"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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21/10/2024

Conversaciones matutinas


Muchas mañanas  tomo café con mi buen amigo Fernando en Casa Blas, y  antes de irme para mi Despacho a cumplir con mis obligaciones,  hablamos un buen ratito sobre muchos temas, pero fundamentalmente sobre  la vida y  sus cosas. En muchas ocasiones, tras saludarnos, comenzamos asi:

-¡Otro dia mas, amigo …!

                -Si, vamos con otro.

 Parece una nimiedad, pero no lo es;  es bueno recordar lo obvio de vez en cuando, es decir, abrir los ojos por la mañana, sentirse sano, respirar aire limpio y comprobar que es gratis, esto es, que es un regalo, que nada hemos pagado por estar aquí es algo que, al menos para mi, es un gozo indescriptible: te hace comenzar el dia con entusiasmo y alegria.

En nuestra última conversación, lo noté un poco impaciente en la búsqueda de respuestas a las eternas preguntas sobre quienes somos realmente o por que venimos a este mundo:  “¿Quién soy yo?”   “¿Por qué o para qué venimos aquí?”   El ser humano lleva haciéndose estas preguntas miles de años, lo cual es algo completamente normal y propio de nuestra especie, los humanos somos curiosos por naturaleza, queremos respuestas y las buscamos. Desde que somos bebes recién nacidos abrimos los ojos de par en par, y no hacemos mas que mirar y remirar a todos lados, y a todo lo que nos rodea; luego, al crecer, la curiosidad va en aumento.  Bueno, ahora, con la revolución tecnológica, el ser humano localiza las respuestas mucho mas rápidamente que antes, pero no sucede lo mismo con las respuestas a esas grandes y eternas preguntas: parece que la solución tarda en llegar.  

Y desde luego que es  bueno hacerse esas preguntas, y mas que bueno, estupendo y deseable, pues es señal de crecimiento espiritual,  y de que uno está evolucionando.  Como  hemos estado mucho tiempo siendo y actuando de una determinada manera,   con la madurez  y la experiencia que traen los años  es normal que cambiemos de rumbo  y que ya no nos agraden las cosas que nos gustaban cuando éramos mas jóvenes. Además  “el jamón ya está mas que mediado”, y como ya queda menos para la hora de partir, llega un momento en la vida en la que el ser humano se  relaja y se hace estas preguntas. Quiere saber.

Sin embargo, creo que hay que tener paciencia. Recuerdo que le dije a mi buen amigo, que no es posible beberse el océano de un trago, primero porque es demasiado grande, y en segundo lugar, porque si hay que beberselo, mejor hacerlo sorbo a sorbo, poco a poco.  No se hizo Roma en un dia, y la búsqueda a esas eternas interrogantes, a veces, dura toda la vida, pero más que estar triste por no hallar respuestas, pienso que hay que estar contento porque haya nacido dentro de nosotros esa curiosidad y ese deseo sincero de buscar la verdad, pero no la verdad que nos enseñaron (con su buena fe, por supuesto) quienes ya se fueron,  o que tradicionalmente se ha considerado la verdad. Hablo de LA VERDAD, con mayúsculas.  Somos como recien nacidos al mundo del espiritu, bendita curiosidad esta que ha nacido dentro de nosotros.  Y defiendo que la paciencia tiene su premio, como la semilla, que cae en la tierra y germina, tardará mas o menos tiempo, pero al final nace una nueva planta, eso es seguro. 

En nuestro caso  tenemos todos los ingredientes necesarios:  primeramente tenemos la semilla, es decir, nuestra duda; también contamos con el agua, es decir, nuestro deseo sincero por encontrar la verdad; y por último contamos con algo muy importante, que es el  abono,  es decir, somos espíritus afortunadamente libres, y no seguidores (ni esclavos -intelectualmente hablando-) de ninguna corriente política o religiosa.  Lectores e investigadores: de muchas, y todas son bienvenidas, pues todas (budismo, estoicismo, cristianismo, y un infinito etcétera) aportan su granito de arena, y lo que es sorprendente, se parecen en el fondo muchísimo mas de lo que pudiera parecer a primera vista; pero no somos seguidores acérrimos de ninguna, pues la verdad tiene muchas caras.   “Prefiero morir de pie antes que vivir de rodillas”.  Sabes perfectamente quien lo dijo, y eso se llama LIBERTAD, y tener libertad de criterio y de pensamiento, amigo mío, eso si que es un tesoro inapreciable.

Pero hay que tener paciencia, al final, como la semilla termina germinando, la respuesta terminará llegando, estoy convencido, pero como muchas generaciones  han marchado de aquí sin terminar de encontrar la respuesta, por si tu y yo no la encontrasemos, te recuerdo la frase que dijo quien tu también sabes:  “Bienaventurado el que busca, aunque muera creyendo que jamás encontró”. 

