Mi consejo es que este verano, siempre que puedas, nades contra corriente y me explico: no sigas la senda de la mayoría, no busques fuera de ti, sino dentro de ti; no busques fuera de ti cosas como dinero, poder, belleza, fama, éxito, y demás cosas efímeras y caducas que el tiempo se lleva. Mas bien busca las respuestas dentro de ti, quiérete a ti misma un poco, y veras como te encuentras con una muy grata sorpresa que, poco a poco, irás descubriendo.
En ningun sitio encontraras mejores consejos que en las obras de Séneca, y precisamente ese es el mejor consejo que te puedo dar: que leas sus obras. Lee, relee, medita, piensa y repiensa sus sabias palabras: son una luz en medio de la oscuridad de la vida. Sois muy jovenes, teneis toda la vida por delante, y ahora el mundo es otro: estan de moda los "influencers", las redes sociales y demas galerias de personajes de este tipo, se prefiere una vana conversacion antes que cultivar la riqueza interior; y hasta parece que nos da miedo estar a solas con nosotros mismos, de modo que esto quizas os parezca muy extraño, pero fijaros, despues de dos mil años la gente sigue leyendo a Seneca: ¿Por que? Pues por algo será, y os invito a que lo descubrais por vosotros mismos. Quizás hayais pensado muchas veces que la vida es injusta, que es una tragedia que pasen cosas malas a las personas buenas, y que si Dios existiera no permitiria mas de cuatro cosas. Si, y no solo vosotros lo ha pensado: todos alguna vez hemos pensado eso y de hecho Seneca ya lo hizo. Con él hallareis consuelo, todo el que lo lee es como el que navega en la oscuridad de la noche y encuentra la luz que lo guia.
¿No me crees? ¡Compruebalo por ti mism@! Por ejemplo, si lees “De la divina providencia”, te encontraras párrafos como estos:
“¿Por qué el destino acosa a los
buenos con dificultades? Porque es propio del buen general enviar a los
soldados valientes a las misiones más arriesgadas. Los cuerpos fuertes aceptan
el trabajo; los débiles, se quejan. El sabio se alegra de los desafíos, y aun
en medio de los peligros exclama: '¿Era esto todo?'.”
“No te equivoques: los dioses
tratan con mayor severidad a quienes aman. Les forjan con trabajos, los
ejercitan con dificultades, los preparan para sí.”
“¿Crees que los dioses se comportan
mal contigo porque te dan la oportunidad de mostrar de qué estás hecho?”
“¿Por qué sufren los buenos? Porque
no han aprendido aún a ser verdaderamente buenos si no se prueban en la
adversidad. Piensas que es injusto que los hombres justos padezcan. Pero
observa cuánto ganan en fuerza de alma, cuánto en grandeza, cuánto en firmeza.
Nadie puede conocerse a sí mismo sin haber sido puesto a prueba.”
“¿Crees que alguien sería valiente sin
peligro, generoso sin necesidad, paciente sin dolor? Dios trata con rigor a los
buenos: los endurece, los hace suyos. Aquellos a quienes ama de verdad, los
forma con el hierro del sufrimiento, como se forja una espada: se la golpea, se
la dobla, se la calienta, se la templa. Así se hace fuerte.”
“Tú, que te quejas de tu destino, ¿no entiendes que no has sido abandonado, sino distinguido? El sabio acepta lo que viene y no se lamenta. Si es pobre, lo lleva con dignidad. Si sufre, lo convierte en virtud. Si muere, lo hace con serenidad. Porque sabe que nada le puede ser quitado realmente mientras conserve su espíritu recto.”
Si te cansas
de esta temática, puedes leer obro libro suyo, titulado “De la vida feliz”,
donde te encontraras perlas como estas:
“Todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir
felizmente, pero andan a ciegas cuando se trata de saber qué es eso que buscan.
No es fácil alcanzar la vida feliz si no se sabe dónde está. Quien camina sin
saber el camino, más se aleja cuanto más deprisa avanza.”
“Así pues, lo primero que debemos establecer es en qué
consiste la vida feliz. A mi juicio, consiste en la paz de ánimo, en la firmeza
del juicio, en la elevación del espíritu que sabe valorar todo según su
verdadero mérito. La felicidad no proviene del azar, ni de los bienes
exteriores, sino de una vida conforme a la virtud.”
“Virtud es vivir en conformidad con la razón. Ser
virtuoso es ser libre, dueño de sí mismo, valiente frente a la adversidad,
generoso en la prosperidad, y justo en todo momento. Virtud es no temer a la
muerte, no dejarse dominar por los placeres, no desear lo que no depende de
uno.”
