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Su nombre era Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (en latín:
Pauperes commilitones Christi Templique Salomonici), y fue una de las más famosas Ordenes Militares Cristianas.
La Orden de los Templarios fue un ejército de
monjes-guerreros creado por la Iglesia para proteger los lugares santos y a los peregrinos en Tierra Santa en tiempos de las Cruzadas. Fue fundada por nueve caballeros franceses, liderados por
Hugo de Payns, primer Gran Maestre de la Orden, tras el término de la Primera Cruzada, en 1.118. Su propósito original era el de proteger las vidas de los cristianos que peregrinaron a Jerusalen tras su conquista. Hugo de Payns sirvió en el ejército de Godofredo de Bouillon, en la Primera Cruzada, y consiguió que los Estatutos de la Orden fueran aprobados en el concilio de Troyes, en 1.128. Un año después, en 1.129, la Orden fue aprobada de manera oficial por la Iglesia.
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Los Caballeros Templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada. Los miembros de la Orden del Temple se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica a lo largo del mundo cristiano, creando nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco, y edificaron una serie de fortificaciones por todo el Mediterraneo, asi como en Palestina. Creció la Orden rápidamente en tamaño y poder, hasta convertirse en un verdadero ejército religioso. Custodiaron reliquias, cristianos y un sinfín de lugares en Oriente Medio. Miles de personas empezaron a unirse a sus filas y sus arcas crecieron con tal rapidez que la Iglesia comenzó a verlos como una amenaza. La Orden llegó a ser todopoderosa en Europa.
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Pero la codicia, que todo lo mueve, se alió con la fortuna para provocar el final de la Orden, en uno de los juicios más ignominiosos de toda la historia del cristianismo. El Rey Felipe IV de Francia estaba completamente arruinado y sus arcas estaban vacias. Tenia una enorme deuda con la Orden del Temple y no podia pagarla.
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Con el tiempo se desató la polemica, pues los Templarios asumieron un papel que no fue muy bien visto por la Iglesia de la época; al tiempo que custodiaban reliquias cristianas empezaron a trabajar por el acercamiento de los cristianos con otras religiones, y tanta apertura no fue bien vista por la Iglesia. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios creó una gran desconfianza. El astuto y codicioso Felipe IV vió que por fin habia llegado el momento que tanto tiempo habia estado esperando. Aprovechando tal tesitura, y considerablemente endeudado con la Orden, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que éste tomara medidas contra sus integrantes.
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Y así fue. El Viernes dia 13 de Octubre de 1.307, un gran número de templarios fueron arrestados e inducidos a confesar bajo tortura. El rey francés arrestó, con la aprobación de la Iglesia, a numerosos caballeros de la Orden, dando comienzo al final de esta noble y heroica Orden. Jacques de Molay, último Gran Maestre de la Orden y sus lugartenientes fueron sorprendidos a traición cuando regresaban de los funerales de la cuñada del rey, la condesa de Valois, y pasarían casi siete años en prisión antes de ser quemados en la hoguera. La Torre del Homenaje en el castillo de Chinon fue la cárcel de Molay y el escenario de un proceso judicial que aún sigue abierto para los historiadores. En Chinon los templarios aguardaron inútilmente a que el Papa de Aviñón les salvara de las falsas acusaciones formuladas por el codicioso Rey Felipe IV.
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Entre otras falsas acusaciones que se lanzaron contra la orden de los templarios estaban éstas: Ritos obscenos de iniciación, adoración a un gato, escupir a la imagen de Cristo, contar con ritos iniciáticos que anteponían la Orden a la Iglesia Romana, practicar la sodomía, haber cedido ante el Islam y la herejía de los Cátaros, haberse erigido en custodios del Grial (cáliz de la última cena) y querer para Europa un reino teocrático, con poder espiritual y temporal en un mismo monarca. Estos fueron los falsos cargos presentados contra los templarios y que muchos de ellos reconocieron tras ser salvajemente torturados sin misericordia.
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Parece que la Iglesia no veía con buenos ojos la persecución desatada por el rey francés y conocía los "recursos" utilizados para que los reos se autoinculparan y exigió, quizás muy timidamente, que a los templarios se les permitiera defenderse. Pero los sucesivos procesos judiciales canónicos y civiles, como el llevado a cabo en Chinon por una comisión papal de tres cardenales, no sirvieron para exonerar a los caballeros, que dejaron en las paredes de su mazmorra unas inquietantes inscripciones, conocidas como los "grafiti de Chinon", donde aparece buena parte de la simbología templaria.