Merece la pena tener seguir adelante y gozar del camino. Y  mas que agobiarse por no encontrar aún la respuesta, es decir, mas que preocuparse por la meta final, creo que lo mas inteligente es disfrutar del camino: vamos buscando la verdad con corazón sano y espíritu libre que no es deudor de postulado ajeno: ¿No te da felicidad eso?

Es cierto que “el espíritu es fuerte pero la carne es flaca”, yo mismo me impaciento también muchas veces;  sin embargo corremos el riesgo de parecer lo que no somos: desagradecidos, es decir, como he dicho antes, parece que se nos olvida disfrutar del camino de la búsqueda.   Me explico. La vida es un regalo, se nos ha dado todo sin pedir nada a cambio. Y eso es el regalo de los regalos, el regalo por excelencia, deberíamos de recordarlo todos.   Por eso, pensando un poco este fin de semana en nuestra última  conversación, me doy cuenta de que  quizás (solo es un quizás) cuando nos preguntamos “¿Por qué o para que estoy aquí?”, es como si le preguntáramos al Creador  “¿Por que me has dado este regalo?”  “¿Por que me  has regalado esto?”  

Te pongo un ejemplo que se me ha ocurrido. Cuando éramos pequeños y nuestros padres nos hacían un regalo, lo hacían  con su mejor intención porque nos querían y deseaban vernos felices; y nosotros no preguntábamos porque nos lo habían regalado  (”¿Porque me has hecho este regalo?”) ni nos torturábamos buscando la causa de ello; simplemente abríamos los ojos de par en par, sonreíamos, y disfrutábamos ese regalo.  Cuando nos cansabamos del regalo, lo dejabamos y  nos dedicabamos a otra cosa. Pero  te pregunto: si el niño, despues de estar varios dias  con el regalo,  llega un dia y nos mira con cara compungida y nos pregunta: "¿Por que me has hecho este regalo?"  Es que algo ha pasado en la mente del niño, algo le hace sufrir; y la culpa no la tiene el regalo que se le dio para que lo disfrutara;  hay que ver que es lo que ha pasado en la mente del niño.

Los niños y esto lo defenderé siempre, son mas inteligentes que los adultos, el niño disfruta; pero el adulto, mas que  disfrutar de las cosas, parece preocuparse mas  por el porqué de esas cosas,  y/o por el propósito de la vida.

  Yo creo que a lo mejor no hay propósito:  la vida es un regalo en si, y como tal regalo, hemos venido aquí… a disfrutar de ese regalo que el Creador nos ha dado con su mejor intención.

           Y sobre todo, no olvidar algo fundamental, que nada traemos aquí, y que nada nos podremos llevar, pues venimos a este mundo "a querer a los demás y a que no quieran un poco, si hemos venido a otra cosa estamos equivocados". Y esta es una de mis frases de cabecera.  Por eso, yo creo  que la palabra mágica se llama “compartir”, y también hemos de no olvidar que todos los seres humanos somos hermanos, sin distinción de nacionalidad, raza, sexo, orientación política o religiosa…

            Y por último:  meditar un poco, apartar el móvil y darnos cuenta de estas cosas, lo cual ya es un gran logro. Y por último, practicar la coherencia.

Quizás sea la mente la que nos juega malas pasadas, y yo creo que hay que apaciguarla haciendo meditación, y vivir el presente con atención plena.  La mente siempre con su ruido mental, junto con nuestra  impaciencia, es un cocktel explosivo: nos sumerge en la ansiedad, y hace que la verdad se aleje de nosotros, y a lo mejor tenemos esa verdad mucho mas cerca de lo que pensamos.  Pero nuestro ego nos aparta de la verdad; y yo creo en el ser humano, en el fondo todo el mundo es estupendo, solo que no se nos damos cuenta de ello, porque estamos mas pendientes de nuestro ego que de quien somos en realidad.

A veces comparo la vida con un rio,  nosotros vamos por ese rio cada uno en nuestra canoa, tratamos de remar en una ú otra dirección, pero al final la fuerza de la corriente nos lleva por donde tiene que llevarnos.   En mi caso, he comprendido que cuando he tenido sufrimiento en mi vida ha sido por no aceptar la realidad de las cosas y no querer remar en otra dirección distinta; cuando me he dejado llevar por la vida, he encontrado el sosiego y  la paz. Y dejarme llevar por el rio es soltar los remos, es decir, apaciguar la mente, y dejarse llevar por cada instante agradable que la vida te regala; pues haberlos los hay, y muchos: solo tenemos que apagar la mente un poco, y aprender a VER.

Y las respuestas… ya llegarán… y si no, ¡al menos somos libres!  Como decía mi adorado Séneca, estamos más cerca de la meta:  alcanzar la libertad perpetua,  sin ser esclavos de ningun hombre ni de  ningun dios”, objetivo que, decía él, se tenia que buscar por encima de todo.

Camarón lo dijo a su manera: “Volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo”.  Date cuenta: no dice la letra de la canción que estaba deseando llegar a la meta, sino que se entretenía por el camino. Y hacia muy bien.

Saludos.

Pablo Jesus Gamez Rodriguez.

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