“¿Quieres saber quién es verdaderamente feliz? Aquel
que no se deja esclavizar por ningún deseo, que se ríe del miedo, que no se
abruma con las penas, que no se exalta con los éxitos, y que mantiene su alma
en equilibrio, como un templo inviolable.”
“Muchos buscan la felicidad en los placeres del
cuerpo, en el lujo, en el reconocimiento público. Pero esos placeres son
fugaces, y pronto se vuelven cadenas. El placer no es un guía fiable: se
arrastra, no conduce. La virtud, en cambio, camina con firmeza, sin mirar
atrás, sin depender de nadie.”
“No niego que el placer pueda acompañar al sabio, como
la sombra acompaña al cuerpo; pero no es su objetivo. La vida feliz no consiste
en buscar el placer, sino en despreciar la necesidad de él.”
“El sabio prefiere ser bueno antes que parecerlo. Vive
conforme a su conciencia, no al juicio de los demás. Su gozo está en su
interior, no en lo que el mundo aplaude.”
“Así pues, si quieres ser feliz, desprecia lo que muchos desean, y cultiva lo que pocos valoran: la rectitud de alma, la independencia interior, la armonía contigo mismo.”
Quizas llegue un momento en el que notes que tu animo está intranquilo o con algo de ansiedad, o que estas preocupada por cualquier otra cuestion que te aflige. Quizás notes consuelo con estas palabras de otro libro suyo, y fíjate que titulo tiene: “De la tranquilidad del animo”. Aquí Séneca nos invita a emprender un viaje hacia el interior de nosotros mismos, donde reside la verdadera fuente de serenidad. Lejos de buscar la paz en la riqueza, los honores o los placeres efímeros, el sabio debe cultivar una estabilidad interna que no dependa de los vaivenes del destino ni de las opiniones ajenas. La tranquilidad del alma, según Séneca, nace de la vida racional, del dominio de las pasiones, y de una aceptación serena de aquello que no podemos cambiar.
Frente a las inquietudes, la tristeza o la inconstancia que a menudo atormentan el ánimo humano, la filosofía aparece como un remedio capaz de guiar al espíritu hacia la armonía. No se trata de aislarse del mundo, sino de aprender a vivir en él sin ser arrastrado por su ruido ni por sus exigencias. Así, quien actúa con moderación, cultiva la virtud y se contenta con lo que la razón le dicta, alcanza esa rara pero profunda paz que no necesita de aplausos externos, porque nace de una conciencia en calma y de un alma que se basta a sí misma. Mira sus palabras:
“Nada hay
más hermoso ni más agradable para el hombre que una mente tranquila y apacible,
libre de pasiones violentas y de turbaciones. Porque el alma que no se altera,
que no se inquieta por los azares de la fortuna ni por las desgracias que la
alcanzan, esa alma es verdaderamente libre y dueña de sí misma. De nada debe
temer, porque todo lo que sucede, sucede conforme a la razón del universo, y lo
que nos parece adverso, forma parte del orden natural de las cosas. No es la
fortuna ni la circunstancia la que perturba nuestra paz, sino el juicio que
hacemos sobre ellas. Por eso, la sabiduría consiste en aprender a distinguir lo
que depende de nosotros y lo que no, y a no dejar que las cosas externas
gobiernen nuestra tranquilidad interior.”
"Es
absurdo perturbarse por lo que no está en nuestro poder y dejarse llevar por la
cólera, el miedo o la tristeza. Pues ninguna de estas pasiones mejora la
situación, sino que únicamente nos roba la serenidad. La verdadera libertad
reside en mantener la calma del alma frente a la adversidad, sin permitir que
los acontecimientos externos la desvíen de su curso. Por eso, es propio del
sabio aprender a dominar sus juicios y deseos, reconociendo que muchas veces
sufrimos no por lo que sucede, sino por la interpretación que hacemos de
ello."
"No es la fortuna ni la adversidad lo que hace que el ánimo se turbe, sino el modo en que la mente juzga los acontecimientos. Porque todo lo que sucede está sometido a la razón universal, y nada ocurre sin un orden determinado. El sabio, por tanto, no se deja arrastrar por la cólera ni la tristeza ante las desgracias, sino que las acepta con serenidad, comprendiendo que son parte del curso natural de la vida. La mente apacible es aquella que, sin ser insensible, no se deja dominar por las pasiones ni por los deseos desmedidos. Esta tranquilidad es la verdadera libertad, pues quien la posee no depende de nada externo para su felicidad. El camino para alcanzarla es la filosofía, que enseña a distinguir lo que está en nuestro poder —como nuestros juicios, deseos y aversiones— de lo que no lo está, como las opiniones ajenas, la fama o la riqueza. En esto consiste la verdadera fortaleza: en aprender a vivir conforme a la razón, manteniendo el equilibrio del alma ante cualquier circunstancia."
