simple sueño, quizás ilógico e irrealizable. En resumen: es algo bello, pero solo es un sueño, la realidad es muy diferente.
Os comprendo perfectamente. Que conste que a mi me pasa exactamente igual que a vosotros. Tengo los pies en la tierra y conozco que los sueños solo son eso, sueños.
Bien, esta mañana quisiera reflexionar en voz alta. El mundo, la gente, en general, parece que no tiene confianza en su capacidad para cambiar el mundo. El sueño en si se conceptúa como algo irrealizable, quizás porque consideramos que tenemos poco peso específico en esta sociedad; el individuo aislado nada puede hacer contra las altas esferas de poder. Y defino a estas altas esferas de poder como “asesinos de ilusiones”; si, porque asesinan nuestra ilusión en mejorar el mundo.
Veréis. Pienso que el planteamiento de ese lógico y –hasta cierto punto- natural conformismo, o aceptación pasiva de este estado de cosas, tiene un defecto de base: NOS OLVIDAMOS de quienes somos. En primer lugar, somos, nada más y nada menos, que los dueños de la soberanía popular. “La soberanía popular reside en el pueblo, del cual emanan los poderes del Estado”, dice la Constitución; y asi es, pues los políticos están ahí porque nosotros (tu, yo, este y aquel) los hemos votado y los hemos puesto ahí. Nos deben el cargo y su puesto a nosotros; y somos nosotros los que en las próximas elecciones tenemos en nuestra mano su continuidad o su cesación.
En segundo lugar, que como bien me decía Edgardo en un comentario, somos nosotros la base de todo: los que aramos la tierra; los que trabajamos; los que usamos los medios de producción; los que, en un momento dado, podemos hacer una huelga; los que podemos manifestarnos. En fin, que tenemos más poder de lo que nosotros creemos.
Pero parece que se nos olvida, quizás porque a la clase dirigente le interesa que se nos olvide, y que vivamos adocenados, o por mejor decir, medio “adormilados”, y cuando uso esa palabra me estoy refiriendo al simple hecho de que todos tenemos nuestro estresante ritmo de vida (de la casa al trabajo, vuelta a casa, cuidado de niños etc., al dia siguiente igual, vamos corriendo a todos los sitios, los sabados a comprar al centro comercial y vuelta a empezar a la semana siguiente) y no tenemos tiempo para detenernos a pensar en estas cosas y por eso se nos olvida que somos ciudadanos depositarios y titulares de los poderes del estado que tenemos todo el derecho y hasta la obligación moral de exigir a la clase política gobernante (los que nosotros hemos colocado ahí) un comportamiento ético.
¡Animo amigos! ¡Arriba los corazones! Tengamos esperanza. No seremos ilusos ni tontos por eso: ¡tenemos derecho a tener esperanza! ¡No dejemos que asesinen nuestras ilusiones! Hoy en el Diario El Mundo, leo que Robert Kuttner (economista, periodista y escritor, autor del libro “El reto de Obama”) ante la siguiente pregunta: -“Mucha gente piensa que los lideres redentores pertenecen a otra epoca…”; responde lo siguiente: -“Eso lo piensan en todo caso los pesimistas. La verdad es que vamos a necesitar siempre lideres, y van a surgir en los sitios mas inesperados. Lincoln era un personaje oscuro hasta 1858, tras su paso por el Congreso, y luego resultó ser el mejor presidente que hemos tenido. Nelson Mandela emergió después de 25 años de carcel con una dignidad increíble. Martin Luther King supo ascender también en una era de grandes convulsiones y cambios sociales. El ascenso de Obama ha sido de algun modo un accidente. ¿Quién iba a pensar que un tipo joven, afroamericano y con poca experiencia iba a estar en el lugar y en el momento adecuado? El liderazgo no es una ciencia exacta; nadie podia haber previsto el fenómeno Obama hace cuatro años”.
Debemos de recordar el inmenso poder que el pueblo llano tiene. Podemos hacer mucho. ¡Si, se puede! Y ahora no estoy soñando, amigos, estoy plenamente despierto. Y que conste, insisto, que no estoy llamando a ninguna movilización politica, no, nada de eso: sabeis que la politica no me interesa. Pero creo que tenemos el derecho y hasta la obligación de exigirle más a estos politicos que nos gobiernan ahora, y a los que nos gobiernen en lo sucesivo, y ser más vigilantes de su gestión.
