Que poco han cambiado las cosas en dos mil años... Ahora tenemos el increible avance tecnologico del S. XXI: relojes digitales, movil, internet, aviones, etc, pero el corazón humano sigue siendo el mismo. Nos enamoramos, odiamos, envidiamos, añoramos, somos generosos, y en fin experimentamos los sentimientos humanos de la misma manera que se hacia hace dos mil o diez mil años, poco hemos cambiado en eso. Si cada generacion pudiera aprovecharse de las enseñanzas de la anterior, seria otra cosa; pero como cuando nace un nuevo ser humano nace completamente en blanco, hay que empezar de nuevo, y se cometen los mismos errores y aciertos generacion tras generación. Por eso, os voy a proponer un pequeño ejercicio de post-modernidad: probar un dia a salir a la calle y estar una mañana, o mejor, todo un dia, sin móvil y sin reloj, y quedaros a solas con vosotros mismos. Se que es dificil, pero se puede conseguir. Yo de hecho, lo practico con toda la frecuencia que puedo.
¡Merece la pena! Voy a hacer aqui una pequeña confesión. De Lunes a Viernes trabajo en mi Despacho, y estoy pegado al ordenador, al movil, al telefono fijo, al fax y a Lex Net, pero cuando llega el Sabado por la mañana, salvo que tenga alguna gestion urgente que hacer, procuro liberarme: me pongo mi camiseta y mis pantalones cortos, con mis zapatillas de verano, y me voy a la plaza de mi pueblo a tomar un cafe, sin prisas, y lo que es mas importante, desnudo tecnogicamente hablando, es decir: sin reloj, sin móvil. A veces hasta me dejo las gafas y todo. Me pido un cafe, me siento alli, con Fernando, o Juan Manuel ú otros amigos o conocidos, o a veces tambien solo, y disfruto tomandome uno o dos cafes relajado a la sombra en una buena conversación, sin prisas, sin agobios; desembarazado del odiado movil y del tambien odiado reloj, y juro que lo hago adrede: pongo en marcha el reloj biologico del cuerpo, que para eso lo tenemos tambien. El resto del fin de semana, afortunadamente, estoy sin movil y sin reloj: libre como un pajaro en lo que a tecnologia se refiere. Cuando tengo sueño echo una cabezadita, cuando tengo hambre como algo, cuando me apetece correr me voy a correr y me hago mis 10 o 12 Km al ritmo sabrosón (no muy exigente, pero alegre) que me gusta. Os juro que es una experiencia liberadora para mi: te alejas del estress de toda la semana, te invade la paz mental, y vas cargando pilas para la semana siguiente.
Y te da tiempo a pensar en las cosas de la vida. El ser humano lleva milenios añorando el pasado, lamentandose de lo que fue y jamas tenia que haber sido o no le hubiera gustado que hubiera sido, con olvido de que el pasado es inmutable y no hay quien lo cambie; preocupandose del futuro, que comeremos, que beberemos, como si fueramos a vivir eternamente; y comete el mismo error fatal de siempre: olvidarse de vivir el presente, de sentir y vivir su presencia viva en el AHORA. Dejamos que nuestra mente vague libremente hacia el pasado y hacia el futuro, no ponemos ningun control a los pensamientos que nos perturban, y no nos preocupamos de sentir nuestra presencia ahora. Millones de personas han atravesado su existencia discurriendo de esta forma, y yo no he sido una excepción, obviamente. Afortunadamente, con los años vamos aprendiendo a controlar a nuestra mente, y a evitar que nuestra mente nos controle a nosotros. La mente es un buen sirviente; pero un mal amo, y hemos de domarla, domesticarla, obligarla a que se concentre en lo que nosotros queremos que se concentre: es un vehiculo magnifico, pero está a nuestro servicio, no estamos nosotros al servicio de ella. La juventud, bendita juventud divino tesoro, es todo irreflexion y pasion; con los años, viene la reflexión serena.
Tambien deberiamos de dejar de intentar controlar las cosas que no dependen de nosotros (salud, posesiones, opinion de los demas, etc), y controlar solamente lo que SI depende de nosotros: nuestros deseos y aversiones, acciones ú omisiones y juicios, es decir, como calibramos, evaluamos e interpetamos la realidad de lo que percibimos.
Con el tiempo va aprendiendo uno a relajarse, y si encima tienes la suerte de que caigan en tus manos libros de grandes filosofos y pensadores, mejor que mejor. Lo digo porque si os dais cuenta, estoy citando ideas, no mias, sino ajenas: el padre -o uno de ellos- de la primera -vivir el ahora- se llamaba Lucio Anneo Seneca; y el padre de la segunda idea -lo que depende y no de nosotros- Epicteto. He leido el Manual y las Disertaciones de Epicteto, y los siete libros de la sabiduria de Seneca, ademas de las maravillosas Epistolas a Lucilio, de este ultimo; y os juro por lo mas sagrado que siempre han ejercido en mi una influencia de lo mas benéfico. Con mi mejor buena fe, recomiendo a todo el mundo y en concreto, a quien atraviese una mala racha, que lea a Séneca o a Epicteto antes de tomarse una pastilla de antidepresivos, porque estoy seguro de que es mejor, es un autentico consuelo para el alma; la pastilla cesa en su efecto pasadas unas horas, pero la enseñanza de estos sabios filosofos se queda dentro, y no se te pasa el efecto tan pronto; y si encima haces un esfuerzo por asimilar su doctrina, eres afortunado/a. A mi me han producido una inflencia muy benefica, maravillosa, he descubierto la maravilla del estoicismo, una doctrina que ha influido en los mejores pensadores que han discurrido por la tierra durante los ultimos dos mil años, y que le recuerda al ser humano quien es, de donde viene, y a donde va.
A mi me ha relajado y enseñado enormemente la lectura de estos dos autores, con quienes sostengo ultimamente muchas y muy provechosas conversaciones, y tambien, como no, Ciceron y nuestros clasicos; ves la vida como lo que es. Centrarse en la vision de las cosas, y concentrarse en despojar nuestra imagen mental de cualquier juicio de valor e intentar ver las cosas como son de verdad, es un ejercicio relajante y maravilloso que recomiendo encarecidamente.
Vamos cumpliendo años y nos vamos dando cuenta de que tenemos que partir algun dia de aqui, esto se acaba. La muerte me asustaba antes; ya no, la considero como una puerta. Y tampoco me preocupa excesivamente la existencia o no existencia del mas alla. ¿Por que? La idea es de Seneca: "la muerte, una de dos: o te despoja o te aniquila; si te aniquila, te lo quita todo, con lo cual nada hay que temer; y si te despoja del cuerpo, te deja lo mejor, que es el alma", de modo que cuando llegue el momento, lo comprobaremos y saldremos de dudas; si no hay nada, se acabó, hay que aceptarlo, mientras tanto, disfrutemos de este maravilloso regalo que es la vida; y si hay algo, fantástico, por fin lo conoceremos. En mi caso, opino como Ciceron: prefiero creer en la inmortalidad del alma.
Saludos.
Pablo J. Gamez Rodriguez.
3 comentarios:
Una publicación sensacional, querido Cornelius. Nos viene muy bien esa desconexión y un tiempo de reflexión. Gracias por escribir esta entrada y por regresar a tu blog. Un abrazo.
Gracias amiga, un placer estar de vuelta. Un abrazo.
Qué agradable es regresar a este espacio y sentirte bien. Me alegro.
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