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Incluso parece que los interrogatorios papales a los templarios en este castillo dieron como resultado su absolución por el Papa Clemente, según consta en un documento hallado en 2002 en los archivos secretos vaticanos. El pergamino papal, fechado en Chinon en 1308 y que se puede consultar en la biblioteca vaticana, acogía nuevamente a los templarios bajo el manto de la Iglesia.
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Sin embargo, la absolución papal no convenció a Felipe el Hermoso, quien intensificó su presión hacia el Papa. Clemente V cedió finalmente a las presiones de Felipe IV y disolvió la Orden en 1312 en el Concilio de Vienne. Por la bula Ad providam, el 2 de mayo de 1312, Clemente V otorgó los bienes de la extinta orden a los caballeros de San Juan de Jerusalén, es decir los Hospitalarios, pero no pudo evitar la depredación por parte de Felipe el Hermoso, quien no sólo no devolvió el dinero que debía al Temple, alegando que cánones prohibían pagar deudas a los herejes, sino que se presentó cínicamente como acreedor de grandes sumas, por lo que los Sanjuanistas hubieron de entregarle 200.000 libras tornesas. El día 6 de ese mes, el Papa dictó bulas para que los "reconciliados y arrepentidos" serían confinados en monasterios y condenados a cadena perpetua.
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En todos esos años se sucedieron los interrogatorios, las confesiones bajo tortura, las
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retractaciones, los concilios y las bulas papales hasta que, finalmente, Jacques de Molay y los suyos terminaron encerrados en la Casa del Temple, en París, dejados a la suerte de Felipe IV y de su valido Guillermo de Nogaret. Tras ser enjuiciados en Notre Dame por una nueva comisión papal y condenados a cadena perpetua, Jacques de Molay y Godofredo de Charnay, comendador de Normandía, se retractaron de sus confesiones de culpabilidad y, por ello, fueron finalmente conducidos a la hoguera.
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El dia 18 de Marzo de 1.314, un frio dia de invierno, la historia registra que el gran maestre, Jacques de Molay, subió a la hoguera en París. El Gran Maestre proclamó su inocencia de nuevo, y exclamó: "¡Nos consideramos culpables, pero no de los delitos que se nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestras miserables vidas!".
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En la pira instalada en la isla de los judíos, en el Sena, mientras las llamas abrasaban su piel, Molay lanzó su maldición a quienes les habían conducido al cadalso: el papa Clemente V y el rey francés, Felipe IV no tardarían más de un año en morir. Y así fue: el Papa de Aviñón murió un mes y dos días después de las ejecuciones, de disentería; Nogaret en mayo y Felipe IV cayó desplomado el 29 de noviembre cuando cazaba por los bosques de Fontainebleau, al caerse de su caballo.
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EPILOGO. Casi todo el mundo sabe que rectificar errores es de sabios, y persistir en los mismos de necios. Con los Templarios la Iglesia ha batido el record: ha tardado 700 años en hablar del tema, pero parece que no ha sido para pedir disculpas o rehabilitar la imagen de los Templarios, sino para intentar restaurar la imagen del Papa Clemente V, que quedó maltrecha. Asi consta en las fuentes de las que en seguida os hablaré. Arguyen al parecer, que el Papa absolvió a los Templarios, pero que “se vieron obligados a sacrificarlos para evitar un cisma en el seno de la Iglesia”. Podéis consultar la noticia pinchando
AQUI,
AQUI, y
AQUÍ. .
Mi opinión personal es que quizás se han visto obligados a dar esta incompleta explicación debido a que Barbara Frale descubrió el manuscrito. Y además, si sabian que eran inocentes, menos aún comprendo el por qué los sacrificaron. Me queda la duda (es solo mi opinión personal), de qué hubiera pasado si Barbara Frale no hubiera descubierto el pergamino que desató toda la polémica. Lo mas seguro es que el velo de silencio hubiera continuado otros 700 años más. Que cada cual saque sus conclusiones. En fin, el teatro del mundo. La comedia de la vida. Los poderosos siguen con el juego de sus oscuros intereses, y en no pocas ocasiones el interés vence a la verdad, la astucia a la inteligencia y la ruindad a la nobleza.
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Saludos.
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