Los jueves, Quijote.
Grupo de lectura del Quijote en La Acequia.
Vemos a D. Quijote un poco nervioso al principio de este capitulo, pues “como moscas a la miel, le acudían y picaban pensamientos…”. De modo magistral, Cervantes prosigue con el hilo argumental de la novela. D. Quijote vuelve a la aldea y vemos que esto se acaba, pero no por ello se olvida nuestro insigne novelista de los asuntos pendientes, no quiere dejar flecos: ¿Como conseguiremos desencantar a Dulcinea? y ¿Como pasará D. Quijote el año de su penitencia?
Grupo de lectura del Quijote en La Acequia.
Vemos a D. Quijote un poco nervioso al principio de este capitulo, pues “como moscas a la miel, le acudían y picaban pensamientos…”. De modo magistral, Cervantes prosigue con el hilo argumental de la novela. D. Quijote vuelve a la aldea y vemos que esto se acaba, pero no por ello se olvida nuestro insigne novelista de los asuntos pendientes, no quiere dejar flecos: ¿Como conseguiremos desencantar a Dulcinea? y ¿Como pasará D. Quijote el año de su penitencia?
En medio de estos pensamientos, D. Quijote recuerda los amores de Altisidora, y ello parece adobar y avivar su orgullo masculino. Aunque D. Quijote es inquebrantablemente fiel a Dulcinea, me lo imagino sonriendo al recordar que Altisidora se “enamoró” de él. Al fin y al cabo a todo hombre le gusta que una mujer se enamore de él, lógico... D. Quijote piensa que Altisidora se enamoró real y verdaderamente de él; para nuestro hidalgo manchego ese amor no fue de burlas, sino de veras (“…lloró en mi partida, maldíjome, vituperóme, quejóse, a despecho de la vergüenza, públicamente, señales todas de que me adoraba…”). El pobre hidalgo está completamente convencido de la realidad de ese amor.
Me da muchisima pena de D. Quijote, que es demasiado noble como para comprender que todo fue una burla: una soez, barata y perversa burla perfectamente orquestada por los estúpidos duques.
Bien. Para pasar el año de su forzoso exilio caballeresco, a D. Quijote se le ocurre hacerse pastor. ¡Ay que cosas! En la primera parte hace penitencia en Sierra Morena, imitando a Beltenebros; y en esta segunda decide dedicarse al pastoreo, al menos el tiempo del año durante el cual no puede tomar armas. No olvidemos el auge de la novela pastoril e el S. XVI (La “Galatea”, del propio Cervantes, sin olvidar a Garcilaso y a los demás). No está mal la solución, así D. Quijote se distrae, no está encerrado en casa, y hace algo de provecho.
D. Quijote se muestran encantados con la idea ("¡Válame Dios —dijo don Quijote—, y qué vida nos hemos de dar, Sancho amigo!”) y Sancho muestra el mismo entusiasmo que su amo; incluso se bautizan como los pastores Quijotiz y Pancino, y ponen nombres a los demás protagonistas de la historia.
Y que cosa más curiosa; la plática final sobre los refranes es deliciosa. D. Quijote al principio regañaba sin cesar a Sancho porque éste usaba y abusaba de los refranes. Y ahora es D. Quijote quien los usa, pues se le caen los refranes “de dos en dos”. Se quijotiza Sancho y se sanchifica D. Quijote. Se nota que llevan ya tiempo juntos…
En fin, “no con quien naces, sino con quien paces”. Y es verdad.
Saludos.
13 comentarios:
AMIGO QUE BUENO RECORDAR AL QUIJOTE...
ESA MARAVILLA DEJA SIEMPRE ENSEÑANZA...
GRACIAS!!!
BESOTES
SILVIA CLOUD
Que buena reseña, y sesudo anàlisis.
Yo leo siempre, el analisis del Quijote, que hace Antonio Aguilera en "Literatura revulsiva de Priego".
Lo conoces?
Un abrazo.
Yo también estoy contenta de que Quijo se entretenga con esos sueños pastoriles. Estupendo tu análisis, como siempre. Besotes, M.
Me temo que la "vocación" pastoril de don Quijote tenía más de relación con las zagalas que con las ovejas.
La atracción de Bucólicas, la retidada vida, huyendo de pesares amorosos que inventa la melancolia.
No regresa su empeño por luchar contra caballeros que se le presentaron formados en dos rebaños de ovejas. Aquí reposa y medita, se acomoda con la natura, una tregua, habla con refranes a lo Sancho, imita de éste su sabiduría popular, aquello de confundir papeles o el equilibrio perfecto.
Muy provechoso y cierto tu análisis, gracias Cornelius.
La adhesión entusiasta de Sancho a la propuesta pastoril de su amo es la clave para entender el giro de DQ. Descubrimos un nuevo DQ lejos del monolitismo de su pensamiento. Las armas en el rucio de Sancho nos descubren un hidalgo más divertido y con ganas de vivir. Aquí parece haber dejado atrás la melancolía de la derrota. De nada le sirve seguir abrazado al dolor.
Cervantes opta por el diálogo entre los dos protagonistas como forma de hacer avanzar la novela, a gran altura después del ruido de la ciudad.
Saludos
Amo al Quijote y su ingenua ternura!
Abrazos (:)
Me gusta ese crecimiento en la interacción de DQ y S que mencionas.
Me gsuta como DQ termina diciendo refranes de dos en dos y como Sancho se lo señala. Hay mucha picardía y rapidez por parte de Sancho en eso.
Besos
A Sancho le parce una bobería que su amo pregunte por Altisidora. Pero el orgullo masculino es importante, también, para este desgarbado caballero andante.
Los pastores de las novelas pastoriles y de las églogas garcilasianas viven una vida tan apacible, tan perfumada...haciendo versos en lugar de patear el campo con las ovejas. Cervantes hace una parodia, a pesar de su admiración por Gracilaso y a pesar de ser el autor de la Galatea.
Un abrazo bucólico
Debe de cambiar sus pensamientos antes de reconocer la derrota...salud
Como dices, don Quijote debe buscar hacer algo de provecho en su año sabático.
En cuanto al desncanto de Dulcinea, bien la podría dejar como está, de labradora para la nueva etapa pastoril que se propone es lo ideal: una ruda y dura mujer del campo es lo que necesita para cuidar el ganado jajaja
Análisis con sentimientos los tuyos.
Un abrazo fuerte
DQ y S tienen una relación de mutualismo, en la que los dos se benefician y mejoran.
Besos
Quién sabe si el destino de don Quijote no hubiera sido otro sin Avellaneda.
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