"Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado" (André Gide)
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo" (Voltaire)

"La religión es algo verdadero para los pobres, falso para los sabios y útil para los dirigentes" (Lucio Anneo Séneca)
"Cualquier hombre puede caer en un error, pero solo los necios perseveran en él" (Marco Tulio Cicerón)
"Quien no haya sufrido como yo, que no me de consejos" (Sófocles)
"No juzguéis y no sereis juzgados" (Jesús de Nazaret)
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03/08/2025

Tatuajes con sentido. Tinta y toga.

Hoy me apetece hacer una pequeña confesion.

No hay contradicción alguna entre llevar toga y llevar tinta.  Y no lo hice en mi juventud. Ni siquiera en la madurez temprana. Me tatué ya muy entrado en los cincuenta. Y no fue rebeldía tardía, ni capricho impulsivo, ni una moda pasajera, sino algo más íntimo, profundo y desde luego muy meditado: un gesto de fidelidad hacia lo que más me ha sostenido en la vida. Son marcas (muy discretas pero  visibles) de lo que, desde hace décadas, llevo muy dentro.

En mi brazo derecho  justo debajo del hombro, descansa el símbolo de Roma: el águila imperial, el SPQR, y la corona de laurel.  Justo la imagen de la derecha. No como alabanza al imperio, sino como homenaje personal al pensamiento estoico. Llevo más de treinta años leyendo y meditando a Séneca, y a Marco Aurelio. Ellos han sido, en muchos momentos de duda o de tormenta, un faro de lucidez, dignidad y serenidad que me han ayudado, y siguen ayudandome. Justo debajo del SPQR, una frase discreta pero poderosa: fortis fortuna adiuvat -la fortuna favorece a los valientes/audaces-. Es un recordatorio de que no hay que actuar con temeridad, sino con coraje sereno; no dejarse intimidar por las dificultades, sino superarlas. Que hay que avanzar siempre, aunque sea con miedo. Que hay que vivir, aún con incertidumbre. No es temeridad sino, insisto,  coraje con serenidad.

En la parte exterior del brazo derecho  también llevo tatuada una antigua advertencia: Respice post te hominem te esse memento mori. Es decir: “Mira tras de ti, recuerda que solo eres un hombre y que has de morir.” No es una sentencia sombría, sino una llamada a la lucidez. En un mundo que olvida su finitud, esta antigua fórmula romana —eco también del alma estoica— me recuerda que la gloria es efímera, que la vida es un soplo y que el verdadero valor reside en vivir con dignidad, con conciencia, con amor. No soy/somos más que un hombre, y precisamente por eso, todo en mí/nosotros es vulnerable, pero por eso mismo es valioso. No me tatué la frase por morbo ni por dramatismo, sino como brújula silenciosa: para no dormir en la soberbia, para no huir del presente, para recordar que lo esencial no se aplaza. Esta frase es uno de los mejores disolventes que conozco contra el sinsentido del orgullo humano.

En la cara interior de mi antebrazo izquierdo,  la veis al lado, una rosa de los vientos. La he personalizado, pues en sus cuatro puntos cardinales,  he colocado las iniciales de las personas que más amo: mi mujer, y mis tres hijos.  MJ, MP, RM, PJ. Ellos son mi hogar, mi brújula, mi norte en las noches oscuras.

No me tatué por estética ni por moda. Lo hice porque necesitaba llevar a flor de piel -literalmente- aquello que me sostiene por dentro. Mis pilares. El estoicismo. El amor. La memoria. La humildad ante la muerte. La gratitud por la vida. Y sencillamente porque me gusta;  estoy muy contento de llevarlos.

Si, soy Abogado, pero también soy hombre, hijo del tiempo, buscador incansable. Y en este cuerpo —que envejece, que se cansa, que se emociona— he querido dejar trazos visibles de una travesía invisible: la del alma. Cada uno lleva su historia escrita en algún lugar: en el rostro, en los silencios, en los recuerdos. Yo he elegido también llevarla en la piel. No para mostrarla, sino para recordarla. Porque a veces necesitamos signos visibles que nos devuelvan a lo invisible, y a lo esencial.

Y lo esencial, como decía Marco Aurelio, es simple: “Haz lo que debes. Di lo que piensas. Sé lo que eres.”

 Saludos.

P.J.G.R.

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