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Obviamente,
dejo de entrenar, pero sigo trabajando, inexorablemente, todos los dias. Voy a
mi Despacho a diario con muletas, y cuando tengo juicio voy al Juzgado con mi toga y mis
muletas y todo, que la mente, afortunadamente, está fresca. El reposo me da para embarcarme en otra aventura intelectual de la que os informaré en breve. Trabajo bien,
familia bien, todo bien, excepto el deporte: no puedo correr y me siento mal. Resignación.
Así va
pasando el tiempo y llega el salvador día 11 de Julio. Revisión en el Hospital.
Me quitan la escayola, menos mal, Antonio Parra y el Nieves, un abrazo para los dos, me llevan en su coche al Hospital, donde me hacen la correspondiente placa y se observa que el
hueso ha soldado bien, ya se ha formado callo y puedo volver, lentamente, a mis
ocupaciones habituales. Que gustazo
poder desplazarse sin muletas y sin escayola, me siento mas autónomo, pero tengo bastantes molestias, en
el pie, he perdido además mucha masa muscular en dicha pierna, y estoy cargado
de dudas, temor, incertidumbre… me da miedo hacerme la pregunta del millón, no
quiero ni pensarlo, estoy atemorizado: ¿volveré a correr?
Bueno,
primero comienza a andar. Voy cojeando
al principio, pero nada, poco a poco van
desapareciendo las molestias, y así, en
tres semanas, puedo andar y desplazarme libremente sin molestia ninguna.
He recuperado algo de masa muscular, y estoy mas animado, pero no se me ocurre todavia
correr. Asi estoy, hasta que llega el dia 1 de Agosto: ¿y si pruebo a dar un
trote? Dicho y hecho, muy suave, 2 minutos trotando y 2 andando, y asi
sucesivamente durante media hora. Llego a mi casa radiante: ¡no me duele…! Fantástico.
Asi, tras el
forzoso parón, me reintegro lentamente a mi ritmo de entrenamiento,
paulatinamente, con mucha prudencia, lentamente, y sin prisa, pero sin pausa,
no dejo de mirarme y observarme mi pie derecho, pero parece que aguanta bien.
He perdido mucha forma, dos meses y pico sin correr son una eternidad, pero
bueno, aquí sobra corazón, animo y ganas, de modo que a entrenar se ha dicho.
Poco a poco voy cogiendo algo de forma, y llega el dia 8 de Septiembre, carrera
de Jódar, es la primera foto que veis.
Para mi es un reto, 12 km, y participo en la carrera como prueba, solo
para probar mi pie: quiero terminarla tan solo, me olvido del crono. Y asi fue:
adopté un ritmo mediano-cómodo, y me fue bien, terminé la carrera sin
complicaciones. Y vuelvo a comprobar algo maravilloso: ¡no me duele el pie! ¡Fantástico…! Doy gracias a todos los dioses, me siento
feliz, y lo celebro con mis compañeros del club atletismo Jódar.
Poco a
poco la lesión y el trauma psicológico que la misma conllevó, van quedando
atrás. Y vienen los desafíos: la época otoñal, la de las carreras de medio maratón
(21 Km). Son muchos kilómetros esos.
¿Aguantará mi pie?
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No te fíes Cornelivs, prueba con otra media maratón antes. Dicho y hecho: Jaén, 27 de Octubre, otros 21 km. Es la mas dura de las tres, y curiosamente tardo casi tres minutos menos que en Granada, la corro a un ritmo comodo, 5,38/Km, que aun no es cuestión de lanzar las campanas al vuelo. Cuarta foto que veis. Termino la carrera y ahora si que me lo creo: Cornelivs, estás curado. Ahora si. La lesión ha sido una lección, un episodio doloroso que me ha enseñado que no conviene forzar la maquina. El cuerpo humano, al fin y al cabo, no tiene repuestos y hay que cuidar lo que tenemos. Asi que prudencia y...a disfrutar.
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Mi cuerpo, afortunadamente, parece que por fin funciona de nuevo, como un reloj suizo.
Pero,
¿y mi mente, y mi espíritu? Numerosas ocupaciones e inquietudes
intelectuales me rodean, de hecho, os confesaré que ahora estoy embarcado en un proyecto que comencé el mes que estuve escayolado (pronto hablaremos, querido Antonio Agulilera, un abrazo ti y para todos mis amigos del Espolon de Priego), los
poquitos ratos que mi abogacía me deja libre, los estoy dedicando a trabajar en
ese proyecto ilusionante…pronto lo compartiré con todos vosotros; que no todo va a ser deporte en esta vida, ¿no os parece?.
.
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