Estar más “encima” de ellos, no darles tanta rienda suelta.
También debemos de ser conscientes de que muchos políticos, a los que sin ningún rubor, insisto, califico como “asesinos de ilusiones”, persiguen eso: que vivamos siempre como vivimos ahora, es decir, el adocenamiento del pueblo, que les demos la espalda; que no nos interesemos por su gestión; que pensemos que “todos son iguales”; en definitiva, que “pasemos” de ellos, y que solo tengamos inquietudes politicas un dia cada cuatro años, es decir, el dia de las elecciones.
Reivindico nuestro derecho a ilusionarnos con cambiar el mundo, o al menos a mejorarlo; nuestro derecho a soñar, y a tener el noble y justo anhelo de que nuestros sueños se conviertan en realidad. Que ningún “asesino de ilusiones” mate nuestra ilusión. Es muy humano ilusionarse, ¿o no? Todos, en el fondo de nuestro corazón, disfrutamos con ese bello sueño que os conté ayer; pero también todos lo vemos como irrealizable, renunciando así a nuestra ilusión, a nuestra fe en mejorar las cosas, y a nuestro indiscutible derecho a exigirles a estos políticos un cambio.
¡Soñemos, ilusionémonos! No hace falta perder el sentido de la realidad para ello. Y sobre todo, luchemos por ponerlos en practica. Otros grandes hombres en la historia lo han conseguido, no renunciemos a nuestra posibilidad de hacer algo grande. Un solo hombre soñando no hace nada; pero cientos y miles de hombre soñando, y sobre todo, dispuestos a exigirles a los políticos que esos sueños se conviertan en realidad (y si no todo, en parte) podemos tener mucho peso. Mucho mas del que creemos.
Recuperar el valor del individualismo es importante; pero no menos importante es que todos recordemos que la unión hace la fuerza; y que somos nosotros los que hemos de cambiar el mundo, porque las altas esferas de poder son , por definición, malévolamente inmovilistas, y a ellos siempre les ha interesado que las cosas sigan como están.
Recuperemos nuestra fe en el ser humano, nuestro amor por nuestros semejantes. En definitiva: no llamo a la movilización politica, sino a LA MOVILIZACIÓN ETICA. Tenemos que insuflar valores éticos a este mundo. Fijaros que poquita cosa, pero creo que asi podemos conseguir mucho.
No se quien de vosotros fue quien me sugirió la grandiosa frase de Gramsci: “contra el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad”. Sea el que sea, le doy las gracias de todo corazón, porque esta frase ha calado muy profundamente en mi, y la he adoptado como uno de mis lemas. Nuestros abuelos decian que hace mas el que quiere que el que puede.
¡Despertemos todos de nuestro letargo! Otro mundo es posible. En mi entrada ”Me niego” (haced click), que publiqué el dia 28 de Mayo de este año, yo decia estas cosas:
"Me niego a aceptar nuestro pasotismo ante la actual crisis de valores que existe hoy en dia, y que la mayoría se consuele pensando que el mundo es asi de malo, aceptándolo como una realidad fatal, inevitable e inmutable, contemplándolo como estatuas mudas.
Os comprendo perfectamente. Que conste que a mi me pasa exactamente igual que a vosotros. Tengo los pies en la tierra y conozco que los sueños solo son eso, sueños.
Bien, esta mañana quisiera reflexionar en voz alta. El mundo, la gente, en general, parece que no tiene confianza en su capacidad para cambiar el mundo. El sueño en si se conceptúa como algo irrealizable, quizás porque consideramos que tenemos poco peso específico en esta sociedad; el individuo aislado nada puede hacer contra las altas esferas de poder. Y defino a estas altas esferas de poder como “asesinos de ilusiones”; si, porque asesinan nuestra ilusión en mejorar el mundo.
