Estamos en el siglo del estress, del agobio, de la falta de tiempo, de la inquietud emocional, de la incertidumbre económica, y del vértigo existencial, todo sucede demasiado deprisa y muchas veces no tenemos tiempo para pararnos a reflexionar tranquilamente. Nos agobia el futuro, sentimos gran incertidumbre hacia el porvenir, y muchas veces estamos sin brújula.
Para que os quede claro, y por seguir la terminologia de los viejos de nuestro pueblo, "de tejas para arriba" son escéptico y agnóstico, es decir, vivo en una permanente duda, pero es una duda honrada, busco la VERDAD, con mayúsculas. Ni afirmo ni niego la existencia de lo trascendente, pero sí que abrigo toneladas de duda dentro de mí. Me encanta la frase de Niceto Alcala Zamora: "No se si Dios existe, pero si existe, sé perfectamente que no le ofenderá demasiado mi duda".
De "tejas para abajo", y sin perjuicio de pleno respeto que me inspiran quienes no piensen como yo (estamos en un pais libre y cada uno tiene pleno derecho a ejercer y vivir con arreglo a sus creencias), soy racionalista (adoro el imperio de la RAZON, sobre la superstición y la ignorancia), y anticlerical, y no por molestar, sin causa, no; sino porque tengo mil y un motivos. Pienso que la existencia de la iglesia es perfectaente inútil, y fácilmente prescindible, de hecho siempre la he considerado como un auténtico estorbo. Siempre han tratado de meternos a sangre y fuego "creencias ajenas", que otros cerebros diseñaron; y yo siempre he preferido tener "convicciones personales" mías, que son hijas de mi mismo, de mi intelecto, rico o pobre, listo o tonto, pero MIO al fin y al cabo. No me gusta que piensen por mi, se equivocarme solo perfectamente ("Me encantan mis errores", decia Groucho). Adulteraron el mensaje original, si es que alguna vez éste existió.
Salu2.
1 comentario:
Pues como diría Groucho 'estos son mis principios pero,... si no le gustan tengo otros'
Elijamos los principios que elijamos estamos de acuerdo señor cornelivs. Desde cualquier axiomática, la puta de babilonia es absolutamente prescindible. Amén
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