Séneca
comienza señalando que la vida no es realmente corta, sino que muchas personas
sienten que no les alcanza el tiempo porque lo malgastan. La mayoría viven como
si fueran a vivir para siempre, desperdiciando sus días en actividades
triviales, preocupaciones innecesarias y en buscar placeres efímeros. Otros, en
cambio, se dedican a la ambición desmedida, al poder o a la fama, olvidando que
todo eso no llena el alma ni da verdadera felicidad.
El filósofo
insiste en que solo aquellos que viven con atención, con conciencia de la
brevedad y finitud de la vida, pueden realmente disfrutarla. La vida debe ser
empleada en la reflexión, en la filosofía y en el cultivo interior, en lugar de
dejarse arrastrar por el ruido y la prisa del mundo.
Para Séneca,
el tiempo es el recurso más valioso que poseemos, y perderlo es equivalente a
perder la vida. Por eso, la clave está en aprovechar el presente, vivir el
momento con intensidad y propósito, y no aplazar lo importante para un futuro
incierto.
En resumen: no
es que la vida sea corta, sino que la mayoría no la vive bien; vivir plenamente
es saber administrar el tiempo con sabiduría y dedicación a lo que realmente
importa.
Veamos sus palabras:
“No es que
la vida sea corta, sino que nosotros perdemos mucho tiempo. La vida es lo suficientemente
larga, y una cantidad generosa se nos ha otorgado para la realización de las
cosas más grandes, si toda ella se empleara bien. Pero cuando la vida se
malgasta en cuidados inútiles, cuando no se dedica tiempo a sí mismo, cuando no
se hace nada propio sino que se busca en otras personas, cuando se pierden años
en la vana esperanza del futuro y se dilapidan los momentos en la pereza, al
final llega la muerte y nos encontramos sin haber vivido realmente.”
“Es verdad
que la vida nos es concedida en propiedad, pero vivimos como si solo fuéramos
sus arrendatarios, o peor aún, como si la hubiéramos tomado prestada para
devolverla sin haberla disfrutado. Todo el tiempo que no se dedica a uno mismo,
que no se consagra al cultivo del alma, es tiempo robado y perdido. Y sin
embargo, la mayoría prefieren vivir bajo la tiranía de ocupaciones ajenas,
esclavos de la rutina, entregados a los caprichos de otros, y se quejan luego
de que la vida se les escapa.”
“Quienes no
tienen tiempo para sí mismos son esclavos. No es que tengan poco tiempo, sino
que pierden mucho. La vida se nos ha dado en plenitud, pero la malgastamos.
¿Qué es más injusto que quejarnos de la brevedad de la vida cuando nosotros
mismos la acortamos con nuestra negligencia?”
“Ninguna
persona es rica en tiempo, pero muchos son pobres en uso del tiempo. La mayoría
pasan la vida como si tuvieran una cantidad infinita, y sin embargo, el tiempo
que más se desperdicia es aquel que creemos tener en abundancia.”
“Dedica
tiempo a tu propia formación, a tu alma y a la reflexión. Porque vivir sin
filosofar es estar siempre a mitad de camino hacia la verdadera vida. Sólo
quien aprende a valorarse y a cultivar su mente vive realmente.”
En resumen, a mi modo de ver la paz espiritual que todo ser humano busca, es como un edificio con tres columnas fundamentales; una de ellas es el estoicismo de Seneca y de Marco Aurelio; la otra columna es la sabiduria milenaria del budismo tibetano -maravilloso, otro dia hablarmos de esto si quieres-; y la tercera, como no, antes ahora y siempre, el mensaje original de Jesus de Nazaret; pero el mensaje original, no el mensaje trastocado e institucionalizado que proviene del Concilio de Nicea desde el año 325: hablo del mensaje primitivo y original de Jesús.
Son tres solumnas, pero el edificio es el mismo: un unico y mismo conjunto de pensamiento.
Pero por hoy ya es bastante. Sal, tomate unas cervezas y pasatelo bien.
Un abrazo y hasta pronto.
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