Veréis. Pienso que el planteamiento de ese lógico y –hasta cierto punto- natural conformismo, o aceptación pasiva de este estado de cosas, tiene un defecto de base: NOS OLVIDAMOS de quienes somos. En primer lugar, somos, nada más y nada menos, que los dueños de la soberanía popular. “La soberanía popular reside en el pueblo, del cual emanan los poderes del Estado”, dice la Constitución; y asi es, pues los políticos están ahí porque nosotros (tu, yo, este y aquel) los hemos votado y los hemos puesto ahí. Nos deben el cargo y su puesto a nosotros; y somos nosotros los que en las próximas elecciones tenemos en nuestra mano su continuidad o su cesación.
En segundo lugar, que como bien me decía Edgardo en un comentario, somos nosotros la base de todo: los que aramos la tierra; los que trabajamos; los que usamos los medios de producción; los que, en un momento dado, podemos hacer una huelga; los que podemos manifestarnos. En fin, que tenemos más poder de lo que nosotros creemos.
Pero parece que se nos olvida, quizás porque a la clase dirigente le interesa que se nos olvide, y que vivamos adocenados, o por mejor decir, medio “adormilados”, y cuando uso esa palabra me estoy refiriendo al simple hecho de que todos tenemos nuestro estresante ritmo de vida (de la casa al trabajo, vuelta a casa, cuidado de niños etc., al dia siguiente igual, vamos corriendo a todos los sitios, los sabados a comprar al centro comercial y vuelta a empezar a la semana siguiente) y no tenemos tiempo para detenernos a pensar en estas cosas y por eso se nos olvida que somos ciudadanos depositarios y titulares de los poderes del estado que tenemos todo el derecho y hasta la obligación moral de exigir a la clase política gobernante (los que nosotros hemos colocado ahí) un comportamiento ético.
¡Animo amigos! ¡Arriba los corazones! Tengamos esperanza. No seremos ilusos ni tontos por eso: ¡tenemos derecho a tener esperanza! ¡No dejemos que asesinen nuestras ilusiones! Hoy en el Diario El Mundo, leo que Robert Kuttner (economista, periodista y escritor, autor del libro “El reto de Obama”) ante la siguiente pregunta: -“Mucha gente piensa que los lideres redentores pertenecen a otra epoca…”; responde lo siguiente: -“Eso lo piensan en todo caso los pesimistas. La verdad es que vamos a necesitar siempre lideres, y van a surgir en los sitios mas inesperados. Lincoln era un personaje oscuro hasta 1858, tras su paso por el Congreso, y luego resultó ser el mejor presidente que hemos tenido. Nelson Mandela emergió después de 25 años de carcel con una dignidad increíble. Martin Luther King supo ascender también en una era de grandes convulsiones y cambios sociales. El ascenso de Obama ha sido de algun modo un accidente. ¿Quién iba a pensar que un tipo joven, afroamericano y con poca experiencia iba a estar en el lugar y en el momento adecuado? El liderazgo no es una ciencia exacta; nadie podia haber previsto el fenómeno Obama hace cuatro años”.
Debemos de recordar el inmenso poder que el pueblo llano tiene. Podemos hacer mucho. ¡Si, se puede! Y ahora no estoy soñando, amigos, estoy plenamente despierto. Y que conste, insisto, que no estoy llamando a ninguna movilización politica, no, nada de eso: sabeis que la politica no me interesa. Pero creo que tenemos el derecho y hasta la obligación de exigirle más a estos politicos que nos gobiernan ahora, y a los que nos gobiernen en lo sucesivo, y ser más vigilantes de su gestión.
Estar más “encima” de ellos, no darles tanta rienda suelta.
También debemos de ser conscientes de que muchos políticos, a los que sin ningún rubor, insisto, califico como “asesinos de ilusiones”, persiguen eso: que vivamos siempre como vivimos ahora, es decir, el adocenamiento del pueblo, que les demos la espalda; que no nos interesemos por su gestión; que pensemos que “todos son iguales”; en definitiva, que “pasemos” de ellos, y que solo tengamos inquietudes politicas un dia cada cuatro años, es decir, el dia de las elecciones.
Reivindico nuestro derecho a ilusionarnos con cambiar el mundo, o al menos a mejorarlo; nuestro derecho a soñar, y a tener el noble y justo anhelo de que nuestros sueños se conviertan en realidad. Que ningún “asesino de ilusiones” mate nuestra ilusión. Es muy humano ilusionarse, ¿o no? Todos, en el fondo de nuestro corazón, disfrutamos con ese bello sueño que os conté ayer; pero también todos lo vemos como irrealizable, renunciando así a nuestra ilusión, a nuestra fe en mejorar las cosas, y a nuestro indiscutible derecho a exigirles a estos políticos un cambio.
