Hace falta toda una vida para llegar a aprender a vivir, y resulta que cuando por fin sabemos vivir -o al menos tenemos ya suficientes conocimientos de ese “arte” como para evitarnos más de un patinazo-, la destructora, la separadora de amigos, la Parca viene a por nosotros, oimos el “gong”, como en un ring de boxeo, y nos dice: “Tiempo”. Que paradoja…
Muchas veces he pensado que quizás sea por eso que cuando somos ancianos nos guste dar consejos a los jóvenes, como para evitar que ellos caigan en nuestros propios errores. Lo que sucede es que nadie escarmenta por cabeza ajena, de modo que la sabiduría que es hija de una experiencia personal no se puede transmitir como un conocimiento frio: solo se puede adquirir a base de tu propia experiencia.
De ahí que generación tras generación se sigan repitiendo los mismos errores. Porque cuando somos mas sabios (o por mejor decir, un poco menos ignorantes de lo que nacemos) llega la hora de irnos.
Quizás debieramos oir más a los viejos. En mi caso, ya lo dije en alguna ocasion: cuando yo era pequeño, y me preguntaban a quien queria mas, si a mi padre o a mi madre, yo siempre respondia lo mismo: “¡a mi abuelo!” Y era sincero, ya lo creo que si.
En fin, c’est la vie…!
Y hablando de todo un poco: los que nos tomamos las vacaciones en Agosto estamos de enhorabuena, porque ya solo fantan...¡cinco dias! Que bueno...
Saludos.
De ahí que generación tras generación se sigan repitiendo los mismos errores. Porque cuando somos mas sabios (o por mejor decir, un poco menos ignorantes de lo que nacemos) llega la hora de irnos.
Quizás debieramos oir más a los viejos. En mi caso, ya lo dije en alguna ocasion: cuando yo era pequeño, y me preguntaban a quien queria mas, si a mi padre o a mi madre, yo siempre respondia lo mismo: “¡a mi abuelo!” Y era sincero, ya lo creo que si.
En fin, c’est la vie…!
Y hablando de todo un poco: los que nos tomamos las vacaciones en Agosto estamos de enhorabuena, porque ya solo fantan...¡cinco dias! Que bueno...
Saludos.