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10/01/2010

Enrique VIII

Siempre me ha intrigado la personalidad de un personaje histórico, de un niño que nació el 28 de junio de 1491 en Greenwich, y que era el tercer hijo del Rey Enrique VII de Inglaterra, primer monarca de la casa Tudor que adquirió el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, el Rey Ricardo III.

Este niño pasaría a la historia como Enrique VIII. Investigando en diversos sitios, como por ejemplo aquí leo que su padre Enrique VII queria mantener la alianza matrimonial entre Inglaterra y España, de modo que su hijo, el futuro Enrique VIII, se casó con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, el 11 de junio de 1509. Fueron coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1509.

Como la dinastía era nueva, Enrique pronto supo que sólo un heredero varón podría asegurar la continuidad dinástica. La reina Catalina quedó embarazada al menos en siete ocasiones (por última vez en 1518), pero sólo uno de los vástagos, la princesa María, sobrevivió a la infancia.

El tan deseado hijo varón no llegaba, de modo que el Rey quiso terminar su relación con la reina Catalina, divorciándose de ella. El cardenal Thomas Wolsey y William Warham comenzaron a investigar la validez del casamiento, pero poco pudieron hacer.

Por ello, y sin informar al cardenal Thomas Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma, pero no consiguió los resultados que buscaba, pues el Papa Clemente VII no estaba de acuerdo en anular el matrimonio, que era plenamente válido.

Entonces Thomas Wolsey envió a Stephen Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá temiendo al todopoderoso Emperador Carlos V, sobrino de Catalina, el Papa Clemente inicialmente no atendió sus peticiones, con lo cual Fox fue enviado de regreso, si bien con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero con muchas restricciones. Este largo proceso tendría por objeto discutir sobre la validez o nulidad del matrimonio entre Enrique y Catalina, que, no olvidemos, era tia carnal del todopoderoso Emperador Carlos V.

Como Thomas Wolsey tardaba mas de la cuenta, el Rey se enoja con el, pero muere al poco tiempo, pasando su poder a Sir Thomas Moro que desempeñaría su cargo como nuevo Lord Canciller de Inglaterra.

El 25 de enero de 1533, el Arzobispo de Canterbury oficia la boda entre Enrique y Ana Bolena. En mayo, anuncia la anulación del matrimonio con Catalina, y poco después declara válido al matrimonio con Ana. Catalina de Aragón, Reina de Inglaterra, murió de cáncer en 1536.

Sir Thomas Moro aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana, pues el Parlamento no se pronunció sobre que Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, y llegó a dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Durante un tiempo Enrique VIII le dejó tranquilo, pero su silencio era tan atronador en todo el país que al final el Rey le quiso hacer hablar.

Fue interrogado y encerrado en la Torre de Londres y llevado a juicio. Hallado culpable de alta traición, debido a falsos testimonios, fue condenado a muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces unas últimas palabras, por fin habló, diciendo que el juicio había sido una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia. Fue ejecutado en 1535.

El Papa respondió a estos acontecimientos excomulgando a Enrique VIII en julio de 1533.

La reacción de éste no se hizo esperar. Al año siguiente, 1534, Enrique VIII rompe definitivamente con la Iglesia de Roma mediante una serie de diversas leyes. Por ejemplo, se prohibieron las apelaciones de las cortes eclesiásticas al Papa. También se prohibió que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo consentimiento del Rey. Otras leyes decretaron que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. El Acta de Supremacía declaró que "el Rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". El Acta de traiciones, también de 1534, convirtió en alta traición, castigada con la muerte, desconocer la autoridad del Rey, entre otros casos. Al Papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios.

Rechazando las decisiones del Papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con el Acta de Sucesión de 1534. La hija de Catalina, Lady Mary, fue declarada ilegítima, y los descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta Acta; quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida.

La oposición a las políticas religiosas de Enrique fue rápidamente suprimida, pero Enrique VIII continuó la persecución de sus oponentes religiosos. Enrique ordenó la destrucción de los santuarios de todos los santos de la Iglesia Católica romana, y en 1538, todos los monasterios existentes habían sido disueltos, y sus propiedades transferidas a la corona.

Mientras, en su vida privada, en 1536, la reina Ana comenzó a perder el favor de Enrique, porque no venia el ansiado hijo varón: después del nacimiento de la princesa Isabel, Ana tuvo dos embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Ana muere ejecutada.

Poco después, Enrique VIII se casa con Jane Seymour. El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los hijos de la reina Jane dentro de la línea de sucesoria, excluyendo a Lady María y a Lady Isabel. El rey fue habilitado para determinar por sí en lo sucesivo la línea sucesoria. Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo, futuro Rey, para luego morir dos semanas después. Luego de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún tiempo.

El único hijo superviviente de Enrique, el príncipe Eduardo, no era un niño sano. Por tal motivo, Enrique decidió casarse una vez más para asegurarse un heredero varón. Thomas Cromwell sugirió a Ana de Cleves, pero poco duró su matrimonio con Ana, porque mas adelante veremos al Rey casado con Catalina Howard y por ultimo con Catalina Parr, la única que lo sobrevivió. Ninguna le daría mas hijos.

Saludos

23 comentarios:

Amig@mi@ dijo...