¡Soñemos, ilusionémonos! No hace falta perder el sentido de la realidad para ello. Y sobre todo, luchemos por ponerlos en practica. Otros grandes hombres en la historia lo han conseguido, no renunciemos a nuestra posibilidad de hacer algo grande. Un solo hombre soñando no hace nada; pero cientos y miles de hombre soñando, y sobre todo, dispuestos a exigirles a los políticos que esos sueños se conviertan en realidad (y si no todo, en parte) podemos tener mucho peso. Mucho mas del que creemos.
Recuperar el valor del individualismo es importante; pero no menos importante es que todos recordemos que la unión hace la fuerza; y que somos nosotros los que hemos de cambiar el mundo, porque las altas esferas de poder son , por definición, malévolamente inmovilistas, y a ellos siempre les ha interesado que las cosas sigan como están.
Recuperemos nuestra fe en el ser humano, nuestro amor por nuestros semejantes. En definitiva: no llamo a la movilización politica, sino a LA MOVILIZACIÓN ETICA. Tenemos que insuflar valores éticos a este mundo. Fijaros que poquita cosa, pero creo que asi podemos conseguir mucho.
No se quien de vosotros fue quien me sugirió la grandiosa frase de Gramsci: “contra el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad”. Sea el que sea, le doy las gracias de todo corazón, porque esta frase ha calado muy profundamente en mi, y la he adoptado como uno de mis lemas. Nuestros abuelos decian que hace mas el que quiere que el que puede.
¡Despertemos todos de nuestro letargo! Otro mundo es posible. En mi entrada ”Me niego” (haced click), que publiqué el dia 28 de Mayo de este año, yo decia estas cosas:
"Me niego a aceptar nuestro pasotismo ante la actual crisis de valores que existe hoy en dia, y que la mayoría se consuele pensando que el mundo es asi de malo, aceptándolo como una realidad fatal, inevitable e inmutable, contemplándolo como estatuas mudas.
Me niego a aceptar que no se oiga a las personas que creen en la teoría de que entre todos podemos cambiar la sociedad, empezando por nosotros mismos; y me niego aún más a creer que no haya gente dispuesta a ponerlo en práctica.
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Me niego a creer que lo aplaudido no sea la valia o la virtud, sino lo contrario.
Me niego a aceptar que se aplaste a la buena gente y se ensalcen a los delincuentes de alto standing.
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Me niego a aceptar que juzguen a las personas por lo que tienen y no por lo que son.
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Me niego a aceptar que juzguen a las personas por lo que tienen y no por lo que son.
Me niego a aceptar el idiota e imbecil aplauso que dedicamos a los efimeros personajes del momento, como los que presumen de que tienen dinero suficiente para comprarlo todo, y que son como árbol con poca savia y mucha corteza.
Me niego a creer que el que mata a un hombre sea un asesino, mientras que el que mata a un millon sea un heroe.
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Me niego a aceptar que miremos al vecino como un enemigo, y no como a otro ser humano exactamente igual que nosotros, porque nadie nace con el certificado de perfección.
Me niego a creer y a aceptar, porque me produce nauseas, el refrán que dice “…si eres bueno nadie te recordará, si eres malo nadie te olvidara”; pues tanto aquel como este estarán calvos dentro de cien años.
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Me niego a aceptar el “nadie es insustituible”, odioso invento español para desvirtuar y propiciar la caida del que vale de verdad.
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Me niego a creer que el ser humano, que ha sido y es capaz de lo mas bello, y de crear las mas maravillosas obras cientificas, espirituales y de arte, y capaz de amar a los demas y de razonar, luego haya degenerado tanto como parece. Me niego a creerlo.
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Me niego a aceptar que millones de personas mueran de hambre todos los dias, mientras que las grandes potencias dedican millones de dólares a presupuestos absurdos.
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Por último, me niego a tomarme ni una sola cucharada del jarabe del conformismo".
Saludos.
Saludos.