Toda una lección de historia. Tenias un poco de lado esta faceta ;)
jeje
Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Curiosas las relaciones de aquellos tiempos entre Inglaterra y España: explican la distinta forma de entender la historia. Personaje intrigante este de Enrique VIII.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Este no se le parece en nada a mi Enrique octavo, eh?? Digo el rey consolador... jajajaja

Un abrazo.

Ana dijo...

La verdad es que me encanta la historia y Enrique VIII es un personaje fascinante.

Muchos besitos Amigo.

Montserrat Sala dijo...

Siempre me ha fascinado la vida de este personaje, único, y trascendental para Inglaterra. Principio i final de una época, su personalidad dominante, y fuerte, fué muy discutida, por unos y por otros, pero su liderazgo, queda fuera de toda
duda. Gracias por compartir esta estupenda lección de Historia.

Isabel Huete dijo...

La verdad es que el personaje era de armas tomar... Eran tiempos duros en los que a las monarquías les preocupaba más perpetuar su descendencia a costa de lo que fuera que ocuparse de sus súbditos. Y luego para llegar a este siglo con esos descendientes tan peculiares... Jajaja.
Besazos.

lys dijo...

Tengo que confesar que Enrique VIII es un personaje que no me ha caído nunca bien. Bueno, eso es lo que tiene este Rey que la istoria lo muestra como un Rey con un sólo afán,el asegurar su descendencia masculina. No le salió bien como nos muestra la historia.

Entre tu y yo y, aunque no está bien hablar mal de los difuntos creo que fue un personaje égólatra e infantil y por lo tanto peligroso. Un verdadero mequetrefe. Eso sí, el más conocido. Jejejjee!!! Y eso que sólo entré a desearte toda la felicidad del mundo en este año nuevo!.

Un abrazo.

decodificador de la tere dijo...

realmente es muy interesante la historia del rey Enrique VIII, aunque debo admitir que lo descubri tal cual era hace muy poco, la historia de inglaterra no esta muy relacionada con la historia de mi nación, pero de todas formas es una historia interesante.

un gran saludo cornelivs
nos leemos!

Unknown dijo...

Siempre lo he dicho: no se puede ir a la cama con ansiedad...
Luego pasa lo que pasa.
Fascinante Enrique VIII.
Un abrazo.

Myriam dijo...

¡Interesante personaje!

Luis dijo...

Hola Cornelivs:
Un caso claro donde se demuestra que quien tiene "la paella pel mànec" (la paella por el mango) es quien decide lo que le interesa.
Seis mujeres y una revolución... por un hijo varón. Asesinatos, barbaridades de todo tipo y una separación de la Iglesia que daría origen a una clara división. Un personaje digno de no ser recordado.
Cordiales saludos,
Luis

Le Fay ʚïɞ dijo...

Me encanta aprender mas!!! GRACIAAASSS
Un beso grande y muy friooo jajaja
:P

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Como se ve, lo que damos por normas inamovibles, generalmente surgen como caprichos o decisiones pragmáticas según han sido los intereses del momento del gobernante de turno. Si hasta una iglesia surge del capricho y la necesidad personal de un trastornado con corona!

Muy completo e interesante el informe.

un abrazo.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Muy interesante esta entrada, y formadora.
Siempre se aprende algo nuevo contigo, Cornelivs.

Esther dijo...

algo había oído de este rey y tiene tela eh , todo porque entonces las mujeres no podían reinar como los hombres. Pobres mujeres las que les tocó la mala fortuna de casarse con el..

besitos

Hada Saltarina dijo...

Es impresionante las sorpresas que da la vida, ¿verdad? Después de tanta lucha por colocar en el trono un heredero varón, quien reinó fue la hija de la ajusticiada: una mujer que daría fama a los británicos en todo el mundo; una mujer que nunca quiso compartir su vida con un hombre que pudiera despojarla de su corona. ¡Curiosa historia ésta!

Un abrazo y disculpa mi ausencia pero últimamente el tiempo se me preenta más complicado de lo normal

felicitaslaura dijo...

Este señor me da un poco de repelus, entiendo que puede ser un personaje interesante pero en lo personal puf...

Aprender siempre es interesante

genialsiempre dijo...

Estupenda lección de historia inglesa.

José María

Gabiprog dijo...

Estrategias, pensamientos pensando, pensando, pensando en ese poder!

Mª Antonia dijo...

Querido Cornelivs:
Nunca me ha caído bien el tal Enrique VIII y menos aún, desde que leí la vida de la pobre Catalina de Aragón.
Si creyera en lo divino, diría que es un castigo por su egoísmo fuera de toda lógica.
¿Por qué no nos hablas un día de la gran Isabel la CAtólica? Esta mujer no fue realmente quien nos enseñan en los libros oficiales de historia ¿No crees?

Un abrazo y gracias por este apunte histórico.

Mariluz GH dijo...

Al tipo le estubo bien empleado no tener más hijos por machista, maltratador y asesino de esposas...

magnífico relato, amigo mío :)

abrazos y buena semana

Asun dijo...

Muy didáctica esta entrada.
Hace muuuuchos años hubo una no sé si era serie o película en TV sobre las seis esposas de Enrique VIII. Esta entrada me ha vuelto a recordar la historia de tan singular personaje.

Besos

Juan Navarro dijo...

Enrique VIII descubrió que bastaba hacerse jefe de la iglesia para divorciarse. En España hace tiempo que descubrieron que bastaba dar dinero al jefe de la iglesia para conseguir el mismo resultado.
Un abrazo.